Michael J. Hatton / Kent Schroeder

Este artículo se concentra en los beneficios recíprocos que se desprenden de las asociaciones internacionales de educación de adultos en las que participan organizaciones de educación de adultos de los hemisferios norte y sur. En particular, entrega detalles sobre la manera en que la labor de los socios del Sur resulta beneficiosa para la educación de adultos en el Norte. Los autores concluyen que es necesario asignar mayor valor y énfasis a las contribuciones que los socios del Sur realizan a la asociación, para así evitar el paternalismo que ha caracterizado a gran parte de la colaboración internacional en el pasado. Michael J. Hatton es vicepresidente del Humber College de Toronto, Ontario, Canadá. Kent Schroeder es Director de Proyectos Internacionales de la Escuela de Negocios del Humber College.

Asociaciones internacionales de Educación de Adultos: Mucho más que una vía de un solo sentido

Introducción

Las asociaciones Norte-Sur se han transformado en el sello distintivo del desarrollo internacional y de la labor de colaboración práctica en el área de la educación de adultos. Las instituciones y ONG del hemisferio norte dedicadas a la educación de adultos están formando cada vez más asociaciones con organizaciones del hemisferio sur. La creciente popularidad de este tipo de relación estriba en sus beneficios perceptibles. En un nivel conceptual, la asociación es una estrategia que supone una distribución equitativa de objetivos, recursos, responsabilidades y rendiciones de cuentas. Para las asociaciones internacionales de educación de adultos en particular, la ventaja de trabajar dentro de un marco de cooperación internacional es que no sólo aumenta el grado de acceso de los socios del Sur a los recursos financieros, sino que además se incrementa la cantidad de recursos humanos, técnicos e intelectuales disponibles para los socios del Sur y del Norte. Esta combinación de recursos contribuye a aumentar la eficacia en la programación, intensifica la eficiencia y genera un mayor grado de creatividad (Brinkerhoff, 2002; Googins y Rochlin, 2000; Lowndes y Skelcher, 1998). El resultado obtenido, por lo menos conceptualmente, debería ser un efecto recíproco que reporta beneficios a cada uno de los socios, aunque con toda seguridad no se obtienen iguales beneficios en la misma medida.

Sin embargo, en la práctica la noción de beneficios mutuos suele desvanecerse por la tendencia a concentrarse únicamente en los beneficios que una asociación internacional le reporta al socio del Sur. Lo que no ha sido estudiado adecuadamente, o siquiera expuesto en detalle, es el verdadero concepto que los miembros del Norte tienen de la reciprocidad en las asociaciones internacionales de educación de adultos. Casi nunca nos referimos a la manera en que la participación del socio del Sur beneficia al socio del Norte. Se trata de una grave omisión y de un perjuicio a nuestros colegas del Sur, por cuanto se perpetúa la noción de que la asociación favorece el flujo en un solo sentido, quedando el socio del Sur como el único beneficiario, y el socio del Norte como el único contribuyente.

En este artículo se aborda este aspecto describiendo a grandes rasgos algunos de los beneficios que los socios del Norte pueden cosechar en las asociaciones internacionales de educación de adultos. Se utiliza como base la experiencia del Humber Collage, una institución educacional canadiense que ha estado participando activamente por más de dos décadas en asociaciones internacionales de educación de adultos. Al concentrarnos en los beneficios que las asociaciones reportan a las organizaciones del Norte, permitimos que los lectores se formen una idea más clara de la manera en que la labor de los participantes del Sur en las asociaciones internacionales resulta favorable para la educación de adultos en el Norte.

Beneficios de la asociación para las organizaciones del Norte

En términos generales, la promoción de asociaciones internacionales de desarrollo es una estrategia que procura evitar el paternalismo que ha caracterizado gran parte de la labor práctica en el pasado, fomentando una división equitativa de las responsabilidades y rendiciones de cuentas. Pese a los cambios introducidos en la estrategia general, las asociaciones internacionales de educación de adultos siguen siendo descritas casi siempre como entidades cuya formación tiene como eje principal—si no exclusivo— la creación de capacidades para las organizaciones asociadas del Sur, o al interior de ellas. Las más de las veces esta programación involucra el reforzamiento de áreas tales como la elaboración de currículos, la pedagogía para educación de adultos, el apoyo a la formación, y la gestión de programas.

En la mayoría de los casos el papel del socio del Norte consiste en proporcionar formación y recursos financieros que le permitan al socio del Sur potenciar su propia capacidad para impartir una educación de adultos eficaz. Con todo, teniendo en cuenta el compromiso de entablar este tipo de relación dentro de un marco asociativo, con su noción de distribución equitativa de responsabilidades, rendiciones de cuentas y beneficios, una transferencia unidireccional de aptitudes, conocimientos y beneficios resulta muy insuficiente para situarse dentro del modelo de asociación. Una verdadera asociación atenderá a las necesidades y empleará las capacidades de ambos socios en un flujo recíproco de beneficios.

Este énfasis en el flujo Norte-Sur de ningún modo significa que el socio del Norte no reciba beneficios: de hecho, estos existen, y pueden llegar ser considerables. Empero, el hecho de que la labor de las asociaciones se concentre cotidianamente en la creación de capacidades en los miembros del Sur puede, de manera involuntaria, dar pie para que los beneficios reportados a los países del Norte —que tienden a ser menos notorios e inmediatos— pasen inadvertidos. El socio del Norte tiene la inclinación a ocuparse de fortalecer al socio del Sur, sin tomarse el tiempo para reflexionar sobre los efectos de la asociación en el Norte, y para darlos a conocer. Asimismo, se puede minimizar el potencial del miembro del Norte para aprovechar plenamente la asociación, con lo cual se desperdician muchos de sus beneficios. Y lo que tal vez resulta más perjudicial, el hecho de que se destaque por sobre todo la creación de capacidades en el socio del Sur le impide a éste percatarse de que con su contribución está prestando un valioso e importante servicio a la asociación. El resultado de lo anterior puede ser la percepción de que la retórica de la asociación en cuanto a los beneficios mutuos no está en consonancia con la práctica.

Esta apreciación errónea suele verse acentuada por las solicitudes de propuestas que formulan los organismos de financiación, en las que se hace hincapié en una descripción detallada de los beneficios para el Sur, a veces hasta el extremo de transformarse en el único fundamento de las propuestas. La situación anterior se exacerba aun más con la exigencia de presentar informes en los que muchas veces también se vela por que las exposiciones pormenorizadas se concentren resueltamente en el desarrollo del Sur, descartándose cualquier oportunidad de señalar los resultados para el Norte.

En consecuencia, los socios del Norte deberán valorar y enumerar más decididamente los beneficios que reciben gracias a su labor en asociaciones internacionales de educación de adultos. Nuestra experiencia de trabajo en una diversidad de asociaciones con organizaciones africanas, asiáticas y del Caribe, nos ha llevado a descubrir que dichos beneficios permiten mejorar directa y significativamente la programación, como también fomentar el desarrollo institucional y de recursos humanos, de los socios del Norte. Asimismo, los miembros de la sociedad obtienen mayores ventajas.

A. Beneficios relativos a la programación y el currículum

Mayores aptitudes para educar a alumnos multiculturales

En gran parte del hemisferio norte, y particularmente en Canadá, las políticas de inmigración han dado origen a poblaciones sumamente variadas, en las que están representadas culturas de casi todo el mundo. Esta diversidad se ve reflejada en la composición del alumnado y afecta directamente el ambiente de aprendizaje en nuestros programas y aulas de educación de adultos. La heterogeneidad de culturas trae aparejada una multiplicidad de normas, comportamientos y valores culturales, como también de estilos de aprendizaje, los que, sin embargo, pueden pasar inadvertidos y no ser considerados en las aulas de educación de adultos del Norte, en desmedro de una enseñanza adecuada. Nuestra experiencia indica a todas luces que, gracias a la labor en asociaciones internacionales de educación de adultos, los socios del Norte desarrollan aptitudes específicas para abordar este problema. Específicamente, la experiencia adquirida al entablar relaciones con socios del Sur proporciona a sus colegas del Norte una intensa vivencia de inmersión cultural que permite comprender mejor los valores, los comportamientos y las necesidades de otras culturas. Ello genera competencias y aptitudes transculturales que luego pueden aplicarse a programas y aulas de educación de adultos en el hemisferio norte. Como resultado de lo anterior, el socio del Norte adquiere la capacidad para elaborar su propia programación de educación de adultos, de tal manera que sea posible educar a su población culturalmente diversa —y al mismo tiempo satisfacer sus necesidades— con mayor eficacia.

Mayor profundidad del currículum y métodos más diversos para impartir la enseñanza

En los proyectos de asociación internacional que requieren crear capacidades suelen participar funcionarios del socio del Norte que se encargan de formar al personal del socio del Sur. Esa capacitación es incorporada más tarde en la labor de educación de adultos del socio del Sur. Los docentes de nuestra institución que han impartido esa capacitación advierten, por lo general, que los participantes del socio del hemisferio sur tienen mayores aspiraciones y formulan preguntas más difíciles que los típicos alumnos del Norte. Para cumplir con estas mayores expectativas y exigencias, los instructores del Norte se ven en la necesidad de modificar y profundizar con mucha frecuencia su currículum. Además es preciso diseñar métodos más variados e interactivos para impartir la enseñanza a fin de satisfacer las necesidades y aspiraciones de los participantes del Sur en materia de capacitación. Como consecuencia de lo anterior, se elaboran currículos de capacitación y métodos de enseñanza más eficaces que pueden trasladarse a la práctica de la educación de adultos en el país de origen.

Mayor importancia de la perspectiva global al interior del currículum

La internacionalización es una consigna que adquiere cada vez más fuerza en la educación de adultos del hemisferio norte. Proporcionar a los alumnos los conocimientos y las aptitudes que les permitan desenvolverse eficazmente en un mundo globalizado es una condición esencial para gran parte de la programación de la educación de adultos en el Norte. Trabajar estrechamente con socios del Sur y enterarse de sus vivencias, métodos, éxitos y desafíos es una de las maneras más eficaces de infundir una perspectiva global en las organizaciones del Norte. Nuestra experiencia demuestra que esta óptica global suele ser incorporada más tarde directamente en el currículum. El resultado de lo anterior es una experiencia de educación de adultos que amplía la cosmovisión de los estudiantes del Norte. Se trata de un requisito fundamental en un mundo altamente interconectado que valora y recompensa a aquellos que poseen los cocimientos y las aptitudes para interactuar con el mundo. El que los socios del Sur compartan su experiencia y conocimientos con los socios del Norte contribuye, por tanto, a elaborar un currículum globalizado que enriquece la formación de los graduados de programas de educación de adultos impartidos en el Norte.

B. Desarrollo Institucional

Mayor capacidad institucional para negociar con las contrapartes

El trabajo con organizaciones del Sur dentro de un marco de asociación internacional permite que las organizaciones de educación de adultos del Norte afinen aptitudes de negociación que más adelante pueden emplearse para tratar con una amplia gama de contrapartes en la región de origen, desde entidades gubernamentales hasta organismos empresariales o comunitarios. Si se pretende que una asociación internacional —en la cual es dable observar amplias diferencias entre las necesidades, los recursos y los contextos institucionales de los socios— sea exitosa, ambas partes deben desarrollar una capacidad para negociar y adoptar decisiones basada en el compromiso, el reconocimiento del beneficio mutuo, y el respeto por las limitaciones y las oportunidades que el contexto ampliamente diverso del otro socio pudiere imponer. Esta circunstancia ofrece a los socios del Norte una experiencia de aprendizaje inigualable. Las aptitudes adquiridas gracias a negociaciones de asociación internacional permiten que los socios del Norte negocien en mejores condiciones con sus propias contrapartes habituales, y lo hagan desde una perspectiva de asociación y no de ganadores y perdedores.

La percepción más clara de las fortalezas y las deficiencias institucionales se traduce en una mejor dotación de personal

Dada la naturaleza de la labor de colaboración internacional, los socios del Norte se ven frecuentemente impulsados a evaluar de manera crítica su propio desempeño. Ello, a su vez, les ayuda a percibir más claramente su propia capacidad institucional, incluidos sus puntos fuertes y sus deficiencias. La planificación cooperativa con los socios del Sur, quienes aportan distintas perspectivas institucionales y culturales, resulta particularmente eficaz cuando se trata de instar a los socios del Norte a adquirir una conciencia más clara de dónde radican sus fortalezas institucionales y dónde existen deficiencias de capacidad. Esa percepción se agudiza aun más gracias a las tareas administrativas cotidianas vinculadas a dichas asociaciones, como la elaboración de propuestas y la redacción de informes, que obligan a los miembros del Norte a reflexionar sobre su propia capacidad institucional y a analizarla en forma crítica. En último término, esta apreciación más clara de las fortalezas y deficiencias institucionales permite que las instituciones del Norte apliquen un enfoque más estratégico a la dotación de personal para aprovechar las fortalezas y corregir las deficiencias.

C. Desarrollo de recursos humanos

Desarrollo profesional del personal

Los socios del Sur les ofrecen a los socios del Norte una poderosa experiencia de desarrollo profesional. Los colegas del Sur ponen a los funcionarios del socio del Norte en contacto con diversos métodos de capacitación y prácticas administrativas, a menudo dentro de un contexto de recursos e infraestructura limitados. Según nuestra experiencia, este acercamiento a las distintas prácticas mueve a los especialistas en educación de adultos del hemisferio Norte a analizar críticamente sus propias hipótesis acerca de cuáles son los métodos apropiados para diseñar el currículum e impartir la educación. Este examen crítico, a su vez, les permite enriquecer aun más sus aptitudes, profundizando así su eficacia como educadores de adultos.

Desarrollo Personal

No pocas veces la mentalidad de los funcionarios del socio del Norte que toman parte en actividades de asociación internacional en el hemisferio sur sufre un cambio radical cuando entran en contacto con otra realidad. La experiencia de vivir en el Sur, aunque sea por un período breve, y la interacción con personal del socio del Sur, pueden modificar considerablemente la perspectiva con respecto a la manera en que los miembros del Norte deben relacionarse con sus homólogos del Sur. Al regresar de su misión, los funcionarios del socio del Norte suelen experimentar un mayor interés por abordar asuntos relativos al analfabetismo, la pobreza y la exclusión social tanto en el Sur como en el Norte. En medio de la atmósfera política del hemisferio norte, donde los contribuyentes se sienten a menudo contrariados por tener que financiar la labor internacional, la capacidad de las asociaciones internacionales para modificar las opiniones individuales es un logro significativo.

D. Beneficios para la sociedad

Mayor tolerancia y valoración transcultural en el Norte

Aun cuando la mayor tolerancia y valoración transcultural al interior de las sociedades del Norte no constituye la preocupación central de las asociaciones internacionales de educación de adultos, éstas contribuyen en pequeña medida a promover esa causa. El hecho de interactuar con socios de Sur permite que los miembros del hemisferio norte entren en contacto con nuevos valores, culturas, y comportamientos que de otro modo tal vez no tendrían oportunidad de conocer, lo cual adquiere particular significación cuando los funcionarios del socio del Norte que participan en actividades en el Sur experimentan lo que es vivir como una minoría. Se trata de una situación que la generalidad de los miembros de la cultura dominante de Norteamérica o de Europa no han conocido de cerca, por lo que no despierta su sensibilidad, pese a los numerosos grupos étnicos minoritarios que conforman las poblaciones del Norte. Al familiarizarse con la experiencia de vivir como minoría, cuando regresan a su lugar de origen los funcionarios del socio del Norte suelen llegar a sentir mayor empatía con las a menudo difíciles circunstancias que afrontan las minorías en el hemisferio norte. Ello contribuye a un mayor grado de entendimiento y, ojalá, armonía entre los grupos étnicos.

Afrontar las realidades de la globalización

Las asociaciones internacionales de educación de adultos integran directamente a los socios del Norte, como también a los del Sur, en el proceso de globalización. El trabajo conjunto permite que ambos socios experimenten la compleja mezcla de dificultades y desigualdades asociada a la globalización, como también las ventajas y los beneficios que ésta reporta al Norte y al Sur. Por último, esas vivencias nos llevan a todos los participantes en asociaciones internacionales a percibir con mayor claridad la manera en que, dentro de un mundo globalizado, podemos realizar aportaciones provechosas más allá de nuestras fronteras.

Conclusión

Los beneficios que los socios del Norte pueden obtener de las asociaciones internacionales de educación de adultos son considerables. Una asociación satisfactoria puede sin duda redundar en beneficios mutuos si nos tomamos tiempo para reconocerlos. Nosotros, los miembros del Norte, tenemos que esforzarnos aun más por dar a conocer estas ventajas, de modo que nuestros colegas del Sur se formen una idea más clara de cómo sus contribuciones a la sociedad favorecen la práctica de la educación de adultos en el Norte. Este objetivo puede lograrse de diversas maneras, desde detallar en los informes de financiación los beneficios para los socios del Norte, hasta ofrecer tribunas para que funcionarios del socio del Sur que visitan el Norte compartan directamente sus conocimientos con colegas del Norte. Lo anterior servirá para que los socios del Norte y del Sur lleguen a comprender más claramente cuáles son los beneficios mutuos que reporta la asociación y, en definitiva, para que en la labor práctica de esta última sus principios se reflejen con mayor fidelidad, y para que aumente el alcance de sus resultados.

Referencias

Brinkerhoff, J. (2002). Partnership for International Development: Rhetoric of Results?
Boulder: Lynne Reinner.

Googins, S. y Rochlin, S. (2000) Creating the Partnership Society: Understanding the Rhetoric and Reality of Cross-Sectoral Partnerships. Business – Society Review
105(1), 127-144.

Lowndes, N. y Skelcher, c. (1998). The Dynamics of Multi-Organizational Partnerships: An Analysis of Changing Modes of Governance. Public Administration
76(2), 313-333.

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