Andreas König

Es un hecho por demás sabido que las personas minusválidas en África, Asia, Latinoamérica y en medida creciente también en Europa central y oriental se encuentran entre los más pobres de los pobres. Tienen escaso acceso a la educación escolar, a la formación profesional y a los recursos económicos. Por tal motivo, las estrategias y los instrumentos destinados a su promoción e integración profesional no difieren de aquellos que se emplean generalmente en la cooperación para el desarrollo como aporte al fomento del empleo y al combate de la pobreza. El Dr. Andreas König posede un diploma en pedagogía y una larga experiencia como perito evaluador en los campos de la formación profesional y la promoción del empleo así como de la integración en la vida laboral de personas con impedimentos. Colabora con la Sociedad de Cooperación Técnica (Gesellschaft für Techni sche Zusammenarbeit – GTZ), con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con Misereor, Caritas Internacional y otros. El texto que publicamos a continuación es una versión revisada y ampliada de un artículo publicado en la revista “Behinderung und Dritte Welt”, número 1/2004.

Andreas König

Fomento del empleo de personas minusválidas en el contexto del combate contra la pobreza

Las causas de la pobreza son múltiples. No en último término se encuentran en irregularidades económicas y sociales como son la distribución desigual de la riqueza, estructuras injustas de poder, mala gestión gubernamental y también en la desigualdad de derechos entre los sexos, además de otras discriminaciones. El combate contra la pobreza es, por lo tanto, una tarea eminentemente política. Para disminuir la pobreza en forma permanente se requiere la voluntad política de luchar decididamente contra sus causas, un compromiso de las organizaciones sociales civiles y la movilización de los recursos financieros y técnicos del sector privado.

Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo: Combate contra la pobreza – Una tarea global: Programa de acción 2015, Bonn 2001

“Combate contra la pobreza” y “Fomento del empleo”

La pobreza no se define únicamente como bajos ingresos. La realidad de la vida de los pobres se caracteriza por la falta de bases para un bienestar material como son la alimentación, la vivienda y la tierra; por la exclusión social, la falta de voto y poder, la baja autoestima, las violaciones de la dignidad humana, la falta de acceso a infraestructuras sociales básicas (como caminos rurales, transporte, agua), las enfermedades y la falta de posibilidades de educación. Un combate contra la pobreza que se proponga cambiar la realidad de vida de los minusválidos y sus familias en forma permanente deberá visualizar todas estas dimensiones.

Por fomento del empleo se entiende generalmente una serie de medidas destinadas a crear o mantener puestos de trabajo estables y orientados al mercado, que produzcan ingresos. Los “pobres”, ya sea minusválidos o no, suelen encontrar estos trabajos preponderantemente en la economía informal, que por lo general carece de protección. Ello significa ingreso inestable, generalmente escaso, relaciones laborales no reglamentadas, condiciones laborales inseguras y frecuentemente insalubres, baja productividad y escasa innovación. Este tipo de trabajos lo desempeñan tanto el embalador indonesio que trabaja como jornalero en un puerto de Java, como también la vendedora ambulante que por una pequeña comisión trata de vender papel higiénico a los automovilistas en Accra.

Forman parte del fomento del empleo componentes tan importantes como los siguientes:

  • Proporcionar o desarrollar habilidades prácticas (formación profesional informal o “skills development”)

  • Formación profesional (“vocational training” o capacitación profesional, educación formal básica y permanente, generalmente para egresados de la escuela)

  • Enseñanza de habilidades empresariales básicas . Educación básica de nivelación, incluida la alfabetización funcional

  • Fomento de la artesanía

  • Fomento de la microempresa

  • Facilitar el acceso a microcréditos

El fomento del empleo comprende la aplicación integrada de los componentes antes mencionados. Se realizan intervenciones concretas basadas en la concepción de que sólo la combinación de una educación adaptada a las condiciones económicas y tecnológicas existentes con elementos de fomento de la microempresa (creación de una situación, facilitación de créditos, asesoramiento empresarial) puede en cada caso satisfacer las necesidades y posibilidades del grupo beneficiario. Este enfoque, dirigido a grupos beneficiarios como igualmente a campos de actividades, parece ajustarse a las múltiples y extensas necesidades precisamente de estos grupos beneficiarios que viven marginados de un mínimo existencial, entre los cuales, sin duda, también se encuentran las personas minusválidas. En su caso hay que definir la necesidad de ayuda y la participación de los diferentes componentes según sea la situación original de determinados grupos beneficiarios, de las condiciones sociopolíticas y de mercado.

En los así llamados países subdesarrollados, pero en forma creciente también en los países en transición de Europa del Este y Asia central, mucha gente minusválida, con estudios escolares completos o inconclusos – lo que es muy común- a menudo se encuentra literalmente en la calle. Las instituciones de educación (formal) que existen hoy en día rara vez atienden a estas personas ya que por lo general exi gen condiciones de acceso que prácticamente excluyen a muchos minusválidos. Así pues, éstos también carecen de una perspectiva de vida realista. Se ven excluidos de los procesos de estructuración de las políticas de educación y de mercado laboral. La exclusión social, económica y política que resulta de esta situación representa el verdadero impedimento.

En contraste con lo anterior, el fomento del empleo puede, mediante una calificación amplia y adecuada, orientada a las respectivas posibilidades del ámbito de vida y de las necesidades del mercado, contribuir significativamente para que a las personas que tienen un impedimento se les abran perspectivas de existencia y posibilidades de ocupación e ingresos. Aquí se trata de tomar en cuenta los siguientes principios fundamentales en la conceptualización y realización de las medidas que han de fomentar el empleo o la ocupación:

  • Todas las medidas de capacitación se deben orientar a las necesidades del mercado; y esto también incluye el mercado de la economía informal.

  • El contenido y el método de las diferentes medidas que se implementen deben ser específicos para cada grupo beneficiario, adecuarse al entorno social de cada caso (campo de actividades) y promover y aprovechar el potencial de autoayuda.

  • La orientación al grupo beneficiario de cada caso exige ser complementada con una oferta de asistencia, sobre todo a aquellas personas que estuvieron o están excluidas del sistema de educacional formal.

  • La creación de habilidades relevantes para alguna ocupación se debe comprender en un sentido amplio; se necesitan conceptos integrados que incluyan funciones compensatorias justamente para las personas minusválidas. A ellas se les debe proporcionar una capacitación clave en el ámbito del aprendizaje social, interactivo y emocional.

  • El proceso de entregar habilidades técnicas y artesanales se debe complementar con el fortalecimiento de las competencias personales, sociales y empresariales que tengan importancia para el trabajo.

  • El “empoderamiento” (“empowerment”), es decir la habilitación para formular y defender intereses propios, se debe comprender como un principio básico amplio.

La preparación de una estrategia nacional coherente para impartir formación profesional y colocar a las personas minusválidas en el mundo del trabajo es una iniciativa deseable y condición previa para implementar efectivamente las medidas mencionadas en la educación básica y la formación permanente, así como en la integración de las personas en el mercado laboral. Esto también supone fortalecer las entidades interesadas y las redes locales, la educación y capacitación permanente de colaboradores y colaboradoras y el desarrollo de iniciativas innovadoras para lograr la integración social y económica, como asimismo la participación de los propios minusválidos. En la práctica esta iniciativa se está imponiendo en la formación de personas de escasos recursos y jóvenes discriminados. Sin embargo, los minusválidos por lo general no están explícitamente incluidos en este tipo de programas.

Situación de vida: factor determinante de toda intervención

Todo enfoque del fomento de la ocupación que pueda tener éxito se caracteriza por el hecho de orientarse a la situación actual de la vida del grupo beneficiario de cada caso. Entonces hay que tomar en cuenta dos dimensiones: en primer lugar, las circunstancias de la vida individual de la persona, de su familia, o de ambos: tratándose de minusválidos esto es su potencial individual original (nivel educacional, conocimientos adquiridos hasta el presente y habilidades manuales, movilidad, la eventual necesidad de asistencia individual, etc.), además de los recursos, conocimientos y habilidades disponibles en la familia, “capital”, capacidad y disposición a prestar asistencia (al miembro minusválido de la familia), etc. Involucrar a los miembros minusválidos en una actividad productiva ya emprendida por la familia es una iniciativa con gran potencial. Frecuentemente esta alternativa constituye, por ejemplo para los retrasados mentales, la única posibilidad de ser activos y obtener ingresos. La segunda dimensión se refiere a la realidad económica en el entorno de esta familia: ¿Qué productos y servicios tienen demanda en los mercados locales, cuáles son las habilidades o destrezas que prometen ingresos que permitan ganarse la vida, cuál es el poder adquisitivo de este mercado?

Combinando las informaciones así obtenidas se puede generar una posibilidad de fomentar la ocupación que augure éxito a estas personas minusválidas.

Principios y conceptos trascendentes

Todas las medidas de fomento de la ocupación deberán tener en cuenta una verdad por demás sabida: sólo se pueden obtener efectos de empleo cuando las medidas de calificación y fomento están incorporadas en una política económica y ocupacional adecuada. En aquellas instancias en que hay necesidad de influir en las condiciones macroeconómicas generales relevantes se debe comenzar por focalizar los correspondientes aspectos. Así, por ejemplo, si la legislación tributaria favorece las inversiones con uso intensivo de capital, es poco probable que se abran nuevas fuentes potenciales de ocupación en el corto plazo.

Ante este trasfondo y con relación a las instituciones (formales e informales/tradicionales) que imparten una capacitación amplia y generadora de empleo, tal como se le definió anteriormente, rigen los siguientes principios y puntos de orientación:

  • La necesidad de asistencia y fomento se define de acuerdo con la situación original de determinados grupos beneficiarios, el marco sociopolítico y las condiciones de mercado.

  • Se requiere conocer la demanda local para, a partir de ella, poder generar posibilidades remunerativas de ocupación. Esto supone que los grupos beneficiarios se capaciten para analizar el entorno respectivo, incluso que sepan realizar una planificación de mercado y ventas, por lo menos en forma primitiva.

  • Los requerimientos del entorno local determinan la forma y el contenido de la acción intermediadora destinada a proporcionar educación básica (de nivelación) y formación profesional. Lo anterior resulta especialmente aplicable al caso de los minusválidos, quienes por lo general ni siquiera han podido asistir a una escuela.

  • La oferta de fomento no debe limitarse solamente a una actividad específica o a una profesión en especial, sino que se la debe desarrollar específicamente según la región y aprovechar los espacios conceptuales para ampliar los campos de ocupación.

  • Las ofertas de fomento se deben planificar en lo posible conjuntamente con el grupo beneficiario respectivo para así percibir su situación de vida específica y poder tomarla en consideración al implementar y aprovechar las medidas de fomento del empleo. Esto permite hacer coincidir, dentro de lo posible, las perspectivas y necesidades de estos grupos con la demanda del mercado local.

  • Cada medida individual se debe planificar y poner en práctica junto con grupos de autoayuda existentes. En este quehacer se deben aprovechar las capacidades de otras entidades formales e informales de educación/formación profesional y servicios de asesoría.

  • Fuera de la capacitación en el área artesanal-técnica, agrícola y/o de servicios también se deben entregar las bases del pensamiento y la acción empresariales.

  • El acceso a asistencia para la creación de situaciones de vida (trabajo) y a pequeños créditos se debe facilitar a aquellas personas que tienen el potencial correspondiente. Esto también involucra la asesoría y acompañamiento en los aspectos relativos a la organización, la planificación y la financiación.

  • El fomento debe incluir un equipamiento adecuado y una asistencia adaptada al grupo beneficiario. Esto entraña frecuentemente la necesidad de que el lugar de enseñanza quede cerca de la vivienda, lo que tiene decisiva importancia para minusválidos de movilidad restringida; las madres jóvenes muchas veces sólo pueden aprovechar las medidas de fomento cuando disponen de alguien que les cuide a sus hijos.

  • Los campos de ocupación en que trabajan preponderantemente muchachas y mujeres se deben incluir en diferentes niveles de capacitación de la educación y formación profesional permanente. Un enfoque de esta índole puede aumentar sus posibilidades de ocupación y su movilidad profesional. Se deben abrir nuevos campos de ocupación en forma dirigida para muchachas y mujeres.

  • Las instituciones gestoras y de fomento y sus instalaciones deben adaptarse cada vez más a las necesidades de ambos sexos. Esto tendrá efectos ante todo en la estructura de los horarios laborales de las ofertas.

  • Se deben desarrollar sistemas modulares y adaptar los currículos existentes que correspondan a las múltiples necesidades de educación y, al mismo tiempo, también a las demandas del mercado laboral. Estos módulos no deben permanecer orientados a lo técnico-artesanal en un sentido restringido, sino además abarcar elementos más amplios que puedan contribuir a fomentar la ocupación (por ej. elementos de educación básica, fortalecimiento de habilidades para la vida [“life skills”], fomento de la capacidad empresarial, etc.). Las ofertas modulares brindan también, y precisamente a los minusválidos, un acceso adecuado a la educación y formación profesional; los módulos se pueden adaptar a las posibilidades y al ritmo de aprendizaje individuales y ser adquiridos paulatinamente.

  • Una sensibilización específica de los profesores y multiplicadores o multiplicadoras apoya la participación de personas minusválidas y la sostenibilidad de esas actividades para fomentar su ocupación. Sólo así podrá dar frutos la necesaria adaptación de las instituciones gestoras y de fomento, y de sus programas para estimular el empleo, a las necesidades de personas con impedimentos.

  • En todos los casos estas premisas se deben poner en práctica orientándolas al proceso en forma dinámica, flexible y transparente. Fuera de todo esto que hemos expuesto se trata de tener presente las siguientes reflexiones:

El fomento del autoempleo (self-employment) y de pequeñas empresas es una estrategia muy promisoria. Sin embargo, a menudo ella no resulta adecuada cuando el grupo beneficiario específico no cuenta con la experiencia de mercado suficiente o no tiene el poder para imponerse en mercados intensamente competitivos. Este será muchas veces el caso de las personas minusválidas; a muchas de ellas desde su adolescencia se les han otorgado pocas posibilidades para pensar y actuar en forma “empresarial”. Justamente por ello es menester fomentar este “pensamiento empresarial” y ejercitar los rasgos básicos de la “actuación empresarial”. La “independencia (autoempleo)”, la “disposición a tomar decisiones”, el “pensamiento analítico”, la “disposición a correr riesgos”, son atributos que se pueden estimular y fortalecer desde temprana edad mediante la forma, el método y el contenido de la educación, la formación profesional y permanente. Aún habrá que aclarar si los instrumentos existentes1 orientados a esta clase de actuación están concebidos de forma que estimulen las condiciones básicas para la actuación empresarial incluso en lo referente a las personas minusválidas. En todos los casos en que las mujeres y hombres minusválidos que deciden emprender una actividad independiente no pueden quedarse solos con su iniciativa, sino que se les debe acompañar con una asesoría adecuada para forjarse una situación económica que les permita ganarse la vida.

Personas minusválidas en el fomento del empleo

El fomento del empleo para no videntes y personas con defectos visuales, para sordos y personas con trastornos de audición, para jóvenes, hombres y mujeres que tienen algún impedimento físico, no es un programa especial, sino que debe siempre concebirse y realizarse como parte de un todo global.2

Debe prevalecer el concepto fundamental de que la disminución de la pobreza y el fomento del empleo siempre abarcan a mujeres y hombres minusválidos – y a sus familias.

Inclusión en los programas nacionales

Del principio de que todo programa para combatir la pobreza y fomentar el empleo es al mismo tiempo un programa destinado a minusválidos, se deducen algunas indicaciones concretas de cómo se debe actuar. Éstas contribuyen a derribar las resistencias existentes, lo mismo que el desconocimiento y el desconcierto que muchas veces se oponen a esta clase de fomento integrado del empleo de minusválidos:

Información: La información se debe dirigir a las entidades que toman decisiones en diferentes niveles, pero que sólo rara vez ven a las personas minusválidas como grupo beneficiario parcial para aplicar medidas de fomento del empleo. En primer lugar, dicha información debe procurar que se llegue a comprender la importancia de incluir a personas minusválidas en los programas destinados a combatir la pobreza y fomentar la ocupación. Por otra parte, también conlleva la entrega de conocimientos básicos que sirvan para promover a las personas que sufren formas específicas de impedimentos tales como ceguera, sordera, etc. .

Asesoramiento: La asesoría está dirigida, por una parte, a los organismos responsables de adoptar medidas para fomentar la ocupación. Éstos requieren ayuda concreta con respecto a cómo deben orientar su oferta incluyendo a personas minusválidas. La asesoría también es necesaria para las organizaciones de autoasistencia de minusválidos, que pueden operar como intermediarias entre los prestadores de servicios específicos y el potencial receptor. 

Prestación de asistencia: Aquí se incluye la calificación de colaboradores y colaboradoras en los programas de fomento de la ocupación. Ellos suelen carecer de los conocimientos y la experiencia necesarios para estimular adecuadamente a personas que sufren de impedimentos muy diferentes a fin de que ellas tengan la posibilidad de contribuir a sus propios ingresos. Esto también presupone adaptar o preparar los materiales de trabajo que permitan que personas con diferentes formas de impedimentos tengan acceso a las medidas de fomento de la ocupación y participen en ellas. En cuanto a las personas minusválidas propiamente tales, fuera de la adaptación de métodos y materiales de aprendizaje se requieren otras prestaciones de asistencia, como son la flexibilización de currículos de los programas de fomento, a la que ya hemos aludido, y en algunos casos transporte y apoyo específico (por ejemplo: para los sordos, traducción al lenguaje de gestos; para los no videntes, un lector, además de otras medidas semejantes).

Ejemplos de la inclusión de minusválidos en programas de fomento de la ocupación

Ya existen unos pocos ejemplos de una integración tal de minusválidos en programas de fomento de la ocupación

Así pues, como parte de la “Estrategia para reducción de la pobreza en Ghana” (Ghana Poverty Reduction Strategy),3 actualmente se está preparando en ese país un programa de combate contra la pobreza que se ocupa expresamente de las necesidades de mujeres y hombres minusválidos. El Ministerio Social y del Trabajo de Ghana eligió en este contexto y con su competencia en el ramo dos cursos de importancia gravitante: “Calificación profesional breve en economía informal” e “Inclusión de minusválidos”. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) asesora al ministerio en un programa piloto de planificación y aplicación de medidas individuales. Aquí se persigue el objetivo de incluir a personas minusválidas en programas de fomento de la ocupación que se desarrollarán en distritos piloto especialmente seleccionados y que estarán basados en la demanda existente. Esto habrá de realizarse con la participación de gremios locales, representantes de la economía privada, organizaciones sindicales y asociaciones de minusválidos.4 La Organización Internacional del Trabajo está preparando actualmente un documento que contiene las bases de la inclusión de personas con impedimentos en las estrategias nacionales para combatir la pobreza.5

El Foro de Capacitación Profesional Funcional (Functional Vocational Training Forum) de la India aplica métodos más parcializados.6 Aquí se fortalecen los organismos locales mediante subsidios financieros y asesoría conceptual en la planificación y la aplicación de cursos de educación breves destinados a proporcionar empleo a jóvenes que han abandonado la escuela y a otros grupos beneficiarios empobrecidos. La inclusión de minusválidos es un deseo expreso y se fomenta de manera específica. Aunque el interés esencial de este foro se centra en la capacitación profesional breve, también se buscan vínculos con otros aspectos del fomento del empleo (educación empresarial breve, fomento de pequeñas industrias, acceso a microcréditos).

En una edición futura de esta revista se podrán publicar ejemplos de otros programas innovadores que combaten la pobreza mediante la inclusión de minusválidos en las medidas de fomento del empleo.

Notas

1  El instrumental de economías basadas en la aptitud mediante la formación de empresas (Competency-based Economies through Formation of Enterprise – CEFE) promovido por la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica y Desarrollo (Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit – GTZ), como también el programa “Start your Business” (Inicie su propia empresa) distribuido por la OIT, presuponían ambos una educación básica que a muchos minusválidos se les ha negado en los países subdesarrollados. El documento “How to start a small business: A Manual for Community Workers Assisting Persons with Disabilities” (“Cómo iniciar una pequeña empresa: Manual para trabajadores comunitarios que asisten a personas discapacitadas”) no se validó ni se actualizó. “Know about Business” – KAB (Conozca cómo funciona una empresa) desarrollado por la OIT para fomentar el pensamiento y la acción (pre)- empresariales de los alumnos de enseñanza secundaria, finalmente podría ser aprovechado con éxito incluso en el trabajo específico dirigido a grupos beneficiarios de personas minusválidas.
2  Tratándose de deficientes mentales se les debe incorporar en el fomento de la ocupación dentro del ámbito familiar.
3  Este programa en Ghana es la adaptación nacional de un programa iniciado por el Banco Mundial con el título de “Programa de estrategia de reducción de la pobreza“ (“Poverty Reduction Strategy Programme” – PRSP). El PRSP es el esfuerzo actual del Banco Mundial tendiente a „amortiguar socialmente“ los necesarios procesos de adaptación estructural de la economía en los países en desarrollo y transformación. Para tal efecto se conceden créditos destinados a ese fin.
4  Contacto: Poschen@ilo.org
5  Hans Roeske: Including Disability Issues in National Poverty Reduction Strategies (Título del trabajo: se publicará durante el último trimestre de 2004). Contacto: Ransom@ilo.org
6  Contacto: fvtf@vsnl.com

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