Dos años después del Foro Mundial sobre la Educación de Dakar el fomento a la educación encuentra finalmente suficiente eco por parte de organizaciones multilaterales y donantes bilaterales. Lo que el estudio de Pisa logró en nuestro país y en otros Estados de la OCDE, ahora también podría lograrse a nivel internacional gracias a un nuevo estudio del Banco Mundial: convertir una inquietud benéfica en torno a la mala situación educacional en nuevos conceptos y en más recursos para la educación. En el círculo del G8, Alemania asumió este compromiso dando especial énfasis a la educación básica. Michael Hofmann y Stefan Lock presentan un cuadro de cómo debería ser la colaboración internacional para el fomento de la educación básica. El Dr. Michael Hofmann es director del Departamento 4 del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo: Tareas Globales y Sectoriales, Cooperación Europea y Multilateral para el Desarrollo, hofmann@bmz.bund.de. El Dr. Stefan Lock es el encargado de educación en la Sección 415 del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (Educación, Salud, Política Demográfica), lock@bmz.bund.de Este artículo fue publicado en la revista «Entwicklung und Zusammenarbeit» (Desarrollo y Cooperación), N0 43, 2002:8/9, pp. 244-245.
La educación permite, sobre todo, mejorar las condiciones de vida sociales, culturales y económicas, y fortalece el desarrollo de la sociedad:
El conocimiento es el requisito para la autodeterminación y para la autorrealización. El dominio de la escritura facilita la percepción de los derechos individuales y de la participación social.
Trabajadores bien capacitados aumentan la productividad y mejoran la calidad del trabajo.
La educación sanitaria conduce a una mejora substancial de las condiciones higiénicas y alimenticias y, por ende, a mayores expectativas de vida.
El conocimiento del medio ambiente permite una explotación más sustentable de los recursos naturales.
Ya con estos pocos ejemplos puede demostrarse que la educación es un requisito para la lucha eficaz contra la pobreza. Allí donde falta educación básica, los programas de desarrollo de cualquier sector llegan muy pronto a su límite. La correlación entre analfabetismo y pobreza masiva en amplias regiones de África es tan manifiesta como lo es en Asia la relación positiva entre los logros en cuanto a desarrollo y las inversiones en el campo de la educación, especialmente en la educación básica.
Todos los países deberían saber, hace tiempo ya, que las inversiones en educación son altamente rentables a largo plazo y que especialmente el fomento de niñas y mujeres es provechoso desde todo punto de vista:
Las madres con educación escolar tienen familias más sanas que las analfabetas. La escolarización de los niños y su permanencia en la escuela están más garantizadas si las mismas madres han recibido educación escolar.
La prevención del SIDA, con sus profundos cambios de conducta inherentes, funciona incomparablemente mejor si se entregan conocimientos sanitarios a las mujeres.
En muchos países donde las mujeres se ocupan de gran parte de las labores agrícolas, la modernización de la agricultura sólo avanza gracias a la educación de las mujeres.
La escolarización general de las niñas hace que éstas se casen más tarde y retarda el crecimiento de la población a mediano y largo plazo.
Por consiguiente, todo habla en favor de un acceso igualitario a la educación escolar. La UNICEF ha brindado un aporte especialmente importante a la escolarización de niñas. Sin embargo, sigue habiendo una escolarización considerablemente menor de niñas – no sólo en los países islámicos – en comparación con niños, y éstas presentan una cifra de deserción escolar mayor que sus compañeros varones. Por ello es que para el fomento de la educación básica debe considerarse especialmente esta situación que afecta a las niñas.
Existe consenso entre los expertos en educación en cuanto a que el desarrollo continuo de las habilidades para aprender las técnicas culturales básicas como la lectura, la escritura y el cálculo requiere entre cinco y seis años como mínimo. No obstante, existen demasiados países en desarrollo en que el sistema escolar formal no garantiza el dominio de estas técnicas culturales, mucho menos una formación ulterior adecuada. Por ello es que las entidades escolares privadas han ganado cada vez mayor peso, también y precisamente en la alfabetización de jóvenes y adultos en actividades extraescolares – lo cual a menudo es necesario y digno de agradecimiento, pero también implica inconvenientes desde el punto de vista social.
Cuanto más escaso y costoso es el acceso a la educación, tanto más se excluye a los grupos socialmente postergados. La exclusión de grupos poblacionales enteros —ya a nivel de educación básica— es una realidad en muchos países, realidad que resulta inadmisible en vista de las metas de desarrollo globales establecidas para el año 2015. Por ello, el fomento de la educación deberá proyectarse prioritariamente a crear capacidades estatales a fin de lograr un mínimo de equidad social.
Cabe recordar que en el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en Dakar (abril de 2000), todos los Estados se comprometieron a hacer realidad la «Educación para Todos» hasta el año 2015. Los compromisos asumidos en Dakar en cuanto a una amplia educación básica, a la eliminación de desigualdades entre géneros en el área de educación primaria y secundaria al igual que a la creación de oportunidades de educación igualitarias para niños y niñas, fueron incorporados a la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas convirtiéndose así en tareas centrales de la lucha internacional contra la pobreza, a la que también se comprometió la cooperación alemana para el desarrollo (Programa de Acción 2015). Se exhorta tanto a los países en desarrollo como a la comunidad donante que en Dakar prometió que no dejaría fracasar a ningún país que tuviera enfoques convincentes para mejorar la educación básica pero que careciera de los necesarios recursos.
Si bien en numerosos países se han logrado éxitos sin duda considerables en lo que se refiere a escolarización y a una mejor calidad de la educación básica, la situación educacional global sigue siendo alarmante: casi mil millones de personas son analfabetas. De éstas, unos 130 millones de niños no tienen acceso al sistema educacional formal, lo que equivale a una quinta parte de los niños en edad escolar. Otros 150 millones de niños prácticamente no tienen oportunidad alguna debido a su deserción de la enseñanza básica. Existe un número desproporcionado de niñas afectadas por este problema, cuya situación sociocultural desventajosa comienza en la casa paterna y a menudo se extiende a la escuela debido a la preparación deficiente del personal docente, al acoso y abuso sexual o a la falta de instalaciones sanitarias.
En muchas partes, los avances logrados en cuanto a escolarización fueron anulados a causa de un alto crecimiento poblacional. Por ello, luego de Dakar, Oxfam y otras ONG al igual que la UNESCO y otras organizaciones mundiales, con justa razón exigieron mayores esfuerzos en materia de educación. Fueron finalmente oídas, luego de que también el Banco Mundial diera a conocer las tendencias alarmantes.
Estudios recientes del Banco Mundial muestran que cerca de 90 países están «off track», vale decir, que se están alejando del camino forjado en Dakar, porque no pueden o no quieren ofrecer a los niños una educación básica amplia de un buen nivel. En una tercera parte de estos países, los enfrentamientos armados han destruido el sistema escolar de manera tal que generaciones enteras de alumnos quedaron privadas de recibir educación básica. Por ello, el armisticio y la paz también son requisitos indispensables para la educación. Allí donde faltan las condiciones marco, también fracasan los sistemas educacionales. Por consiguiente, la creación de condiciones marco favorables —una buena gestión gubernamental y estructuras administrativas transparentes— es una tarea prioritaria para el desarrollo a fin de poder garantizar logros educacionales duraderos.
Dado que los avances en materia de educación básica son demasiado lentos o aislados como para provocar un cambio general de tendencia, el Banco Mundial estableció por primera vez los hitos universalmente reconocidos, motivados por el buen ejemplo de los países en desarrollo que han tenido éxito. Sobre esa base, elaboró un plan de acción en que identificó a 18 países que cuentan con una planificación educacional prometedora y realista y que, con el apoyo externo del llamado «fast-tracking», pueden alcanzar con relativa rapidez las metas de Dakar.
La Ministra Federal Wieczorek-Zeul prometió apoyar este plan de acción corroborado expresamente por los acuerdos del G8 en Kananaskis, tanto más por el hecho de que el fomento de la educación también ocupa un lugar destacado en la iniciativa africana NEPAD (New Partnership for African’s Development).
Por resolución de su Consejo, la Unión Europea también ya comprometió a la Comisión y a los Estados miembros a destinar más recursos a la formación general y profesional en el marco de la lucha mundial contra la pobreza. En ello, la educación básica, como un asunto prioritario, deberá fomentarse bilateralmente y por parte de la Comisión Europea.
Con el impulso dado por el apoyo político al plan de acción, entre todas las partes puede acordarse ahora lo que debe lograrse hasta la asamblea de otoño del Banco Mundial. La cooperación alemana para el desarrollo participará y podrá participar activamente en su implementación:
La GTZ (Sociedad Alemana de Cooperación Técnica) y el KfW (Instituto de Crédito para la Reconstrucción) cuentan con una larga trayectoria en el fomento de la educación básica y combinan cada vez más, a modo complementario, la cooperación técnica con la cooperación financiera, como se constató en una evaluación en serie. Ambas organizaciones ejecutivas fomentan prioritariamente a instituciones educacionales estatales, pero también a organismos independientes, que además cuentan con el apoyo ejemplar del DED (Servicio Alemán de Cooperación) y de organizaciones no gubernamentales alemanas en forma de asesoría e inversiones en infraestructura educacional.
Mediante numerosos proyectos piloto en África Occidental, Yemen y Guatemala al igual que en las condiciones particularmente difíciles de Pakistán, con millones de refugiados afganos, la cooperación alemana para el desarrollo también demostró en la educación básica para niñas y mujeres que particularmente las ofertas específicas para géneros contribuyen al éxito general en materia de educación.
Como último en orden pero no en importancia, la cooperación alemana para el desarrollo es uno de los donantes principales en el área educacional, tanto más si se considera que los recursos alemanes destinados a la educación básica se duplicarán en los próximos cinco años.
Alemania también deberá seguir abogando en las instancias decisorias de los bancos del desarrollo y de la Unión Europea por un mayor fomento de la educación básica e intensificar la cooperación con países de espíritu afín. Se exhorta a la UNESCO y al Banco Mundial a verificar críticamente, mediante controles de avance y éxito, si la nueva asociación entre países industrializados y países en desarrollo responde a las metas ambiciosas establecidas para el año 2015 en materia de educación básica.