Raquel Castillo

La cooperación Sur-Sur o triangular entre organizaciones de la sociedad civil se diferencia de los proyectos de cooperación oficial Sur-Sur, pues está dirigida a las personas desfavorecidas, se concentra en los derechos humanos, y hace hincapié en la incorporación de la perspectiva de género. Raquel Castillo ejemplifica esta situación describiendo las «Estrategias del Mundo Real aplicadas a la Educación para Todos». Se trata de una iniciativa adoptada por la Oficina del Asia y el Pacífico Sur para la Educación de Adultos (Asian South Pacific Association for Basic and Adult Education – ASPBAE) en conjunto con socios nacionales, la cual promueve estrategias de promoción en Bangladesh, India, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Camboya, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón y Vanuatu. Raquel Castillo es coordinadora de promoción y campañas de ASPBAE en Asia.

Propiciar la cooperación Sur-Sur y triangular entre organizaciones de la sociedad civil: la experiencia de la ASPBAE


En la arquitectura de la ayuda internacional, las nociones predominantes en la relación entre donantes y receptores de ayuda en el sector social se han transformado lentamente a lo largo de los años pese a las constantes presiones por parte de organizaciones de la sociedad civil (OSC) en favor de los principios de propiedad, del alineamiento de intenciones y de una efectiva participación de esas entidades en diversos procesos. La Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda al Desarrollo está contribuyendo en gran medida a modificar las normas y a elevar las expectativas con respecto a la ayuda y la cooperación Norte-Sur. Sin embargo, en cualquier relación, sea económica o política, no es fácil sustraerse de las implicaciones de asimetría de poder.

En vista de lo anterior, se está prestando cada vez más atención a las iniciativas de cooperación que se forjan entre los integrantes del «Sur», término que engloba a todos los países en desarrollo de África, Asia, Europa del Este, Latinoamérica y el Caribe. Así pues, cualquier tipo de colaboración bilateral o multilateral emprendida entre países del Sur ha llegado a denominarse «cooperación Sur-Sur». Cuando interviene un socio o donante del Hemisferio Norte, la iniciativa se conoce como «cooperación triangular».

Se dice que la Conferencia de la ONU sobre Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo, celebrada en Buenos Aires, Argentina el año 1978, marca el nacimiento de la «cooperación Sur-Sur» entre estados miembros de las Naciones Unidas. En años recientes, el término ha sido utilizado de manera intercambiable con el de «transferencia Sur-Sur», ya que esta estrategia está siendo aplicada progresivamente como herramienta de política para el desarrollo que facilita el intercambio de conocimientos e información, aparte de los recursos financieros. Con todo, se la considera una expresión que mueve a engaño, porque es posible que algunos tipos de cooperación no contemplen una transferencia, como ocurre cuando las estrategias son formuladas colectivamente en lugar de ser prestadas o tomadas en préstamo. Asimismo, se sostiene que mientras la cooperación tiene siempre un carácter voluntario, la transferencia en sí puede ser voluntaria o prescrita, o incluso impuesta en algunos casos.

La intuición sugiere que la cooperación Sur-Sur sería la alternativa más conveniente para los países en desarrollo y las instituciones dedicadas al desarrollo, por cuanto está en sintonía con los ideales de autonomía y solidaridad internacional, en contraposición a la dependencia con respecto a las naciones más ricas y poderosas del Norte. Un ejemplo digno de mención sería la cooperación prestada por Cuba en materia de educación, ámbito en el cual ha transferido Yo, sí puedo (un programa radiofónico de alfabetización de adultos) a países que son sus aliados políticos, como Mozambique, y han enviado maestros a naciones como Jamaica y Namibia. Otro ejemplo es la Red de Cooperación Sur-Sur para Educación de Adultos y Jóvenes, que está siendo implantada por todos los países lusohablantes del Hemisferio Sur: Angola, Brasil, Cabo Verde, Timor Oriental, Guinea Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe. Encabezados por el Ministerio de Educación de Brasil, estos países han negociado conjuntamente una estrategia de cooperación Sur-Sur para educación de adultos y jóvenes en 2006 (Jules, Silva, 2008).

Y aun así, las perspectivas de la sociedad civil y de los activistas por el desarrollo con respecto a la cooperación Sur-Sur y —para el caso da lo mismo— la cooperación triangular, difieren en algunos aspectos asociados a matices de las relaciones generadas, y en los enfoques de quienes participan en los acuerdos de cooperación oficial suscritos entre estados. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias que se aprecian cuando las OSC entablan entre sí relaciones de cooperación Sur-Sur o triangular?

Los distintos compromisos internacionales resultantes de las conferencias celebradas durante la década de 1990 hasta fines del siglo pasado y comienzos del nuevo milenio, imprimieron un poderoso impulso a la formación de alianzas en torno a ellos, por ejemplo la Campaña Mundial por la Educación asociada a la Declaración Mundial sobre Educación para Todos de Jomtien y al Marco de Acción de Dakar, y el Llamamiento Mundial contra la Pobreza vinculado a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El elemento que la sociedad civil procura incorporar en las asociaciones en que participa se inscribe por lo general en una perspectiva más cercana al desarrollo, que suele estar ausente en las asociaciones contractuales en que intervienen el sector empresarial y el Gobierno, o en que las partes interesadas son filántropos.

Según se señala, los beneficios de la cooperación Sur-Sur y triangular entre estados incluyen la creación de capacidades técnicas, el fortalecimiento de la política nacional y del marco institucional, el aumento de la credibilidad y un mayor prestigio. Pero aparte de esas ventajas, las OSC incorporan una nueva óptica para analizar cualquier iniciativa de cooperación Sur-Sur y triangular. Por ejemplo:

  • Promover la equidad ➞ orientar proactivamente las iniciativas hacia las personas desfavorecidas.
  • Garantizar el respeto de los derechos humanos ➞ que estas iniciativas de cooperación no vayan en detrimento de los derechos humanos, y que el enfoque basado en los derechos sea un elemento central en su diseño.
  • Incorporar la igualdad de género ➞ que el objetivo de la igualdad entre los géneros esté incorporado como uno de los elementos de la cooperación, por encima de la mera paridad entre los géneros en la educación.

Las estrategias del mundo real (Real World Strategies – RWS) aplicadas a la educación para todos

Según la experiencia de ASPBAE, un importante ejemplo de cooperación Sur-Sur y triangular es una iniciativa de ocho años (2003-2010) respaldada por el gobierno holandés, denominada Estrategias del Mundo Real (Real World Strategies – RWS) aplicada a la educación para todos. Apremiada por la urgente necesidad de acelerar el progreso hacia la educación para todos (EPT), la Campaña Mundial por la Educación (CME) cooperó con la Oficina del Asia y el Pacífico Sur para la Educación de Adultos (Asian South Pacific Association for Basic and Adult Education – ASPBAE), la Red Africana de la Campaña sobre Educación para Todos (African Network for the Campaign on Education for All – ANCEFA), y la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), y puso en marcha esta iniciativa para emprender estrategias de promoción realistas y prácticas basadas en las verdaderas condiciones, experiencias y aspiraciones de los miembros de las comunidades. La idea era crear un movimiento, un equipo de activistas que analizaran y dieran a conocer las injusticias que advirtieran en la vida cotidiana.

La Campaña Mundial por la Educación (CME) es un movimiento de la sociedad civil que engloba a más de 100 países y aspira a resolver la crisis de la educación, pedir cuentas a los gobiernos ante sus reiteradas promesas de proporcionar una educación pública gratuita y de calidad a todos los niños, niñas, mujeres y hombres.

La ASPBAE es una asociación regional que cuenta con unos 300 miembros que trabajan en más de 30 países de la región de Asia y el Pacífico Sur para impulsar un movimiento comprometido con la tarea de promover el acceso equitativo de todas las personas, en especial de los grupos más marginados, a un aprendizaje y una educación que sean potenciadores y de calidad, y además tengan utilidad práctica. Su finalidad general es garantizar el acceso igualitario de todos los ciudadanos a una educación básica y de adultos de calidad, contribuyendo así a la erradicación de la pobreza, al desarrollo sostenible y a una paz duradera. Entre los miembros de ASPBAE se cuentan ONG, coaliciones nacionales de campañas de educación, federaciones nacionales de educación de adultos, grupos comunitarios, organizaciones femeninas y de pueblos aborígenes, facultades universitarias y grupos de educación popular.

En conjunto con la ASPBAE, 11 coaliciones nacionales de Bangladesh, India, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Camboya, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón y Vanuatú emprendieron iniciativas de promoción de políticas y organización de campañas en sus respectivos países, e instaron a los gobiernos a optar por las vías más rápidas para cumplir sus compromisos con la EPT. Con apoyo del Gobierno Alemán, entre 2003 y 2005 (Primera Fase) y entre 2006 y 2010 (Segunda Fase), RWS logró movilizar a la sociedad civil y amplificar su voz para imponerles a los gobiernos la responsabilidad de ofrecer una educación pública de calidad para todos.

RWS subrayó la enorme importancia de que los activistas del Hemisferio Sur sean capaces de definir sus propios mensajes y aplicar la técnica de «aprender haciendo», incluso si el progreso no siempre ha sido lineal (Moriarty, 2010). El objetivo global consistía en fortalecer el potencial de las OSC para promover causas y organizar campañas en todo el Hemisferio Sur, con la esperanza de que ello permitiera alcanzar más rápidamente los objetivos de educación para todos. En el Hemisferio Sur, las OSC eran consideradas socios y activistas fundamentales que, gracias al masivo apoyo público conquistado por sus iniciativas y a la presentación de evidencias, podrían lograr que los gobiernos asumieran la responsabilidad de garantizar el progreso hacia el logro de los 6 objetivos de EPT establecidos en Dakar.

Las aspiraciones del proyecto, pese a contar con un presupuesto comparativamente exiguo de 5 millones de euros (US$ 6,5 millones), eran muy ambiciosas.

Fortalecer y profundizar la labor de las actuales coaliciones de educación de la sociedad civil, de tal manera que sean capaces de movilizar las exigencias e inquietudes públicas en cuanto a una educación para todos gratuita y de calidad.

  • Formar otras coaliciones de educación en países y regiones donde no existan.
  • Aplicar estrategias de promoción a nivel nacional y regional que sean coherentes y tengan una duración limitada.
  • Colaborar para que la CME realice una eficaz labor de promoción a nivel mundial, garantizando la consecuencia, la coherencia y el intercambio de puntos de vista entre los planes de promoción a nivel nacional y las estrategias regionales y mundiales.
  • Crear movimientos con una amplia base que incluyan a otros grupos de interés, vinculando las instituciones educativas con otras que prestan servicios en el sector público o con organismos de ayuda, entidades crediticias o agencias dedicadas a la infancia.
  • Introducir cambios específicos en las políticas a nivel mundial, nacional y regional, de conformidad con los objetivos generales de la estrategia integral de la CME.

Entre las actividades de creación de capacidades contempladas para la región de Asia y el Pacífico pueden mencionarse:

  • Organizar y financiar talleres y cursos de capacitación dentro de cada país.
  • Ofrecer programas de tutoría destinados a los consejos ejecutivos y las secretarías de las coaliciones.
  • Actuar como caja de resonancia para las ideas de la coalición.
  • Suministrar información sobre campañas e iniciativas de educación a nivel subregional, regional y mundial.
  • Organizar talleres y cursos de capacitación a nivel subregional y regional.
  • Facilitar el intercambio de experiencias con otras redes de coaliciones.
  • Facilitar el establecimiento de vínculos con organizaciones donantes y otros actores en el ámbito de la educación.
  • Facilitar la participación de las coaliciones en plataformas regionales y subregionales tales como la ASEAN, el Foro de Ministros de Educación de Asia Meridional, la SEAMEO y la UNESCO.
  • Al parecer han surgido distintos modelos operativos en cada región del mundo. Para la ASPBAE, el modelo en la región de Asia y el Pacífico es el de un «habilitador» en segundo plano, que si bien personalmente asume un papel menos visible de todos modos logra crear en un pequeño número de coaliciones nacionales la capacidad para promover la EPT en su propio país y en plataformas regionales. Todo indica que la ASPBAE ha escogido una alternativa que queda a medio camino entre el poderoso impulso de la ANCEFA para formar coaliciones nacionales y el destacado liderazgo de la CLADE en las plataformas regionales. También existe la impresión de que la ASPBAE ha logrado mayores progresos y actuado más eficazmente que las otras dos regiones en el intercambio de iniciativas de promoción entre países (Moriarty, 2010).

Al asumir la ASPBAE el papel de coordinadora regional de la iniciativa en la región de Asia y el Pacífico, se incorporó una poderosa dimensión regional al interior de RWS, que la distingue de otros proyectos como el Fondo de Educación de la Commonwealth o el más reciente Fondo de la Sociedad Civil para la Educación. A su vez, la dimensión regional permitió aplicar un enfoque más coordinado de orientación Sur-Sur entre las coaliciones nacionales de educación, en lugar de que cada país se limitara a actuar por su cuenta.

El Fondo de la Sociedad Civil para la Educación (FSCE)

Otro ejemplo de una iniciativa de cooperación Sur-Sur y triangular entre OSC es el Fondo de la Sociedad Civil para la Educación (FSCE), estructurado por la CME con apoyo de la Iniciativa de Vía Rápida (IVR) para la EPT, que es el mecanismo de financiación mundial de la EPT reactivado este año con el nombre de Alianza Mundial por la Educación (AME). Esta asignación de recursos a organizaciones de la sociedad civil (OSC), que financia su labor de promoción de la EPT, es la primera en su tipo, ya que el respaldo económico ofrecido por donantes bilaterales y multilaterales en el marco de la IVR/AME siempre ha estado reservado previamente para que los gobiernos nacionales, a través de sus ministerios de educación, sufraguen sus planes de acción nacional en materia de EPT. La propia AME reúne fondos destinados a la EPT aportados por muchos donantes, y en la última conferencia sobre promesas de contribuciones celebrada en noviembre de 2011 en Copenhague, logró recaudar US$1.500 millones en compromisos de aportaciones de fondos a la EPT para el próximo trienio.

En la región de Asia y el Pacífico, la CME estableció asociaciones con la ASPBAE y Education Internacional (EI) para que cumplieran las funciones de Secretaría Regional y Administradora del Fondo, respectivamente. En la actualidad existen asociaciones vigentes con 13 coaliciones nacionales de educación en la región de Asia y el Pacífico, cuyo fin es aumentar su disponibilidad de recursos para fortalecer las instituciones, desarrollar capacidades y promover políticas asociadas a los ambiciosos objetivos interrelacionados de la EPT. Entre los países se incluyen Bangladesh, India, Nepal, Pakistán, Sri Lanka en Asia Meridional; Mongolia, Camboya, Vietnam, Indonesia y Timor Oriental en Asia Oriental y Sudoriental; Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón y Vanuatú en el Pacífico Sur.

Los objetivos centrales del FSCE, que ya ha cumplido dos años de funcionamiento, son:

  • Apoyar la labor básica de las coaliciones nacionales de educación en países con derecho a ser incluidos en la IVR (debido a sus bajos ingresos), de modo que puedan interactuar más plenamente con los gobiernos nacionales y los grupos de donantes locales en los esfuerzos por alcanzar los objetivos de EPT.
  • Ayudar a la sociedad civil a promover más eficientemente la EPT, y situarla en una posición más ventajosa que en el futuro le permita recaudar fondos apelando directamente a donantes nacionales.

De manera muy similar a RWS, el FSCE facilita el establecimiento (allí donde antes no existían) de coaliciones nacionales de educación con una amplia base y administradas democráticamente. Ya se trate de coaliciones existentes o emergentes, el FSCE respalda la consolidación institucional al fomentar decididamente la ampliación de la comunidad de miembros de una coalición nacional de educación para incluir a sindicatos de maestros, agrupaciones femeninas, asociaciones de padres, organizaciones de derechos humanos, grupos comunitarios rurales, medios de difusión, y otros actores involucrados en la educación.

La creación de capacidades se realiza mediante la capacitación de OSC, por ejemplo supervisando los gastos en educación a nivel nacional y en comunidades locales: seguimiento presupuestario, análisis presupuestario desglosado por género, traducción de los presupuestos para que las comunidades comprendan el significado político que tienen para ellas, etc. También se presta apoyo para fortalecer las aptitudes comunicativas de la coalición: alojar y mantener al día un sitio web, establecer un plan de comunicaciones orientado a los funcionarios, los medios de difusión y el público en general.

Tal como ocurre con RWS, en la promoción de las políticas es necesario intensificar el compromiso de la sociedad civil con el Gobierno, los donantes y las instituciones financieras internacionales — que se afianzan en su papel de actores clave en los diálogos sobre políticas—; apoyar las investigaciones o recopilacio-nes de evidencias sobre educación que están orientadas a las políticas; diseñar actividades de promoción eficientes; y además fortalecer la coordinación en toda la sociedad civil del país, aunando así las voces para hacer realidad el derecho a la educación.

Claves para una eficaz colaboración Sur-Sur y triangular entre OSC

Enfoque asociado al mundo real, basado en el contexto y determinado por la demanda.

Aun cuando la labor en RWS se siguió apegando fielmente a su componente central de creación de capacidades, hubo un alto grado de flexibilidad en las asociaciones que permitió a las regiones imprimirle distintos rumbos al proyecto. Los fondos fueron asignados por intermedio de redes regionales a las coaliciones nacionales para respaldar sus iniciativas de desarrollo de capacidades y promoción. Los recursos se distribuyeron esencialmente en función de la demanda. Las coaliciones identificaron una determinada actividad de campaña o necesidad de crear capacidades, y presentaron una propuesta a las redes regionales. Las donaciones se efectuaban sobre la base de una evaluación anual —a cargo de la secretaría regional o de los comités directivos— de la capacidad de absorción de la coalición. En otras ocasiones, la necesidad era identificada por la red regional, que luego facilitaba la creación de una coalición o ayudaba a diseñar y respaldaba iniciativas emprendidas por las coaliciones existentes.

En un estudio del PNUD de 2009 acerca de la cooperación Sur-Sur entre países se observa que existía escasa información durante la etapa en que se buscaba la correspondencia de necesidades entre los gobiernos participantes en iniciativas de cooperación Sur-Sur, y que la limitada capacidad para exponer y evaluar las necesidades, o para elaborar programas y proyectos específicos restringía la aplicación de un enfoque determinado por la demanda. Esta experiencia fue muy distinta a la vivida por la ASPBAE cuando estableció las asociaciones para RWS y el FSCE, donde el enfoque se basaba fundamentalmente en la demanda, y tanto la creación de capacidades como los planes de promoción de las coaliciones de educación estaban arraigados en sus imperativos específicos asociados al «mundo real».

«Las coaliciones nacionales gozaron de libertad para definir sus prioridades y campañas. Durante ese proceso, se les ofrecieron cursos de capacitación especialmente adaptados a sus necesidades, además de oportunidades para tutoría entre pares, mayor acceso a recursos de información útiles para su labor de promoción, y espacios para comprometerse con determinadas políticas. Muy pocos programas podrían otorgar un grado tan alto de flexibilidad, aunado a la obligación de rendir cuentas»
(Maria Khan, Secretaria General).

La independencia y la integridad de las coaliciones siempre fue respetada. Incluso si estaban unidas en calidad de asociadas, se intentaba deliberadamente establecer un equilibrio entre las que, por una parte, las coaliciones consideraban que eran sus áreas de acción prioritarias y, por otro lado, la necesidad de situarlas en determinados ámbitos temáticos asociados a políticas en los cuales no irían a intervenir voluntariamente, porque tal vez que no tuvieran aún la capacidad para hacerlo o todavía no hubieran intentado seriamente ocuparse de ellos, por ejemplo la financiación de la educación.

En el marco conceptual de Dolowitz y Marsh (2000) se hace una distinción entre transferencia voluntaria y coercitiva, y se sostiene que ambas modalidades existen en las relaciones de cooperación Sur-Sur. La transferencia voluntaria se da cuando los encargados de las decisiones participan voluntariamente en actividades de esta naturaleza con una «tendencia natural a mirar hacia el extranjero» para ver cómo han reaccionado otros actores frente a situaciones similares y buscar ideas cuando se requiere innovar (Bennett, 1991, citado por Jules-Silva, 2008).

La transferencia coercitiva directa ocurre cuando una organización, un país o una entidad supranacional fuerza a otra organización, a otro país o a otra entidad supranacional a adoptar alguna perspectiva o alguna política prescrita. El papel de los así llamados «bancos de conocimientos internacionales» (BCI), cuando se establecen las condiciones para formular políticas en los países en desarrollo a cambio de préstamos influidos poderosamente por determinados países, es un ejemplo de ello. Aun así, otros BCI recopilan y seleccionan «mejores prácticas», las consideran «bienes públicos», y luego las trasplantan de un país a otro.

Sin lugar a dudas, las OSC en RWS y el FSCE incentivan el «intercambio colectivo voluntario», no las meras «transferencias voluntarias», y menos aun las «transferencias coercitivas».

La planificación estratégica y el agrupamiento de los socios en función de prioridades y capacidades individuales.
En su calidad de iniciativa planificada de cooperación Sur-Sur, no era una colección de obras discretas o actividades específicas para las coaliciones participantes. Por ejemplo, una de las intervenciones plurianuales coordinadas a nivel regional dentro del marco de RWS fue la Iniciativa de Seguimiento de la Educación, en la que las coaliciones supervisaron y monitorearon sobre el terreno diversos aspectos del progreso hacia el logro de la EPT.

Hubo una práctica de 3 años de planificación estratégica en la que participaron todas las coaliciones asociadas en determinadas etapas. Se les solicita escoger actividades en su plan de acción anual, de conformidad con la agenda común de estrategias políticas fijada a través de consultas nacionales.

Identificación con las acciones conjuntas
Una experiencia exitosa en materia de acciones conjuntas fueron las actividades combinadas en la frase previa a la Sexta Conferencia Internacional Educación de Adultos (CONFINTEA VI) y durante la celebración de la misma en diciembre de 2009. Ese proceso aportó un plan maestro para iniciativas conjuntas en todos los niveles —nacional, regional e internacional— que será de utilidad en proyectos futuros. La ASPBAE organizó de manera muy premeditada su participación en los procesos asociados a la CONFINTEA VI, para así estar en condiciones de cabildear eficazmente y de influir en las decisiones finales de la Conferencia en materia de políticas. La delegación encabezada por la ASPBAE, varios de cuyos integrantes eran socios de RWS, estaba muy bien organizada e hizo valer su autorizada opinión en todos los espacios posibles abiertos a la participación de la sociedad civil.

La planificada presencia de la ASPBAE y de sus socios se hizo sentir con mayor intensidad al momento de captarse el apoyo de los jefes de delegaciones gubernamentales a las posturas de las OSC. Así pues, los esfuerzos de cabildeo de las OSC de la región de Asia y el Pacífico obtuvieron muy buenos resultados, como lo testimonia el decidido respaldo brindado por diversas delegaciones nacionales — Bangladesh, Indonesia, Nepal, Sri Lanka, Islas Salomón, Samoa, Fiji, Tonga— a todas y cada una de las causas promovidas por las OSC, y el aval otorgado a aspectos clave que se propugnaban —especialmente los relativos a metas para la financiación de la educación de adultos— por los jefes de las delegaciones de Pakistán, Filipinas, y los pequeños estados insulares del Pacífico Sur, quienes aprovecharon de hacer un llamamiento para que se preste atención a sus singulares necesidades de educación de adultos. El apoyo formal y coordinado de por lo menos 36 jefes de delegaciones gubernamentales a las causas apoyadas por las OSC reforzó las capacidades de cabildeo de los representantes de OSC en el comité oficial de redacción. Pese a sentir una profunda desilusión ante las deficiencias en el proceso adoptado por la UNESCO en la formulación definitiva del Marco de Acción de Belém, gracias a una coordinada labor de cabildeo entre contrapartes de todo el mundo —en la que a ASPBAE le cupo un importante papel— las OSC consiguieron apoyo para entre un 40 % y un 50 % de las causas fundamentales que promovían.

La identificación de participantes con las iniciativas de cooperación en todos los niveles
Cuando existe una identificación con las iniciativas de cooperación, se observa una actitud de generosidad de parte de los socios para velar por el bien común. Una situación de esta naturaleza ocurrió casi al finalizar la iniciativa de RWS: cuando no había cabida en el presupuesto latinoamericano para financiar el proceso de documentación y evaluación, Asia y África accedieron generosamente a financiarlo en forma compartida.

El intercambio Sur-Sur de conocimientos y experiencias incluyó no solo a países al interior de la región de Asia y el Pacífico; en efecto, también hubo transferencias de aptitudes a nivel interregional. En marzo de 2006, la ANCEFA participó en el Taller de Planificación para el Seguimiento de la Educación en la Región de Asia y el Pacífico, celebrado en Yakarta, Indonesia. En agosto de 2006, la ASPBAE asistió a la Reunión de Planificación para el Seguimiento de la Educación en África, que tuvo lugar en Dakar, Senegal. Las experiencias adquiridas gracias a esta colaboración interregional facilitaron el desarrollo de un modelo en el cual el funcionamiento del proyecto EdWatch se trasladó de la etapa de investigación a la agenda de políticas populares de ambas regiones.

Sistemas transparentes para el ejercicio del poder y la rendición de cuentas
Una de las importantes funciones que cumplió RWS fue la de congregar a diversos grupos y permitirles compartir experiencias y aprender unos de otros. El Comité de Dirección de RWS desempeñó un papel decisivo al facilitar una mayor comprensión y al forjar una cooperación más estrecha entre los principales grupos que intervienen en la CME (ONG, sindicatos de maestros, activistas por los derechos del niño), que al comienzo del programa RWS contaban con una experiencia muy limitada en el trabajo conjunto.

En la etapa inicial del programa se creó un comité directivo encargado de la supervisión programática y la planificación estratégica para RWS en la región. Este órgano está formado por representantes de cuatro organizaciones: ASPBAE, Internacional de la Educación (en representación de los sindicatos de maestros), Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil (en representación de activistas por los derechos del niño), y la CME (representante de la región de Asia y el Pacífico en el consejo de administración de la CME).

Mientras que en RWS una coalición puede ser socia sin estar legalmente inscrita, bastándole designar a una de las principales organizaciones acreditadas que sea miembro de la coalición para que reciba los fondos y disponga de ellos, el FSCE exigía que las coaliciones cumplimentaran debidamente el trámite de acreditación legal, auditoría profesional externa y evaluación de las actividades del programa. Puesto que los fondos provenían de la AME, cuya secretaría tiene su sede en el Banco Mundial, el proceso de presentación de informes financieros fue más riguroso. Aun cuando ello puso en un serio aprieto a las coaliciones más pequeñas y a las recién formadas, que tuvieron que lidiar con las ramificaciones de determinados requisitos jurídicos que variaban de un país a otro, también las volvió más atractivas para otros proveedores de fondos, y les permitió vislumbrar la posibilidad de ampliar su base de financiación. Si nos detenemos a reflexionar sobre el particular, ¿podría ser este un caso de transferencia coercitiva directa de una buena práctica en el ejercicio del poder?

Previsibilidad de la aportación de fondos
Muchos países del Hemisferio Sur aplican estrategias oficiales de cooperación Sur-Sur asociadas a un país o a un tema concretos, la mayoría de las cuales son de mediano, y no de largo plazo. RWS y el FSCE son mecanismos experimentales de cooperación triangular cuyos fondos son aportados por donantes del Norte. Mientras que se puede considerar que en la primera y la segunda fases de RWS se adopta una perspectiva de mediano plazo, el FSCE mantiene hasta ahora su condición de corto plazo, con recursos financieros conseguidos anualmente. A este respecto, la cooperación Sur-Sur y triangular de las OSC afronta las mismas limitaciones que la cooperación oficial entre países.

¿Existen evidencias de que se hayan logrado resultados?

La Universidad de Ámsterdam, en un estudio sobre los beneficios políticos de la labor de promoción de políticas emprendida por las coaliciones nacionales de educación, se refirió a 3 tipos de cambios externos: políticos, procedimentales y de impacto simbólico (Hoop y Verger, 2010). Ellos se relacionan estrechamente con la labor política (políticos) y con los procesos (procedimentales). La tercera categoría, impacto simbólico —la modificación de las actitudes y del grado de conciencia de la opinión pública—, puede advertirse en estudios de casos, por ejemplo en el empoderamiento de madres de Sri Lanka para que reivindiquen su derecho a la educación, o la movilización de jóvenes no escolarizados a fin de exigir un aumento del presupuesto de educación para la educación no formal y alternativa en Filipinas sobre la base de la experiencia de RWS.

Las respuestas de los gobiernos en un estudio del PNUD efectuado en 2009 indican que muchos de sus programas han conseguido resultados en cuanto a rendimiento, pero una cantidad menor de ellos han obtenido los logros esperados en cuanto a rendimiento e impacto.

En RWS las OSC obtuvieron notables beneficios en materia de políticas. Por ejemplo, la coalición de Camboya logró realizar importantes progresos en la lucha por erradicar el cobro de derechos de matrícula en la enseñanza informal en el país, y se están realizando gestiones para garantizar que estas disposiciones se apliquen más estrictamente a nivel nacional.

Si bien es cierto que hubo varios actores que contribuyeron a hacer realidad la histórica Ley de Derecho a la Educación en India, la Coalición Nacional para la Educación de ese país ha cumplido, sin duda, un papel decisivo en este sentido.

El programa RWS respaldó decididamente a estas coaliciones en sus esfuerzos por llegar a gozar de estos beneficios políticos. En diciembre de 2009, las coaliciones nacionales de Asia Meridional acordaron delinear sus tácticas de cabildeo en la Reunión de Ministros de Educación del Asia Meridional. Como resultado de una intensa labor de lobby emprendida por representantes de RWS, la Declaración de Daca sobre Educación para Todos emitida por los ministros instó a los países miembros a destinar el 6 % de su PIB a la educación, y respaldó la función de las OSC en el logro de los objetivos de educación.

Estamos hablando de resultados asociados a políticas. La prueba de fuego para determinar los cambios que puede provocar cualquier tipo de cooperación Sur-Sur y triangular entre OSC será su impacto en la propia vida de los niños, jóvenes, mujeres y hombres privados de educación.

Fuentes

ASPBAE/Fortunato, Barbara. 2011. Adventures in Advocacy: Real World Strategies for Education in Asia.

Global Campaign for Education/Moriarty, Kate. 2010. Real World Strategies – Towards Education For All By 2015: A Story Of Civil Society Advocacy.

Jules, Travis y Michelle Morais de sá e Silva. 2008. Society for International Education Journal, vol. 5, no. 1.

PNUD. 2009. «Mejorar la cooperación Sur-Sur y triangular. Estudio de la situación actual y de las buenas prácticas adoptadas en las políticas, las instituciones y la operación de la cooperación Sur-Sur y triangular».

Estudio de la Universidad de Ámsterdam sobre promoción transnacional, encabezado por Antoni Verger y Mario Novelli, próximo a ser publicado por Sense Publishers. Esta investigación se basa en el trabajo realizado por estudiantes de licenciatura sobre coaliciones de CME escogidas.

Círculo Reflect en Marruecos

Círculo Reflect en Marruecos Fuente: DVV International

 

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