Chris Duke

Aquí publicamos otra contribución de Chris Duke. El autor aprovecha el cumpleaños de la asociación entre la ASPBAE y la DVV para describir su desarrollo y reflexionar sobre él. Estas notas están escritas de memoria, al no poder disponer de sus archivos por encontrarse éstos en otro país.

DVV y ASPBAE: los primeros años

Tras 25 años de fructífera cooperación, un momento de celebración es también una circunstancia propicia para reflexionar. ¿Por qué la Asociación Alemana de Educación de Adultos (DVV), por intermedio de su división internacional, el Instituto para la Cooperación Internacional (IIZ), decidió entablar lo que se transformó en una larga y muy estable sociedad con una organización no gubernamental (ONG) del Tercer Mundo tan nueva y cuyas capacidades evidentemente no habían sido puestas a prueba? ¿Cuáles fueron los principios y las intenciones fundamentales sobre los que se estructuró esta perdurable asociación?

Antecedentes y contexto: los dos socios

El socio germano se desarrolló dentro del contexto de la reconstrucción de Alemania (en ese entonces sólo Occidental) con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, inspirado por el deseo de los aliados y del nuevo Gobierno alemán de ver a dicho país convertirse en una democracia occidental estable y digna de aceptación. La DVV, encabezada por Helmuth Dolff, fue parte del proceso y de la maquinaria de restauración cívica y socio-educacional. Si bien el acento se puso principalmente en el movimiento de educación popular de adultos a nivel nacional, la DVV también creó un sólido brazo internacional de cooperación y ayuda cuya labor no se diferenció de la de grandes fundaciones o sociedades fiduciarias: las Stiftungen (fundaciones) tales como Friedrich Ebert y Friedrich Neumann, con sus afiliaciones a partidos políticos. Cada una de ellas desarrolló programas de ayuda y cooperación para el Tercer Mundo, en los que ciudadanos alemanes trabajaron sobre el terreno en las principales regiones de África, Asia y Latinoamérica enseñando, encabezando iniciativas de investigación aplicada y desarrollo comunitario, y asimismo gestionando los proyectos y dando cuenta de los mismos en nombre de las organizaciones donantes del país de origen. Alemania pasó a ocupar un lugar entre las principales naciones que entregan ayuda. En el área de la educación de adultos la DVV se transformó en uno de los actores más importantes. Al igual que las demás entidades, tuvo que rendir cuentas muy pormenorizadas a burócratas sumamente meticulosos del Gobierno en Bonn.

La ASPBAE se originó a fines de la década de 1960 como fruto del entusiasmo de determinados educadores de adultos comprometidos con la causa, particularmente el neozelandés Arnold Hely, secundado por la australiana Dulcie Stretton, quienes trabajaron en conjunto con S.C. (Siva) Dutta, cuya base de operaciones era la Asociación de Educación de Adultos de la India en Nueva Delhi. La ASPBAE inició sus actividades con ánimo optimista, pero rápidamente entró en un período de adversidades tras la muerte de Hely, quien había sido el principal colaborador en las labores de secretaría. Desgraciadamente su deceso ocurrió antes de que la ASPBAE lograra reclutar miembros y llegara a ser conocida más allá de un reducido círculo de fundadores en sus organizaciones de origen. Se trataba de un pequeño club de especialistas sin una profunda raigambre, pertenecientes a universidades, dependencias gubernamentales y, en algunos casos, asociaciones nacionales. Mi primer encuentro con esta entidad tuvo lugar durante un taller regional financiado por una stiftung, celebrado en Nueva Delhi en 1972. Allí me enteré (¡demasiado tarde!) de que el precio de la participación consistía en acceder a encargarse de la labor de secretaría e insuflarle vida a aquello que se había transformado en una organización de papel. Durante los siguientes dos años la principal señal de la existencia de la ASPBAE fue un boletín (Courier) elaborado por otra integrante del restringido círculo, la Dra. Joan Allsop, de la Universidad de Sydney, con la aprobación de otro “miembro del club”, el Dr. Des Crowley, neozelandés, director de asuntos universitarios en esa misma institución.

El proceso de transformación en sociedad

Yo asumí a su debido tiempo el cargo de director de la publicación, lo cual me llevó a asistir a una reunión internacional de educadores de adultos celebrada en Teherán alrededor de 1977. La DVV actuó como socio principal organizador de este encuentro; uno de sus funcionarios, Bernd Pflug (actualmente jubilado y residente en Kerala, India) y yo utilizamos el “tiempo dedicado al trabajo en red” para analizar las relaciones Norte-Sur, el papel de la ASPBAE y los valores que sustentan la labor de la DVV. En el curso de un estimulante fin de semana en la costa del Mar Caspio al comienzo de la primavera boreal, muy alejados del lugar de reunión, trazamos líneas de acción generales que condujeron al Taller de Planificación de la ASPBAE celebrado en Chieng-Mai, Tailandia, y de allí a un ciclo rotativo generalmente trienal de actividades respaldadas por la DVV. Aun cuando la ASPBAE poseía una identidad y contaba con un programa rudimentario, el apoyo de la DVV se transformó en su savia al menos durante la década siguiente.

En 1997, tras haber dirigido su mirada hacia el interior y hacia el exterior, la ASPBAE había creado una identidad suficientemente sólida como para convertirse en un socio aceptable para la DVV. La tarea principal dentro de la región consistió simplemente en determinar quiénes eran y dónde se encontraban los educadores de adultos (algunos podrían hallarse en el ámbito de la educación o el desarrollo comunitarios, algunos en el área de la educación social y otros en la educación no formal) y comenzar a generar un sentido de pertenencia común en el contexto de iniciativas de educación de adultos a nivel regional utilizando la ASPBAE. Lo anterior supuso contar con la colaboración de dependencias gubernamentales, a veces al interior de regímenes represivos, al igual que con profesores e investigadores en universidades de la región de Asia y el Pacífico, y con organizaciones no gubernamentales de tendencias opuestas, en un empeño por fomentar el diálogo entre estos distintos sectores.

Como parte del trabajo se procuró establecer relaciones con entidades internacionales dentro de la región como la UNESCO, la SEAMEO y la OMS, especialmente allí donde cuentan con oficinas regionales y centros de especialistas relacionados con la labor de la educación de adultos. Se realizaron esfuerzos para establecer asociaciones y una relación sinérgica a nivel regional e internacional, especialmente con UNESCO y con el Consejo Internacional para la Educación de Adultos (International Council for Adult Education – ICAE), formado por Roby Kidd como una derivación de la Tercera Conferencia Internacional de la UNESCO sobre Educación de Adultos, celebrada en Tokio en 1972. Cuando en 1976 el ICAE convocó a su primera Asamblea Mundial bajo los auspicios de Julius Nyerere en Dar as Salam, la ASPBAE había adquirido una identidad propia que le permitió participar en ella como asociación informal de colegas provenientes de regiones tan apartadas entre sí como Pakistán y Fiyi. Se acordó que el ICAE reconocería a los cuerpos regionales —EAEA, AAEA, CEEAL y ASPBAE— y trabajaría junto a ellos. Así pues, la ASPBAE se transformó en el brazo regional y miembro del ICAE en una época muy próxima a la reunión de Teherán, donde se puso en marcha la sociedad entre la DVV y la ASPBAE. El ICAE y la UNESCO fueron “los padrinos entre bastidores” de la boda.

En 1977 la ASPBAE se encontraba aún en una etapa rudimentaria de desarrollo, pese a contar con entusiastas miembros en una serie de países, dedicados con pasión a la labor de educar adultos, crear comunidades y respaldar un desarrollo humano equilibrado en el que se combinaran objetivos económicos y sociales con un énfasis en “los más pobres entre los pobres”. Paulo Freire, quien asistió a la conferencia de Dar as Salam junto con Nyerere, fue un gurú para muchos especialistas en la región que abarca desde la India hasta Indonesia, pertenecientes a organismos tanto gubernamentales como no gubernamentales. (En ese entonces China aún no había pasado a formar parte ni de la ASPBAE ni del ICAE). Había muchos aspectos en común entre Lim Hoy Pick en Singapur, Siva Dutta y sus numerosos colegas en India —incluido Rajesh Tandon—, Witejunga en Sri Lanka, Hwang en Corea, John Doraswamy en Kuala Lumpur, los dinámicos dirigentes de la Asociación de Educación de Adultos (Adult Education Association-AEA) de Hong Kong, del Movimiento de Reconstrucción Rural de Filipinas (Philippine Rural Reconstruction Movement –PRRM) e incluso de algunos funcionarios gubernamentales filipinos, pero muy pocas ocasiones para reunirse, intercambiar ideas y aprender mutuamente de modo que ellos mismos, sus colegas y sus organizaciones pudieran desarrollarse. Lo que se requería eran más oportunidades para encontrarse e intercambiar de otra manera información, experiencias e ideas acerca de los aspectos que tienen importancia, las ideas que funcionan y por qué surten efecto, sobre la base de lo que llegó a denominarse aprendizaje y reciprocidad Sur-Sur, en lugar de dejar que todo el proceso fluya y sea legitimado por los ejes Nueva York–París, o Londres–Washington. Esa fue la necesidad y el desafío que asumió la DVV.

Principios y programas

La sociedad identificó diversas necesidades y posibles modalidades de desarrollo regional. El primer principio fue que las necesidades y los programas debían ser identificados y delineados desde la región y por los miembros, aun cuando la composición de los integrantes fuera heterogénea, exigua y en ocasiones vaga.

El taller precursor, celebrado en Chieng-Mai bajo los auspicios de su dinámico anfitrión, el Departamento Tailandés de ENF, la principal entidad de educación de adultos de la región, fue por tanto un evento de planificación participativa. El contexto y la filosofía que lo inspiraron, teniendo en cuenta la región en que se efectuó, fue el kit phen, estructurado principalmente por el (difunto) Dr. Kowit Voripipitana, quien, junto con el Dr. Kasama Voravorn, desempeñó un papel primordial en la asociación entre la ASPBAE y la DVV.

Del seminario de Chieng-Mai derivaron una serie de ramificaciones de programas. Entre ellos se incluyeron talleres y programas de capacitación por países, becas para viaje, apoyo para celebración de reuniones ejecutivas anuales vinculadas a conferencias regionales anuales o a otros eventos clave, además de los medios que le permitieran al personal de la región Asia-Pacífico contribuir a un intercambio internacional más amplio, tanto Sur-Sur como a través del ICAE. Se pretendía fomentar el cumplimiento de una agenda de investigación, pero esta resultó difícil de desarrollar y llevar adelante. Se añadieron talleres para dos y tres países a fin de focalizar con mayor precisión el aprendizaje mutuo.

Además de apoyar intercambios y eventos directos, los fondos de la DVV sirvieron para costear un programa de publicaciones, incluida una versión ampliada del Courier de la ASPBAE. Fuera del programa financiado, más voces de la región Asia-Pacífico encontraron un medio de expresión en la publicación trilingüe de la DVV Educación de Adultos y Desarrollo. La DVV sufragó asimismo un considerable porcentaje de la traducción de materiales a los idiomas de cada país, lo cual refleja una preocupación en cuanto a que, si no se realizaba esa labor, una proporción demasiado elevada de lo que se estaba aprendiendo quedaría “entrampada” en la mente de una restringida elite de habla inglesa y orientada hacia el exterior.

A medida que el programa se expandía surgió otro objetivo aglutinante, a veces explícito, pero siempre presente, al menos en el fondo: estructurar las redes nacionales y regionales de modo de facilitar la cooperación y el aprendizaje mutuo. Para ello era necesario respaldar allí donde fuera posible la creación y el fortalecimiento de asociaciones profesionales nacionales no gubernamentales de educación de adultos, que incluyeran la participación gubernamental, pero que no fueran completamente estatales. Naturalmente que esta estrategia resultó ser más aplicable a algunos países y tradiciones que a otros, y concordaba con los valores básicos de la propia DVV. A veces reflejaba la cuerda floja sobre la cual tenía que caminar la DVV cuando rendía cuenta de su presupuesto anual al correspondiente ministro alemán.

¿Cuáles eran los aspectos distintivos de la sociedad?

Se podría considerar que caminar sobre una cuerda floja es la primera competencia distintiva que se exige al personal de la DVV y a los funcionarios honorarios de la ASPBAE para lograr que la sociedad funcione. La asociación con la ASPBAE abrió nuevos horizontes para la DVV, pues esta era la primera vez que fondos alemanes se desembolsaban y gastaban en “el Sur” sin que un ciudadano alemán estuviera sobre el terreno actuando como administrador, auditor y policía. En la sesión de “tormenta de ideas” (brainstorming) celebrada a orillas del Mar Caspio se acordó que este sería un requisito esencial y no negociable. Como la DVV tenía que justificar con lujo de detalles el uso de sus fondos, presentando la documentación original para cada gasto efectuado, además de documentos en los que para cada cambio de divisas efectuado a más de una docena de monedas locales las cifras abarcaran hasta el cuarto decimal, dicho proceso exigió a todas las partes un alto grado de experiencia y de confianza. En un comienzo se delegaron poderes en entidades situadas lejos de Alemania, aunque no literal ni completamente en países de la región Asia-Pacífico, pues Australia a través de la Universidad Nacional Australiana (Australian National University – ANU) actuó como único banquero y dio cuenta del uso de todos los fondos. Más adelante, a medida que la ASPBAE y el programa se diversificaron para formar oficinas subregionales, el principio se extendió a las oficinas locales situadas en “Asia propiamente tal”.

Si la confianza y la delegación de poderes constituyeron la primera característica distintiva, la segunda fue una insistencia en la formación de una sociedad. En particular, Heribert Hinzen, colega y sucesor de Bernd Pflug, insistió en que la DVV era un socio de aprendizaje y no un mero donante. Algunas veces él y otros colegas fueron presionados para asumir el papel de “donantes distantes”, pero esta solicitud fue tenazmente resistida. Hubo, pues, un flujo de aprendizaje y desarrollo de prácticas adecuadas en dirección Sur-Sur, no sólo al interior de nuestra zona, sino además por todas las regiones del área meridional a través de las oficinas y de la revista de la DVV.

Una tercera característica fue la autoevaluación y la evaluación confiada a los colegas, las cuales fueron compartidas e impregnaron el quehacer de los funcionarios durante los inicios de la sociedad. La evaluación llegó a convertirse en un proceso de aprendizaje formativo y no en un elemento accesorio impuesto desde fuera, lo cual ayudó a abrir canales de comunicación y a crear confianza entre los socios al interior de la ASPBAE.

Una cuarta característica fue la sociedad propiamente tal, no sólo entre la ASPBAE y la DVV sino además con otros organismos interesados. Había un claro compromiso para actuar como una entidad inclusiva y no posesiva ni aislada. La ASPBAE, a menudo con la ayuda y el apoyo directos de la DVV, continuó trabajando en estrecha colaboración con la Oficina Regional de la UNESCO en Bangkok y su red de centros del Programa de Innovación Educacional para el Desarrollo en la Región Asia Pacífico (Asia-Pacific Programme of Educational Innovation for Development – APEAD), al igual que con otros organismos y centros especializados de la región. Fomentó deliberadamente los esfuerzos de la Universidad de Columbia Británica para basarse en su labor interior de la región y desarrollar en Singapur y Hong Kong, en asociación con otras instituciones, sus programas de modalidad mixta conducentes al grado de master. En otras ocasiones se organizaron eventos en que la labor de anfitrión fue compartida con organismos nacionales y locales. Se instó a la ICAE a desempeñar un papel activo, con una racionalización gradual de la ocupación de cargos y de la representación entre ambas entidades a fin de ahorrar dinero y añadir valor. Uno de los programas de la ASPBAE fue financiado conjuntamente por la ayuda holandesa que movilizó Piet Dijkstra y por la DVV.

Si se analizan retrospectivamente los años de formación de esta sociedad que se ha extendido por un período tan prologado, tal vez valga la pena observar como conclusión el énfasis en los procesos y los objetivos generales —lo que en la actualidad suele denominarse creación de capacidades— y en los valores y principios implícitos de respeto mutuo que propician una asociación sólida. A mi juicio se hizo relativamente escaso hincapié en los importantes programas destinados a un público objetivo sectorial o particular que surgieron poco tiempo después: asuntos de la mujer, desarrollo rural, acción comunitaria, alfabetización, estudios sobre salud y población, aunque la ASPBAE sí actuó como intermediario y realizó aportaciones a aquellos programas y agendas allí donde estaban siendo desarrollados, por ejemplo, por agencias especializadas de la ONU en la región. Tal vez resultaba natural que aparecieran más adelante. Lo que, desde esta perspectiva, le confirió a la ASPBAE un aspecto distintivo fue la prioridad asignada a la creación de fundaciones de primer nivel que abarcaran una amplia diversidad cultural y política, las cuales fueron capaces de mantener una cooperación permanente a lo largo de un cuarto de siglo desde 1978.

Homenaje al que en vida fue Dr. Om Shrivastava, de la lndia

Sabíamos que la celebración en Beijing de los 25 años de cooperación entre la DVV y la ASPBAE sería una reunión conmovedora para todos los que durante largo tiempo han sido parte de la familia ASPBAE, como también para todos aquellos que en los últimos años estuvieron más bien fuera de la misma. Sin duda fue una grata ocasión para encontrarse con viejos amigos y para descubrir nuevamente que no había disminuido su pasión por todos los temas que tienen que ver con la educación de adultos.

Entre todos ellos, ningún encuentro resultó ser más delicioso que el que tuvo lugar con Om Shrivastava. Su relacionamiento global con la educación de adultos se remontaba a más de tres décadas, hasta aquel santuario de organizaciones gubernamentales que era Seva Mandir in Udaipur.

Om estaba entre los grandes líderes de las ONGs indias y casi desde sus primeros pasos fue discípulo del abuelo deI movimiento, Mohan Sinha Mehta. Y siguió jugando un papel vital de conducción no sólo dentro de la India, en y desde Astha, sino también en el nivel regional y más allá del mismo. Para la ASPBAE Om jugó un papel protagónico en el proceso de consulta y planificación estratégica de 1990 que la relanzó hasta la Asamblea General y mas allá de ella. EI papel que jugo en la cooperación de la DVV con Seva Mandir, Astha y la ASPBAE fue crucial.

En Beijing Om fue un participante amable y todavía vibrante, un hombre que hacía grandes contribuciones y significaba una excelente compañia durante los continuos debates de la tarde, y un ave tempranera que andaba de paseo entre las multitudes de la población adulta de la China a la hora de la puesta deI sol. Todos los que han oído de su trágica muerte en un accidente ferroviario han quedado desolados por la pérdida que representa para todos nosotros, para su familia, para la India y para el mundo entero.

Este capítulo sobre cooperación internacional a la educación de adultos, que es una contribución especial al Tema 10 de la Confintea V+6, Cooperacion Internacional y Solidaridad, esta dedicado a su memoria.

Chris Duke,       Australia
Heribert Hinzen, Alemania  

Educación de Adultos y Desarrollo
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