Mouzinho Mario / Deborah Nandja

En el siguiente artículo el autor aborda la actual situación en Mozambique en lo que a alfabetización y a las metas de Dakar en materia de Educación para Todos se refiere. Mouzinho Mario trabaja como profesor asistente del Departamento de Sicología y Ciencias de la Educación en la Universidad Eduardo Mondlane. Se ha especializado en Sociología de la Educación y Política Educativa. En sus investigaciones se concentra en la función de la educación como motor del desarrollo y en la relación que existe entre la educación superior y los cambios sociales en Mozambique. Debora Guerreiro Nandja es docente del Departamento de Educación de Adultos de la Universidad Eduardo Mondlane. Temas de su especial interés son la implementación de las políticas de educación de adultos así como la relación entre educación de adultos y salud sexual y reproductiva en Mozambique.

Alfabetización en Mozambique: Desafíos de la Educación Para Todos

Mozambique, con sus casi 17,5 millones de habitantes, que viven en un área de aproximadamente 801.590 km2, tiene la mayor población de las antiguas colonias portuguesas en África. Su economía se basa en la agricultura. Más del 70 por ciento de la población vive en áreas rurales y trabaja principalmente en la agricultura, en actividades forestales y en la pesca. La mitad de la población está en la edad de 6 a 24 años, y la mayoría de la misma está conformada por mujeres. Casi el 80 por ciento de la inversión pública se destina al sector social (educación, salud y provisión de agua), así como a la agricultura, el transporte y la infraestructura rural.

Desde 1987 el gobierno mozambicano ha estado poniendo en práctica un programa de ajuste estructural y estabilización económica que apunta a estimular el crecimiento económico y el alivio de la pobreza en el país. El resultado de estas políticas ha sido una reducción de la pobreza absoluta, que ha bajado de un 69,4 por ciento en 1997 a un 54,1 por ciento en 2003. A pesar de esta mejoría, las tasas de pobreza siguen siendo más bien altas, con notables diferencias entre las áreas urbanas y rurales. Así es como, mientras la pobreza se situaba en un 55,3 por ciento en las áreas rurales, la cifra para las áreas urbanas rondaba el 51,5 por ciento. Como se verá más adelante, estos niveles de pobreza están relacionados, entre otras cosas, con patrones de población y de educación.

Una población educada es esencial para poder alcanzar el desarrollo nacional. Se considera que la educación, combinada con sólidas políticas macroeconómicas, es un factor clave para la promoción del bienestar social y para la reducción de la pobreza, ya que puede tener un impacto positivo en la productividad nacional y, por tanto, en la conformación de estilos de vida y en la capacidad de las naciones para competir en la economía global. Hoy día existe la convicción, sostenida internacionalmente, de que la educación es uno de los pilares del desarrollo nacional, y que la pobreza global no disminuirá a menos que cada persona en cada lugar del mundo pueda disfrutar de los beneficios de una educación básica de calidad.

Consecuente con esta premisa, Mozambique ha ratificado varios instrumentos internacionales, comprometiendo sus mejores esfuerzos para hacer de la educación la más alta prioridad. Entre dichos instrumentos están la Declaración de Jomtien, la CONFINTEA, la Declaración Mundial sobre Educación Para Todos (Dakar) y la Declaración Mundial sobre Población y Desarrollo. Fiel a estos compromisos, todos los cuales tienen entre sus objetivos un componente de educación de adultos, y fiel también a la aplicación del primer plan quinquenal gubernamental en un tiempo de paz, estabilidad y reconciliación nacional, se ha dado una renovación nacional de la educación de adultos tanto en los escenarios formales como en los no-formales. Se espera que esta revitalización lleve a una mayor inversión en educación de adultos y, entre otras cosas, eleve el perfil del sector.

La historia de la alfabetización en Mozambique

Mario (2002) identificaba tres fases en la provisión de programas de educación y alfabetización de adultos en Mozambique. La primera comenzó en 1975, después de la proclamación de la independencia nacional, y se extendió hasta mediados de la década de los ochenta. Su sello fue el reconocimiento de la educación de adultos como uno de los pilares del Sistema Nacional de Educación. Como escribía Mario:

«Esta fase estuvo marcada por un proceso dinámico y multifacético en el que se movilizó a la población en tareas de reconstrucción nacional, forjando asila unidad nacional y afirmando su identidad mozambiqueña. Por consiguiente:

  • Se llev
  • ó a cabo una serie de campañas de educación y alfabetización de alcance nacional;
  • Se lanz
  • ó una serie de proyectos de educación y capacitación de adultos, planificados y concertados, que involucraban a empresas privadas, comunidades y sectores sociales que se consideraba «estratégicos» para el desarrollo social y económico del país.

Como resultado de este esfuerzo concertado, en el plazo de cinco años las tasas de analfabetismo de adultos bajaron en casi un 25 %, del 97% que presentaban en 1974 a casi el 72% en 1982.»1

La segunda fase empezó a mediados de 1980 y se extendió hasta 1995. Estuvo marcada por una reducción sustancial de las actividades de educación y alfabetización de adultos debido a la escalada en la guerra de desestabilización inducida por el régimen sudafricano de apartheíd. Además de la destrucción de infraestructura y la pérdida de vidas humanas, la guerra fue directamente responsable de la fuga de refugiados a países vecinos y del desplazamiento interno de otros millones de personas a lo largo y ancho del país. Como consecuencia, los esfuerzos a favor de la educación y alfabetización de adultos se vieron circunscritos a las ciudades grandes. Las únicas excepciones fueron las que habían sido asumidas por instituciones religiosas o no-gubernamentales, o por individuos privados, que mantuvieron continuidad en pequeña escala y que en algunos casos hicieron un trabajo innovador como el de tener clases de alfabetización en lenguas locales. Esta fase concluyó con la desaparición del Departamento Nacional de Educación Bá sica (Direcção Nacional de Educagáo de Adultos- DNEA), cuyas actividades quedaron a cargo del Departamento Nacional de Educación Básica (Direcgáo Nacional do Ensino Básico).

La tercera y última fase comenzó en 1995 y todavía está en curso. Se la puede describir como un proceso de redescubrimiento y rescate de la alfabetización y educación de adultos

«en un contexto de paz y estabilidad social en el país y como un instrumento necesario para el desarrollo económico y social sos-tenible, centrado en los varones y mujeres».2

Alfabetización y Educación Para Todos en Mozambique

La alfabetización y la educación básica están regidas por diferentes instrumentos legales y políticas de desarrollo. Los instrumentos más sobresalientes son la Constitución de la República de Mozambique, que estipula que cada ciudadano/a tiene derecho a la educación (Artículo 88) y que la educación constituye un medio para lograr la unidad nacional, erradicar el analfabetismo, dominar la ciencia y la tecnología e inculcar a los ciudadanos/as valores morales y cívicos (Artículo 113); el Plan Gubernamental 2002-2004, que preveía un relanzamiento realista y ambicioso de la alfabetización y apuntaba a rebajar las tasas hasta un 10 por ciento; la Ley N° 6/92 que modernizaba el Sistema Nacional de Educación (SNE) alineándolo con el nuevo modelo político y económico contenido en la Constitución de 1990; el Plan de Acción 2001-2005 para la Reducción de la Pobreza Absoluta (PARPA) que definía la educación y alfabetización de adultos como objetivos prioritarios del programa educativo; la Estrategia Nacional para la Alfabetización y Educación de Adultos y para la Educación No-Formal (AEA/ENF), diseñada principalmente para la erradicación del analfabetismo en el país; y el nuevo Plan Gubernamental (2005-2009) que reafirma el objetivo de disminuir la pobreza en un 10 por ciento. Todos estos documentos políticos y normativos reflejan la voluntad combinada del gobierno y la sociedad civil para asegurar que la alfabetización juegue un papel continuamente creciente en la reducción de la pobreza y en el desarrollo del país. Esto coincide en alto grado con los compromisos internacionales asumidos en las declaraciones de Jomtien, Dakar y otras.

Estos últimos documentos definen la alfabetización como el aprendizaje de la lectura, la escritura y el cálculo de una manera que permita el uso efectivo de dichas destrezas para aprender a aprender y para responder a las necesidades básicas.3 La idea de aprenderá aprender, como parte de este concepto de alfabetización, es un elemento clave en el compromiso de Educación Para Todos y constituye como tal uno de los objetivos de Dakar.4 Es internacionalmente reconocido que este concepto es por sí mismo instrumental para la consecución de los demás objetivos planteados en el programa de Educación Para Todos, y es también parte de la Estrategia de Alfabetización y Educación de Adultos y del Plan Curricular de Alfabetización adoptados el 2000 y 2003 respectivamente por el Ministerio de Educación de Mozambique. El Plan establece que:

«Se considera la alfabetización, por una parte, como la adquisición de nociones básicas de lectura, escritura y cálculo, y por otra parte como un proceso que estimula la participación en actividades sociales, políticas y económicas y sienta los fundamentos para la educación permanente. El concepto refleja también una forma de alfabetismo funcional, que viene a ser parte integral del desarrollo local.»

El concepto de educación permanente que contiene esta definición lleva a pensar en el enfoque de aprendizaje de por vida, un prerrequisito para el desarrollo humano, para recoger los futuros desafíos de una economía globalizada y para salir al encuentro de las demandas individuales y colectivas de un mercado de trabajo constantemente cambiante. Éste es el enfoque adoptado en el diseño del Plan Estratégico de Educación (Plano Estratégico da Educagáo),5 que propone una vinculación directa entre la disminución de las tasas de analfabetismo, el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza. Todo el mundo está de acuerdo en que la pobreza no es solamente una cuestión de educación. Pero la educación tiene que ser el instrumento predilecto para llevar a efecto una reestructuración tanto económica como política. Como escribe Bhola:

«Dados el actual contexto y las actuales condiciones imperantes en los países en vías de desarrollo, como también en los desarrollados, los educadores/as de adultos parecen ser los que ofrecen la mayor esperanza a los pobres del mundo.»6

Puesto que la alfabetización es un elemento central del aprendizaje, aparece como un componente vital del Movimiento de Educación Para Todos (Movimento de Educagáo para Todos - MEPT) que se creó en Mozambique. Éste cuenta con más de 70 miembros, incluyendo organizaciones no-gubernamentales, instituciones religiosas y empresas privadas. El objetivo principal del MEPT es el de proporcionar oportunidades a la sociedad civil para que pueda participar activamente en las tareas educativas del país. Desde el año 2001 el MEPT ha sido también miembro fundador y organizador de SANEFA, la Red Africana de Campañas de Educación para Todos del África Meridional (the Southern África ANCEFA-African Networks Campaigns for EFA), que promueve los objetivos de Educación Para Todos en los países miembros de la región. El Plan Estratégico del Movimiento por la Educación Para Todos en Mozambique (MEPT) resalta el papel de la alfabetización como clave del desarrollo, en especial en lo que respecta a los siguientes puntos:

  • «La visión del MEPT: El MEPT pretende ser parte de la construcción, actualmente en curso, de un país en que los niños, niñas, jóvenes y adultos tengan acceso a una educación básica de calidad, sin ninguna forma de discriminación.7
  • El objetivo específico 8.2: Estimular a los miembros a que emprendan acciones específicas para asegurar que más y más mujeres y niñas se enrolen en la educación formal y no-formal, así como en la educación y alfabetización de adultos.»8

A pesar de lo dicho, el Plan Estratégico del MEPT no señala claramente qué es lo que se tiene que hacer con el analfabetismo de adultos. No es Mozambique el único país que confronta este problema. Diversos estudios han mostrado que la alfabetización ha sido desplazada a un segundo lugar en los programas de Educación Para Todos, sobre todo desde la introducción de la Iniciativa Fast Track,9 cuyas actividades se centran en la equidad de género y en la culminación de la educación primaria, con lo que de manera permanente se excluye a los analfabetos/as jóvenes y adultos. En Mozambique esta iniciativa tiende a elevar las tasas de culminación de la escuela primaria, a reducir los costos de construcción de escuelas, a apoyar a los huérfanos/as del VIH-SIDA, a reclutar maestros/as, a promover el diálogo entre los donantes y el gobierno, y a formar capacidades de planificación y ejecución, así como vínculos multisectoriales. En consecuencia, pese a que la alfabetización y educación de adultos están entre los objetivos mencionados anteriormente, el MEPT ha hecho poco o nada al respecto, al menos en términos de acción específica.

Los/as participantes en la Conferencia del Milenio, de Naciones Unidas, adoptaron la «Declaración del Milenio», posteriormente ratificada por Mozambique, y las Metas de Desarrollo del Milenio. Aunque la alfabetización incide en dichas metas en la medida en que es un instrumento para la reducción de la pobreza, no constituye en sí misma una de las metas. En Mozambique el Plan de Acción para las Metas de Desarrollo del Milenio no hace ningún tipo de referencia a la alfabetización; su preocupación se limita a la educación primaria universal.10

La exclusión de la alfabetización en las Metas del Milenio puede explicarse de diversas maneras. Por una parte, como lo sugiere Torres (2003), los programas de alfabetización están al servicio de una población meta pobre y políticamente subrepresentada; los programas de alfabetización ocupan un lugar inferior en el ranking del prestigio educativo, ya que por lo general no van acompañados de altos créditos académicos; siempre resulta difícil establecer la inte-rrelación entre alfabetización y puestos de trabajo. Esto se combina con la dificultad que experimentan los alfabetizadores/as a la hora de explicarles la importancia de la alfabetización a los planificadores y gestores políticos, a menudo porque no tienen la suficiente comprensión de las políticas internacionales y globales.

Sin embargo, pese a las muchas restricciones y a los múltiples problemas que se encuentran en el ámbito de la alfabetización, se ha avanzado algunos pasos y se ha aumentado la voluntad política del gobierno, como puede verse en el Plan Estratégico 2005-2009 que prevé la reducción de un 40 por ciento de las tasas de analfabetismo, con especial énfasis en las mujeres.

Una de las razones que hay para una voluntad política sostenida está en los renovados compromisos asumidos en relación con el lanzamiento por parte de Naciones Unidas, el año 2003, de la Década de la Alfabetización. Este nuevo hálito de vida podría ser el punto de partida de una revitalización sostenible del sector en la perspectiva de alcanzar las metas establecidas en las políticas tanto nacionales como internacionales.

Situación de la alfabetización en Mozambique

Cerca del 18 por ciento de la población mundial es analfabeta; aproximadamente el 64 por ciento de la misma son mujeres. En el África Subsahariana el porcentaje de analfabetismo ronda el 38 por ciento, dentro del cual el 61 por ciento son mujeres. La tasa mundial de analfabetismo entre los/as jóvenes (entre 15 y 24 años de edad) es del 12 por ciento; en la región del África Subsahariana el 23 por ciento de la población, dentro de la cual el 59 por ciento son mujeres, no sabe leer ni escribir.11

Mozambique presenta tasas más altas que el promedio de la región Subsahariana. De acuerdo a datos recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística,12 la tasa promedio de analfabetismo de adultos en el conjunto de la nación está cerca del 53,6 por ciento; es más elevada en las áreas rurales (65,7 %) que en los distritos urbanos (30,3 %) y es más marcada entre las mujeres (68 %) que entre los varones (37,7 %). En un país tan grande y diverso como Mozambique es de esperar que haya variaciones regionales; por ejemplo las tasas varían desde el 15,1 por ciento en la provincia de Maputo (en el Sur del país) hasta un 68,4 por ciento en la provincia de Cabo Delgado (en el Norte). En lo que hace a la juventud las cifras son alarmantes, con tasas de hasta el 37,9 por ciento para el segmento de 15 a 19 años de edad (48 por ciento entre las mujeres jóvenes) y el 50,7 por ciento para el segmento de 20 a 29 años de edad (61 por ciento entre las mujeres jóvenes).

Estas tasas, como queda ilustrado en la Tabla 1, son objeto de un monitoreo anual mediante indicadores recomendados por la Conferencia de Población y Desarrollo, y los esfuerzos que hace el Gobierno para reducir el analfabetismo en el país pueden medirse sobre la base de esos datos.

Tabla 1: Indicadores educativos del progreso hacia las metas cuantitativas y cualitativas establecidas por la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD).

Año

Indicadores Educativos

Ingresos en el nivel primario (%) % en el último año del nivel primario Ingresos en el nivel secundario (%) %de analfabetos (> 15 años)
M F M F M F M F
1996 69 52 - - 9 6 55 79
1997 69 52 - - 9 6 42 77
1998 69 52 - - 9 6 42 77
1999 70 50 52 39 9 6 46 77
2000 70 50 52 39 9 5 41 73
2001 70 50 52 39 9 5 39 70
2002 83 60 43 29 11 7 38 69
2003 104 79 62 54 14 9 40 71
2004 110 87 56 47 16 10 38 69

Fuente: El estado de la población mundial, Monitoreo de los objetivos de la CIPD. 1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004

Pese a los avances logrados en la reducción de las tasas de pobreza, la comparación entre varones y mujeres (un puntaje del 24 por ciento comparado con el 31 por ciento, el año 2004) muestra una brecha creciente entre varones y mujeres. Puede haber varias razones para ello. Por una parte las cifras pueden significar que están fallando los esfuerzos para matricular y retener a las mujeres analfabetas en los programas existentes. Por otro lado las cifras pueden implicar que, pese a las iniciativas a favor de la equidad de género en el sector educativo, son más y más las niñas y muchachas que no se matriculan en la escuela o que desertan de la misma, incrementando así a lo largo de los años las filas de mujeres analfabetas.

Si se compara los datos nacionales con los de la región, éstos señalan desequilibrios similares en términos de oportunidades de alfabetización que se les ofrece a varones y mujeres en África.13

Además de la desigualdad de oportunidades hay otro factor que puede desanimar a las mujeres de participar en los programas de alfabetización y educación de adultos, a saber el tipo de programa que se les ofrece. Esta es una fuente de preocupación dado que, según Lind (2004), las mujeres parecen estar más interesadas en programas diseñados para mejorar sus vidas y el bienestar de sus familias. PARPA14 promueve la alfabetización y educación de adultos como componentes cruciales de la reducción de la pobreza en el país y relaciona el éxito de la acción con programas específicamente destinados a mujeres y a áreas rurales.

Las iniciativas gubernamentales para reducir las desigualdades en términos de acceso y retención se quedaron muy cortas en el logro de la igualdad de género. Las tasas de acceso de mujeres y niñas a programas de alfabetización, y de manera más marcada las tasas de retención, permanecen relativamente bajas. Los datos disponibles15 muestran que el año 2002, por ejemplo, el 60 por ciento de las personas que ingresaron a los niveles primero y segundo eran mujeres, mientras que en el tercer nivel el porcentaje de admisión cayó al 48 por ciento y la tasa de deserción era aproximadamente del 40 por ciento.

Actualmente los programas de alfabetización están a cargo del gobierno y de organizaciones no-gubernamentales (ONG) internacionales. Las ONG trabajan en diferentes lugares, tienen diferentes horarios de trabajo y forman parte del amplio movimiento de educación no-formal dentro de la sociedad. Los programas desarrollados por ambos grupos han llevado a un incremento del número de participantes y a la provisión de más unidades de alfabetización. Datos del Ministerio de Educación muestran que el año 2002 se matricularon 259.435 personas adultas y que al final del primer nivel16 la tasa de deserción era del 36 por ciento, mientras que la tasa de aprobación del curso era del 76 por ciento. Según Ling y Kristensen,17 406.309 personas adultas asistían a los programas de alfabetización.

Además los datos compilados por Mario (2002) indican que el año 2001 había en el país 558 unidades de alfabetización y educación básica de adultos. El año 200418 el número se había incrementado sustancialmente y se calculaba que eran un total de 5.000.

Uno de los factores que contribuyen al bajo nivel de matrícula y a las elevadas tasas de deserción en los programas de alfabetización y educación de adultos en Mozambique es el hecho de que la mayor parte de la población es bantú y no tiene un adecuado dominio de portugués, que es el idioma oficial del país y el idioma en que se imparte la instrucción. En 1997 sólo el 40 por ciento de la población mozambiqueña sabía leer y escribir en portugués. La mayoría de esa población eran varones que vivían en áreas urbanas.19 En 1991 el Gobierno de Mozambique, preocupado por este estado de cosas, decidió introducir un Programa de Alfabetización en Lenguas Mozam-b¡quenas (Programa de Alfabetizagáo em Linguas Mogambicanas) como parte del Proyecto de Educación Bilingüe de Mujeres (Projectc de Educagáo Bilingüe de Mulheres). Inicialmente se seleccionó dos idiomas del norte del país (Emakhwa y Nyandjá), dos de la región central (Sena y Ndau) y uno del Sur (Changana). De manera similar la Estrategia del Subsector de Alfabetización y Educación de Adultos (Estrategia do Subsector de Alfabetizagáo e Educagáo de Adultos) 2001-200520requirió la revisión, actualización y ampliación de los materiales de enseñanza disponibles sobre todo en los siguientes idiomas: Portugués, Emakhuwa, Changana, Rhonga, Nyanja, Mwani, Sena, Ndau, Makonde y Yao y la producción de materiales en otras lenguas mozambiqueñas, a saber Lomwé, Nyungwe, Tewe, Bárue, Copi, Tonga, Tshwa y Chuwabo, reconociendo así la importancia de las lenguas nacionales en los diferentes escenarios de aprendizaje. requirió la revisión, actualización y ampliación de los materiales de enseñanza disponibles sobre todo en los siguientes idiomas:

Aunque el Gobierno de Mozambique ha declarado repetidamente su intención de incrementar la financiación de los programas de alfabetización y educación de adultos, en los hechos los montos presupuestados han seguido siendo los mismos durante los últimos cinco años. Por ejemplo, datos recientes del Ministerio de Educación y Cultura21 muestran que a la educación de adultos se había destinado el 4,1 por ciento del presupuesto educativo del año 2003. Sin embargo la información proporcionada por el Departamento Nacional de Alfabetización y Educación de Adultos (Direcgáo Nacional de Alfabetizagáo e Educagáo de Adultos) revela que actualmente sólo el uno por ciento fue asignado al subsector de la educación de adultos.

En suma, pese a los esfuerzos desplegados por el gobierno y la sociedad civil, tal como se reflejan en los planes quinquenales de 1995-1999 y 2000-2004 en los que se le daba prioridad a la educación y alfabetización de adultos, las tasas de analfabetismo siguen siendo altas y están muy por encima del promedio de los países del África Subsahariana. El sistema de educación formal es incapaz de comprender a todos los niños y niñas en edad escolar; alrededor del 50 por ciento queda excluido y contribuye así a que el número de analfabetos/as crezca permanentemente en el país.22

Conclusión

Hay muchas razones por las cuales en el país las tasas de analfabetismo se mantienen obstinadamente elevadas, y se las puede analizar de diferentes maneras. En nuestra opinión una de las causas es la falta de integración entre las iniciativas y planes gubernamentales, por un lado, y por el otro el MEPT, cuyo Plan Estratégico todavía no se ha traducido en acciones tangibles en términos de alfabetización y educación de adultos. Un análisis realizado por el Ministerio de Educación y Cultura en el Plan Estratégico propuesto para los años 2005-200923 revisaba algunos éxitos y desafíos en el campo de la educación no-formal y de adultos. Entre los éxitos están la expansión de las unidades de alfabetización y el desarrollo de una estrategia de alfabetización y educación de adultos.

Entre los desafíos están la necesidad de asociación y la inadecuada coordinación,24 la falta de relevancia de los programas, el bajo nivel de retención escolar, particularmente entre las mujeres y niñas, y el nivel inadecuado de supervisión, seguimiento y evaluación. El análisis pone de relieve otras fallas tales como la precaria calificación del personal, la falta de garantías financieras para la puesta en práctica de los programas, y la incompetencia de parte de la INEA25 a la hora de cumplir sus obligaciones, sobre todo en lo que hace a la ejecución de los pagos regulares al personal encargado de la alfabetización. Este programa sostiene el proceso de contratación y remuneración de los alfabetizadores/as, pero si deja de operar con la necesaria precisión puede más bien desalentar tanto a los alfabetizadores/as como a los/as estudiantes.

En nuestra opinión todos los desafíos y limitaciones a que acabamos de hacer referencia se pueden y se deben enfrentar, no por la vía de la formulación de nuevas políticas sino por la vía de poner en práctica las políticas existentes que, en la mayor parte de los casos, nunca han pasado de ser declaraciones de buenas intenciones. Es de suma importancia recordar que la consecuencia directa de excluir a niños y niñas de la escuela primaria equivale a incrementar el número de analfabetos en la población adulta, y que precisamente los niveles elevados y sostenidos de analfabetismo de adultos le pueden hacer un tremendo daño al desarrollo del país. Para evitar que esto ocurra, el Gobierno, las agencias internacionales y otros actores involucrados deberán mejorar la coordinación de sus actividades. Para ello es crucial el papel del MEPC en la medida en que crea condiciones para que todos los niños, niñas, jóvenes y adultos puedan tener acceso a una educación básica de calidad.

 

Notas

1  Mario (2002) p. 129-130.

2  Mario (2002) p.130.

3  ICAE (2003) p. 29-31.

4  Meta 4 de EPT, Dakar: Conseguir un 50 por ciento de incremento en los niveles de alfabetización de adultos para el año 2005, en especial para las mujeres, y un acceso equitativo a la educación básica y permanente para todas las personas adultas.

5  MINED (2005).

6  Bhola, Harbans (2004) traducción del autor.

7  MEPT (2003) p. 17.

8  MEPT (2003) p. 21

9  Torres, C.A. (2003).

10  Banco Mundial (2003).

11  UNESCO (2004).

12 I NE (2004) p. 66.

13  Indabawa, S.; Oduaran, A; Afrik, T. y Walters, S. (2000).

14  PARPA (2001).

15  MINED (2003b).

16  Los programas de alfabetización en Mozambique ofrecen cursos de tres años.

17  Lind, A y Kristensen, V. (2004).

18  MINED(2004).

19  INE(2000).

20  MINED (2001).

21  MEC (2005) y MINED (2005).

22 PNUD(2001).

23  MINED (2005).

24  Mario (2002) hace notar que el Ministerio de Educación es responsable de la coordinación de actividades. Sin embargo hay otros actores involucrados que toman parte tanto en la investigación como en el desarrollo (p.ej. la Universidad Eduardo Mondlane [UEM], La Universidad Pedagógica [Universidade Pedagógica-UP], el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Educación [Instituto Nacional de Desenvolvimento da Educagao-INDE\), o en la entrega de programas de la sociedad civil a través de ONG, instituciones religiosas y asociaciones comunitarias de base, o también agencias y ONG internacionales que las más de las veces están involucradas en la financiación de tales proyectos o programas.

25  Instituto Nacional de Educación de Adultos (Instituto Nacional de Educagao de Adultos), cuyo propósito principal es capacitar a un personal competente que pueda impartir educación de adultos a lo largo y ancho del país.

 

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