Desde el 9 al 12 de agosto de 2001 tuvo lugar en Ocho Ríos, Jamaica, la «Sexta Asamblea Mundial del Consejo Internacional de Educación de Adultos». A continuación publicamos un breve extracto del informe de esta asamblea, que se refiere en especial al taller «Documentación y Capacitación de los Educadores de Adultos». El autor del siguiente artículo, Anthony Okech, colabora desde hace muchos años con nuestro instituto y es un destacado miembro del ICAE, de la Universidad de Makarere, de Kampala, Uganda.
Cada participante tuvo la oportunidad de tomar parte en dos series de talleres de su elección. Yo escogí la serie de talleres con el tema Documentación e Información sobre Educación de Adultos, porque el Departamento de Investigación sobre Comunicación y Educación de Adultos, al que pertenezco, había expresado el sentimiento de que ésta era un área en la que había una gran laguna en Uganda, y que por tanto necesitaba reforzamiento. Para la segunda serie de talleres yo no tenía opción puesto que había viajado específicamente para ser uno de sus facilitadores, se trata de la serie de talleres sobre Capacitación para el Educador/a de Adultos después de la CONFINTEA V.
Esta serie de talleres estaba basada en el trabajo de la Red de Documentación e Información sobre Aprendizaje de Adultos (Adult Learning Documentation and Information Network - ALADIN). Esta red, coordinada por los servicios de documentación del Instituto de Educación de la UNESCO (UIE), se había puesto en marcha para compensar el desequilibrio existente entre las regiones en lo que se refiere a acceso a la información, para tratar los desafíos que enfrentan los centros en algunas regiones y para hacer posible que los educadores/as de adultos en cualquier lugar tuvieran acceso a las nuevas oportunidades que se abren gracias a los avances tecnológicos.
La coordinadora de la red había llevado a cabo en 1998 una encuesta a partir de la cual había compilado un Directorio de Miembros. La respuesta no había sido tan buena como se esperaba y el Directorio registraba solamente unos 90 centros. La pobreza de esta respuesta fue el primer asunto que se consideró en la serie de talleres. Se consideró el tema de la membresía y el taller discutió si debería haber algún tipo de membresía formal o si convenía estimular la formación de una red abierta, teniendo en cuenta que había que animar a la mayor cantidad posible de centros de documentación e información a que participaran en la red. Si bien las opiniones tendían a favorecer el tipo de red abierta, se reconoció la utilidad de tener un directorio de miembros. Por tanto se analizó las vías para obtener respuestas de los centros de documentación e información. Una propuesta que se tuvo en cuenta fue la de hacer el cuestionario más breve. Parecía que en la presente forma su longitud resultaba desestimulante, pese a que proporcionaba información detallada y de mucha utilidad.
La serie de talleres intentó también alcanzar una comprensión más clara de lo que significan los centros de documentación. Se reconoció que existen varios tipos de centros de documentación e información, especialmente con el avance de las nuevas tecnologías. El taller también puso en común una variedad de experiencias sobre la manera como se han desarrollado los centros de documentación y sobre la manera como se los ha aprovechado. En momentos la atención se concentró en la importancia de asignarle un papel más importante a la documentación e información basada en la comunidad. Esto implicaba entre otras cosas la necesidad de construir capacidades locales de manera que la población pueda captar, desarrollar, almacenar y utilizar la información. Se dio como ejemplo la manera como se estaba haciendo esto en Malasia.
Con vistas al futuro se hizo énfasis en lo siguiente:
a) Reconocimiento activo del valor que tienen las actividades y los materiales hechos a nivel de bases, así como los esfuerzos para documentarlos. (Esto estaba incluido en la Declaración de Ocho Ríos al final de la asamblea).
b) Capacitación en documentación y bibliotecnología para promover la instalación de centros de documentación en aquellas áreas donde hay escasez de centros (de manera particular Uganda e Israel señalaron la gran necesidad que tienen de desarrollar centros de documentación).
c) Movilización de recursos para apoyar la instalación de centros de recursos, allí donde faltan, y para desarrollar la red. Los participantes del Norte mencionaron la posibilidad de movilizar a fundaciones como la Carnegie, la Ford o la de Bill Gates para apoyar el desarrollo de una red global. d)Desarrollo de un sencillo listado de requerimientos que puedan ayudar a aquellas personas que quieran montar centros de documentación.
Esta serie de talleres, como ya se ha explicado en la introducción al presente informe, se realizó como resultado de las preocupaciones expresadas por el Prof. Youngman, de la Universidad de Botswana, y compartidas por la DVV. La DVV financió la participación de tres personas para que facilitaran el taller juntamente con el Prof. Youngman. Yo era una de ellas.
El taller pretendía reunir a los participantes interesados en este tema con el fin de identificar asuntos clave en el desarrollo de la capacitación de educadores/as de adultos después de la CONFITEA, y proponer estrategias para acciones futuras desde una perspectiva internacional. El principal resultado se esperaba que fuera un plan de acción para actividades de seguimiento a través del ICAE, de organizaciones regionales e instituciones de capacitación, y mediante otras modalidades como trabajo en red, cursos informáticos en base a web, intercambios y hermanamientos Sur-Sur y Sur-Norte, producción cooperativa de materiales y capacitación conjunta de capacitadores/as.
Después de una introducción general a cargo del coordinador del taller, éste empezó con la puesta en común de experiencias recogidas en las diferentes regiones en la capacitación de educadores/as de adultos. Los ejemplos de Asia (Filipinas) y del Caribe (República Dominicana) se centraron en la educación popular para la planificación y acción participativas. Basado en nuestras experiencias en Uganda y África, yo planteé los siguientes temas:
El taller hizo notar la frágil situación de la profesionalización y capacitación de educadores de adultos en el nivel internacional. No ha habido muchos progresos a lo largo de los últimos años. La referencia que hizo al respecto la CONFITEA V era débil y no pasaba de ser una copia de la declaración de 1976. Ya en 1972 el problema principal era reforzar y desarrollar la profesionalización en la educación de adultos. El taller señaló también los extraños domicilios concedidos a la educación de adultos en las diferentes universidades.
Entre las conclusiones y recomendaciones del taller estaban:
a) Que el ICAE considere la posibilidad de instalar una fuerza de tarea internacional para estudiar la situación y determinar la necesidad, apuntando en lo posible a la instalación de un instituto internacional de capacitación para facilitadores/as de aprendizaje de adultos.
b) Abogar por un mayor reconocimiento del rol y la contribución de los educadores/as de adultos, tanto local como internacionalmente (un reconocimiento de su contribución estaba incluido en la Declaración de Ocho Ríos).
c) Perfeccionar la terminología y evitar debates infructuosos usando términos como educadores para los adultos mejor que educadores de adultos (educators of adultsadult educators), o pericia mejor que profesionalismo (expertise mejor que professionalism).