IIZ/DVV

El Tercer Informe sobre Autoayuda, elaborado por el Ministerio federal de Cooperación Económica y Desarrollo para el Parlamento federal, abarca el período entre 1995 y 2000. En el No 46 de 1998 de «Educación de Adultos y Desarrollo» se publica —en las páginas 189 y siguientes— la contribución del IIZ/DVV al Segundo Informe, titulado «La educación de adultos y la lucha contra la pobreza». En ella se tematizaba nuestro trabajo de proyectos como una práctica multifacética de apoyo a las estructuras de autoayuda. Nuestra contribución al Tercer Informe analiza la creciente vinculación entre los enfoques de desarrollo y los enfoques educativos que se pueden observar en todos nuestros proyectos. A título de ejemplo se exponen las experiencias hechas en India, Guinea, Chad y México. El informe del IIZ/DVV ha sido elaborado por nuestro colaborador, el señor Henner Hildebrand.

«El pasto no crece más rápido si se tira de él»

(proverbio africano)

1. La lucha contra la pobreza a través de la ayuda a la autoayuda: los proyectos del IIZ/DVV

El Instituto de la Cooperación Internacional de la Asociación Alemana para la Educación de Adultos (IIZ/DVV) apoya desde hace 30 años proyectos de educación de adultos en países en desarrollo. Para esta cooperación con entidades no estatales, estatales y universitarias —que se basa en la igualdad de las partes— recibe aportes financieros del Ministerio federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ). Este apoyo económico se enmarca dentro del fomento de la política socio-estructural.

El IIZ/DVV forma parte de la educación de adultos alemana. En consecuencia, la labor de fomento del desarrollo socio-estructural del Instituto y la participación de la DVV en el trabajo internacional correspondiente, representan una contribución de la sociedad civil a la práctica alemana y europea en materia de ayuda al desarrollo.

Para hacer justicia a las muy variadas situaciones de los países con los cuales colabora, el IIZ/DVV trabaja con un concepto muy abierto de educación de adultos, que comprende tanto el aprendizaje formal como el no formal e informal, y que se ajusta a las distintas condiciones sociales.

El IIZ/DVV considera debidamente las diferentes realidades y necesidades de los países con los cuales colabora, a la vez que influye sobre ellas. Respeta y realza las características especiales y las particularidades culturales.

El trabajo del IIZ/DVV se distingue por su clara orientación social y su manifiesta identificación con los intereses de los sectores más pobres y postergados de la población de los países con los cuales colabora. Este es el fundamento del concepto «educación de adultos para el desarrollo», una de las pautas de trabajo de nuestro Instituto.

El apoyo que presta el IIZ/DVV está al servicio de la lucha contra la pobreza por medio del fortalecimiento de las competencias de los sectores postergados de la población. De esta manera se mejoran las posibilidades de estos sectores para participar en el desarrollo social, económico, político y cultural, al tiempo que se desarrolla su capacidad de organización.

A través de medidas flexibles y que se orientan según las necesidades de la población adulta, medidas que —por lo general— los beneficiarios mismos ayudan a configurar, se fomenta una conducta responsable, independiente y que apunta a la solución de problemas.

2. Organización e instrumentos

Entre 1995 y 2000, el trabajo del IIZ/DVV comprendió tanto la realización de proyectos para y en países determinados, para lo cual cooperó con otras organizaciones, como el fomento de programas relativos a ciertos temas, aplicados en países seleccionados para tal fin.

Los beneficiarios de los proyectos concebidos para países determinados fueron: en África, Eitopía, Angola, Burundi, Guinea, Madagascar, Uganda y Sudáfrica; en Asia, India y Filipinas, y, en Latinoamérica, Bolivia, Guatemala, Colombia y México.

Los programas relativos a ciertos temas se llevaron a cabo en Argentina, Chile y Nicaragua, en Eritrea, Ghana, Camerún, Lesoto y Chad, así como en Fiyi, Indonesia, Nepal, Nueva Guinea, Islas Salomón, Vanuatu y Vietnam.

En estos países cooperamos con ministerios e instituciones universitarias, con organizaciones no gubernamentales (ONG) y asociaciones comprometidas con la educación de adultos.

Los programas comprenden, por un lado, la formación y el perfeccionamiento de personas que trabajan en el campo de la educación de adultos y, por el otro, ofertas prácticas y relevantes para la vida diaria como, por ejemplo, medidas de fomento de la autoayuda, educación básica no formal, desarrollo comunitario, educación ambiental, educación cívica y educación generadora de ingresos. En forma paralela nos esforzamos por mejorar el reconocimiento político-educacional de la educación de adultos y consolidar y fortalecer las estructuras de las entidades oferentes.

3. Ejemplos prácticos

3.1 Introducción

En todos los proyectos del IIZ/DVV, el fomento de la autoayuda reviste gran importancia ya que la finalidad última de la educación de adultos para el desarrollo es ayudar a los sectores postergados a activar y desarrollar sus recursos espirituales y materiales.

Los esfuerzos del IIZ/DVV se enmarcan en la lucha contra la pobreza. Al respecto, sin embargo, se debe tener presente que en la práctica es muy difícil hacer una distinción nítida entre la lucha contra la pobreza directa y aquélla orientada a la autoayuda.

Las actividades que se refieren a necesidades inmediatas y que a menudo se complementan y combinan con otros temas pertinentes, son sin duda las más generalizadas. Lo que en un primer momento puede parecer un programa con un solo tema, con el tiempo y con la participación activa del grupo destinatario, va abordando también otros intereses y aspectos relevantes de la vida del grupo. Así por ejemplo, en un curso de alfabetización o al aplicarse una medida que trate el tema del género o el medio ambiente, pronto surgirán preguntas respecto de otros ámbitos, tales como formación agrícola, costumbres nutritivas o planificación familiar.

Pero tampoco las medidas que se centren en la nutrición, en la planificación familiar o la educación para la salud se pueden limitar a aspectos netamente técnico-instructivos. La educación en nutrición puede incluir perfectamente la problemática del acceso a los productos alimenticios, los aspectos ecológicos y económicos de su producción, el derecho de la mujer a cultivar o vender determinados productos, o la prohibición de que lo haga, las prescripciones tradicionales en materia de nutrición o las consecuencias de ciertos hábitos alimentarios.

Al igual que en la educación ecológica o la participación de la mujer, el efecto que se pretende lograr no es la mera adopción de contenidos o discursos «correctos». La aplicación práctica de habilidades recién adquiridas por parte de las mujeres puede, por ejemplo, suponer un cuestionamiento de su rol social y económico, de sus derechos y de su situación cultural.

En los años a los que se refiere este informe se ha podido observar —especialmente en el trabajo de las ONG— una creciente tendencia hacia un enfoque global y multidisciplinario y una mayor vinculación de las iniciativas educacionales a aquellas orientadas al desarrollo. El hecho de que las instituciones estatales no se hayan podido destacar en la misma medida que las ONG en lo que a una práctica flexible y cercana a la base se refiere, se debe sobre todo a la naturaleza de su cometido y a las regulaciones administrativas tradicionales.

Los enfoques multidimensionales están presentes en todos los proyectos. A título de ejemplo señalaré el trabajo de la National Women´s Association for Social and Educational Advancement – NWASEA (Asociación Nacional de Mujeres para el Progreso Social y Educacional) en Uganda. Junto con grupos femeninos autónomos, la NWASEA lleva a cabo programas que se orientan hacia las necesidades de los grupos beneficiados. Entre los temas que las mujeres han señalado como prioritarios se encuentran el acceso a productos alimenticios, la educación ambiental, la instrucción en salud preventiva, la alfabetización y ciertos problemas legales. En consecuencia, se han ofrecido cursos sobre cultivo y venta de productos como maíz, algodón, verduras y papas, sobre la construcción y el mantenimiento de pequeñas instalaciones de riego, sobre salud, planificación familiar y violencia doméstica. Estos cursos van de la mano de medidas de alfabetización, debido a que se han constatado los beneficios de una combinación de ambas instrucciones.

El mayor obstáculo que enfrenta el desarrollo económico de la mujer en numerosas regiones del mundo es la aún vigente prohibición de que ella sea propietaria de las tierras. Sin embargo, este problema, que en un primer momento parece sólo legal, tiene importantes implicaciones políticas, las que difícilmente pueden ser abordadas satisfactoriamente a nivel local por una ONG.

Por medio de los siguientes ejemplos de Asia, África y Latinoamérica, intentaremos ahondar en los aspectos indicados en los párrafos anteriores y destacar sus distintas características según los diferentes trasfondos y condiciones.

3.2  India: fomento de organizaciones de autoayuda en Kerala

En India, nuestro Instituto coopera con diversas organizaciones no gubernamentales que trabajan conjuntamente en el campo de la educación de adultos a través de una red de organizaciones regionales de apoyo (Regional Support Organizations – RSO). Todas estas organizaciones han logrado consolidar su situación financiera, tanto gracias a los ingresos que perciben por concepto de los servicios que ofrecen como por haberse asegurado las necesarias subvenciones nacionales.

Los proyectos que realizan estas organizaciones se caracterizan por un marcado enfoque participativo, tanto en la planificación como en la implementación. El punto de partida de los proyectos son las necesidades de los grupos base, los cuales participan también en todas las fases de los proyectos en cuestión. La finalidad última es lograr una mayor autonomía social, económica y política (empowerment) de los grupos (sectores discriminados y postergados, especialmente mujeres, campesinos desposeídos, personas ajenas al sistema de castas y minorías étnicas). Se intenta lograr esta mayor autonomía a través de una consolidación de las organizaciones de base y una mejora de sus circunstancias de vida, por ejemplo, creando nuevas fuentes de ingreso. Todas las organizaciones de ayuda involucradas atribuyen especial importancia al fortalecimiento de las estructuras democráticas de administración autónoma (panchayati raj), preocupándose de que también aquí participen debidamente los grupos menos privilegiados, los cuales son preparados para esta tarea a través de medidas de educación específicas, como, por ejemplo, de creación de conciencia y de entrenamiento. Gracias a un esfuerzo ininterrumpido y numerosos éxitos en el campo de la representación política de intereses (persuasión de políticos, captación de la atención de los medios de comunicación, interposición de demandas legales, etc), nuestros socios han ayudado a los grupos meta a imponer sus derechos básicos, venciendo a veces grandes dificultades.

Una de estas organizaciones regionales de apoyo, el SAHAYI – Centre for Collective Learning and Action (Centro de Aprendizaje y Acción Colectivos – SAHAYI), de Trivandrum, fue fundada en 1990 por un grupo de personas muy activas, vinculadas al ámbito de las ONG. Desde 1993, este Centro es apoyado por nuestro Instituto. El motivo de esta cooperación fue el rápido aumento y crecimiento de ONG comprometidas con el desarrollo en Kerala, en la India meridional, las cuales, sin embargo, carecían —en su mayor parte— de conocimientos y experiencia en el trabajo participativo y en administración. La idea era que el SAHAYI ayudara a superar este déficit adoptando medidas en el área de la educación de adultos, de las cuales entretanto se benefician unas 500 ONG de Kerala y algunos estados vecinos, con un total de aproximadamente 10.000 miembros. Muchas de estas ONG han nacido de la iniciativa de grupos locales de autoayuda integrados principalmente por mujeres.

Antes de adoptar una medida concreta, durante seis meses el SAHAYI dialoga con la ONG interesada a fin de identificar y analizar sus necesidades de instrucción. Las medidas apuntan a mejorar la capacidad del personal de la ONG en lo que a planificación de proyectos, contabilidad, elaboración de informes, documentación, formación de educadores y directivos, publicidad y relaciones públicas se refiere. Además, realiza talleres sobre determinados temas, como por ejemplo, desarrollo participativo, administración de una ONG, corrupción, igualdad de los géneros, etc. Por último, complementa sus actividades con trabajos de investigación y evaluación y con la publicación de material informativo. A nivel político intercede en favor de los sectores postergados y de sus organizaciones.

Las organizaciones de autoayuda que el SAHAYI apoya son en primer lugar las asociaciones de ahorro y crédito que procuran, por una parte, reducir la dependencia de la población marginada, femenina en especial, de los prestamistas locales y, por la otra, posibilitar la ejecución de pequeños proyectos generadores de ingresos (por ejemplo, comercio minorista, confección, cría de animales, elaboración de productos alimenticios, producción de fibra de coco, etc.) Los ahorros también son destinados a obras comunales, tales como caminos, pozos, salas comunes, reforestación. Ha quedado demostrado que este tipo de medidas repercute positivamente en la situación socioeconómica de la mujer y que la capacita para interceder más eficazmente en pro de sus intereses, también en el nivel político.

3.3  Guinea: desde el fomento de la autoayuda de las mujeres hasta el desarrollo comunitario y la administración autónoma

El proyecto que el IIZ/DVV realiza en Guinea junto con otra ONG y grupos de autoayuda de mujeres y campesinos, ha vivido sus primeras e importantes experiencias.

La situación guineana en cuanto a política de desarrollo es especialmente compleja. Las ONG son aún muy recientes e inexpertas y tienen una gran necesidad de asesoramiento para su desarrollo organizativo y conceptual. Si bien los grupos necesitados de la población todavía están insuficientemente organizados y representados, ya evidencian una notable dinámica, como lo demuestra el ejemplo que sigue.

En la región de Futa Yalón, las mujeres tienen un papel especialmente destacado debido a que los maridos suelen desplazarse a las ciudades o zonas mineras en busca de trabajo. En esta región habitan los fulbe, un pueblo de pastores que desde siempre ha delegado las labores de cultivo en las mujeres. Fue precisamente en esta región donde en 1995 se inició la cooperación entre el IIZ/DVV y la ONG guineana CENAFOD (Centre Africain de Formation pour le Développement – Centro Africano de Formación para el Desarrollo). Se trata del grupo Guilintico, de Gongoré, cuya ejemplar labor e iniciativa lo hizo merecedor, en 1997, de un premio del Foro de Pedagogas Africanas.

El objetivo del CENAFOD es contribuir, mediante información, formación y asesoramiento, al desarrollo de grupos de autoayuda, especialmente femeninos, y fomentar la autonomía de las administraciones comunales. Su enfoque pedagógico se basa en la capacidad de autodeterminación y autoayuda de los grupos meta, a la vez que observa estrictamente el principio de la iniciativa y responsabilidad propia de estos grupos. El asesoramiento comprende los siguientes aspectos: organización, planificación y realización de proyectos, análisis de problemas, formación de educadores, elaboración y producción de material didáctico, evaluación, administración, gestión financiera, métodos de planificación, etc.

El proyecto se inició con la alfabetización del grupo Guilintico. Se incluyeron luego aspectos económicos centrales del grupo, tales como la producción de jabón, el cultivo y la venta de hortalizas y la creación de un fondo de ahorro y préstamo autoadministrado. Guilintico inspiró a muchas otras mujeres para organizarse y seguir su ejemplo. A fines de 1999 se contaban ya 20 grupos femeninos con un total de 500 miembros, agrupados en una unión de grupos de mujeres. Esta agrupación organiza la compra común de medios de producción, de semillas y fertilizantes, y en parte también la venta de las cosechas. Apoya, asimismo, la creación de nuevos grupos de ahorro y préstamo.

Entretanto, esta agrupación se ha responsabilizado cada vez más de las negociaciones con los diversos agentes de desarrollo y servicios técnicos. Los centros de formación de Gongoré están mientras tanto en su mayor parte a cargo de los grupos de mujeres y de la agrupación que los congrega. La incorporación de los hombres en las nuevas iniciativas ha transformado este proyecto de fomento de la autoayuda de la mujer en uno de desarrollo comunitario. Casi todos los adultos de la región, unos 4.000, se benefician, en forma directa o indirecta, de las numerosas medidas de fomento. Los resultados más importantes de este programa de desarrollo comunal son la introducción de una cultura de la lectura y escritura, la producción local de jabón, el sistema de ahorro y préstamo autoadministrado, el mejoramiento de la cría y venta de ganado menor, los nuevos métodos de cultivo y fertilizantes, la lucha contra las plagas, los viveros, la protección contra la erosión, las medidas de reforestación y el almacenamiento conjunto de cereales para tiempos de sequía. El programa incluyó a la vez la planificación comunal. En este contexto se colaboró con el proyecto del IIZ/DVV para el fortalecimiento de las estructuras comunales en la prefectura de Dabola, que recibió financiamiento de la Unión Europea.

En Dabola, el objetivo principal fue la información y preparación de la población en general, y de sus representantes en especial, con motivo de la introducción en 1992 del sistema de administración comunal autónoma. Pronto se manifestó la necesidad de complementar esta tarea con medidas de alfabetización, y de elaborar distintos folletos sobre problemas de la autonomía comunal. Uno de los resultados más destacados fue la elaboración de ocho planes de desarrollo comunal, sin lugar a dudas los primeros de la región. Estos planes se basaron en una evaluación del equipo de proyecto y en el diálogo de todos los participantes, tanto estatales como no estatales.

En 1999 se incluyó en este proyecto a la vecina subprefectura de Koba, una región especialmente postergada y aislada. A consecuencia de las experiencias realizadas en los años anteriores, el enfoque que se aplica en Koba es mucho más amplio y comprende todos los aspectos de la vida de la población beneficiada. Luego de una prolongada fase de investigación y sensibilización, se trabajó con una combinación de medidas de fomento: la alfabetización de los grupos de mujeres como un fundamento para la introducción de actividades económicas comunes, la incorporación de los representantes locales, la elaboración de los planes de desarrollo local y la coordinación de las actividades locales con los servicios estatales. Entretanto, se encuentra también en ejecución un plan de desarrollo comunal. Han surgido numerosos grupos de autoayuda, por ejemplo, en torno al mantenimiento de las carreteras y vertientes y a la movilización de recursos externos e internos.

Gracias a estos proyectos, las autoridades guineanas han tomado nota de la importancia de las organizaciones de autoayuda para el proceso de desarrollo del país, y han reconocido la necesidad de dialogar y negociar con ellas de igual a igual. Debido a la tradición centralista y socialista de Guinea, este ejemplo de la capacidad de autoayuda de los grupos marginados de la sociedad es especialmente importante.

3.4 Chad: el proceso de crecimiento — autoayuda de grupos de mujeres en Yamena

Nuestro socio en Yamena, la Universidad Popular (Université Populaire – UP), ha desarrollado en los últimos años un excelente concepto de fomento de grupos femeninos. Aquí, las organizaciones autónomas de mujeres se basan siempre en determinados intereses económicos comunes, ya sea la venta de pescado, la producción de hortalizas o el funcionamiento de los mercados locales.

La estrategia de intervención de la UP comprende un apoyo a lo largo de varios años.

Luego de un estudio sobre el terreno de los objetivos económicos de un determinado grupo de autoayuda, se entabla un diálogo de aprendizaje mutuo, que incluye el acompañamiento y el asesoramiento. En el caso de grupos de reciente creación, se imparte instrucción básica con el objetivo de consolidar y fortalecer el grupo. Esta instrucción comprende aspectos como organización, conducción de grupos, funcionamiento democrático, responsabilidades y derechos, procesos de toma de decisiones y celebración de asambleas. También se familiariza a los miembros de los grupos con los métodos de planificación y evaluación y con la elaboración de planes de trabajo anuales. En forma paralela a las unidades estructuradas de aprendizaje y a las visitas de asesoramiento por parte de los expertos de la UP, que se acomodan a las posibilidades en cuanto a tiempo y a las necesidades en cuanto a contenido, también tiene lugar un proceso de concienciación a través del contacto e intercambio entre los grupos de más reciente formación y los más antiguos.

Durante todo el proceso de apoyo se presta gran atención al aspecto de la organización del grupo, debido a que en la fase de realización de actividades económicas comunes invariablemente surgen nuevos desafíos. Los intereses de los grupos son la venta de pescado y hortalizas; el comercio minorista; las cajas de ayuda mutua, que se basan en prácticas tradicionales; la creación de cuentas de ahorro comunes para administrar las cuotas de los miembros, y la planificación de proyectos menores, financiados con recursos propios. Entre estos proyectos, realizados por los grupos más antiguos, se cuentan la compra de una bomba de agua para los cultivos comunes y la adquisición de frigoríficos para el almacenamiento de pescado.

Como sólo un 10% de las mujeres sabe leer y escribir, en forma complementaria se ofrecen cursos de alfabetización. Ello ha demostrado ser muy importante para el proceso de desarrollo del grupo y es visto así también por la mayoría de las mujeres —pero no por todas—, sobre todo cuando se debe llevar una contabilidad. El curso de alfabetización tiene una marcada orientación funcional, ya que se pretende capacitar a las mujeres para llevar precisamente la contabilidad, para calcular los precios de venta, evaluar los aspectos económicos de las medidas y controlar la caja de entradas y salidas.

Hasta 1999 se prestó asesoramiento y financiamiento a siete grupos de mujeres con un total de 164 miembros. En los grupos más antiguos se ha podido constatar un mejoramiento concreto de la situación social y económica de las mujeres. Una evaluación externa de los grupos de desarrollo problemático coincide al identificar las dificultades con la apreciación interna de los grupos mismos. Se señalaron problemas referentes al grado de democracia interna, de autoorganización y de motivación necesario para lograr las metas por ellas mismas fijadas. Así las cosas, la paralización del apoyo a dos grupos se presenta como una consecuencia lógica y necesaria. En forma paralela y a través de la evaluación participativa de las necesidades, se está analizando la inclusión en el programa de dos nuevos grupos.

Sobre la base de la experiencia adquirida a través de los años, la UP ha elaborado un catálogo de criterios sobre ayuda a la autoayuda, el que también facilita la autoevaluación de los grupos. Los criterios se refieren a la situación legal de aquéllos, a sus órganos directivos, a las normas de la vida asociativa y a la conducción democrática de grupos, a la administración financiera, los procesos de planificación, las relaciones con el entorno y a todo lo concerniente a los miembros.

Al éxito de este programa han contribuido, fuera del apoyo prestado por el IIZ/DVV, el marcado compromiso y los notables esfuerzos del personal de la Universidad Popular, así como la participación de expertos del Servicio Alemán para el Desarrollo (Deutscher Entwicklungsdienst – DED), quienes durante muchos años asesoraron a nuestro socio chadiano en aspectos organizativos. Habida cuenta de que el Chad es un país que vivió una guerra civil de treinta años de duración y que cuenta con la estructura institucional menos desarrollada de la región del Sahel, el programa que hemos descrito en los párrafos anteriores no puede ser calificado sino como innovador y como un modelo.

3.5  México: cambio estructural y autonomía cultural de las comunidades indígenas

Desde 1992, el IIZ/DVV está realizando en este país un proyecto de educación y formación cuya finalidad es fomentar, mediante métodos integrales, el cambio estructural necesario para reducir la pobreza que afecta a la población indígena. A través de medias de educación de la población adulta se pretende poner en marcha procesos de desarrollo autodirigidos, que por una parte fortalezcan la identidad cultural de los sectores indígenas y, por la otra, abran espacio para nuevos conocimientos y formas de aprendizaje.

El proyecto se concentra en cinco aspectos prioritarios y relacionados entre sí, a saber: desarrollo económico solidario; educación y formación de mujeres indígenas; educación ambiental; creación de centros de formación profesional formal de jóvenes indígenas, y problemas de la educación intercultural. La intención es mejorar las condiciones de vida de las comunidades en general, al igual que las condiciones para la participación democrática y la formación de opinión, en especial.

Debido a que los grupos campesinos indígenas suelen vivir en regiones distantes y de difícil acceso, donde la calidad de la tierra se encuentra especialmente amenazada por la erosión, la falta de agua y la tala, la agricultura ecológica y el paulatino mejoramiento de las tierras son la única posibilidad real de aumentar en el largo plazo la rentabilidad de los pequeños campesinos. Algunos ejemplos exitosos son las plantaciones de índigo zapotecas en Juchitán, donde se ha complementado el tradicional cultivo de maíz, económicamente poco productivo, con el cultivo biológico de índigo, lo que ha significado una fuente de ingreso para unas cuarenta personas; la producción de miel en Campeche, donde los mayas se organizaron en una gran cooperativa; una apicultura común y el cultivo común de hortalizas, frutas, setas y frutos de cactos para la cría de la cochinilla.

Importantes para las mujeres indígenas son las ofertas sobre prevención de enfermedades, alfabetización y educación básica, debido a que son aspectos de vida de su especial incumbencia.

La comuna de Guauitepec, en la región del Tseltal, Estado de Chiapas, es un excelente ejemplo del amplio aporte del proyecto para el desarrollo autosostenido.

El IIZ/DVV apoya en esta región a la Sociedad de Productores Rurales El Zapote de Santa Elisia, una agrupación de unos 90 campesinos que a través de la acción común intenta mejorar su producción biológica de maíz, porotos, café, miel y de ganado, vender sus productos con mayores beneficios y mantener en la aldea una tienda a fin de asegurar el abastecimiento de la población con productos a precios módicos. Con la ayuda del IIZ/DVV, esta organización ha podido ofrecer anualmente cursos de perfeccionamiento técnico y económico en todos los ámbitos de la producción local, pero también sobre temas tales como la lucha antiparasitaria, el sistema de cultivo en terrazas, la producción y el uso de fertilizantes biológicos, conocimientos de veterinaria y sobre la venta de café y miel. Para contar con diez coordinadores que asumiesen la responsabilidad de cada sector, se seleccionaron las personas adecuadas, quienes recibieron una formación especial. Por otra parte, al ponerse en práctica medidas de alfabetización y programas de educación básica se intenta superar los déficit de formación escolar. En el plazo de tres años, los campesinos van a haber aprendido a manejar su coooperativa en forma exitosa, independiente y sobre la base de una producción altamente cualitativa.

Con ofertas sobre prevención de enfermedades y nutrición, concebidas especialmente para las mujeres, se pretende mejorar las condiciones de vida de la población de la región. Anualmente se imparten cursos sobre el cuidado de la embarazada y planificación familiar, sobre plantas curativas y una alimentación equilibrada, en los cuales participan 15 asistentas sanitarias locales así como mujeres interesadas de las localidades vecinas. Además, estas asistentas realizan cada año una práctica de tres meses en el hospital de Altamira a fin de consolidar y ampliar sus conocimientos. En forma complementaria son instruidas en el cultivo doméstico de frutas y hortalizas. Entre sus obligaciones se encuentran la difusión de sus conocimientos entre las mujeres de la región, la promoción del uso de letrinas de fosa seca, la elaboración de substancias medicinales a partir de las plantas curativas tradicionales y la cooperación con otras comunas de la región en el campo de la salud. Nueva vida ha cobrado también el antiguo procedimiento de cocción de pan en hornos de barro. Una cooperativa organizada en torno a una hilandería, que produce textiles para la confección de vestimentas tradicionales, ofrece trabajo e ingreso a unas 15 mujeres.

A través de la definición cada vez más diferenciada de los derechos de la población indígena y su creciente reconocimiento, el proyecto presta un valioso aporte a la participación democrática y sostenida de la población indígena en una sociedad multicultural, en la cual es vista cada vez menos como objeto pasivo y cada vez más como sujeto activo y autodirigido.

4. Experiencias y perspectivas

En los últimos años, el trabajo de proyectos del IIZ/DVV ha evidenciado una creciente vinculación y complementación de los distintos sectores programáticos. Así por ejemplo, en el contexto del desarrollo de las organizaciones de autoayuda de mujeres y campesinos está cobrando cada vez más importancia, desde un punto de vista funcional, la educación básica no formal. Lo mismo se observa en relación con los programas de administración comunal autónoma. La capacitación para participar en proyectos económicos de mayor envergadura y en el trabajo comunal, así como para autodefinir esta participación, hace necesario el dominio del lenguaje escrito utilizado en los respectivos sectores.

Las informaciones que recibimos tanto de las organizaciones con las cuales cooperamos como de los grupos meta propiamente tales, nos permiten concluir que las medidas de educación de adultos conllevan una consolidación y un mejoramiento de la situación en cuanto a ingresos de la población postergada y un afianzamiento de la organización y de la estructura de los grupos de autoayuda y de las cooperativas. Además, el grado de participación femenina en estas medidas es considerable. No es fácil desarrollar pautas de monitoreo o indicadores para medir el mejoramiento cualitativo de las condiciones de vida logrado a través de estas medidas; si bien su utilidad para los grupos meta, para los organizadores de los proyectos y para los involucrados externos es evidente. El IIZ/DVV considera importante que los grupos meta sean incorporados en el desarrollo de los indicadores cualitativos y cuantitativos, a fin de que éstos sean de fácil comprensión y aplicación, permitiéndoles a los grupos mismos reflexionar sobre sus objetivos y evaluarlos. La labor de desarrollar indicadores, que algunos proyectos han hecho suya, ha abierto nuevos campos de reflexión y posibilidades de aprendizaje tanto para los que brindan apoyo como para los que lo reciben, los autoorganizados. El aspecto del monitoreo y su problemática no se diferencian mayormente de los demás aspectos de los proyectos de educación de adultos; en estos últimos el aprendizaje es un proceso mutuo de éxitos y fracasos, que tiene lugar en forma de un diálogo flexible. Un elemento muy positivo es que el proceso de aprendizaje para el fomento de la autoayuda incluye en forma creciente el intercambio organizado de experiencias entre ONG nacionales y locales y en parte también entre las agrupaciones de las organizaciones de autoayuda.

En forma similar, también en lo que a la sostenibilidad de las iniciativas de autoayuda se refiere, la visión desde fuera debe ser ampliada. Existen ya nuevas formas de cooperación entre las iniciativas, como por ejemplo la representación común —a nivel de distrito— de los intereses de grupos femeninos guineanos; la representación común
—a nivel regional— de los intereses de cooperativas campesinas camerunenses y —a nivel nacional— de los intereses de la población suburbana de las grandes metrópolis indias. Cabe esperar, en consecuencia, que el fomento —generalmente local— de la participación tenga efectos más amplios en el desarrollo de la sociedad civil. En este proceso de fortalecimiento de la sociedad civil salen a luz nuevas necesidades en cuanto a educación y formación, las cuales se encuentran vinculadas a la participación eficaz en el desarrollo democrático y a intereses económicos.

Mayor precaución merece la esperanza que se desprende de algunos de los informes en cuanto a que la capacitación de sectores postergados para una adecuada participación en los procesos de desarrollo fomente la coexistencia pacífica de distintos grupos étiicos y religiosos. Si bien esta suposición puede ser acertada, aún precisa una confirmación científica.

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