Sabine Ludwig

Uganda, país que otrora tenía la tasa más alta de enfermos de SIDA de África, registra desde hace algún tiempo notables resultados en su lucha contra esta pandemia. La Sra. Ludwig, periodista independiente, informa en el artículo que sigue, y que ya ha sido publicado en la revista «Kommunikation Global», Volumen II, No 22, p. 33, sobre la exitosa campaña ugandesa para la prevención de esta enfermedad.

La ejemplar lucha contra el SIDA de Uganda

Desde 1987 Uganda viene luchando con éxito contra el SIDA. El ­número de personas infectadas se ha reducido de un 35% a aproximadamente un 6,6%. Este es un resultado absolutamente meritorio y notable - no sólo dentro del contexto africano. Uganda, que en su ­tiempo era el país africano con las tasas más altas de SIDA, se ha transformado en un ejemplo de la lucha contra esta pandemia.

Según John Joseph Otim, asesor del presidente ugandés Yoweri Museveni desde 1994, el gobierno tiene plena conciencia de la gravedad y peligrosidad del SIDA. El virus no sólo causa la muerte de un sinnúmero de adultos y niños, diezma la mano de obra, agudiza el problema de la orfandad y destruye la economía y productividad del país, sino que además pone en peligro el abastecimiento de la población con productos alimenticios.

Retrato:
John Joseph Otim, 60 años, casado, 7 hijos
Master en Agricultura y Cría de Animales
Ph. D. en Trofología y Cría de Animales
Profesor de la Universidad Makerere de Kampala, Uganda, y de la Universidad de Nairobi, Kenia
Diputado
Ministro de Ganadería y Pesca entre 1980 y 1985
Asesor presidencial desde 1994

En consecuencia, el gobierno optó por una política transparente y enérgica. Se creó una Comisión contra el SIDA dependiente del Ministerio de Salud que cuenta con una red de dependencias distribuidas a lo largo del país. Todas las campañas y medidas de esclarecimiento e información son estudiadas a conciencia por dicha comisión antes de que se emitan o publiquen a través de los medios de comunicación tales como la televisión, la radio y la prensa, o se difundan por medio de los responsables a nivel comunitario.

Así por ejemplo, existe un programa de televisión que contempla un concurso con videoclips. El joven moderador formula preguntas que los telespectadores pueden contestar por teléfono. En vez de aparatos de radio o CD, los premios consisten en condones. El premio principal puede ser de hasta diez paquetes de condones. Otro ejemplo son los grupos de teatro que viajan constantemente por el país y que en sus representaciones abordan los problemas relacionados con el ­SIDA. En muchos casos, utilizan como escenario sencillamente la superficie de carga de un camión. Algunos grupos incluso se valen de un pene de madera para demostrar el uso correcto del condón. A veces, el público reacciona en forma reservada; otras veces muestra gran entusiasmo. Sin embargo, el mensaje -que en el fondo se reduce a la peligrosidad de la enfermedad y a la posibilidad de protegerse tomando las debidas precauciones- invariablemente hace mella en el auditorio.

Esta campaña cuenta con el apoyo de casi todos los políticos más destacados del país. El propio Presidente, Yoweri Museveni, habló públicamente más sobre el sexo y el SIDA que cualquier otro jefe de Estado. Sin embargo, a la vez el país presta gran atención al problema del cuidado y tratamiento de los enfermos, según informa Otim. Añade que el SIDA debe dejar de ser un tabú a fin de que la población acepte y apoye a las personas afectadas. Esta sería la única alternativa para abordar en forma positiva y en el largo plazo el problema que representa el virus. También se atribuye gran importancia a la cooperación de los médicos y demás profesionales del sector de la salud, sobre quienes recae la labor de explicar en forma sencilla la manera de ­prevenir un contagio.

Un problema que subsiste es el alto costo del tratamiento médico. Otim cifra sus esperanzas en un fondo que han acordado crear la Unión Europea y los Estados Unidos de América para subvencionar la compra de la medicina contra el SIDA por parte de los países del Tercer Mundo. «Pero el enfermo de hoy no puede esperar»: con estas pocas palabras Otim describe la precariedad de la situación actual. La campaña de Uganda, que está funcionando ya desde hace unos 15 años, ha sido financiada en parte con recursos del presupuesto nacional, es decir, por los contribuyentes, y en parte por donantes extranjeros. Sin embargo, Otim señala al respecto que se precisan urgentemente más recursos económicos. Al ser preguntado por las razones del aumento exorbitante del número de enfermos, Otim responde: «Sólo después de la liberación del régimen totalitario y cruento de Idi Amín se registraron los primeros casos de infección». Guerrilleros ugandeses entrenados en Tanzania y soldados tanzanos lograron finalmente derrocar al dictador en abril de 1979. Fue precisamente entre estos combatientes donde más tarde se registró el primer caso de SIDA. «Pero hasta el día de hoy no sabemos dónde ni cómo lo contrajeron estas personas», añade Otim.

No obstante, los éxitos de los últimos años no permiten que Uganda se dé un tregua en su lucha contra el virus. Con la esperanza de que el país siga siendo un ejemplo, los políticos no se cansan de señalar que lo importante es no cejar en los esfuerzos.

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