A continuación publicamos el discurso de la Prof. Dra. Rita Süssmuth, Presidenta de la Asociación Alemana para la Educación de Adultos, discurso que ella pronunció en la Conferencia «Aprendizaje de por vida en Europa: movilizarse en pos de los objetivos de Educación para Todos y de la agenda de la CONFINTEA V». La conferencia tuvo lugar el año pasado en Sofía, del 6 al 9 de diciembre. Ya en la última edición de nuestra revista habíamos publicado la «Llamada a la Acción» que se acordó en la misma.
Muy estimado Sr. Ministro Gerdjikov,
estimado Sr. Alcalde Superior,
estimado Sr. Ouane,
señores y señoras:
Agradezco la posibilidad que me brindan para dirigirme a ustedes en mi condición de Presidenta de la Asociación Alemana de Educación de Adultos (Deutscher Volkshochschulverband – DVV) con ocasión de esta importante conferencia. Mi gusto es tanto mayor porque guardo gratos recuerdos de mi papel como Presidenta de la CONFINTEA V, celebrada el año 1997 en Hamburgo.
Es para mí un especial agrado hacer uso de la palabra en esta ocasión, habida cuenta de que el tema de la conferencia «Educación Permanente en Europa: Avanzar con miras a los objetivos de la EFA y la Agenda de la CONFINTEA V», es en mi opinión de gran actualidad.
En atención a la inminente expansión de la Unión Europea hacia el Este no sólo es prudente, sino incluso necesario, analizar la medida en que los principios y las resoluciones implícitos en los conceptos educacionales internacionales señalados en el título de esta conferencia han pasado a ser parte de la práctica y de la política educacional de Europa.
Debido al acelerado aumento del intercambio de información y conocimientos a nivel mundial, el aprendizaje permanente se ha transformado en un elemento clave de un desarrollo pacífico y socialmente equitativo de nuestro continente y de la comunidad internacional, especialmente contra el telón de fondo de una creciente globalización de los procesos económicos y sociales. El incremento constante y cada vez más rápido del «saber mundial» pone de manifiesto que una sólida educación básica, profesional y académica no basta para dotar a las personas de los conocimientos que precisarán a lo largo de su vida si pretenden mantenerse a la altura de los requerimientos profesionales. Ello es tanto más válido si se considera que debido al gran número de nuevas influencias las estructuras sociales son cada día más complejas y que las personas, por ende, necesitan nuevas habilidades para poder asumir posturas y tomar decisiones dentro de estos contextos en permanente cambio.
Por ello es importante preguntarse ¿qué, cómo y cuándo se ha de aprender? Si bien una sólida educación básica es importante, no menos importante es el acceso a la educación permanente.
Al respecto, el «desarrollo de la personalidad», el «perfeccionamiento profesional» y la «creación de estructuras democráticas» representan una unidad indivisible porque la capacidad de raciocinio y de toma de decisiones son requisitos indispensables para una participación activa en los procesos sociales, un desempeño profesional continuo y la capacidad de percibir ingresos regulares.
Si pretendemos consolidar en el largo plazo la democracia, la justicia social y la paz en Europa, el libre acceso de todos los sectores de la población a la educación y el perfeccionamiento —tal como lo exige la EPT— debe transformarse en uno de los objetivos prioritarios de nuestros sistemas educativos. Pero no obstante el hecho de que diversos países europeos cuentan ya con eficaces sistemas educativos, es evidente que las reivindicaciones formuladas en la Agenda de la CONFINTEA, a saber:
participación en la vida democrática
calidad de la educación
alfabetización y educación básica
igualdad entre los géneros, y
promoción del trabajo distan mucho de ser una realidad en toda Europa.
Permítanme abordar un aspecto específico: a pesar de los progresos que incuestionablemente se han hecho, aún estamos lejos de poder hablar de una total igualdad entre los géneros. En muchos países de Europa las mujeres todavía se ven postergadas, sobre todo en lo que se refiere al acceso a posibilidades educativas ventajosas y a cargos directivos tanto políticos y sociales como profesionales.
Debo añadir que las mujeres se transformaron en una amenaza cuando aprendieron a leer. En otras palabras: si queremos hacer frente a los desafíos futuros no nos podemos dar el lujo de prescindir —por razones de discriminación— de la capacidad creativa y de las energías generadoras de las mujeres.
Si bien es cierto que la Unión Europea dispone de un concepto político coherente de educación permanente —formulado en el Memorando sobre Educación Permanente y en el Plan de Acción correspondiente—, los debates han puesto de manifiesto las abismales diferencias regionales en materia de enfoques teóricos y realización práctica del concepto de «educación permanente».
Además, los resultados del estudio PISA, realizado recientemente a nivel europeo y en consecuencia también en Alemania, han demostrado que existe una imperiosa necesidad de actuar en el campo de la educación a fin de afrontar eficazmente los desafíos futuros.
Fuera de impartir conocimientos básicos y específicos, los procesos educacionales deben poner mayor énfasis en el aprendizaje aplicado y orientado hacia los participantes, depositando la responsabilidad del proceso y de los resultados del aprendizaje en mayor medida en las personas que a continuación habrán de aplicar los conocimientos adquiridos. Igualmente, se debería forzar la igualdad de condiciones de la educación formal, no formal e informal, a fin de aumentar el atractivo de la educación permanente para sectores de la población que hasta el momento se mostraban reacios a participar en tales medidas.
En otras palabras, se deben realizar aún grandes esfuerzos a fin de vincular tan estrechamente como sea posible los ideales de la educación permanente y de la educación para todos a la realidad política en materia de educación.
Quien en el debate político-educacional hoy en día aborda el tema de la creciente importancia de la educación permanente puede estar seguro de contar con una aprobación generalizada. Pero a pesar de la omnipresencia en conferencias y simposios de los términos «sociedad de la información» y «sociedad del conocimiento», que se supone caracterizarán el siglo XXI, debemos reconocer que las estructuras necesarias para hacer realidad estos conceptos se encuentran en proceso de deterioro. Ello a pesar de que la educación de la población es una de las tareas supremas de todo Estado. El «aprendizaje permanente» debe ser percibido mayormente como una tarea pública. Las «public-private-partnerships» para financiar medidas educacionales son indudablemente factibles y necesarias, pero en ningún caso deben absolver al Estado de sus responsabilidades en este campo.
El estudio de lenguas extranjeras es un excelente ejemplo de lo anteriormente expuesto: todos lo enfatizan debido a que reconocen su singular importancia para la unificación europea, pero cuando se aborda el aspecto de su financiación se aprecia una marcada resistencia, la cual no sólo se puede explicar por la escasez de recursos y los déficit presupuestarios.
Más alarmante es la tendencia según la cual la educación y la educación permanente son valoradas crecientemente desde el punto de vista de los costos y beneficios. Tanto los oferentes como los demandantes de medidas educacionales valoran el aprendizaje cada vez más en función de cualificaciones profesionales, de inversión para alcanzar una meta profesional. En consecuencia, los enfoques holísticos que apuntan al desarrollo de toda la personalidad en relación con los procesos sociales están perdiendo importancia. Lamentablemente, los sistemas nacionales de educación están siendo transformados en este sentido, y las limitaciones económicas no son la causa menos importante de este fenómeno. En mi opinión sólo un pequeño número de jóvenes y adultos jóvenes tiene interés en participar en medidas de educación y formación que en vez de ser recompensadas en términos materiales contribuyan a profundizar la visión del mundo y de la vida.
Las consecuencias de ello para una Unión Europea, que se apresta a integrar en el año 2004 a diez nuevos Estados y a casi cien millones de personas procedentes de distintos contextos socio-culturales, poco familiarizadas con el pensamiento y el proceder democráticos, son fáciles de imaginar.
Creo que éste será el contexto de una de las principales tareas del desarrollo y la aplicación del concepto «aprendizaje permanente». Mucho dependerá de la medida en que se logre poner de manifiesto lo importante que es la educación de adultos para el desarrollo de la personalidad en el sentido de una interrelación entre la persona y sus contextos. Al tomar las vivencias y experiencias de los participantes como contenidos de los procesos de aprendizaje, una educación de adultos orientada hacia la realidad y la práctica puede crear una sensibilidad frente al espíritu de los procesos democráticos de solución de problemas y toma de decisiones. Al entregar a las personas de esta manera los instrumentos para desarrollar su capacidad de raciocinio sobre la base de sus propias experiencias, se agudiza también la percepción de su propio papel y de su importancia dentro de la sociedad. Términos que suelen suscitar temores y ansiedades, tales como «globalización», «aceleración» y «cambios», pierden de esta manera su connotación negativa debido a que se enmarcan dentro de la propia experiencia.
En la medida en que Europa gana en diversidad como consecuencia de las nuevas etnias y culturas que se están incorporando, la propagación de valores humanos universales es cada vez más importante. Cuando dentro de la percepción tradicional de ciudadanía se hacía referencia a tradiciones nacionales, a la propia religión y cultura, ello era generalmente también reflejo de un latente rechazo de lo ajeno, de lo extraño y desconocido. Es innecesario aludir al peligro que tales actitudes representan para el proceso de integración europea.
En mi opinión ya no deberíamos preguntarnos (con una mirada retrospectiva) «¿en qué mundo me baso?», sino «¿para qué mundo aprendemos?».
Por ello, si queremos construir Europa como un espacio vital común aprendiendo conjuntamente, debemos tener una actitud abierta frente a lo nuevo. El concepto «sociedad civil», según el cual el ciudadano se encuentra en el centro de la convivencia social y estatal, se presta como marco apropiado.
La educación de adultos es siempre también una recuperación de la educación. A veces, ello representa un arduo proceso de reaprendizaje: se deben armonizar los nuevos conocimientos con los ya existentes, se deben revisar los prejuicios y estereotipos a la luz de las nuevas experiencias, y al mismo tiempo establecer contacto con personas con las cuales antes apenas se tenía algo en común. Pero precisamente este aprendizaje basado en la reflexión es uno de los elementos más singulares de la educación de adultos. A diferencia de los niños y jóvenes, los adultos son capaces de integrar rápidamente lo aprendido en su actuar práctico.
Mientras que en el caso de los niños y jóvenes la educación tiene por tarea sembrar la semilla de la motivación para el aprendizaje permanente, es decir, el aprender a aprender es uno de los objetivos esenciales de la educación básica, en el caso de los adultos la educación debe cultivar y desarrollar dicha motivación. En consecuencia, la educación tiene hoy en día una dimensión distinta a la que tenía en un mundo de orientación predominantemente reproductiva.
A partir de lo anterior se comprende por qué los modernos enfoques de la formación profesional permanente apuntan menos a impartir determinadas habilidades y más a entregar capacidades y competencias que faculten a las personas para fijarse sus propias metas en cuanto a aprendizaje y para organizar sus procesos de aprendizaje.
En el contexto del aprendizaje permanente, la educación de adultos reviste especial importancia porque crea posibilidades de transición. Una tendencia bastante reciente dentro de este marco es el redescubrimiento de la capacidad de aprendizaje y desarrollo de las personas de edad avanzada. Incluso los círculos científicos están comenzando a apreciar los conocimientos que son producto de la experiencia que posee este grupo etario. Al respecto, basta observar el creciente número de jubilados que son contratados para volver a prestar servicios.
No menos nueva es una tendencia según la cual la universidad ya no se concibe meramente como centro de formación de académicos jóvenes, sino también como establecimiento de aprendizaje para la tercera edad.
Los sistemas educacionales que no sepan aprovechar la experiencia de la educación de adultos en cuanto a vincular a personas de distintos orígenes, clases sociales, géneros y edades, desperdician un considerable potencial en cuanto a creatividad y energía generadora necesarias para el desarrollo de la sociedad.
Responder a la pregunta «qué es Europa» resulta por lo menos tan difícil como definir sus delimitaciones geográficas: mientras que en Occidente la costa atlántica de Portugal facilita notoriamente esta definición, en lo que a la frontera oriental se refiere ello es bastante más difícil. Para decidir si Europa termina en los Urales o recién en el Pacífico, más importante que el punto de vista del habitante de Europa Occidental o Central es la actitud frente a la vida y la escala de valores de los habitantes que pueblan las regiones del Este.
Parece oportuno hablar de Europa más bien como de una «idea» que ofrece cabida a múltiples interpretaciones. Antes de que adquiera la forma de un «espacio europeo» y se transforme en un concepto propiamente tal, deberá ser configurada por medio de la educación y el intercambio.
En consecuencia, Europa es en un primer momento un constructo ideal, cuya forma y presentación puede ser influenciada y redefinida por todas las generaciones y por cada persona que se comprometa con esta idea. Para lograr que esta Europa «funcione» se precisa sobre todo una «leitidee» cuyo requisito a su vez es un conocimiento cabal de lo que se desea. Y aquí se le presenta a la educación de adultos la magnífica oportunidad de influir activamente en el desarrollo de la idea europea. Los centros de educación de adultos están predestinados para dar vida a la idea de la Europa unificada de acuerdo con el concepto de la Educación Para Todos y con las finalidades descritas en la Agenda de la CONFINTEA. En el mundo de la economía se precisa la participación de la política, pues el capital ha de estar al servicio de las personas y no al revés.
No se puede reducir la visión de Europa a la de un mercado común o a la de un mero espacio de libre tráfico de personas y bienes. La educación política como elemento importante de la política social debe volver a las manos de las personas a las cuales, de adultos, les corresponderán todos los derechos y las obligaciones cívicas.
Una importante tarea de la educación de adultos consiste en sensibilizar a la población frente a estas necesidades. Las universidades populares como centros de estudio locales disponen de excelentes condiciones para asumir esta tarea. Siendo centros del aprendizaje intercultural y equitativo en cuanto a género, con arraigo local, están estrechamente vinculadas a la población misma. En su trabajo educacional pueden hacer realidad para los participantes la «civil society» como forma de convivencia social pacífica entre las distintas etnias y culturas.
Permítanme señalar que ya se han dado los primeros pasos en este sentido. Desde el tercer trimestre de 2002, el Instituto de Cooperación Internacional de la Asociación Alemana para la Educación de Adultos trabaja con socios de distintos países en tres proyectos de gran escala relacionados con la unificación europea. El proyecto llamado «El Futuro de Europa» tiene por finalidad demostrar —mediante múltiples medidas educacionales— las variadas dimensiones de Europa y despertar la curiosidad respecto de los próximos diez nuevos miembros. El proyecto «Network Intercultural Learning in Europe (NILE)» pretende aunar los distintos enfoques del aprendizaje intercultural en un concepto estructurado a fin de fomentar su incorporación como elemento fijo en el «aprendizaje permanente». Por último, el Instituto también está a cargo de la coordinación del proyecto llamado «Our Muslim Neighbours in Europe» (Nuestros Vecinos Musulmanes en Europa), cuyo objetivo es impulsar el diálogo entre las religiones y culturas cristianas y judías luego de los sucesos del 11 de septiembre.
Como lo ha demostrado la larga y amplia experiencia de la cooperación internacional, la educación de adultos gracias a su orientación hacia el individuo está predestinada a tender —por medio de la educación y el intercambio— puentes entre personas de distintos orígenes socioculturales. Su arraigo local crea además espacios para encuentros francos y cordiales a nivel de estados-naciones, libres de las usuales fricciones políticas y económicas. La educación de adultos y el aprendizaje intercultural contribuyen de esta manera a la estabilidad y a la creación de confianza en los contextos internacionales.
Pero se precisa una institucionalización aún mayor. A nivel internacional el proceso de asociación de las organizaciones para la educación de adultos se encuentra aún en pañales. Carece de una base financiera, de manera que la mayor parte de la cooperación internacional se financia por medio de proyectos de corto plazo.
Por ello deberemos realizar ingentes esfuerzos a fin de obtener de los sectores políticos y de las sociedades los recursos necesarios para consolidar y continuar desarrollando las promisorias iniciativas emprendidas en un comienzo.
En mi opinión no es correcto mantener a las personas involucradas en proyectos de cooperación internacional en un clima de incertidumbre económica y de inseguridad laboral debido a la imposibilidad de ofrecerles contratos de trabajo indefinidos. Para ser exitosa, la cooperación internacional requiere plazos prolongados a fin de poder crear espacios de confianza. Además, la experiencia correspondiente de las personas que laboran en el ámbito de la cooperación internacional es demasiado valiosa para darnos el lujo de prescindir de ella sólo aduciendo razones de ahorro de costos por concepto de personal.
Permítanme abordar un aspecto más dentro de este contexto. En vista de los complejos procesos de transformación en que se encuentran inmersos los países de Europa del Este luego del derrumbamiento del sistema socialista, el intercambio de experiencias en cuanto a las «mejores prácticas» es de una importancia crucial. El surgimiento de la educación de adultos en Alemania está estrechamente vinculado a la industrialización y los problemas sociales alemanes anteriores a la Primera Guerra Mundial. El movimiento de las universidades populares se consolidó marcadamente durante la República de Weimar, cuando la educación de adultos obtuvo rango constitucional. Por otra parte, recién en la década de 1970 la educación de adultos recibió el necesario respaldo legislativo. En consecuencia, el desarrollo de la educación de adultos en Alemania demuestra que también en las así llamadas sociedades desarrolladas los procesos de consolidación de este sector son lentos y se producen a intervalos irregulares.
Por ello es mi deseo que esta Conferencia —con miras a los objetivos de una buena educación permanente para todos, tal como han sido postulados en las diferentes reuniones y actividades de la EPT y en la Agenda de la CONFINTEA— contribuya a definir medidas que apoyen y aceleren el surgimiento y desarrollo de las estructuras de la educación de adultos en los países de Europa del Este, a fin de estar a la altura de los desafíos que Europa y el mundo habrán de afrontar en el futuro.
En este sentido les deseo a todos los participantes mucho éxito y les agradezco su atención.