Del 3 al 27 de julio de 2006, DVV International y el Instituto ALPHADEV de Dabola, Guinea que trabaja en forma asociada con dvv internatio-nal en Cotonou, Benin, llevaron adelante un taller sub-regional. Este taller tenía como objeto el formar a los técnicos en alfabetización y educación de adultos para que puedan llevar a la práctica una estrategia de desarrollo de un entorno favorable a la lecto-escritura, que además sea sostenible, en las lenguas africanas de alfabetización. Bernard Hagnonnou es Director del Instituto Alphadev. El texto ya fue publicado en la Carta de Información Electrónica (Lettre d'Information Électronique - LIE) Nº 5, junio/julio de 2006, editado conjuntamente por DVV International y Alphadev.
Durante un mes, del 3 al 27 de julio de 2006, se acaba de realizar un taller sub-regional en Dabola, una pequeña ciudad situada en el centro de Guinea Conakry, en el que se han reunido una treintena de participantes llegados de siete países de África Occidental y Central, a saber Benin, Camerún, Guinea, Malí, Senegal, Chad; y también de Madagascar.
La formación se ha visto animada por diversos facilitadores, siendo el formador principal de dicho equipo el Sr. Bernard HAGNONNOU, el consultor que había realizado el estudio inicial referido a la definición de una estrategia operativa para la creación y el reforzamiento del entorno favorable a la lecto-escritura, estudio encargado por la oficina multi-país de la UNESCO, con sede en Bamako, y realizado el año 2003.
Otras dos personas han formado igualmente a los participantes en la apropiación de los medios de información (de manera especial la prensa escrita) y de correspondencia; se trata del Sr. Passy BAMBA, comunicador y miembro de la Federación Guineana de Periodistas, y del Sr. Lamine Bangoura, responsable financiero de la Oficina de África Occidental de dvv international en Conakry, que presentó los instrumentos de gestión de las organizaciones campesinas.
El estudio principal antes mencionado, que se llevó a cabo en el Norte de Malí, tenía por objeto el análisis de un entorno favorable a la lecto-escritura, así como la definición de una estrategia operativa para su desarrollo.
Esta estrategia se dio a conocer en forma de módulos destinados a la formación de técnicos en alfabetización, con el fin de equiparlos para que puedan poner en práctica mecanismos, herramientas y prácticas sostenibles para el desarrollo de un entorno cultural favorable a la lecto-escritura en los idiomas africanos de alfabetización y de postalfabetización.
De acuerdo a las principales conclusiones del mencionado estudio, que articula el conjunto de mecanismos, herramientas y otras medidas necesarias para la puesta en práctica de este proceso, el entorno favorable a la lecto-escritura se debe percibir:
Después del lanzamiento de campañas y programas de alfabetización en los países francófonos de África a mediados de la década de los sesenta, un balance crítico muestra que
Por otra parte, el entorno favorable a la lecto-escritura generado por dichos programas en los idiomas africanos no ha dejado de ser embrionario, peor aún, se ha visto empobrecido en una serie de países en los que había conocido un notable progreso en el curso de períodos de una intensiva postalfabetización.
Dicho entorno favorable a la lecto-escritura aparece también como un barómetro de los cambios cualitativos que se esperaba, y que debían marcar el tránsito paulatino de una sociedad africana tradicional, esencialmente caracterizada por la oralidad, hacia una sociedad cuya población entraría entonces a la era de la comunicación escrita, en sus propios idiomas, como había ocurrido con los coreanos, los chinos y los japoneses.
¿Qué queda entonces de los hitos publicitados, en el curso de las décadas de los setenta y los ochenta, a través de este nuevo espacio de escrituras en idiomas africanos en los paneles indicadores a la entrada de nuestros pueblos y en el frontis de ciertos edificios públicos? Del mismo modo ¿qué ha pasado con los periódicos de una prensa citadina que hojeaban ávidamente aquellas personas recién alfabetizadas en las lenguas de postalfabetización en Benin, en Malí, en Níger, y en otros países como Burkina Faso, Senegal, etc.?
¿Qué ha sido de las bibliotecas instaladas en poblaciones pequeñas en el fervor de la postalfabetización en países como Malí y otros? ¿Qué queda finalmente de esa literatura naciente que se desarrolló a través de los materiales didácticos y los documentos temáticos de la postalfabetización?
El estudio antes mencionado ha permitido trazar un balance global del entorno favorable a la lecto-escritura en el Norte de Malí, que ha servido como campo de investigación, así como sacar conclusiones que, en gran medida, son aplicables a los contextos de otros países de la subregión de África Occidental. De esa manera se ha obtenido las siguientes constataciones principales:
En fin, el estudio mostró que las razones de semejante situación deben buscarse en los enfoques de alfabetización y postalfabetización que se había aplicado en la mayor parte de los países de África Occidental, enfoques cuyas insuficiencias se enumera a continuación.
Se puede mencionar una serie de insuficiencias en los enfoques de alfabetización:
En vista de las insuficiencias arriba mencionadas, el desarrollo de un entorno favorable a la lecto-escritura seguirá siendo algo hipotético mientras las personas recién alfabetizadas no hayan adquirido la capacidad de escribir y redactar correctamente, lo que equivale a:
Como se puede ver, este tipo de competencias de lecto-escritura funcionales no puede desarrollarse a partir de una simple iniciación en la escritura de palabras y frases, ni siquiera por medio de una postalfabetización supuestamente funcional cuyos módulos no logren integrar el aprendizaje sistemático de técnicas de elaboración de textos y de conocimientos científicos que puedan nutrir una reflexión racional así como aquellas prácticas de lecto-escritura que acompañan las actividades de desarrollo.
De las constataciones realizadas hasta aquí se desprende que el desarrollo de un entorno favorable a la lecto-escritura requiere como condición previa un proceso continuo de educación básica no-formal que apunte a la adquisición, por parte de las personas recién alfabetizadas, de conocimientos racionales y competencias funcionales, así como la capacidad —una vez que se haya creado el marco institucional apropiado— de incorporar esas adquisiciones a la temática de la vida cotidiana.
¿Hemos realizado de manera sistemática programas de alfabetización que permitan obtener competencias funcionales? Sin lugar a dudas, diversas evaluaciones y análisis críticos de los enfoques desarrollados en el curso de los dos o tres últimos decenios han mostrado que tales objetivos no han sido alcanzados. La prueba es el estado actual del entorno favorable a la lecto-escritura después de tres decenios de campañas de alfabetización.
Por lo tanto la problemática de un entorno favorable a la lecto-escritura se sitúa en este nivel crucial en términos de
Y es que sólo con esa condición dichas personas podrán tomar parte preponderante en un proceso planificado y sostenido, inscribiéndose así en el tránsito progresivo de la oralidad a la escritura, en sociedades africanas en que todavía predomina un uso casi exclusivo de idiomas extranjeros tanto en la educación formal como en la administración pública, en detrimento de un multitud de idiomas nacionales.
El proceso a poner en marcha tiene que ser continuo, es decir que deberá evitarse una separación artificial entre la alfabetización básica, la postalfabetización que habrá de tener lugar temprano o tarde —por lo general más tarde que temprano— y los cursos de capacitación específica que algunos grupos meta no han recibido nunca.
Una separación de ese tipo ha tenido las consecuencias que sabemos, vale decir una pérdida de conocimientos y competencias, y a veces incluso un retorno al analfabetismo.
El continuo integrado al que se apunta debería tener una duración media de tres años; sin embargo cualquier programa elemental, que puede durar entre tres y seis meses, dependiendo del contexto, debería implicar un currículo mínimo que integre los siguientes aspectos:
Un proceso de este tipo permitiría adquirir sistemática y simultáneamente:
NB: Es importante notar que la adquisición de conocimientos temáticos no debe separarse artificialmente de la adquisición de competencias instrumentales de lectura, de redacción, y de cálculo y resolución de problemas. Los dos tipos de conocimientos deben complementarse, de manera que los primeras, las competencias instrumentales, sirvan de soporte para los segundas, los conocimientos racionales.
De esta manera el aprendizaje del texto explicativo se situará en las huellas dejadas por una sesión de explicaciones que apunte a poner en evidencia los lazos de causa y efecto existentes entre un entorno malsano (hábitat mal cuidado, aguas servidas), propicio para la eclosión de larvas de mosquitos, y la transmisión del paludismo a los seres humanos por parte de dichos mosquitos.
Del mismo modo, el texto argumental será estudiado para servir de soporte al análisis de opiniones contrapuestas y de polémicas, y acabará articulándose en una tesis, una antítesis y finalmente una síntesis. El aprender a elaborar un texto argumental es un imperativo, ya que proporcionará una base sólida para la capacidad de reflexión crítica de los/as estudiantes, por ejemplo en torno a numerosos problemas y conflictos sociales; constituyendo el espíritu crítico el fundamento de un espíritu abierto y de una cultura de progreso.
Este proceso de aprendizaje integrado permitiría evitar una separación artificial entre la alfabetización inicial y la postalfabetización, etc. Pero sobre todo permitiría darle al aprendizaje un sentido, una utilidad inmediata, en lugar del enfoque clásico que consistía en alinear sílabas y hacérselas repetir a los adultos, un tipo de prácticas que los infantilizan y hacen que su aprendizaje sea poco eficaz.
La metodología que debe sostener este tipo de aprendizaje integrado comprenderá las etapas que se detalla a continuación:
Este proceso de aprendizaje de conocimientos racionales nos parece en gran medida crucial, ya que sería poco probable la construcción de saberes, y de saberes operativos durables, si antes no se llega a cumplir la condición previa que es llevar a los/as estudiantes a darse cuenta del carácter irracional de sus percepciones empíricas anteriores, incluidas las más erróneas.
Por ejemplo, sería suficiente confeccionar una lista de los términos con que nuestras poblaciones designan el paludismo en las lenguas nacionales; se podría descubrir que esos términos no son otra cosa que concentrados de explicaciones empíricas de esa enfermedad, explicaciones que, incluso siendo erróneas, y casi siempre lo son, determinan sin embargo las formas de percepción y los comportamientos que de ellas se derivan.
De cara a ese tipo de percepciones empíricas, el progreso de las ideas, y el desarrollo que lo acompaña, no pueden llegar a producirse sin un previo cuestionamiento metodológico de los conocimientos empíricos profundamente enraizados en tradiciones multiseculares.
A continuación de un proceso de este tipo, las personas recién alfabetizadas podrían comprometerse de manera más fácil y eficaz en la reinversión de los conocimientos adquiridos a través de:
Semejante proceso no será posible a menos que las personas recién alfabetizadas hayan llegado a dominar las competencias de redacción y no se limiten a la capacidad elemental de escribir palabras y frases, casi siempre de manera vacilante, y de lectura poco expresiva.
En un contexto así el entorno favorable a la lecto-escritura
Entonces tomará cuerpo un nuevo auge de desarrollo en el nivel de base en términos de:
Por lo demás el entorno favorable a la lecto-escritura pasará a ser el soporte de diversos procesos de formación, a saber:
Todo este proceso supone la puesta en práctica de mecanismos, instrumentos y apoyos que habrá que desarrollar y que estarán estrechamente ligados a los contextos, a las realidades y a las necesidades de la población meta; dichos mecanismos podrían incluir:
En lo que se refiere a instrumentos, la estrategia prevé el desarrollo de todo lo que puedan ser apoyos del entorno favorable a la lecto-escritura. En todo caso hay un principio fundamental que debe guiar este proceso de creación de instrumentos.
En efecto ya no se tratará, como en el pasado, de hacer que una minoría de técnicos en alfabetización produzca documentos y diarios en lenguas nacionales, siendo así que esos técnicos no siempre están en condiciones de hacer una transcripción correcta, y por otra parte no siempre dominan las técnicas de redacción de textos de géneros diversos.
Las debilidades de semejante enfoque han quedado a la vista a través de las traducciones poco confiables de documentos técnicos cuyos autores tenían dificultades a la hora de restituir los conceptos técnicos en los idiomas nacionales. Ahí está todo el problema de la lexicalización de conceptos científicos en lenguas nativas.
La nueva estrategia prevé que de entrada las personas recién alfabetizadas sean capaces de:
Estas competencias constituyen un prerrequisito para la participación de estas personas recién alfabetizadas en las prácticas de lecto-escritura para las que esos diferentes instrumentos servirían de apoyo y como vectores.
A continuación podrían participar en la producción de diferentes instrumentos, a saber:
Las dificultades anexas a las prácticas de traducción son expresión, entre otras cosas, de la lexicalización entendida como la adaptación, en lenguas nativas, de los conceptos léxicos y terminológicos nuevos que acompañan a los fulgurantes procesos de la ciencia y la tecnología. Esta problemática encontrará un comienzo de solución a través del proceso mismo de construcción de saberes con las personas recién alfabetizadas, ya que estas últimas:
Este tipo de andadura les permitiría a las personas recién alfabetizadas, con tal de que estén dadas todas las demás condiciones, producir un discurso científico endógeno en los idiomas nacionales cumpliendo las condiciones de rigor sintáctico, de claridad, de legibilidad y de comprensibilidad en los idiomas nacionales. Una de las condiciones requeridas para alcanzar tales objetivos sigue siendo una formación rigurosa de los formadores/as.
La puesta en marcha de este proceso presupone la formación rigurosa de animadores/as con un perfil específico y con un nivel mínimo de cuatro años de educación secundaria. Su participación asidua en las sesiones supone por otra parte un sistema de motivaciones que varía según los contextos pero que ofrece una garantía de regularidad en el proceso de aprendizaje. Igualmente se les tiene que asegurar una formación rigurosa.
La formación de los animadores/as deberá
El instrumento principal del animador/a es la ficha andragógica. Como quiera que el enfoque no prevé un material didáctico preconcebido, la elaboración de esta ficha requerirá de parte del animador/a una preparación remota y próxima que consiste para el animador/a en:
a) Recoger las informaciones técnicas cerca de las personas adecuadas y de diferentes estructuras técnicas, a saber agentes de desarrollo rural, de salud, de educación, etc.
b) Consultar la documentación técnica existente referida a las diferentes temáticas a desarrollar y que se articulan alrededor de cuatro campos del saber que son:
- La transcripción y las técnicas de expresión escrita a través de la elaboración de textos de seis diferentes géneros y de textos específicos (recitación, descripción y retratos, informes, actas, correspondencia, argumentación, artículos periodísticos, etc.).
- La andadura crítica de apropiación de conocimientos temáticos racionales, enlazados con los hechos sociales, con los derechos y deberes ciudadanos, con la descentralización, etc. (ciencias sociales).
- La andadura crítica de apropiación de las explicaciones científicas acerca de la biología humana, la vida animal y vegetal, los fenómenos naturales en general (ciencias de la vida y de la tierra).
- La didáctica de apropiación de los conocimientos matemáticos, aplicados a la resolución de problemas relacionados con las actividades de producción, de comercialización, etc., y de apropiación de los instrumentos de gestión.
c) Elaborar una ficha andragógica que describa con precisión las etapas de cada sesión de aprendizaje y que abarque, entre otras cosas,
- un objetivo general;
- objetivos específicos de adquisición de conocimientos de nociones a temas, y de conocimientos instrumentales, para terminar con la elaboración de un texto segundo y de textos de géneros diferentes;
- un resultado esperado, y
- una evaluación.
NB: Una de las condiciones para el éxito del enfoque es la selección rigurosa y la formación apropiada de los animadores/as que tengan el nivel requerido (por lo menos cuatro años de educación secundaria). A tal efecto las ONG, institutos de investigación aplicada y de formación de formadores, deberían constituir progresivamente equipos multidisciplinarios, estructuras de apoyo a los programas educativos, etc.; estos equipos deben incluir especialistas en lenguas, en ciencias sociales, en ciencias de la vida y de la tierra, en matemáticas y gestión, capaces de asegurar la formación y el reforzamiento andragógico de estos animadores/as.
Se necesita otras condiciones para consolidar el proceso de desarrollo de un entorno favorable a la lecto-escritura, suponiendo que
éste se encuentre enganchado en la andadura antes descrita. Se trata de la necesidad de suscitar:
Esta otra preocupación es fundamental, ya que en la actual coyuntura muchos de los actores siguen confundiendo los planes de acción gubernamental, las estrategias educativas sectoriales, con un documento de políticas nacionales de alfabetización y de educación de adultos.
NB: Es necesario que actores y técnicos tomen conciencia de esta importante cuestión de orden institucional. En efecto, sería impensable que las políticas nacionales de alfabetización y educación de adultos pudieran formularse y adoptarse (al interior de cualquier gabinete ministerial) sin la implicación efectiva de los actores y beneficiarios/as de dicho sector.
De hecho el principal criterio de validación de un documento de políticas nacionales es precisamente que debería articularse en torno a las preocupaciones efectivas de los actores y beneficiarios/as; de lo contrario resulta de todo punto imposible tener en cuenta esas preocupaciones.
Por lo demás, y fuera de este criterio de validación, el interés principal de un proceso participativo de definición política es que ofrecería un marco y una ocasión
Los próximos encuentros subregionales deben consagrar una reflexión metodológica sobre esta cuestión de políticas, ya que la misma se convierte en condición para una mínima armonización, que no es otra cosa que la comprensión que los responsables de los Ministerios, de las direcciones nacionales de alfabetización, de las ONG, de las estructuras, deberían tener del itinerario global de la alfabetización, así como de los objetivos de desarrollo que este proceso pretende llevar a cabo en términos de educación para todos, y de los objetivos de desarrollo del milenio.
A falta de una andadura colectiva como la descrita, los diferentes grupos de actores al interior de cada país seguirían desarrollando enfoques aislados, lo que tendría como consecuencia el despilfarro de una gran cantidad de recursos para una realización hipotética de resultados, en desmedro de las expectativas de los actores y beneficiarios/as.
Como ocurre con toda innovación, la estrategia que acabamos de presentar a grandes rasgos requiere de una extensa campaña de difusión con miras a su experimentación en diversos contextos para medir su aplicabilidad en otros tantos contextos diversos. Desde este punto de vista es digna de aplauso la iniciativa de la Oficina de África Occidental de DVV International, que ha permitido reunir a actores de siete países.
Por lo demás, esta estrategia ya ha sido objeto de apropiación por parte de numerosos expertos y se la ha puesto en marcha en las regiones del Norte de Malí (como resultado de un evento formativo similar al de Dabola).
Ha sido ya objeto de experimentación en Níger, en Benin, en Burkina Faso (fundamentalmente gracias a IDEA, que tiene su sede en Ginebra y que es promotora de la PDT, uno de los componentes de la estrategia), a través de programas trienales.
Su progresiva generalización permitiría por lo menos sentar las bases para un enfoque de lo que debe ser el desarrollo de un entorno favorable a la lecto-escritura, percibido éste como un tránsito paulatino y sostenido de la oralidad a la comunicación escrita para nuestras comunidades rurales del África Subsahariana, todavía tributarias de las tradiciones orales y de los inconvenientes que les son inherentes.
¿No había dicho el gran escritor malí Amadou Hampate que «en África un anciano que muere es una biblioteca que se quema»? Hoy día esta verdad es todavía más actual.
En efecto, ya no es necesario subrayar la importancia de la escritura en un mundo donde la digitalización estimula el desarrollo fulgurante de las sociedades de la información y del saber.
Si se tiene en cuenta que la compañía Microsoft acaba de desarrollar su sistema operativo Windows en idioma suahili, y que pronto lo hará en bambara y en otros importantes idiomas africanos de intercomunicación, sería desesperante que las poblaciones africanas que hablan dichos idiomas quedaran una vez más en desventaja, incapacitadas de usar esas últimas herramientas de punta que son la computadora y el Internet, esa red que, habida cuenta del hormigueo de informaciones que transmite, es similar a una mina de oro.
El entorno favorable a la lecto-escritura sería por tanto el camino de acceso a esa mina de oro de informaciones para nuestras poblaciones. Y esto compite a los/as responsables de la educación, a los actores e interlocutores/as de la educación básica no-formal y de la educación de jóvenes y adultos en todas sus formas.
1 Definición de entorno favorable a la lecto-escritura que se encuentra en los documentos de la UNESCO.