Les ofrecemos a continuación el «Plan de Acción», aprobado en la primera Asamblea Mundial de ¡CAE en 1976 por los más de 500 participantes. Ha sido tomado de «Adult Learning: A Design for Action: A Comprehensive International Survey», editado por B.LHall y J.R. Kidd, Pergamon Press, Oxford, 1978, pp. 283-315.
Se trata de un programa de acción que es resultado de sesiones plenarias, grupos de trabajo y seminarios regionales celebrados con ocasión de la Conferencia Internacional sobre Educación de Adultos y Desarrollo. Es la contraparte para la acción de la Disertación del Presidente Nyerere «El desarrollo es de la gente, por la gente y para la gente».
El Plan de Acción presenta los pasos prácticos e inmediatos que fueron formulados para los próximos cinco años en veinte grupos de trabajo y aprobados por los más de 500 delegados que representaban a unos ochenta países en la Conferencia Internacional sobre Educación de Adultos y Desarrollo celebrada en Dar Es-Salaam, Tanzania, en julio de 1976. Viene a ser como la contraparte para la acción del discurso pronunciado por el Presidente Nyerere de Tanzania acerca de los objetivos de la educación de adultos y el desarrollo, discurso que fue unánimemente aceptado por la Conferencia como la Declaración de Dar Es-Salaam.
El Plan delinea acciones y programas; es un inventario de los pasos esenciales que se deben dar para que las decisiones de planificadores, políticos y educadores puedan ser consistentes. Es presentado por la comunidad de educadores/as de adultos como un pacto de compromiso con las urgentes necesidades que presenta la educación de adultos en todas partes del mundo. El lapso de tiempo previsto para su aplicación es de cinco años.
El documento no pretende ser original en sus propuestas. Lo que se intenta es reunir las ideas, necesidades y acciones en torno a las cuales ha ido surgiendo un consenso global, y enfocarlas con más precisión. Es así como, a la vez que el programa plantea las condiciones y acciones necesarias para reforzar y movilizar las potencialidades que tiene la educación de adultos para el desarrollo, tal como recomienda la Conferencia de Dar Es-Salaam, aprovecha también una serie de documentos internacionales recientes, tales como la Declaración de Persépolis emanada del Simposio Internacional sobre Alfabetización, la Recomendación de la UNESCO sobre el Desarrollo de la Educación de Adultos, el Marco para una Política de educación de adultos de gran alcance elaborado por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, y varias convenciones y recomendaciones hechas por la Organización Internacional del Trabajo en lo que concierne a la educación de los trabajadores/as. Algunas de las propuestas surgen de proyectos o encuentros relacionados con organizaciones intergubernamentales, y también han sido el tema de encuentros regionales en los Estados Árabes, en Asia, en África y en América Latina.
Diferentes conferencias internacionales celebradas en los pasados cinco años han alertado a la conciencia de la comunidad mundial acerca de problemas humanos tan críticos como el hambre, la población, el medio ambiente y las políticas económicas equitativas. Lo que el Plan aporta es el componente de educación de adultos y la dimensión de aprendizaje que deben acompañar a cualquier cambio económico, social o político si realmente se quiere garantizar la condición humana.
Para dejar establecido el marco, para clarificar la planificación y para identificar las responsabilidades de la acción, así como su entorno, se presenta el Plan en cuatro secciones. La primera introduce las directrices generales. La segunda se centra en la organización: la acción a través de organizaciones intergubernamentales y organizaciones internacionales no-gubernamentales, a través de naciones, regiones e instituciones. La tercera va dirigida a propuestas relacionadas con el proceso de aprendizaje: investigación, capacitación, contenidos, necesidades especiales, comunicación y medios. La cuarta es una breve declaración de compromiso encaminado a asegurar que las recomendaciones sean puestas en práctica.
Hay determinados énfasis omnipresentes en el Plan de Acción y configuran el núcleo central de sus recomendaciones. Entre ellos están los siguientes:
El Plan de Acción reconoce que las directrices generales para el trabajo de cooperación, y para programas educativos orientados al desarrollo, debieran ser tan variadas como las necesidades y los antecedentes culturales de los seres humanos. Nada de lo que se proponga interferirá con las responsabilidades de los gobiernos o instituciones en la oferta de programas educativos para sus ciudadanos/as. El paso inicial es lograr un acuerdo acerca del proceso y del intercambio de experiencias y recursos, de manera que sea posible una acción responsable, particularmente en países o regiones cuyo proceso de desarrollo se ha visto impedido.
Esto no implica la defensa de cierto tipo de «cum'culo» generalizado y homogéneo, tramado sobre la base de compromisos o que ignora las diferencias culturales o políticas. Se deberá construir la acción a partir de una riqueza de contribuciones culturales: las estrategias de desarrollo deberán contribuir a la creación, comprensión y respeto de la diversidad de costumbres y culturas.
El objetivo de un desarrollo integrado y equilibrado es el logro de la justicia social, económica y política que conduzca a la liberación de todas las personas, y que al hacerlo erradique flagelos tales como la pobreza y el analfabetismo masivos. Las estrategias existentes en un gran número de países han fracasado en el logro de este objetivo y han servido para reforzar las estructuras de poder y de privilegios. Los educadores/as de adultos, en colaboración con otras personas preocupadas por la justicia social, deberían caracterizarse por una crítica permanente de las estrategias de desarrollo, de manera que se eviten los fracasos y se consiga condiciones equitativas.
Un consenso emergente, y que fue claramente establecido y aceptado en la Conferencia de Dar Es-Salaam, es la convicción de que un desarrollo eauilibrado reauiere arandes cambios estructurales, nacionales e internacionales, que no se reduzcan a intereses meramente técnicos, económicos o educativos, sino que estén basados en decisiones políticas. Como quiera que es la calidad de la vida humana la que determina los objetivos, serán el proceso político y el ejercicio de las opciones políticas los que definan los medios y establezcan el ritmo del desarrollo.
La educación de adultos —que abarca las dimensiones humana, educativa y política de la sociedad— puede preparar el terreno, entre los países y dentro de cada país, para las duras decisiones políticas que se tiene que tomar, actuando al mismo tiempo como un instrumento de participación popular, de manera que dichas decisiones no sean manipuladoras ni elitistas, sino humanizantes, igualitarias y liberadoras. La transformación de las estructuras políticas y socio-económicas puede no ser aceptable para todos los países o sistemas, pero para muchos educadores/as de adultos la lucha por una educación orientada al desarrollo y basada en la humanidad, en la liberación, en la participación y en la justicia, tiene que ser llevada adelante aun cuando se reconozcan al mismo tiempo las limitaciones y los obstáculos.
Está cada vez más claro que para el desarrollo es crucial la participación del conjunto de la sociedad. Pero está igualmente claro que la participación puede ser distorsionada, como ocurre cuando los/as estudiantes se convierten en objetos y no en socios, o cuando se utiliza la educación para pacificar y neutralizar, y no como un proceso de toma de conciencia, de verdadera participación y de cambio. Desde el momento en que la participación es un proceso político en el que están incluidos el compromiso y el ejercicio de opciones, la educación de adultos cumple una función esencial para la identificación y puesta en práctica de aquellos procesos de participación y aquellas formas de consenso que pretenden que las estructuras políticas, sociales y económicas respondan a las necesidades y aspiraciones humanas y se basen en ellas.
La educación de adultos puede ser un factor poderoso para la sensibilización de individuos, grupos y comunidades —en especial los menos privilegiadas— respecto de su papel como participantes seguros de sí mismos/as. La Declaración de Persépolis identifica la alfabetización no como un proceso de mero aprendizaje de destrezas sino como una «contribución a la liberación del ser humano y a su pleno desarrollo». Entre las estructuras más favorables están aquellas que «tienden a generarla participación efectiva de cada ciudadano/a en la toma de decisiones en todos los niveles de la vida social: en la economía, la política y la cultura».
Urge que dirigentes, administradores/as y quienes diseñan políticas piensen y actúen a partir de la comprensión de que la participación no sólo es necesaria sino bienvenida, y que confíen en ella. Tienen que buscar vías para participar más profundamente ellos mismos/as en la vida de la gente y para ver este proceso como esencial para su propia educación y para su eficacia como dirigentes. De esa manera, tanto los/as que diseñan políticas como la población a la que sirven se sentirán estimulados/as para establecer un diálogo participativo a la hora de la planificación, la ejecución y la evaluación de resultados.
La dimensión educativa de todas las estrategias de desarrollo deberá incluirse en los programas de desarrollo de los gobiernos, de los ministerios y de las agencias internacionales y deberá incorporarse a las políticas nacionales. La situación de las mujeres debe ser parte integral de las políticas y estrategias. Algunos de los indicadores más críticos de que el subdesarrollo está relacionado con oportunidades económicas, educativas y de salud son aplicables de manera predominante a las mujeres del mundo en vías de desarrollo. Los elementos esenciales de las nuevas estrategias de desarrollo deberán incluir:
Los educadores/as de adultos deberán asumir el liderazgo interac-tuando con quienes toman decisiones y con los planificadores y técnicos/as para identificar, evaluar y poner en práctica esas estrategias.
La acción cooperativa internacional, que es esencial para las dimensiones globales del desarrollo, puede tener lugar a través de una diversidad de canales: organizaciones intergubernamentales, organizaciones no-gubernamentales (ONG) internacionales, y muchas organizaciones nacionales y regionales.
Es sabido que en el pasado gran parte de la ayuda internacional ha tenido consecuencias profundamente perjudiciales para los intereses de desarrollo de los países. Sólo se deberá alentar la cooperación internacional cuando sea verdaderamente cooperativa y dé como resultado un desarrollo equilibrado que tenga como fundamento la independencia y el intercambio de recursos. Una prioridad para el apoyo internacional deberán ser los programas de educación de adultos que contribuyan al desarrollo por las siguientes vías:
Los programas de educación de adultos rara vez han sido financiados con recursos de la cooperación internacional. Hay excepciones, como el Programa Experimental Mundial de Alfabetización, pero en la mayor parte de los casos lo que se registra es desatención. Hay varias razones para ello, razones negativas que ahora deben convertirse en acción positiva:
En la medida en que se requiera fondos de ayuda internacional, y se los pueda usar de manera eficaz, se deberá emplear mejores estrategias para conseguirlos.
Con frecuencia se puede promover la educación para el desarrollo a través de la cooperación internacional referida a campos específicos o metas especiales.
Por ejemplo, si bien el Programa Experimental Mundial de Alfabetización tuvo resultados diversos y nunca alcanzó algunas de sus aspiraciones, este producto de la cooperación internacional entre dos organizaciones intergubernamentales (la UNESCO y el PNUD), y que tocaba a muchos países, sí tuvo un impacto en el desarrollo y produjo valiosas «lecciones aprendidas» que ahora se pueden aplicar de manera general.
Otro ejemplo, que debiera ser replicado, son los logros obtenidos en algunos países durante el Año Internacional de la Mujer en relación con la educación de las mujeres y la exploración de políticas y acciones para lograr una mayor equidad.
Hay ejemplos alentadores en que la acción internacional concertada, como en el caso de la formación de trabajadores/as, los proyectos de autoayuda rural y la capacitación administrativa y técnica para varones y mujeres del área rural, han producido buenos resultados en el campo del desarrollo humano y también en el logro de objetivos de algunos proyectos específicos.
La actual y futura «hambre de papel», que puede constituir una seria amenaza para las metas educativas y de desarrollo (como es el caso de los materiales de postalfabetización), es un área que demanda un esfuerzo cooperativo. Se requiere la ayuda internacional para que todos los países puedan tener acceso a las reservas que tienen los países con mayor producción de papel, y también —lo que es más importante— para iniciar una investigación sobre el uso de las fibras indígenas.
La cooperación internacional puede servir como un foro educativo para lograr una comprensión universal de la contribución de las diferentes culturas al desarrollo del mundo y al desarrollo nacional. La educación de adultos deberá contribuir al respeto de la diversidad de costumbres, culturas e idiomas, tanto en el nivel internacional como en el nacional. La herencia cultural de regiones y pueblos deberá expresarse en la educación para el desarrollo.
Un punto de referencia inmediato para el accionar de los países y de los educadores de adultos es la Recomendación de la UNESCO sobre el desarrollo de la educación de adultos, que es un ejemplo de la función normativa y reguladora de la cooperación internacional. La Recomendación es realista en lo que se refiere a los objetivos y a los recursos que se requiere para alcanzarlos; no encadena a los gobiernos con falsas expectativas o costosas innovaciones. Es un documento centrado en el ser humano, puesto que su puesta en práctica depende de la iniciativa y participación de mucha gente, y en especial de los educadores/as de adultos. Los informes periódicos presentados por los gobiernos sobre las acciones que llevan a cabo para poner en práctica la recomendación abren oportunidades para el estudio y el debate público acerca de los resultados obtenidos por la educación de adultos para el desarrollo.
Si se hace un balance de la Segunda Década del Desarrollo, se puede constatar que se ha necesitado distintos tipos de esfuerzos de colaboración internacional entre organizaciones intergubernamentales que están directamente interesadas en la educación de adultos para el desarrollo, entre ellas la UNESCO, la OIT, la FAO, la OMS, el UNICEF, el PNUE, el PNUD, el Banco Mundial, la Universidad de las Naciones Unidas y el programa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Los educadores/as de adultos así como sus organizaciones y agencias, necesitan mantenerse informados sobre los planes y programas de las organizaciones intergubernamentales, y también comprometerse con esos planes y programas cuyas estrategias contribuyen a la educación para el desarrollo y la fortalecen.
Con el fin de realizar una acción efectiva a través de las organizaciones intergubernamentales y de las ONG, y con apoyo de las mismas, las organizaciones de educación de adultos en cada país deberían:
Se recomienda que las agencias financieras que prestan cooperación internacional para el desarrollo otorguen prioridad a programas que:
Los temas relacionados con estas y otras prioridades forman parte de otras secciones del Plan.
En el futuro, muchos de los grandes programas de educación de adultos incorporarán proyectos de cooperación, como es el caso del Programa Experimental Mundial de Alfabetización o el compromiso de la OIT en la educación de trabajadores/as con planes de alfabetización específica para trabajadores/as del campo. La participación de ONG internacionales fuertes debería formar parte de los programas de las agencias intergubernamentales, especialmente para crear sistemas e infraestructura de educación de adultos y para promover programas de educación para el desarrollo dentro de dichas organizaciones y a través de ellas.
Hay muchas organizaciones no-gubernamentales que se dedican a la educación de adultos para el desarrollo y cuyas experiencias y servicios se pueden utilizar de manera más directa. Las mismas operan en campos como institutos comunitarios, universidades, educación de mujeres, desarrollo rural, cooperativas, bibliotecas y museos, tecnologías educativas, editoriales y radios.
Reconociendo la necesidad de un enfoque integrado para la solución de los problemas que enfrentan en la práctica los educadores/as de adultos, así como la limitación de los recursos financieros y personales, se recomienda a todos los maestros organizados/as, como también a otras organizaciones profesionales, que presten su apoyo a las actividades de educación de adultos y de educación permanente, al interior de su país y de su región.
A causa de su pertenencia a redes internacionales, se debería alentar y apoyar a las ONG a que asuman un papel más amplio en la provisión de personal experimentado, de seguimiento de proyectos y de producción y difusión de información.
Por ejemplo, un prerequisito de los nuevos programas y estrategias de desarrollo, de manera especial para el caso del desarrollo rural integrado, es el conocimiento de las experiencias —ya se trate de éxitos o fracasos— vividas en programas similares o afines en otros lugares. Las ONG internacionales pueden jugar un papel bastante importante en la identificación y difusión de ese tipo de información, de manera que llegue a quienes diseñan políticas.
De manera similar, los centros y oficinas internacionales de las ONG pueden ser útiles para las necesidades que implica el diseño de políticas, mediante inventarios de proyectos, innovaciones e investigaciones, y también proporcionando personal nativo para que los equipos de proyectos puedan desarrollar facilidades de capacitación regional, evaluar programas y proyectos nuevos y apoyar esas actividades con un seguimiento adecuado.
El fortalecimiento del accionar regional por medio de organizaciones regionales y/o de área, el establecimiento de un centro de capacitación en cada región, y el intercambio regional de experiencias, información y personal, forman parte de las recomendaciones centrales de la Conferencia de Dar Es-Salaam. Recientemente se han creado organizaciones regionales de educación de adultos, o se están considerando activamente, en Europa, África, Asia, el Pacífico Sur, los Estados Árabes, Sudamérica y los países del «Norceca», es decir de Norte- y Centroamérica.
Una recomendación de acción inmediata se refiere a la forma como se puede apoyar a asociaciones recién conformadas o que están a punto de conformarse, de manera que sean más eficientes y puedan ejecutar, coordinar y financiar la colaboración regional.
Como un fin práctico a la hora de hacer un balance de la Segunda Década del Desarrollo, se debiera proceder a mejorar aptitudes para la educación de adultos, de manera especial en África, los Estados Árabes, Asia, el Pacífico Sur, América Latina y el Caribe. En muchos casos una organización regional puede estar al servicio de algunas necesidades nacionales, hasta que sea posible la creación de asociaciones nacionales. La región puede ser el centro de algunos servicios comunes necesarios como ser la capacitación, la investigación y el intercambio de información.
En conferencias regionales e internacionales se ha identificado ciertas prioridades para las organizaciones regionales:
En toda organización regional deberían estar representados todos los países, así como los principales intereses de la educación de adultos y también las instituciones, agrupaciones y agencias involucradas en actividades de desarrollo. Un objetivo central de la organización regional debería ser lograr el progreso de la educación para el desarrollo integrado, de manera particular en lo que se refiere al incremento de la producción de alimentos, a la salud, la nutrición, la pobreza, el desempleo, el analfabetismo y los problemas de la emigración rural a centros urbanos.
Se debería solicitar la participación de agencias internacionales de cooperación para la provisión de experiencias, materiales, recursos y personal, pero sólo a través de la iniciativa de la organización regional y bajo su dirección.
Cada país de una determinada región deberá confeccionar un inventario de sus programas innovadores, de las áreas donde es más fuerte su trabajo de educación de adultos y de las áreas en que parece mejorar su desempeño y aprender de otras experiencias. Para el caso de Asia y del Pacífico Sur, dicho inventario podría basarse en la encuesta sobre educación no-formal que llevaron a cabo los ministros de la Organización para la Educación del Sudeste Asiático, encuesta que podría extenderse para incluir a otros países.
Se recomienda también la creación de un proyecto piloto de desarrollo rural integrado en cada país de la región. Esto podría conducir a un plan de acción general para una integración de la educación de adultos que podría desembocar en soluciones para los diferentes problemas regionales.
Se debería diseñar uno o más proyectos o estudios específicos dentro de cada agrupación regional para explorar cómo se puede adoptar y reformular los esfuerzos realizados en la educación de adultos de manera que sirvan a la necesidad cada vez más urgente de considerar la comunidad global como una verdadera base de aprendizaje y para integrar el aprendizaje en cada fase de la vida. El Consejo Internacional de Educación de Adultos deberá promover y apoyar ese tipo de proyectos, monitorearlos y publicar los resultados.
Se alaba la evidencia de una cooperación más estrecha entre países de las regiones y entre las regiones y las organizaciones internacionales. Se insta a los gobiernos a que endosen ese tipo de acciones y realicen adecuadas contribuciones financieras para su realización. Una recomendación específica insta al fortalecimiento de organizaciones regionales pan-árabes y existentes, como ARLO y ASFEC, de las instituciones nacionales de educación de adultos y de las comisiones nacionales de la UNESCO; a la creación de un centro regional de capacitación e investigación para la educación de adultos; y al apoyo para la formación de una Asociación Árabe de Educación de Adultos.
En la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Educación de Adultos celebrada en Tokio se reconoció que la educación de adultos no puede prosperar, ni lo va a hacer, a menos que haya un compromiso con la misma en cada país, una infraestructura nacional para el estímulo y la coordinación, y una formación de cuadros con capacidad y experiencia que puedan sostenerla y hacerla avanzar. Sin estos factores esenciales no tendrán muchas oportunidades de ser efectivas ni la educación de adultos como ámbito de acción ni la educación de adultos para el desarrollo.
Tanto en reuniones nacionales como en seminarios internacionales, como también en la Recomendación sobre el Desarrollo de la Educación de Adultos de la UNESCO, queda claro que en cada país se requiere estructuras, acciones y programas de coordinación, y que éstos son considerados una inversión básica si se quiere que la educación de adultos llegue a ser un agente activo del desarrollo. La sección de Recomendaciones de la UNESCO que se refiere a estructuras, comienza con la siguiente afirmación:
«Los estados miembros deberán hacer los esfuerzos necesarios para asegurar el establecimiento y desarrollo de una red de corporaciones que respondan a las necesidades de la educación de adultos; dicha red debería ser lo suficientemente flexible para responder a las diferentes situaciones sociales y personales y a su evolución.»
La concordancia con la recomendación de la UNESCO es que cada país deberá tener un mecanismo apropiado para reunir de manera periódica a todas aquellas personas que tienen las máximas responsabilidades en el ámbito de la educación para que determinen el cometido nacional, decidan acerca de la asignación de recursos y diseñen políticas sólidas y programas coordinados para el desarrollo de la educación de adultos.
Esa instancia de coordinación habrá de incorporar a departamentos del gobierno (como ser los que tienen que ver con salud, agricultura, producción económica, servicios culturales, educación); universidades e institutos; organizaciones laborales, de desarrollo rural, sindicales, generacionales, de mujeres, de minorías étnicas, de administradores y empleadores, de personal profesional, radialistas y editores.
Una meta realista a la hora de hacer el balance de la Segunda Década del Desarrollo es apoyar a cada país que quiera recibir cooperación para el desarrollo de las siguientes maneras:
Son todavía pocas en número las personas que han tenido una experiencia exitosa en el desarrollo de dichas políticas, y sus experiencias deberían ser objeto de intercambio con las de otros países. Un objetivo importante para los próximos cinco años es el reclutamiento y capacitación de esas personas.
Es urgente que los educadores/as de adultos trabajen en asociación con los gobiernos, allí donde se considere apropiado, para el establecimiento o fortalecimiento de asociaciones o juntas nacionales y otras organizaciones de coordinación de la educación de adultos, de manera que éstas se conviertan en agencias de cooperación para la promoción y puesta en práctica de programas y asuntos de desarrollo.
Es a través de una asociación de educadores/as de adultos que los educadores/as pueden desarrollar esfuerzos sistemáticos para hacer que los planificadores gubernamentales tomen conciencia de que los objetivos de la educación de adultos y de la educación de trabajadores/as tienen que guardar relación con los objetivos de un desarrollo integral y equilibrado. De esa manera la educación de adultos puede reforzar sus vínculos formales e informales con agencias y ministerios responsables del desarrollo.
Las asociaciones nacionales deberán reconocer la importancia que tiene la educación de trabajadores/as y deberán equiparse para responder a las necesidades programáticas que hayan sido identificadas por las cooperativas y organizaciones de trabajadores/as, y cooperar con éstas.
Se recomienda también que en cada región las respectivas asociaciones nacionales investiguen y colaboren en actividades que actualmente están en vías de reformar el sistema escolar formal, de manera que el trabajo y los servicios puedan llegar a formar parte del currículo general y así se den las condiciones para que la juventud participe en la teoría y práctica del desarrollo, de la independencia, de la participación social y del aprendizaje de por vida.
Una prioridad de las asociaciones nacionales es trabajar conjuntamente para el mejoramiento de la calidad, el tipo y la accesibilidad de los planes de capacitación en educación de adultos para mujeres y varones, tanto de largo como de corto plazo.
Se podría dedicar talleres de corta duración a una efectiva enseñanza y aprendizaje de adultos para grupos de organizadores de educación de adultos a tiempo completo que estén en condiciones de difundir lo aprendido a otros maestros/as de adultos. En algunos casos un equipo de recursos humanos puede viajar a algún país de la sub-región para tomar un curso; en otros casos se puede organizar un curso en un lugar central de manera que puedan asistir educares/as de países vecinos.
Otras recomendaciones relacionadas con la capacitación se encuentran en las próximas secciones de este documento, como ser la «Acción a través de instituciones», el «Reclutamiento y capacitación del personal», e «Investigación y desarrollo».
Si bien, como se indicaba anteriormente, cada país necesitará un plan de capacitación e investigación adecuadas, como también infraestructura para la educación de adultos, algunos de estos servicios esenciales podrán ser suministrados en parte, al menos temporalmente, a través de la cooperación regional, nacional e internacional.
Se recomienda que las organizaciones regionales trabajen para establecer organizaciones nacionales de educación de adultos en los países en que éstas no existen, haciendo una aproximación, siempre que sea posible, mediante la comisión nacional de la UNESCO del Unpasopráctico paralaaso
Un paso práctico para la asociación regional es ofrecer el funcionamiento de un taller en un país particular con el fin de estimular la conformación de una asociación nacional. Las visitas de unos países a otros para conocer proyectos innovadores pueden fortalecer las asociaciones nacionales y regionales y desembocar en la publicación de inventarios de estudios de caso sobre esos proyectos. Agencias internacionales y ONG deberían considerar la ayuda financiera como una prioridad para el mejoramiento de la capacidad de las asociaciones de educación de adultos y su cooperación.
En la discusión acerca de la educación de adultos para el desarrollo es fundamental que los gobiernos expresen en términos concretos su compromiso moral y político con la educación de adultos como parte integral de los fines y objetivos nacionales en todas partes. Esto puede alcanzarse con las siguientes medidas:
Se recomienda que los gobiernos reconozcan, estimulen y apoyen el trabajo de las ONG internacionales comprometidas con la educación de adultos y el desarrollo, como es el caso del Consejo Internacional de Educación de Adultos.
Entre los miembros de las ONG, y dentro de los cuerpos consultivos como la UNESCO y sus comisiones nacionales, existe una amplia gama de expertos/as en educación de adultos que pueden ser de gran utilidad. Gobiernos y asociaciones deberán aprovecharlos/as y vincularlos a la planificación y puesta en práctica de políticas de desarrollo.
Los gobiernos deberían comprometerse con la alfabetización como un componente integral de los programas nacionales, e incorporar a los propios analfabetos/as en la elaboración de dichos planes.
En la medida de lo posible, las funciones y responsabilidades de los programas de alfabetización y/o educación de adultos, así como la organización y capacitación del personal, deben asignarse a una instancia nacional de coordinación que cuente con la ayuda de varios ministerios u organizaciones involucradas, con la finalidad de reducir al mínimo la competencia por los recursos económicos y la ineficiencia en la ejecución de los mismos.
El reconocimiento de la alfabetización como instrumento primordial del desarrollo económico, social y político significa que es esencial el incremento de las asignaciones presupuestarias. Significa también la elaboración de programas amplios y multidisciplinarios que suministren proyectos de postalfabetización y el acceso a nuevas etapas de educación y capacitación.
Los gobiernos deberían ser más conscientes de que en todas partes es necesaria una vigorosa política cultural para dirigir y regular el futuro de la educación para el desarrollo, y de que el desarrollo debe mantener una relación funcional con las tradiciones culturales, las costumbres e idiomas de los grupos y subgrupos dentro de cada país. Se debería ver la diversidad lingüística y cultural como un recurso enriquecedor antes que como una amenaza para la unidad.
En vista de la carga que suponen los costos educativos para los presupuestos nacionales, y sin dejar de subrayar que la educación de adultos constituye un componente relativamente bajo de la educación, se ha hecho ciertas recomendaciones para reducir los costos educativos por medio de:
Los programas de desarrollo tienen que basarse en el principio de la participación, desde la fase previa de la planificación hasta la evaluación final, creando así oportunidades para que cada participante sea al mismo tiempo un maestro/a y un/a estudiante. La incorporación de los/as estudiantes en la estimación sistemática de las necesidades y en la evaluación de todos los programas que cuentan con financiación pública debería ser parte de las prioridades financieras.
Como quiera que la educación de los trabajadores/as constituye un sector importante y creciente de la educación de adultos, las recomendaciones referidas a la participación de los trabajadores/as en la planificación del desarrollo no solamente se basan en la justicia social sino también en el enorme realismo y los contenidos sociales que aquella le inyecta a la planificación. Se hace énfasis en la promoción de organizaciones fuertes y viables de trabajadores asalariados y trabajadores rurales no asalariados, así como en su incorporación a la planificación y puesta en práctica de políticas y programas de desarrollo rural.
Las políticas educativas y de desarrollo deberán orientarse de manera que la educación de trabajadores/as individuales se pueda traducir en contribuciones participativas por parte de sus organizaciones, en línea con la recomendación 94 de la OIT sobre Consulta y Cooperación entre Empleadores y su Papel Social y Económico, con la Convención 140 y la Recomendación 148 sobre Licencias Educativas Pagadas.
En un plan de acción existe un papel destacado para cualquier organización o institución de educación de adultos; y ciertamente para todo/a estudiante. Como quiera que las circunstancias son tan diversas, los planes para las instituciones deben ser confeccionados por personas comprometidas con las mismas instituciones. Sin embargo hay pasos que se debe dar para apoyar la calidad y la eficiencia de la educación de adultos.
La necesidad de programas de capacitación en los niveles regional, nacional y local demanda la participación activa de institutos y universidades, departamentos gubernamentales, asociaciones de profesionales y sindicatos.
La documentación es deficiente en lo que se refiere a la naturaleza precisa de la instrucción existente en el campo de la educación de adultos, antes y después de la graduación, y que es ofrecida por universidades e instituciones similares en diferentes partes del mundo. Un inventario descriptivo de los cursos, así como un encuentro de las mencionadas universidades, podría crear un 'consorcio' de experticia e información para el desarrollo, y la creación de programas de capacitación. De esa manera, a las instituciones que están en condiciones de suministrar capacitación para la educación de adultos se les podría ayudar a que emprendan esa capacitación y/o intensifiquen sus esfuerzos.
Se recomienda que la capacitación de educadores/as de adultos para el trabajo de campo, el administrativo y el de extensión, tenga una orientación práctica. Por ejemplo, además del personal dedicado a la extensión de la capacitación rural, las universidades e institutos de agricultura deben trabajar en forma cooperativa para orientar sus cursos de acuerdo a las necesidades y problemas prácticos de los trabajadores/as de campo, y para desarrollar talleres y seminarios de capacitación y de actualización para personal que está en servicio.
Cada vez se tiene una percepción más clara de que ciertos países y regiones pueden carecer de formas particulares de educación de adultos que respondan específicamente a sus necesidades, como es el caso de la alfabetización, la educación de trabajadores/as, el desarrollo rural, la educación de mujeres, la educación a distancia, etc.
También puede ser que falten formas específicas de instituciones apropiadas para el desarrollo, como universidades laborales o institutos comunitarios. En países seleccionados la cooperación regional y/o internacional puede apoyar el desarrollo de ciertos tipos de instituciones y programas de servicios, específicos y necesarios.
Sin embargo, cualquier desarrollo de nuevas formas institucionales, así como de sus programas, debería hundir sus raíces en el contexto de las culturas e idiomas indígenas, y debería crearse con la plena participación de las comunidades y de las personas a las que se pretende servir. En algunos países, la recuperación de antiguas formas e instituciones culturales, como es el caso de las mezquitas-universidades, puede ofrecer ejemplos de centros de aprendizaje basados en la comunidad realmente admirables y que en el momento actual todavía tienen importancia.
Así como puede haber una dimensión educativa en toda estrategia de desarrollo, también resulta esencial el adaptar, extender o crear una variedad de instituciones y/o agencias que:
Se requiere un reconocimiento más amplio, por parte de los ministerios de educación, de la contribución que hacen las organizaciones de trabajadores/as a la justicia social y económica, de modo que se pueda garantizar que todas las instituciones —escuelas, institutos normales, politécnicos, centros de educación de adultos, universidades e institutos superiores— incluyan en sus currículos estudios laborales, y que las organizaciones de trabajadores estén adecuadamente representadas en las instancias gubernamentales y/o en los consejos consultivos.
El papel de la educación de adultos para el desarrollo necesita una continua interpretación tanto para el público en general como para públicos específicos. Las instituciones de educación de adultos pueden hacer, individual y colectivamente, importantes aportes en términos de infraestructura, asegurando que sus recursos de imprenta y otros medios sean accesibles y estén bien distribuidos, y que determinadas fuentes de información como el cine, la radio y televisión, las bibliotecas, museos y galerías de arte, estén organizados para apoyar el aprendizaje, en especial el aprendizaje relacionado con el desarrollo.
La investigación para el desarrollo de la educación de adultos, como también de la educación de adultos para el desarrollo, es una necesidad crucial en muchos países. Se debería enfatizar aquellos tipos de investigación que pretenden estar al servicio de quienes toman decisiones y que den como resultado un mejor desempeño en los próximos cinco años. No se trata de cuestionar el valor de la investigación de largo plazo, sino sólo de reconocer que para tareas de largo plazo ya existen agencias e instituciones, mientras que la investigación orientada a informar a quienes toman decisiones es poco frecuente y por lo general ineficiente.
Se debe reconocer que la investigación es parte integral de la educación de adultos para el desarrollo y que por naturaleza es participativa. Todas las personas que participan pueden involucrarse en la necesaria investigación: estudiantes, educadores/as, planifi-cadores/as, administradores/as, especialistas. De esta manera la investigación participativa se convierte en un sistema de discusión e investigación continuas, concebidas y organizadas para producir beneficios directos.
Además, los principios de la investigación participativa son que el proceso de investigación debería (a) involucrar a la comunidad o población, desde la formulación del problema hasta la discusión de las soluciones e interpretaciones de los resultados; (b) ser vista como una experiencia totalmente educativa que sirve para identificar las necesidades de la comunidad y para incrementar los niveles de conciencia y de comunicación dentro de la comunidad; (c) consistir en un diálogo continuo a lo largo del tiempo, no en un ejercicio aislado; (d) ser de beneficio inmediato para una comunidad y para quienes toman decisiones.
Todos los educadores/as de adultos reciben capacitación en teoría y práctica de la investigación participativa, como también en técnicas de investigación cuantitativas y complementarias. Esta capacitación debería llevarse a cabo preferentemente en el campo de acción, con el debido apoyo de las instituciones cercanas. Para este nuevo énfasis en métodos participativos de investigación social se deben crear manuales y materiales de capacitación. Se necesita seminarios internacionales y regionales para evaluar y consolidar las mejores formas de aprovechamiento de la investigación participativa y para proseguir con el intercambio de información y de experiencias.
La capacidad independiente de desarrollo es un enfoque fundamental para la investigación en el campo de la educación de adultos, por lo que requiere un amplio intercambio internacional y de proyectos de ayuda mutua que contribuyan a la variedad y eficacia de la investigación. Se debería prestar estímulos a las publicaciones y a la información sobre investigación, tanto en el nivel nacional como en los niveles locales, como también mediante publicaciones anuales o bianuales sobre investigación.
Una condición esencial para que las universidades puedan contribuir a la investigación en educación de adultos es que multipliquen sus contactos con otras instituciones e intensifiquen su participación en los procesos de educación de adultos actualmente en curso y en las necesidades de las comunidades nacionales v locales.
Se recomienda el establecimiento de lazos de colaboración más fuertes entre la investigación y la extensión rural. Los investigadores/as deberían abordar los problemas básicos de los ámbitos agrícola, social y económico; llevar a cabo experimentos de campo; y estar en condiciones de asesorar sobre tecnología apropiada. Ese tipo de programas de investigación producirán resultados adecuados sobre el aprovechamiento de una buena infraestructura económica para el desarrollo rural, incluyendo políticas de precios, de mercadeo y de distribución.
A causa de las legítimas demandas en torno a recursos financieros limitados, los proyectos de investigación, al mismo tiempo que se los considera como una inversión prioritaria, deberían diseñarse con un mínimo de costos y, donde ello sea posible, con la cooperación y participación de otras agencias y personas, de manera que se pueda fortalecer y extender la educación de adultos en la medida en que económicamente sea posible.
Entre los objetivos especiales de la investigación está la recomendación de que ésta se concentre en una mejor comprensión de los medios populares y tradicionales de comunicación y en el aprendizaje informal (incluyendo el teatro, la danza, la música y el arte) y en cómo se puede aprovechar esos medios para estimular e incrementar el aprendizaje y el desarrollo participativo.
Se precisan programas de capacitación en diferentes niveles, desde el nacional y el regional hasta el territorial dentro de cada nación. Esto requerirá el compromiso activo de colegas y universidades, como también el de los respectivos departamentos gubernamentales y el de organizaciones con propósitos generales como son los sindicatos. Hay muchos tipos de personal que requiere mayor capacitación; la mayor parte de los mismos se encuentran en la importante área de la «gestión intermedia», como ser:
Como queda indicado en el capítulo dedicada a Organizaciones Regionales, la necesidad inmediata es la que se refiere a facilidades y programas de capacitación en beneficio de aquellos países que todavía no están en condiciones de montar los tipos de capacitación que se requiere para mejorar la capacidad de los educadores/as de adultos en los procesos de desarrollo. Se recomienda un programa cooperativo de centros regionales de capacitación para la asistencia mutua en regiones donde existen ataduras de tipo cultural, ideológico o lingüístico, geográfico o comunicacional, o de asociación económica.
Lo que se necesita es un proyecto de capacitación demostrativo que permita elaborar los diferentes tipos de capacitación y su relaciona-miento con los distintos temas y disciplinas, identificar la investigación, obtener apoyo financiero, inventariar los recursos regionales y reclutar personal indígena de la propia región que tenga una experiencia apropiada para poder servir en la facultad.
Para la capacitación y la investigación se tiene que establecer una relación de cooperación con la Universidad de Naciones Unidas, el Congreso Internacional de Educadores de Adultos de la Universidad, la organización comunitaria del Instituto Mundial, la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas y otras agencias interesadas.
Un problema urgente para la educación de adultos, tanto en el nivel nacional como en el regional, es el incremento de la producción de alimentos. La capacitación de trabajadores de campo es esencial para el montaje de programas técnicos dirigidos a pequeños granjeros, a granjeros marginales y a aquellos que viven en regiones postradas por la sequía. Dichos programas están llamados a ayudar a varones y mujeres del área rural en la aplicación de tecnología y gestión agrícola en pequeña escala; en el uso de fertilizantes y pesticidas; en todo lo que sea obtener beneficios de las necesarias reformas agrícolas.
Ese tipo de capacitación para el desarrollo rural tendería a proporcionar capacitación para la producción independiente en el nivel de las necesidades individuales y comunitarias. Esto deberá incluir la capacitación para industrias pequeñas y caseras; la capacitación de jóvenes desempleados/as, de manera especial en técnicas administrativas elementales que les abran caminos para el autoempleo; programas de capacitación directamente relacionados con la incorporación de mujeres a los servicios de extensión rural y a programas de capacitación agropecuaria.
Se recomienda prestar particular atención a la capacitación de líderes rurales seleccionados por la comunidad para que se conviertan en «técnicos» o animadores en el nivel de aldea y pasen a ser el vínculo local con agentes de extensión u otras agencias. Se podría ofrecer programas de capacitación de corto plazo en algún centro regional para varones y mujeres de las aldeas, concretamente en aquellas áreas identificadas por la comunidad como necesarias, como es el caso del cuidado de niños y niñas, nutrición, salud, saneamiento básico, construcción y destrezas técnicas.
Para desarrollar un enfoque compartido respecto del desarrollo rural integrado, los extensionistas de diferentes especialidades deberían capacitarse juntamente con personal agrícola.
Toda capacitación, de manera particular la que va dirigida a personal administrativo de nivel superior y de gestión intermedia, en los servicios gubernamentales, deberá incluir un conocimiento profundo de técnicas de la comunicación así como la adquisición de experiencia en las mismas. La capacitación deberá incrementar la sensibilidad de los propios educadores/as de adultos, y de sus aliados, los trabajadores/as de campo, respecto de los problemas de los sectores menos privilegiados, tanto mediante una selección cuidadosa del personal como por los contenidos y prácticas que hacen énfasis en la empatia y toma de conciencia respecto de los factores humanos del desarrollo.
La capacitación de instructores/as en programas de alfabetización, tanto profesionales como no profesionales, deberá incluir técnicas de animación y participación, de evaluación para la autocorrección y de atención a destrezas administrativas y organizativas.
La capacitación deberá enfatizar el intercambio recíproco de experiencias entre el maestro o maestra y el «estudíente», así como el desarrollo de métodos y actividades participativas que enseñen a los/as estudiantes cómo participar en la toma de decisiones.
Para reclutar y proporcionar a la organización y al personal docente lo necesario para llevar a cabo las tareas esenciales del desarrollo, se tiene que llamar la atención sobre las siguientes propuestas:
La agenda de la educación de adultos tiene que cambiar de la misma manera que cambia la agenda humana. Esta agenda incluye ahora los objetivos del desarrollo integrado cultural, social y político, no sólo esfuerzos por mejorar la productividad económica.
Sin necesidad de negar los intereses de los/as estudiantes individuales que reciben educación para el desarrollo, el Plan se preocupa prioritariamente de aquellas actividades que promueven un mejor desempeño social. Para asegurar que se aproveche la educación de forma cooperativa como un vehículo importante para el progreso, se insta a los educadores/as de adultos a que colaboren con otras agencias en la definición del rol y los contenidos de la educación para el desarrollo y que la promuevan a través de medios de comunicación, seminarios, talleres, etc., tanto en el nivel nacional como en el local.
Si escasean los recursos se deben establecer prioridades. La escala de prioridades en la educación para el desarrollo incluye medidas de respuesta a las necesidades humanas básicas; provisión de alimentos y eliminación de la pobreza; intensificación del crecimiento humano y disminución de la supervivencia marginal; fomento de las artes y expresiones culturales; conservación y recuperación de la calidad ambiental; promoción de la cooperación mundial y la comunión entre los pueblos.
Nadie pretende que haya un acuerdo completo en torno a todos estos temas. Sin embargo son éstos los asuntos que afectan a las familias y que debieran ser estudiados como problemas de todos los seres humanos y como oportunidades para todos ellos, al mismo tiempo que desde las perspectivas más restringidas de la asociación nacional, o regional, o ideológica.
Ahora bien, la tarea de los educadores/as de adultos, aprovechando los insumos internacionales, es traducir las prioridades y los imperativos de la agenda mundial a un nuevo «currículo» para los sistemas educativos formal y no-formal, para el aprendizaje de todas las personas adultas por las más diversas vías, y para la formación permanente de los propios educadores/as de Adultos
Se recomienda que el Consejo Internacional de Educación de Adultos cree una comisión para la elaboración del nuevo currículo, cuya misión será la de identificar aquellas fuerzas y aquellos temas políticos y económicos que son cruciales para el desarrollo.
Se tiene que prestar atención urgente a los contenidos que enfatizan la participación en el desarrollo social, particularmente la de quienes se han visto desfavorecidos y restringidos por la fuerza alienante de la pobreza y la enfermedad. El progreso social se verá facilitado, no impedido, por el crecimiento de una población inteligente, capaz y responsablemente participativa.
Se recomienda que los programas educativos incrementen la capacidad de participación efectiva de los individuos en la vida de sus comunidades y de su países. Al reconocer que la participación es al mismo tiempo un método y una técnica que puede ser aprendida, los contenidos de la educación de adultos pueden asignarles un papel más importante a aquellas actividades que le aporten a la gente vías y medios para aprender cómo participar.
Las recomendaciones hacen énfasis en la necesidad de una educación para el desarrollo que aumenta la conciencia de la gente respecto de la interdependencia de los problemas mundiales, y que promueva acciones de parte de gobiernos, grupos e individuos.
En capítulos anteriores del Plan de Acción se ha puesto de manifiesto que el papel de la educación de adultos en y para el desarrollo debe ser efectivamente interpretada para su mejor comprensión por parte de gobiernos, maestros/as, estudiantes, y público en general. Los materiales correspondientes, sirviéndose de una variedad de medios de comunicación, pueden estimular el diálogo acerca de las interrelaciones que se dan entre los objetivos del desarrollo nacional y los imperativos de alimentación, salud, expresión cultural, escasez de recursos, medio ambiente, aprendizaje de por vida, autodeterminación, y también las implicaciones del Nuevo Orden Económico Internacional. Ese tipo de programas de interpretación y estudio pueden iniciarse a partir de agencias nacionales y regionales que cuentan con asistencia financiera, si es que ésta está accesible, y a partir de organizaciones intergubernamentales internacionales.
En consecuencia, se recomienda que los educadores/as de adultos trabajen más de cerca con especialistas en desarrollo procedentes de otras disciplinas para incrementar su propia conciencia respecto de los problemas del desarrollo y para hacer posible que otros especialistas valoren la contribución de la educación de adultos. Por esta vía ambos grupos podrán planificar y llevar a cabo, conjuntamente, programas de educación para el desarrollo más amplios e integrados.
Con el término eco-desarrollo se hace referencia a un desarrollo que toma en cuenta la protección del medio ambiente y el aumento de los sistemas ecológicos. La destrucción ambiental amenaza la supervivencia de la humanidad. La comunidad de educadores de adultos debe responder a esta crisis asumiendo la responsabilidad de un programa de acción que movilice la conciencia pública acerca de la realidad de los problemas ambientales y el agotamiento de los recursos a escala mundial.
Se debe facilitar el intercambio de ideas, enfoques y programas sirviéndose de medios como:
La tarea de la educación de adultos en cuanto contribución al desarrollo endógeno es promover, conservar y aprovechar las culturas locales e indígenas como contenido y currículo de sus programas. Revitalizar los valores y sistemas tradicionales no es un paso atrás en el tiempo; por el contrario, asegura que las nuevas políticas de desarrollo estén humanamente basadas en formas culturales ricas y auténticas. Al promover el conocimiento y valoración de la historia, de las culturas tradicionales y de los valores artísticos de la sociedad, la educación de adultos estará garantizando también los estímulos para que las personas expresen sus potencialidades creativas de manera que se dé una floreciente cultura popular.
El respeto y comprensión de la diversidad de costumbres, culturas e idiomas al interior de las naciones y regiones —como también en el plano internacional— es esencial para la cooperación, para la paz y para el aprendizaje mutuo. Los subgrupos que hay dentro de una sociedad deben estar en condiciones de expresarse con toda libertad, de educarse y educar a sus hijos e hijas en sus lenguas nativas, de desarrollar sus propias formas culturales y de aprender otros idiomas además de los suyos propios.
Se necesita el liderazgo de la educación de adultos para la revi-talización de museos y centros culturales de manera que puedan convertirse en centros de aprendizaje comunitarios que estimulen las expresiones culturales populares existentes al mismo tiempo que comuniquen la vida y las creaciones del pasado.
En vista de la importancia que tiene la educación para el desarrollo a la hora de despertar la conciencia de los miembros de la sociedad respecto de la educación permanente y la responsabilidad social, resulta urgente que los educadores/as de adultos participen de las necesidades de aprendizaje de ciertos grupos como pueden ser los siguientes:
Todo logro de los objetivos de la educación de adultos para el desarrollo depende del aprendizaje, la participación, el crecimiento y cambio de individuos y comunidades; lo que a su vez depende de la información y de la comunicación de ida y vuelta entre individuos y grupos por un lado y gobiernos y diseñadores de políticas por otro. En cierto sentido, toda educación es transmisión de información y conocimientos, y gira en torno al acceso que se tenga a dicha comunicación y participación.
Algunas recomendaciones de la Conferencia de Dar Es-Salaam se refieren a la comunicación en dos formas: por una parte el uso de la radio y los medios impresos, así como la comunicación cara a cara, para programas específicos; y por otra el uso de redes de información para la comunicación entre los propios educadores/as de adultos.
El énfasis en participación y liberación, que recorre todas las recomendaciones en que se basa el Plan de Acción, sugiere propuestas para un estudio serio del control de la radio y los medios impresos, como también de las condiciones previas para el uso de los medios en un desarrollo fundamentalmente humano, como es el caso de la libertad de expresión y de legítima participación y retroalimentación.
Se insta a las agencias nacionales e internacionales a que reconozcan las precondiciones políticas a la hora de diseñar políticas educativas para promover la liberación, y que los instrumentos educativos no pueden lograr por sí solos unos resultados que están en total conflicto con los valores de la sociedad en que se los utiliza.
Las agencias nacionales e internacionales deben darse cuenta de que la combinación del aprendizaje en grupo con la radio y los medios impresos puede hacer crecer la conciencia pública acerca de los problemas del desarrollo. En consecuencia se les tiene que proporcionar apoyo a esos proyectos, de manera especial cuando hacen uso de una tecnología barata como la radio.
Se recomienda que el Consejo Internacional de Educación de Adultos investigue los temas que tienen que ver con el control de la radio y los tipos de estructura que hacen posible un equilibrio entre los intereses de la población y los de los gobiernos.
Algunos aspectos de las recomendaciones han sido formulados en forma de preguntas: ¿Están los medios verdaderamente al servicio de los programas de desarrollo? ¿Se orienta realmente la radiodifusión a los problemas y situaciones de la población rural, cuando la mayor parte de los rad¡alistas tienen una orientación urbana y se han capacitado en el extranjero? ¿Están las campañas mediáticas realmente comprometidas con el uso de todas las formas de comunicación para una participación de ida y vuelta, para hacer a la vez comunicación y evaluación, o simplemente se limitan a pasar «el mensaje» que va desde arriba hacia las masas que se encuentran abajo?
Las recomendaciones exigen que tales cuestiones sean seriamente estudiadas en el nivel nacional, paralelamente con la necesidad de coordinación en el uso de los medios de comunicación entre aquellas instancias que están comprometidas con tareas de desarrollo. Se propone la organización de talleres nacionales para planificadores/as del desarrollo, diseñadores/as de políticas, educadores/as y comu-nicadores/as, con el fin de promover e imaginar una integración más funcional de la comunicación, la educación y la investigación.
En vista de que actualmente las agencias nacionales de medios de comunicación prestan una cobertura inadecuada a los problemas del desarrollo, los educadores/as de adultos deberían ejercer presión para que se dé más y mejor cobertura a los temas nacionales e internacional
Nada ha demostrado tener una eficacia tan grande para el desarrollo como del uso integrado de los medios de comunicación educativos, que han hecho posible que la educación sea accesible a un gran número de gente para la cual las facilidades de la educación formal son escasas o simplemente no están disponibles; por tanto se recomienda que los gobiernos y las agencias internacionales apoyen aquellos proyectos educativos que apuntan al desarrollo humano y que combinan el uso de la radiodifusión y de los medios impresos con el aprendizaje cara a cara.
Con el fin de lograr programas educativos mediáticos más efectivos, se insta a los gobiernos y a las agencias de educación de adultos a que apoyen partidpativamente las estructuras y políticas que aseguran una coordinación adecuada entre la educación de adultos y las agencias de extensión, incluyendo aquellas que son gestionadas por gobiernos, universidades y otras instancias no comerciales.
En vista del peligro de que los proyectos educativos mediáticos puedan ser utilizados para pacificar a los pobres y ensanchar la brecha existente entre los más y los menos aventajados, se recomienda que los medios de comunicación empleen técnicas y métodos que permitán que los individuos se vuelvan colectivamente conscientes de que su condición presente y de los cambios que se pueden operar al respecto, y que hagan énfasis en la participación, la iniciativa y la acción.
Es esencial que los educadores/as de adultos —y no sólo el personal técnico— se comprometan en la investigación acerca de las implicaciones educativas que tienen para el desarrollo los satélites y el uso de tecnología de segunda mano en las regiones subdesarrolladas del mundo.
Una condición previa para el uso apropiado y efectivo de la radiodifusión y de los medios impresos es un compromiso nacional con la capacitación profesional en destrezas específicas: la capacitación de escritores/as, productores/as, radialistas, editores/as, impresores/as, así como personal técnico y de mantenimiento. Al mismo tiempo hay una necesidad urgente de capacitar a trabajadores/as de campo en el uso de los medios de comunicación y en las destrezas de liderazgo grupal.
La carencia de servicios profesionales de producción mediática para la integración de ingredientes tales como el hardware técnico, los materiales producidos, y su uso y distribución, marca la necesidad de cursos y talleres permanentes, regionales y nacionales, para educadores/as de adultos y personal de comunicación conjuntamente. La comprensión de cómo actúan estos ingredientes es parte necesaria de la capacitación general de administradores/as, investigadores/as y educadores/as, tal como indica la siguiente recomendación.
Los medios de comunicación masivos, incluidos los periódicos, la radio y la televisión, deberían aprovecharse para hacer avanzar los fines y objetivos de los programas de alfabetización, como por ejemplo alentando la participación y manteniendo la motivación, así como apoyando a instructores/as y líderes grupales en la actual situación de aprendizaje. El reforzamiento de conocimientos y destrezas demanda un estudio y evaluación más detallados de los papeles que juegan las diferentes tecnologías educativas, la publicación de literatura de adultos para personas recién alfabetizadas, las bibliotecas comunitarias itinerantes o fijas, los clubes de discusión radial, los periódicos y revistas especializadas.
Las comunicaciones tradicionales y populares que tienen como contenido aspiraciones y valores culturales para una red existente de «medios de comunicación folklóricos», como ser canciones, danzas, festivales, teatro, etc., todos esos elementos pueden actuar como portadores de nuevas ideas sin distorsionar su autenticidad. Se los puede aprovechar juntamente con los medios electrónicos e impresos para motivar a la gente a que aprenda y a que entienda las razones del cambio social. Las expresiones culturales tradicionales también pueden poner de manifiesto las vías por las que el pueblo ha llevado adelante su propio aprendizaje en el marco de una cultura oral, y de esa manera muestran cómo se puede adaptar los métodos orales a la enseñanza de la alfabetización y a la educación no-formal.
La participación de los educadores/as de adultos en su propio desarrollo educativo y profesional permanente es una necesidad que ha encontrado eco en las recomendaciones procedentes de encuentros nacionales, regionales e internacionales. Dado que en las políticas de los gobiernos nacionales y de las agencias y organizaciones internacionales la educación de adultos no ha sido ampliamente reconocida como un instrumento coherente y como un recurso para el desarrollo, la financiación del necesario intercambio de información, documentación y publicaciones, así como de los encuentros cara a cara y las visitas internacionales, ha sido mínima.
La naturaleza multidisciplinaria de la educación de adultos, que viene a cubrir casi todos los aspectos del quehacer humano, encuentra su expresión en las recomendaciones en favor de una información y difusión más específicas acerca de problemas de desarrollo, proyectos e innovaciones relacionados con investigación, salud, desarrollo rural, educación ambiental, medios de comunicación, pedagogía, teorías del aprendizaje, programas de capacitación, etc. Muchas recomendaciones se centran en la conveniencia y la necesidad de aprender de otros países a través de publicaciones, boletines de noticias e informes de investigación, y revistas sobre «el estado del arte», todo ello asequible sin mayor erogación de costos.
También se recomienda abrir oportunidades para seminarios operativos para especialistas nacionales e internacionales que estén trabajando en los requerimientos de un proyecto particular. Hay recomendaciones acerca de conferencias y seminarios en los niveles local, regional, nacional e internacional para que los expertos/as en desarrollo puedan:
Para facilitar la comprensión transcultural y los esfuerzos de cooperación en el desarrollo de la educación de adultos, se recomienda que los gobiernos, las asociaciones nacionales y regionales, las ONG y las agencias internacionales estimulen y financien activamente:
En la conclusión de la Conferencia de Dar Es-Salaam, su presidente Malcolm Adiseshiah habló directamente del compromiso necesario para asegurar que las recomendaciones se traduzcan en acción efectiva.
«Insto a cada uno de nosotros/as a que se comprometa a actuar, para hacer de la educación de adultos un instrumento integral para el tipo de desarrollo al que nos hemos entregado —la liberación del hombre— con el fin de aportar a un balance positivo de la Segunda Década del Desarrollo. La fuente de que se nutre esa entrega es nuestra propia voluntad, y detrás de la voluntad individual que cada uno de nosotros/as aporta a la tarea está la comunidad de educadores/as de adultos a las que todos/as pertenecemos.»
En el espíritu de esa entrega, y sin preocuparnos por el hecho de que sólo quedan cuatro años de la Segunda Década del Desarrollo, la declaración final recomienda: