Rita Süssmuth

Financiación de la educación de adultos para el desarrollo: una introducción

Permítanme comenzar agradeciendo a DVV International y a sus socios internacionales por la iniciativa de efectuar esta conferencia. Como observadora que ha seguido activamente la evolución de temas como la educación de adultos y la cooperación para el desarrollo durante varias décadas, me preocupa en lo personal que, a pesar de todos nuestros esfuerzos por difundir dichos conceptos, hoy en día casi no existan avances en lo que respecta a la financiación de la educación a lo largo de toda la vida. El hecho de que lo anterior afecte por igual a los países del hemisferio norte y a los del hemisferio sur, en su calidad de donantes internacionales en materia educativa, no mejora demasiado las cosas.

Tuve el honor de presidir la Quinta Conferencia Internacional sobre Educación de Adultos (CONFINTEA V) en 1997. Tal vez sea útil recordar las conclusiones y exigencias que surgieron de este anterior encuentro mundial sobre el tema que nos convoca. En cuanto a la financiación de nuestro sector, en el «Plan de Acción para el Futuro» propusimos, entre otros asuntos, lo siguiente:

«El costo de la educación de adultos debe considerarse en relación con las ventajas que aporta el aumento de las competencias de los adultos.... Nos comprometemos a mejorar la financiación de la educación de adultos contribuyendo a que los organismos financieros bilaterales y multilaterales respalden económicamente la educación de adultos en el marco de una colaboración mancomunada…. , proponiendo que cada sector que participa en el desarrollo asigne un porcentaje de su presupuesto a la educación de adultos …., invirtiendo una parte equitativa de los recursos en la educación de la mujer…»

Doce años atrás ésas eran nuestras metas, razonables y realistas. Si las comparamos con la realidad actual, el resultado da que pensar.

La educación y el aprendizaje de jóvenes y adultos, incluida la alfabetización, son temas prácticamente ignorados en la agenda de desarrollo internacional. No forman parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y, en materia de ayuda y financiación internacionales, la campaña «Educación para Todos» se reduce prácticamente a la educación básica universal. No se trata de oponernos a la necesidad que tienen todos los niños y niñas de asistir a la mejor escuela posible luego de recibir la debida atención y educación durante la primera infancia. Se trata de afirmar con total claridad que la educación es un derecho humano de por vida. Las dos consignas que han sido usadas reiteradamente en la promoción de la causa siguen vigentes. La primera es «educación a lo largo de toda la vida para el hemisferio norte y educación básica para el hemisferio sur», y la segunda es que el concepto «Educación para Todos» (EPT) ha sido interpretado como «Excepto para los Adultos».

Esta situación es aún más vergonzosa si se analizan en detalle las ventajas de la educación de adultos y del aprendizaje a lo largo de toda la vida, concluyendo razonablemente que la educación de jóvenes y adultos promueve una ciudadanía activa, fortalece el crecimiento personal y garantiza la inclusión social, traspasando, por ende, con holgura el ámbito de la mera empleabilidad. Ya no cabe duda de que la educación de adultos, dentro del marco del aprendizaje a lo largo de toda la vida, es un factor clave para el desarrollo económico y social, además de constituir un derecho humano. Obviamente, nuestra atención se centra, en particular, en los grupos humanos más pobres y desfavorecidos. Entendemos la pobreza como un fenómeno complejo en el cual la educación de adultos contribuye a desarrollar una cultura del aprendizaje y, por consiguiente, a romper el ciclo endémico de la indigencia en las comunidades de escasos recursos.

Señoras y señores: nos parece lamentable la estimación de la UNESCO según la cual aún existen más de 800 millones de analfabetos en todo el mundo, seres humanos privados de participar en los niveles económicos, sociales y políticos más elementales. Sin embargo, ¡cuánto podríamos lograr! A este respecto, desearía citar parte de un informe de los «Proyectos de Alfabetización de la Commonwealth of Learning» del año 2008, para que aprecien las ventajas de invertir en esta área:

«No importa cuán básicas fueran las habilidades de lectura y escritura adquiridas, la mayoría de los educandos comenzaron a aplicarlas de inmediato. Los ejemplos más frecuentemente mencionados incluían la lectura de los horarios, los letreros y los anuncios en los autobuses. Los estudiantes relacionados con la agricultura comenzaron a leer los precios de los productos agrícolas básicos. Muchas personas comentaron que ahora son capaces de leer periódicos, libros y textos escolares de sus hijos.

Aunque los alumnos utilizaban menos la escritura que la lectura, el sólo hecho de poder firmar con su propio nombre y de escribir unas breves líneas aumentó su autoestima. Algunas personas comentaron que ahora utilizan la escritura para firmar formularios y solicitudes, como tarjetas de racionamiento, registros de asistencia, informes escolares de sus hijos, formularios bancarios y documentos gubernamentales.

Las aptitudes de cálculo fueron usadas principalmente para contar y manejar dinero, organizar el presupuesto familiar, distinguir los números en el trans-porte público y decir la hora. Los alumnos que trabajaban en un empleo remunerado ahora aplicaban sus nuevas aptitudes de cálculo para verificar el pago de su salario; comentaban que ya nadie los engaña.

El efecto de las clases de alfabetización fue aún más profundo en las personas mayores de 40 años, quienes se consideraban a sí mismas demasiado viejas para estudiar, pero pronto descubrieron que sí podían aprender a leer, a escribir y a usar la tecnología. Adquirieron confianza en sí mismas y se sintieron más autosuficientes en su vida diaria. También consideraban que su situación tanto a nivel familiar como comunitario había mejorado gracias a su alfabetización. Muchos padres… desarrollaron una actitud más positiva con respecto a la educación y se involucraron más profundamente en la formación escolar de sus hijos».

Rita Süssmuth

  

Rita Süssmuth
Fuente: Barbara Frommann

 

Lo que aquí se describe tan vívidamente sobre proyectos de alfabetización es la enorme y variada utilidad práctica de la educación de adultos en distintos niveles. El desafío que afrontamos consiste en plantear con mayor claridad esta interacción de elementos, tanto empíricamente como en nuestro material de divulgación, y fortalecerla en la medida de lo posible con datos concretos, para luego hacer llegar nuestras conclusiones a los encargados de tomar decisiones en el hemisferio norte y en el hemisferio sur. Sin embargo, quisiera advertir expresamente sobre el riesgo que supone permitir que las personas crean que nuestra labor de educación de adultos durante el proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida se reduce a una mera función compensatoria, como si fuéramos un simple taller de reparaciones para un sistema de educación formal desfinanciado e ineficiente. Tal percepción no hace justicia en modo alguno a la complejidad de nuestro quehacer. La educación de adultos tiene que ver también con los desafíos de la democracia y de los derechos humanos, con el cambio climático o el desarrollo cultural, por nombrar sólo algunos de los aspectos involucrados.

Teniendo en cuenta estos desafíos, ¿cuál es el panorama actual de la ayuda financiera para la educación de adultos? Lamentablemente, sólo podemos mencionar ciertos aspectos principales, ya que no existe una recopilación sistemática y confiable de información a este respecto, como tampoco existe en relación con la evaluación de la utilidad práctica de la educación de adultos. Por lo tanto, hago un llamamiento a los delegados enviados a la CONFINTEA VI, quienes se reunirán a fin de año en Belém, Brasil, para que presten especial atención a este tema.

La información disponible más reciente, basada principalmente en los informes estatales y regionales del proceso desarrollado para CONFINTEA VI, es clara al respecto. Sin embargo, antes que nada es preciso señalar que la mayoría de los gobiernos y de quienes adoptan las decisiones en los países del hemisferio sur no han comprendido la importancia del asunto. Esto es lo que señala el Informe de Síntesis Regional para Asia:

«La inversión en educación de adultos constituye una fracción insignificante del presupuesto destinado a educación pública, particularmente en el caso de países de bajos ingresos, ya que ellos están procurando hacer frente a la expansión masiva de la enseñanza primaria y a la creciente demanda de enseñanza secundaria. India, país que desarrolla una de las campañas de alfabetización de adultos a mayor escala del mundo, destina apenas un 0,02 % de su presupuesto de educación a dicho sector y a cursos de educación permanente. Filipinas asigna el 1 % de su presupuesto de educación a alfabetización de adultos y educación permanente, cifra cercana, si no incluso menor, a la que la mayoría de los países en desarrollo de Asia invierte en esa área,. Estas cifras están muy por debajo del monto de referencia en materia de financiación para programas de alfabetización de alta calidad, según lo señalado por la Campaña Mundial por la Educación en 2005, la cual sugirió a los gobiernos destinar al menos el 3 % de sus presupuestos en materia de educación a la alfabetización de adultos, y a los ministerios pertinentes contribuir a la educación permanente de adultos. Actualmente, los gobiernos de países de bajos ingresos traspasan una parte importante de la responsabilidad por la financiación de la educación de adultos a las ONG, al sector privado y a la comunidad».

Lo anterior es comparable, por ejemplo, con las cifras en África, donde Gambia, Kenia y Malaui destinan entre 0,3 % y 0,5 % de su presupuesto de educación a la educación de adultos. En Zambia esa proporción asciende al 0,2 %. El informe para Asia y la Región del Pacífico adjudica las causas de lo anterior a «disposiciones políticas inadecuadas e incongruentes... y a una falta de información confiable sobre tasas de alfabetización y sobre oportunidades de aprendizaje disponibles». Es más, la incapacidad de lograr el objetivo autoimpuesto de orientarse hacia el mercado laboral se atribuye a estructuras ineficientes.

Los posibles logros quedan en evidencia con algunos ejemplos destacados. En Brasil, donde más de la mitad de las personas mayores de 15 años no posee un certificado de enseñanza básica, la educación de adultos es prioridad nacional para el gobierno de Lula. En un esfuerzo conjunto con la comunidad y con la sociedad civil, se lanzó un programa de alfabetización y se puso en marcha la iniciativa Fazendo Escola (Haciendo Escuela), que otorga a jóvenes y adultos la subvención necesaria mientras estudian para obtener su diploma escolar. Hasta el año 2004, 1,9 millones de personas habían participado en el mencionado programa de alfabetización. Dos años más tarde, ya se habían inscrito más de 3 millones de personas en los programas Fazendo Escola. Un aspecto importante de este modelo es el énfasis en la cooperación entre actores nacionales, locales y de la sociedad civil, quienes se coordinan por medio de comités creados por ellos mismos, con lo cual se garantiza que los programas sean adecuados y perduren en el tiempo.

Namibia, con su Plan «Visión 2030», aspira a lograr una «sociedad del conocimiento», donde el aprendizaje a lo largo de toda la vida es un principio inherente. La educación no formal está en igualdad de condiciones con el sistema educativo formal; las vías educativas no formales son reconocidas y evaluadas con el respectivo certificado de equivalencia. Me parece destacable que en este caso el centro de interés abarque un ámbito mucho más amplio que el de la alfabetización tradicional, y que también se tome en cuenta el desarrollo de habilidades para el trabajo por cuenta propia, para el aprendizaje a nivel comunitario, para la mitigación de la pobreza y para la alfabetización familiar. Con su modelo «Visión 2030», Namibia ha optado por asignarle un papel fundamental al Estado durante el periodo de implementación y preparación de los programas de aprendizaje a lo largo de toda la vida, sin perjuicio de considerar la eventual participación de empresas, comunidades religiosas y municipalidades.

Tailandia también considera que su oportunidad de desarrollarse estriba sobre todo en una población debidamente capacitada. Las nociones tradicionales de educación de adultos están siendo progresivamente reemplazadas por conceptos de educación no formal. La educación no formal no se limita exclusivamente a programas para grupos desfavorecidos, sino que incluye también programas destinados específicamente a la formación profesional postsecundaria para el desarrollo personal. En el «Plan de Campaña para la Educación No Formal 20062008» el objetivo planteado es que al menos un 50 % de la población activa sea capaz de obtener un diploma de educación secundaria. En Tailandia, tal como en Brasil, el acento está puesto en la descentralización de las medidas.

Señoras y señores: es muy probable que hayan notado que los ejemplos aquí expuestos no corresponden a países de bajos ingresos. Muchos de estos países son tremendamente dependientes de la ayuda internacional para la financiación de la educación de jóvenes y adultos. Mongolia, por ejemplo, no destina un cen tavo de su presupuesto al aprendizaje y la educación de adultos, y sin embargo en los últimos años ha recibido cerca de 9 millones de dólares de organismos internacionales y de organizaciones no gubernamentales para llevar a cabo sus actividades en dicho ámbito. En Senegal, por su parte, 93 % del presupuesto para alfabetización de adultos proviene de fuentes externas. Por lo tanto, tenemos mucho más que lamentar aún si analizamos las conclusiones de las revisiones a mitad de período de la CONFINTEA V: «Tanto los organismos internacionales como los gobiernos nacionales se han concentrado en ofrecer educación formal básica para los niños, sin prestar la debida atención a la educación y al aprendizaje de los adultos». Los fondos aportados por los donantes para respaldar la EPT y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) no se canalizan particularmente hacia el aprendizaje y la educación de adultos; no existe un equivalente a la Iniciativa de Vía Rápida que apoye la educación primaria dentro del marco de la campaña de EPT. Esta indiferencia respecto de la educación no formal es escandalosa. El monto de la ayuda para el desarrollo destinado a la educación de jóvenes y adultos ni siquiera ha sido medido estadísticamente. En un estudio de la UNESCO de 2002 sobre financiación de la educación, este aspecto es relegado a la categoría «varios», con una inversión del 30 % de los recursos de asistencia oficial para el desarrollo (AOD), lo que implica una caída de cerca del 11 % en relación con años anteriores. Particularmente deplorables son las cifras para Alemania, país que destina el 62 % de sus recursos de AOD al área de la educación superior, pero sólo el 7 % a la educación no formal de jóvenes y adultos, todo ello categorizado como «gastos varios». Estamos a años luz de formular una política sobre donantes debidamente coordinada.

Rolf Lindenthal / Rita Süssmuth / Heribert Hinzen / Maria Lourdes Almazan Khan / Adama Ouane

 

Rolf Lindenthal /
Rita Süssmuth /
Heribert Hinzen /
Maria Lourdes Almazan Khan /
Adama Ouane
Fuente: Barbara Frommann

Me sentiría muy satisfecha si, gracias a esta conferencia en Bonn, los inconvenientes que he descrito pudieran ser puestos nuevamente ante la consideración de quienes adoptan decisiones en materia de políticas de educación y desarrollo. Actuemos unidos para garantizar que los gobiernos del hemisferio sur entiendan la importancia de una política coherente sobre educación a lo largo de toda la vida, la que deberá ser desarrollada y aplicada por medio de un diálogo multisectorial con la sociedad civil, la comunidad científica, el sector privado y la comunidad internacional. Preocupémonos de que los donantes bilaterales, las organizaciones financieras internacionales y otros actores del desarrollo reconozcan finalmente las potencialidades y la importancia de la educación de jóvenes y adultos, y otorguémosles recursos confiables y a largo plazo en montos suficientes, prestando especial consideración a los intereses de los más desfavorecidos entre los habitantes del hemisferio sur.

Hago votos por que este importante cambio de rumbo en la cooperación para la educación no sucumba ante la turbulencia de la actual crisis financiera y económica.

Les deseo a todos que disfruten de una conferencia provechosa y agradable, ¡y mucho éxito en el cumplimiento de su valiosa labor.

Educación de Adultos y Desarrollo

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