Forough Olinga / Margaret Nakato Lubyayi

En este trabajo se proporciona un panorama general de la educación de adultos en Uganda, prestándose particular atención al desarrollo rural. Se explora la importancia de la educación de adultos para el desarrollo sostenible y se subrayan algunos de los desafíos que se afrontan en el esfuerzo por proporcionar educación a la población adulta de Uganda. La atención se concentra principalmente en la agricultura, que es la columna vertebral de la economía ugandesa, y de la cual dependen la mayoría de los demás sectores. Forough Olinda forma parte del Programa de Apoyo Integrado al Desarrollo Sostenible y a la Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Uganda, mientras que Margaret Lubyayi es presidenta de la Asociación Femenina de Pesca y Desarrollo de Katosi, Uganda. Este artículo apareció por primera vez en Africa Insight, Vol. 32 No. 1, marzo 2002, pp. 44-49. Fue también presentado dentro del marco del Project Literacy Conference on Adult Education and Sustainable Development (Proyecto Conferencia de Alfabetización, Educación de Adultos y Desarrollo Sostenible), noviembro de 2001, Johannesburg, Africa del Sur.

El papel de la educación de adultos en el desarrollo sostenible

La educación crea el ambiente propicio necesario para el desarrollo

Uganda es una nación de mesetas y colinas, ciénagas y lagos, que se extiende entre los dos brazos del Valle del Gran Rift, en el corazón de la región de los Grandes Lagos de África Oriental y Central. El nombre de «Uganda», descrita alguna vez como «la perla de África», deriva del antiguo reino de Buganda, que ocupó la mayor parte de la región central del país. Tras conseguir su independencia de Gran Bretaña en 1962, Uganda gozó de un breve período de prosperidad para luego entrar en una etapa de dos décadas de convulsión política, de violencia fomentada por el Estado, de decadencia económica y de guerra civil.

El Movimiento de Resistencia Nacional (National Resistance Movement – NRM), encabezado por el actual presidente de Uganda, Yoweri Kaguta Museveni, llegó al poder el 26 de enero de 1986, tras un conflicto que se extendió por 5 años. El gobierno del NRM ha restaurado un clima de seguridad en la mayor parte del país, ha reestablecido el imperio de la ley, ha promovido la libertad de expresión, reactivado la economía y permitido la participación democrática generalizada en asuntos comunitarios y económicos.

Aun cuando desde 1993 la economía de Uganda ha crecido a un ritmo anual de aproximadamente 7%, este país continúa siendo uno de los más pobres del mundo, ya que en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD para 1997 ocupa el lugar 158 entre 174 naciones.1 Su PIB per cápita ha sido estimado en US$ 330. Alrededor del 44% de la población vive por debajo del umbral de pobreza absoluta de US$ 34 per cápita mensual, y sólo la mitad de la población tiene acceso a agua potable. La pobreza es en gran medida un fenómeno de carácter rural, y es en las zonas rurales donde vive cerca del 86% de la población ugandesa.

La población total de Uganda asciende a 21 millones de habitantes, el 51% de los cuales son mujeres y el 49%, hombres. La agricultura es la columna vertebral de la economía ugandesa, ya que a ese sector pertenece el 80% de la fuerza laboral. El grueso de la producción agrícola proviene de minifundistas, la gran mayoría de los cuales cultiva menos de dos hectáreas de tierra, utilizando métodos tradicionales de labranza y mano de obra familiar. La mayor parte de sus ingresos en efectivo proviene de cultivos comercializables tradicionales como café, algodón, té y tabaco, pero los ingresos derivados de la venta de cultivos alimentarios como maíz y frijoles están adquiriendo cada vez mayor importancia.2

La mayoría de los habitantes de las zonas rurales obtienen su alimento y sus ingresos de los cultivos que plantan, del ganado que crían, y de los peces que capturan. Las mujeres realizan entre un 70% y un 80% de toda la labor agrícola (cava, plantación, escarda, cosecha, almacenamiento y procesamiento), aunque su control sobre la tierra misma o sobre la venta de cultivos comercializables es limitado (véase tabla 1). Tradicionalmente la tierra pertenece a los hombres, quienes también controlan la venta de cultivos y las ventas al por mayor de cultivos alimentarios, si bien en algunas regiones estas tradiciones han cambiado durante los últimos años.

Tabla 1: Contribución de las mujeres al desarrollo agrícola de Uganda

Indicador o parámetro

Porcentaje total

 

Mujeres

Hombres

Población

51%

49%

Fuerza laboral agrícola

• Producción de alimentos

• Plantación

60%

40%

• Escarda

70%

30%

• Cosecha

60%

40%

• Procesamiento/preparación

90%

10%

Acceso a la tierra, propiedad de la misma y medios relacionados de producción

8%

92%

Fuente: Ministerio de Género, Trabajo y Bienestar Social, Kampala, Uganda, 2000.

En muchas zonas del África Subsahariana precolonial se consideraba que la tierra era sagrada, y a menudo se la veía como a una mujer. En algunos sectores de Uganda los campesinos gozaban más o menos del mismo derecho a poseer tierras. Tanto hombres como mujeres decidían cuáles actividades se realizarían en la tierra y en qué se emplearían los ingresos obtenidos de la misma. Esta situación cambió a medida que la tierra adquirió valor monetario, principalmente con el advenimiento del colonialismo. Las primeras víctimas fueron las mujeres, ya que las retribuciones en forma de tierra se entregaron principalmente a los hombres instruidos. El acceso de las mujeres a la tierra quedó determinado en gran medida por derechos de parentesco, y como parte del matrimonio. El surgimiento de una economía monetaria obligó a muchos hombres a entrar en una competencia directa con las mujeres por el acceso a la tierra y el control del trabajo productivo femenino. La pérdida de control sobre la tierra fue, por cierto, una abrogación del derecho humano femenino a la independencia económica. Las mujeres tuvieron entonces que pasar a depender de los mismos hombres que habían conculcado sus derechos.

Educación y desigualdad de géneros en Uganda

No se puede sobreestimar la importancia de la educación de adultos para el desarrollo. La educación de adultos es uno de los pilares del desarrollo sostenible, pues la educación debería ser un proceso continuo en nuestra vida. El tema de la educación de adultos adquiere mayor importancia hoy en día, en especial con la realidad de la conciencia de género. Diversos autores señalan la importancia de la educación femenina en la tarea de alcanzar el desarrollo sostenible.3 No obstante, las estadísticas relativas a la alfabetización en Uganda demuestran que las mujeres les van en zaga a los hombres: sólo el 57% de éstas sabe leer y escribir, en comparación con el 74% de la población masculina. Con todo, la considerable proporción de población analfabeta —dentro de la cual las mujeres son el grupo más numeroso— supera el 50% en ciertas regiones del país.4 En una evaluación participativa de la pobreza llevada a cabo en 1999 en zonas rurales, los agricultores pobres situaban la falta de educación y de aptitudes en el segundo lugar entre las principales causas de su pobreza (después de la falta de acceso a los mercados).

En la mayoría de las familias ugandeses, asimismo, los niños varones son considerados un tesoro. Una mujer que no ha dado a luz a un niño varón en una familia es vista como una persona inútil por no ser capaz de engendrar un heredero que perpetúe el apellido y herede los bienes. La finalidad de las primeras escuelas femeninas creadas en Uganda era capacitar a las mujeres que se transformarían en esposas de los jefes tribales principalmente en urbanidad y economía doméstica. Obviamente, esta educación sólo se adaptaba a las necesidades de un número reducido de mujeres, mientras que muchas otras seguían trabajando afanosamente en los campos. Incluso tiempo más tarde, cuando las escuelas se abrieron a una mayor cantidad de mujeres, se las disuadió de inscribirse en asignaturas que no fueran las ciencias sociales, para las que supuestamente ellas tienen aptitudes.

Se han realizado esfuerzos limitados a fin proporcionar alfabetización funcional de adultos a mujeres y hombres que mediante la labranza de la tierra sustentan la economía que depende de la agricultura. El Banco Mundial ha aseverado que la educación puede contribuir a aliviar la pobreza y a fomentar el desarrollo económico y social.5 La capacidad de realizar cálculos elementales, leer y escribir son aptitudes valiosas para los trabajadores, incluso para aquellos que se mantienen al margen del mercado laboral moderno, tales como los campesino rurales. Por ejemplo, los agricultores que poseen estas capacidades básicas pueden asignar adecuadamente los insumos yutilizar productos de innovación tecnológica como pesticidas y fármacos, aumentando así la productividad.6 Si se los aplica inapropiadamente, muchos fertilizantes pueden causar un daño al ambiente y a quienes los emplean. Desgraciadamente las mujeres constituyen la mayoría de la población analfabeta pese a su considerable aportación a la agricultura.

Además, se ha notado que la educación de las mujeres reduce la tasa de fertilidad y conduce a un mejoramiento de la salud infantil, entre otros numerosos beneficios.7 Se ha descubierto que los hijos de madres instruidas viven más tiempo y gozan de mejor salud pues resulta mucho más probable que estas mujeres soliciten atención de salud profesional. En consecuencia, los autores sostienen que es menester promover la educación en todos los niveles si se pretende alcanzar el desarrollo sostenible. Teniendo en cuenta que el país depende de la agricultura y que la mujer ocupa una posición estratégica en el sector, es preciso fomentar enérgicamente la alfabetización funcional femenina, en especial en las actividades agrícolas.

El proceso de erradicación de la pobreza en Uganda desde 1986

Desde que el Movimiento de Resistencia Nacional llegó al poder en 1986 se han puesto en práctica varios procesos para dinamizar la marcha de la economía y erradicar la pobreza. Durante la segunda mitad de la década de 1990 el gobierno de Uganda lanzó una sucesión de importantes iniciativas relacionadas con la constitución, la legislación y la formulación de políticas, en las que se incorporan principios, ideales y elementos específicos tomados de una diversidad de convenciones de las Naciones Unidas, conferencias y otros tratados internacionales. Entre ellos se incluyen: 

  • La constitución ugandesa (1995)

 

  • Plan de acción para la erradicación de la pobreza (1997/2000)

 

  • Plan para la modernización de la agricultura (2000)

 

  • Ley de gobierno local (1997)

 

  • Programa de educación primaria universal (1997)

 

  • Política nacional en materia de género (1997)

 

  • Marco estratégico Visión 25 para el desarrollo nacional (1998)

 

  • La ley agraria (1998)

 

  • Política nacional de salud y plan estratégico (1998)

Analizaremos algunas de estas importantes iniciativas que se han emprendido en Uganda en un empeño por alcanzar el desarrollo sostenible.

La constitución ugandesa de 1995

La constitución de Uganda, promulgada en 1995, fue ampliamente acogida por la mayoría de sus habitantes debido a su perspectiva basada en los derechos y sensible a las diferencias de género. La constitución consagra claramente la igualdad de derechos de hombres y mujeres en Uganda. Esta constitución también preparó el terreno para la aplicación de un sistema de gobierno descentralizado que pone los servicios al alcance de la gente. No obstante, a causa de las altas tasas de analfabetismo, muchos ugandeses aún son incapaces de leer o en efecto de comprender su propia constitución.

En la constitución ugandesa de 1995 se resaltan los principios de igualdad entre los géneros. En la agricultura, al igual que en otros sectores de nuestra economía, el género constituye un factor esencial ya que hombres y mujeres desempeñan funciones distintas. Estas actividades complementarias varían con el tiempo y crean nuevas oportunidades para agricultoras y agricultores en cuanto a generación, adopción y transferencia de tecnologías. Por consiguiente, la dinámica entre los géneros resulta fundamental para planificar y para intervenir en la formulación de políticas.

La ley es una herramienta importante para intensificar la actividad agrícola. Algunas de las leyes existentes, sin embargo, resultan arcaicas y discriminatorias en contra de las mujeres. Las leyes matrimoniales, las leyes de sucesión, las leyes de divorcio y muchas otras aún siguen sojuzgando a la mujer rural. Dichas normativas por lo general no protegen los derechos de la mujer dentro y fuera del hogar y requieren una intervención y una reforma inmediatas. La consecuencia de la aplicación de leyes deficientes queda en definitiva revelada por los resultados insatisfactorios obtenidos en diversos sectores de la economía, incluido el agrícola.

El plan de acción del año 2000 para erradicar la pobreza

El gobierno de Uganda, tras consultar con diversas partes interesadas, discurrió un Plan de Acción para Erradicar la Pobreza (Poverty Eradication Action Plan – PEAP) en el año 2000. El PEAP es el equivalente ugandés al Informe Estratégico para Reducir la Pobreza (Poverty Reduction Strategy Paper – PRSA) que el banco Mundial les exige a las naciones en desarrollo. El Gobierno ha asignado máxima prioridad a la erradicación de la pobreza y el PEAP en sí puede ser considerado como la política predominante, y se espera que las demás políticas se adapten a ella (por ejemplo la política en materia de género, la política agraria y otras).

En el PEAP se reconoce que la propiedad de la tierra es una herramienta para erradicar la pobreza y para alcanzar el desarrollo nacional. En la estrategia también se señala que la propiedad de la tierra es uno de los derechos humanos más fundamentales consagrados en la constitución ugandesa. Aun así, el gobierno de Uganda se contradijo recientemente al rechazar la inclusión de una cláusula de copropiedad de la tierra entre los cónyuges que fue propuesta por diversas activistas en favor de la mujer. El argumento esgrimido por quienes se opusieron a la cláusula es que con el régimen de copropiedad la tierra se tornaría menos comercializable.8 Al negárseles la propiedad de la tierra y de otros bienes, las mujeres carecen de la seguridad necesaria para conseguir préstamos bancarios, lo cual restringe enormemente su capacidad para emprender actividades productivas, aumentar sus ingresos y garantizar la seguridad alimentaria de su familia.

El Plan del año 2000 para modernizar la agricultura

El PMA es un importante elemento de la estrategia de amplio alcance para erradicar la pobreza contenida en el PEAP. La misión del PMA consiste en «erradicar la pobreza al transformar la agricultura de subsistencia en agricultura comercial».9

En el PMA se afirma que al mejorar el nivel de bienestar de los agricultores de subsistencia pobres se reorientará la producción hacia el mercado puesto que se comercializarán más productos agrícolas, los cuales permitirán que los agricultores obtengan mayores ingresos. Las siguientes son las áreas prioritarias identificadas por los agricultores pobres de Uganda, en la cuales ce concentrará el interés del PMA:

1. acceso a crédito y a servicios financieros;
2. control de pestes y enfermedades que afectan a los cultivos y al ganado.
3. mayor acceso al mercado;
4. mayor acceso a insumos asequibles;
5. acceso a tierra arable: fertilidad del suelo;
6. servicios de extensión que atienden las necesidades de la gente y ofrecen asesoría, información y métodos más productivos, mercadotecnia y actividades para generación de ingresos alternativos;
7. mayor acceso a instalaciones de almacenamiento y procesamiento.

En el PMA se señala que no se incluyó la educación en la lista de prioridades, pero se atribuye esa omisión a la introducción de la Educación Primaria Universal (EPU). Una revisión crítica de esa lista subraya la necesidad y la inevitabilidad de alguna forma de educación de adultos, como ya se está advirtiendo en la aplicación de los Servicios Nacionales de Asesoría Agrícola (National Agricultural Advisory Services –NAADS).

Los NAADS han sido creados en gran medida como respuesta a lo señalado en el área nº 5 más arriba. En la actualidad la secretaría de los NAADS está coordinando actividades de capacitación y sensibilización en distritos piloto, y el problema del analfabetismo ya ha comenzado a ser planteado por los funcionarios de distrito que advierten que gran parte de la capacitación carece de utilidad práctica para muchos de los agricultores pobres que no saben leer o escribir. En un Taller de Tororo sobre integración de los géneros en el programa de NAADS, una de las entrevistadas señaló que las mujeres estaban destinadas a la derrota ya que muchas aldeanas no eran ni siquiera capaces de contar dinero y dependían de la benevolencia de los compradores para no ser estafadas.10 Varios funcionarios de distrito de toda Uganda han manifestado también la necesidad de impartirles a los agricultores conocimientos prácticos de administración si se pretende alcanzar el objetivo de los NAADS de fomentar una cultura donde los campesinos practiquen la «actividad agrícola como un negocio» y no simplemente como un medio de subsistencia.

Puesto que Uganda es principalmente una nación agrícola, la mayoría de las actividades económicas de las mujeres tienen lugar en la agricultura, y el PMA aspira a incorporar el género en todas las actividades agrícolas y de ese modo representar y comprometer eficazmente a hombres y mujeres como socios igualitarios en todos los niveles del desarrollo agrícola. La incorporación del género es percibida como un factor importante porque la mayoría de los agricultores en pequeña escala son mujeres. También se reconoce que mujeres y hombres tienen funciones y responsabilidades claramente definidas que exigen medidas e incentivos específicos. Las mujeres de Uganda esperan con ansiedad que los buenos propósitos de este plan no se frustren en la etapa de implementación.

Descentralización

El objetivo del proceso de descentralización, iniciado a principios de la década de 1990, es mejorar el desempeño administrativo, aumentar la transparencia y fortalecer la responsabilidad del Gobierno para con la gente. Las estructuras descentralizadas han sido concebidas para aumentar la sensibilidad del Gobierno frente a las necesidades de las personas y ya han traído consigo cambios radicales en las funciones de los ministerios del gobierno central.

A pesar de todo, la eficacia de estas estructuras es socavada por la falta de capacidad al interior de muchos gobiernos locales. Por ejemplo, algunos cargos, como el de jefe del subcondado, traen aparejadas diversas obligaciones que requieren una capacitación adicional que va más allá de las aptitudes profesionales obligatorias establecidas por el Gobierno. Otra solución para este grave dilema sería disponer la realización de cursos especializados de alfabetización (funcional) para así garantizar que los funcionarios elegidos por la gente permanezcan en su cargo y desempeñen sus funciones con eficiencia y eficacia. La principal limitación sería de tipo financiero, ya que dichos funcionarios afrontan el riesgo de no ser reelegidos, lo cual significaría que otras personas tendrían que ser capacitadas tras cada elección.

Género, educación de adultos y desarrollo

Si bien la educación cumple una innegable función en el proceso de desarrollo, no puede por sí sola producir los cambios deseados en la sociedad debido al efecto perjudicial de ciertos aspectos, como tradiciones y culturas sociales, en el progreso de la mujer. Más adelante se mencionan algunas de las áreas en que la educación de adultos puede producir un efecto significativo y en consecuencia contribuir al desarrollo sostenible.

Estudio de casos

Repercusión de la educación de adultos en el desarrollo sostenible

La Asociación Femenina de Pesca y Desarrollo de Katosi es una agrupación de mujeres rurales de Katosi que se reunieron con el objeto de mejorar sus condiciones socioeconómicas generales. Se ha obtenido cierto grado de éxito en la iniciativa de poner en marcha y promover actividades rentables para las mujeres mediante el otorgamiento de créditos, pero estos esfuerzos se ven limitados por los altos niveles de analfabetismo de las mujeres.

A muchas de las mujeres la Asociación les ha ofrecido la primera oportunidad de manejar dinero o de administrar un negocio. Muchos de los negocios iniciales fracasaron y la tasa de mora era alta; esta situación derivó casi en el colapso del fondo de préstamo rotativo. Los miembros no mantenían registros y ni siquiera se percataban de si estaban obteniendo utilidades o sufriendo pérdidas. Al notar que existía una necesidad que satisfacer, las mujeres de la Asociación buscaron ayuda y recibieron capacitación en administración de negocios y teneduría de libros, y además se les enseñó a realizar estudios de factibilidad.

Se organizó un curso de dos días destinado a las mujeres, el cual les sirvió para comprender mejor su negocio y para saber cómo administrarlo. Algunos miembros incluso pusieron en macha nuevos negocios, tras lo cual se observó un éxito general en la mayoría de las empresas gestionadas por mujeres de la Asociación. Ellas se sentían entusiasmadas por el progreso realizado y han estado solicitando más cursos de capacitación.

Primero que nada, la educación de adultos debería estar orientada hacia la comunidad. El contenido de la educación tendría que incluir la vida en su totalidad, y procurar impartir a los individuos y a la comunidad todas las aptitudes necesarias para que controlen su vida. El éxito de algunos programas de desarrollo depende del grado de educación del grupo destinatario.

Un ejemplo de esta situación se encuentra en el área de la microfinanza rural. La mayoría de los clientes de la microfinanza en Uganda son mujeres, las que en su mayoría son semianalfabetas y analfabetas. La razón que explica tal estado de cosas es que su patrimonio y sus bienes productivos son menores en comparación con los de sus homólogos masculinos.

El estudio de casos de la Asociación Femenina de Pesca y Desarrollo de Katosi (véase el recuadro) demuestra que la alfabetización funcional de adultos, concentrada en las actividades diarias de subsistencia, puede ser interesante y beneficiosa e infundir confianza en aquellos que la reciben. Ello se debe a que la alfabetización funcional de adultos se basa comúnmente en la premisa de que los alumnos poseen conocimientos básicos y simplemente necesitan adquirir aptitudes que les ayuden a realizar su labor con mayor eficiencia, como ocurrió con la Asociación Femenina de Pesca y Desarrollo de Katosi.

Es menester considerar la educación de adultos como un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida y no limitado a períodos específicos. El sistema tiene que ser muy flexible y el lugar de la educación debe estar allí donde surjan necesidades. En ocasiones la educación de adultos debe estar orientada hacia el género, como en el caso anterior, pues las mujeres se dedican mayormente a actividades agrícolas y aun así precisan recibir alfabetización funcional.

La mayoría de los ugandeses que necesitarán recibir educación de adultos en el futuro cercano serán mujeres debido a las penurias que deben afrontar las niñas dentro del marco de la educación formal. Incluso con la Enseñanza Primaria Universal (EPU), que proporciona instrucción estatal gratuita a todos los niños, la educación de las niñas se encuentra en una situación desmedrada. El Gobierno ugandés ha recalcado este hecho, y en la Constitución se expresa claramente que todos los niños deben gozar de un acceso equitativo a los recursos. Sin embargo, cuando las madres necesitan que alguien cuide de sus hijos más pequeños en el hogar mientras ellas se encuentran fuera trabajando en los huertos, las hijas suelen ser las primeras personas consideradas para ocuparse de esa tarea, lo cual las distrae de sus estudios y tarde o temprano las lleva a desertar de la escuela.

Se pueden aducir otros motivos por los cuales las iniciativas de desarrollo se concentran en las mujeres, algunos de los cuales son los siguientes:

  • Las mujeres tienden a contribuir con una proporción más alta de sus ingresos (94%) al sustento familiar, reservando una menor cantidad para su consumo personal;

 

  • son los ingresos o la producción de alimentos de la madre, y no los del padre, los que están más estrechamente relacionados con la nutrición de los hijos;

 

  • las mujeres son más responsables que los hombres de la completa gama de actividades reproductivas;

 

  • las mujeres suelen dar prioridad a las actividades rentables;

 

  • Con respecto a la mano de obra, en los estudios sobre utilización del tiempo se descubre invariablemente que las mujeres trabajan por más horas (lo cual obedece en gran parte al fenómeno de la «doble tarea» de la mujer, según el cual ella realiza primero labores  productivas y luego reproductivas);

  • Diversos estudios efectuados en todo el mundo han demostrado que las mujeres son más sensibles frente al reembolso de préstamos.

 

¿Se puede soslayar el sesgo de género aplicando un intelecto superior?

Un ejemplo jocoso, aunque revelador, de desigualdad de género, y una forma de aumento de la autonomía en Uganda se relaciona con el tabú que prohíbe a las mujeres montar en una bicicleta de dos ruedas. La explicación del tabú tiene que ver con la creencia de que la reputación de una mujer que monta a horcajadas sobre el sillín queda en cierto modo «comprometida» y ella pierde así su respetabilidad. En lugar de concentrar sus energías exclusivamente en cambiar esta percepción, un grupo de mujeres minifundistas diseñó una bicicleta de tres ruedas que utiliza un asiento de banqueta en vez del sillín convencional. Como resultado de lo anterior las mujeres pueden gozar de la eficiencia y conveniencia de una bicicleta —o triciclo— y aun así evitan transgredir un tabú local.

Fuera de reconocer esta alternativa como una solución innovadora para un problema cultural, cabe señalar que también se añadieron otras características creativas al diseño de la bicicleta, tales como una sombrilla para proteger del sol a las mujeres y sus hijos, y una amplio sector de almacenamiento para alimentos y víveres.

Además de los aspectos mencionados anteriomente, y pese a los esfuerzos por mejorar la vida de la mujer en todo el mundo, las estadísticas recientes confirman que existe una creciente cantidad de jefas de hogar. Hay más probabilidades de que las familias encabezadas por mujeres sean pobres en comparación con aquellas en que el jefe de hogar es hombre. Ello se explica porque los recursos productivos que ellas poseen, tales como tierras, tienden a ser muy exiguos, a lo cual se suma el hecho de que tienen una gran cantidad de personas a su cargo. Se ha observado un considerable aumento en la cantidad de hogares encabezados por mujeres en el África Subsahariana. En particular, las mujeres rurales están asumiendo unmayor grado de responsabilidad por la seguridad alimentaria familiar y por el bienestar de los hijos. Las mujeres encabezan alrededor del 45% de los hogares rurales en Kenia, el 35% en Malawi, entre el 30% y el 40% en Zambia, y el 15% en Nigeria.

Política

Las presiones sociales de un sistema patriarcal imposibilitan el acceso de las mujeres a cargos políticos y a veces les impiden ocuparse en un empleo remunerado. Las mujeres que acatan las normas y se mantienen dentro de los límites tradicionales y culturales son recompensadas, mientras que aquellas que rompen moldes son castigadas de diversas maneras. Algunas de las retribuciones y sanciones son manifiestas y otras son sutiles. Por ejemplo, no es inusual que los hombres abandonen a sus esposas si ellas se aventuran en la política.

En otro nivel, los medios de difusión se muestran relativamente intolerantes frente a cualquier error cometido por mujeres que ocupan cargos políticos y no desperdician ninguna oportunidad para ridiculizarlas. Esos mismos medios rara vez encuentran la ocasión para informar sobre aspectos en que las mujeres realizan importantes contribuciones políticas, y con mucho mayor frecuencia prefieren concentrarse en la vida personal de aquellas.

El papel de la mujer en el ámbito político recibió hace poco un espaldarazo de parte de activistas femeninas que comenzaron a organizar eventos de capacitación para el liderazgo destinados a mujeres antes de celebrarse elecciones en diversos niveles. Lo anterior puede ser la causa del leve incremento en la cantidad de mujeres que componen el Séptimo Parlamento de Uganda.

Microfinanza

La microfinanza ha sido citada como una herramienta necesaria para el desarrollo en áreas rurales y urbanas. Los clientes más importantes de las instituciones de microfinanza son mujeres que rara vez poseen aptitudes empresariales para realizar inversiones considerables como lo hacen sus homólogos masculinos, que pueden sobrepasarlas rápidamente en cuanto a clientela.

Sector de empleo formal

Incluso al interior del sector formal las mujeres les van en zaga a los hombres y frecuentemente ganan menos dinero por desempeñar un trabajo similar. Esta situación persiste aún a pesar de que el Gobierno de Uganda ha lanzado una poco entusiástica campaña para poner fin a esas prácticas. Muchas mujeres temen que la denuncia de esos casos les podría costar la pérdida de su empleo, lo cual dificultaría aun más su existencia. Existe la necesidad de elaborar directrices estratégicas para lograr un equilibrio entre los géneros en el reclutamiento, la capacitación y la promoción del personal, para empleados de ambos sexos.

Es preciso focalizar los esfuerzos en el ámbito femenino, especialmente en áreas de capacitación y de creación de aptitudes, para así ayudarlas a mejorar su comerciabilidad al interior del mercado laboral. Con todo, el desafío es más amplio y el grado de éxito que se puede obtener en la capacitación y la creación de aptitudes es limitado habida cuenta de la realidad del «techo de cristal». Con frecuencia las mujeres reciben ascensos hasta un determinado nivel, pero este proceso tiende a detenerse en los niveles administrativos inferiores o intermedios y se mantiene invariable —habiendo alcanzado el límite tácito para las funcionarias en la mayoría de las empresas. El problema con el fenómeno del «techo de cristal» es que resuelta difícil demostrar su existencia, pues la mayoría de los empleadores sostiene que los ascensos se otorgan en función de los méritos.

Educación de adultos y mayor autonomía

La educación es una herramienta de liberación muy poderosa. La gente instruida puede analizar situaciones, definir estrategias, deli near programas de acción, y optar por un acuerdo más favorable en cualquier asunto de carácter socioeconómico y, en rigor, político. Se han esgrimido algunos argumentos en los que se asevera que la elite dirigente lleva las de perder al educar a las masas ignorantes que entonces adoptarían una actitud más crítica respecto de los regímenes que sólo tienen en cuenta el beneficio propio y posiblemente los derrocarían. Este argumento fue recalcado durante las más recientes elecciones presidenciales, en las que las masas rurales, en su gran mayoría analfabetas, votaron por el presidente que entonces estaba en ejercicio. Los habitantes de las áreas urbanas votaron abrumadoramente por el líder de la oposición.

La experiencia de la mayor parte de los países del Asia Oriental indica que uno de los aspectos importantes que han impulsado sus altas tasas de crecimiento económico ha sido la aplicación de políticas que se concentran en un desarrollo más equitativo de los recursos humanos.

En consecuencia, sobre la base de dichos supuestos y de las evidentes necesidades, se recomienda que, como un motivo de fundamental preocupación, los gobiernos africanos de la región incorporen el género en los sistemas de desarrollo rural y de planificación agrícola. Habría que emprender investigaciones adicionales sobre las causas últimas de la inequidad, las cuales deberían luego ser abordadas para garantizar el desarrollo sostenible. Los gobiernos africanos tendrían posteriormente que adoptar y poner en práctica directrices estratégicas para lograr un equilibrio entre géneros en el reclutamiento, la capacitación y el ascenso del personal en el sector agrícola.

Se puede demostrar que el proceso de planificación en los proyectos agrícolas se nutre de los datos socioeconómicos desglosados sobre género de todos los países de la región. A este respecto sería útil establecer una base de datos socioeconómicos desglosados sobre género que pueda generar información adecuada, pertinente y precisa para abordar asuntos relativos al género en la planificación del desarrollo.

Resulta esencial destacar y afrontar el problema de los desequilibrios de género que pueden afectar la productividad. Asimismo, los gobiernos de la región deberían impulsar programas de finanzas rurales al capacitar a sus miembros para garantizar el máximo aprovechamiento del crédito. Los estudios demuestran que las mujeres emplean el crédito con igual eficacia que los hombres cuando este se encuentra disponible. Además, las tasas de reembolso de préstamos por parte de las mujeres son generalmente mucho más altas.

Al mismo tiempo, las comunidades desfavorecidas deberían ser incorporadas en el proceso de planificación, aplicación y supervisión de los programas destinados a combatir la pobreza en su vida.

Conclusión

Si bien el desafío es grande, existen indicios positivos de una voluntad política entre los dirigentes africanos. África está experimentando un aumento de la cantidad de líderes con una visión orientada hacia el desarrollo sostenible y con una especial preocupación por las comunidades rurales. El verdadero objetivo del desarrollo debería ser la creación de un ambiente propicio a fin de que todas las personas utilicen los recursos disponibles de manera productiva y sostenible para su bienestar.

Sería utópico pensar que la educación es el remedio para todos los problemas de desarrollo que encara el continente africano, pero hay que admitir que una educación pertinente y centrada en las personas redunda en un aumento de la autonomía y en una mayor ilustración. La educación ofrece a las personas opciones y, por ende, poder; así pues, la gente instruida tenderá a rechazar las políticas perjudiciales y a adoptar decisiones informadas en cuanto a la elección de los dirigentes y de los modelos de desarrollo.

Notas

1 PNUD, Índice de Desarrollo Humano, Ginebra: PNUD, 1997.

2 Uganda: Promise Performance and Future challenges, Common Country assessment of the United Nations agencies working in Uganda, Kampala: PNUD, 2000.

3 M.E. Lockheed and A.M. Verspoor, Improving Primary education in Developing Countries, Washington DC: Banco Mundial, 1992; A. Odaga y W. Heneveld, Girls and Schools in sub-Saharian Africa: From analysis to action, Washington D.C.: Banco Mundial, 1995; B. Herz, Letting girls learn: Promising approaches in primary and secondary education, Washington D.C.: Banco Mundial, 1995.

4 Adult literacy programs in Uganda, Washington D.C.: Banco Mundial, 2001.

5 E. Kane, Seeing for yourself: Research handbook for girls’ education in Africa, Washington D.C.: Banco Mundial, 1996.

6 K. Subbarao y L. Raney, Social gains from female education: a cross-national study, Washington D.C.: Banco Mundial, 1993: Lockheed y Verspoor, 1994.

7 Kane, 1996.

8 Uganda Land Alliance, Taller sobre el lanzamiento del Documento de Trabajo relativo a una Política Agraria Nacional, Kampala, 26 de octubre de 2001.

9 Gobierno de Uganda, The Plan for Modernisation of Agriculture (PMA), Kampala, Impresora del Gobierno, 2000, p. vii.

10 CEEWA-U, Integrating Gender into the NAADS Programme, informe sobre un taller de creación de conciencia de género, Tororo, julio de 2001.

 

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