Eybar Insuasty Alvarado presenta un programa educacional de Colombia que se vale de un enfoque muy especial: se trata de la visión de un mundo que puede ser construido por los hombres conjuntamente. Un mundo en los cuales no sólo factores económicos juegan un papel importante, sino en el cual también el hombre realiza sus sueños culturales y sociales en un entorno intácto. El autor es colaborador de la organización colombiana asociada al IIZ/DVV llamada «Asociación para el Desarrollo Campesino».
«Lo que no se conoce no se ama ni se defiende»
Para conocer y comprender la escuela y su papel en el desarrollo comunitario del suroeste colombiano, queremos contarles que Un Disoñador es un ser común que en su cotidianidad se atreve a privilegiar la posibilidad creativa de la vida y el mundo. Disoñador es un hacedor de sueños, es decir, quien despliega capacidades dirigidas a hacer lo que soñamos. Disoñadores somos todos aquellos que en cada uno de nuestros espacios tenemos la certeza de que otros mundos son posibles y estamos empeñados en construirlos juntos.
El Bienvivir Local es la utopía realizable, aquel espacio que construimos día a día donde nuestros sueños son posibles, donde generamos colectivamente las satisfacciones para todas nuestras necesidades fundamentales; aquí es posible cultivar los alimentos para el cuerpo y el espíritu, allí criamos los animales nativos y criollos, como cuyes, gallinas, cerdos y bovinos, conservamos el paisaje para que reverdezca y nos proporcione papas, cebolla, yuca, moras, en fin, es nuestra despensa, pero allí también vemos crecer el afecto, la ternura, la solidaridad, la amistad, es aquí donde buscamos ser felices con nuestra manera particular de ser y de hacer de acuerdo con lo que tenemos en el lugar en donde nos encontramos.
Pensar la escuela de formación: disoñadores del bienvivir local ha sido un reto visible y palpable desde nuestras intenciones y acciones. Si bien se disoñó para convertirnos en hacedores de nuestro bienvivir local, esta oportunidad nos permite explayarnos mas allá. La Idea de educación desde una mirada alternativa nos enmarca o mejor, nos libera, en el sentido de permitir nuevas opciones, apostarle a la vida con herramientas de reflexión, con visiones proponentes en cuanto a lo social, político e incluso educativo. Otorgándole al ocio su lugar apropiado en donde se vislumbran las mejores ideas. La escuela como un lugar para ello está encaminada a validar los saberes previos y ancestrales, haciendo sinergia con lo narrado por otros para crear un nuevo discurso, aquel que oriente en el contexto con suma coherencia y compromiso. Este proceso se ha convertido en una magna propuesta y por ello se pretende hacer trascendencia en sus logros, aprendizajes, experiencias y encuentros; para ello, permanece en constante revisión por medio de reuniones periódicas de quienes hacemos parte de ella que permiten la reorientación, en donde las ideas y el encuentro son los reguladoras de lo nuevo.
Ligada a la ADC con su quehacer, su utopía y sus principios, la escuela de disoñadores concede sitios para lo posible, desde lo que en inicios creemos incierto, absurdo o arriesgado, promete escuchar también el silencio para contar con lo que aún no se ha dicho y proponer desde lo nuestro.
El área de trabajo de la ADC referida a la «Gestión para el Bienvivir Local» se ocupa de brindar las bases en la administración, planificación, organización, coordinación, monitoreo y evaluación de los procesos. En la perspectiva de la formación se han llevado a cabo procesos en derechos sociales, formación política, participación ciudadana en las comunidades de La Cocha, Yacuanquer, Chachagüí, Buesaco y Pasto.
Se hace necesario la formación para que la comunidad pueda continuar en la construcción libre de bienvivir local, concepto éste último que ubica las miradas no en la acumulación y más en la permanente construcción de la vida. La formación entendida como «Ascenso a la Humanidad» y como el enriquecimiento del espíritu crítico y creador. La nota fuerte es la constatación que la academia formal representada en la escuela oficial presenta varios vacíos.
El sueño de una educación con sujetos y comunidades autónomas capaces de crear destinos humanos mediante una formación que permita estar atentos al devenir de los acontecimientos para interpretarlos y enriquecerlos de las historias locales ha sido el reto permanente, es entonces cuando los elementos obtenidos al recorrer un camino y notadas las carencias de las ofertas normales, hace necesario acudir a la imaginación para fortalecer la «Escuela de Disoñadores para el Bienvivir Local».
Como criterios para la formación en el proceso de la escuela tenemos:
La escuela tiene como propósito propiciar un espacio donde contamos con conocimientos, elementos y habilidades para convertirnos en constructores de nuestros propios mundos.
La escuela apoya entonces a los disoñadores del bienvivir local con el fin de:
Generar un proceso de formación que a partir de la reflexión sobre problemáticas que influyen en nuestra vida, permita a las mingas campesinas y sus familias asociadas apropiarse de la construcción y acción sobre sus propias realidades y sueños, fortaleciendo el bienvivir local presente y futuro basados en la identidad campesina, la solidaridad, la autonomía y el respeto a la diversidad.
En la metodología se resalta que la escuela no es una escuela formal. En la escuela de disoñadores la libertad es un signo; no hay lugar para el dogmatismo, la enseñanza es un ejercicio que pierde en poder para ganar en afecto. La investigación tiene un lugar prioritario en el proceso de formación y en ella tiene un puesto digno el pensamiento propio, la responsabilidad y la actitud hacia el compromiso, nos sustentamos en la minga investigativa que permite reencontrar y encontrar saberes y reinvindicarlos en prácticas creativas en nuestra cotidianidad.
Se precisa entonces, que la experiencia de apoyo de disoñadores implica:
Al desarrollar los ejes temáticos, mediante una metodología de talleres, permite:
«Más importante que el camino,son las huellas así se hacen los caminos. A fuerza de Huella»