Una de las tareas de la PRIA (Academia Internacional de Educación de Adultos y Aprendizaje a lo largo de la vida) es la capacitación de posgrado sobre métodos de investigación y trabajo participativo para profesionales, funcionarios, colaboradores de agencias donantes, políticos y científicos. El curso a distancia original, que se basaba en lecciones por correspondencia complementadas por sesiones presenciales, ha sido transformado en un curso de aprendizaje virtual. De esta manera se ha promovido una apertura del currículo y se ha permitido una permanente actualización del mismo, al igual que una complementación por parte de los alumnos, amén de una comunicación ininterrumpida entre los propios participantes, y entre éstos y los encargados de los cursos.
En la educación o en el aprendizaje a distancia se imparte enseñanza a alumnos que no se encuentran físicamente «en el lugar», como normalmente ocurre en una sala de clases o en un campus. La fuente de información y los alumnos están separados temporal y espacialmente. En su versión original, la educación a distancia fue concebida para impartirse por correspondencia, lo que implicaba que el alumno y el maestro interactuaran empleando el correo como único medio de comunicación. El aprendizaje abierto y a distancia (AAD) es una versión moderna de la educación por correspondencia, que se ha perfeccionado a raíz del explosivo crecimiento de Internet y la infinidad de posibilidades de innovación para transformar la educación en una experiencia de por vida. Si bien el mundo se ha encogido gracias a Internet, al mismo tiempo se ha expandido el bagaje de conocimientos existente en cada rincón del planeta.
El AAD a través de Internet va más allá que su contraparte, la educación por correspondencia, al crear un aula virtual en la que alumnos de todo el mundo pueden interactuar en el ciberespacio, ya sea en «tiempo real», ya sea en «tiempo virtual». Esta red de contactos puede también transformarse en una estimulante experiencia, ya que un alumno brasileño está en condiciones de interrelacionarse desde su país con pares de Estados Unidos, Angola y Nepal. La comunicación puede ser sincrónica o asincrónica, pero se adapta al ritmo, la conveniencia y la ubicación de cada estudiante.
Se despliega una amplia gama de herramientas y de métodos distintos a fin de fomentar y propiciar los diversos estilos que tienen los alumnos para asimilar las lecciones como mejor les acomode. Y lo que es más importante, el AAD se emplea como medio de conexión entre personas que nunca jamás van a encontrarse personalmente en el curso de sus vidas, para que compartan opiniones, experiencias y puntos de vista, y asimismo debatan sobre diferentes posturas para finalmente desarrollar una percepción holística e integral de temas específicos.
El AAD parte del supuesto de que el alumno es capaz de actuar en forma autónoma. Esa idea está en consonancia con los preceptos del aprendizaje a lo largo de la vida. Como estrategia pedagógica, permite que los alumnos adultos emprendan actividades interactivas y cooperativas con sus pares y su instructor sin estar físicamente presente en la misma parte que este y aquellos. Les ofrece la oportunidad de interactuar con el instructor y los condiscípulos al tiempo que aplican nuevos conocimientos en contextos auténticos. Aunque tal vez el impacto más poderoso de la experiencia con el AAD sea que las interacciones y colaboraciones al interior del aula virtual crean un nuevo acervo de conocimientos con percepciones y experiencias aportadas por una diversidad de personas con distintos trasfondos culturales y situadas en diferentes contextos.
La Sociedad para la Investigación Participativa en Asia (Society for Participatory Research in Asia – PRIA) es un centro internacional para el aprendizaje y la promoción de la participación y la gobernabilidad democrática. Desde su creación en 1982, la PRIA se ha embarcado en una serie de iniciativas clave que giran en torno a la investigación participativa, el desarrollo centrado en los ciudadanos, la creación de capacidades, la generación de conocimientos y la promoción de políticas. Mediante una combinación de formación, investigación y consultoría, ha cimentado su labor con rigor conceptual y comprensión de la realidad social para controlar la orientación estratégica de las intervenciones.
El ala académica de la PRIA, la Academia Internacional de Educación de Adultos y Aprendizaje a lo largo de la vida (PRIA International Academy of Adult Education and Lifelong Learning – PIALL) se ha valido de los principios del AAD para transferir la experiencia, el saber y las competencias de la PRIA, adquiridos a lo largo de los años en diversos ámbitos del desarrollo, a la creación de paquetes de aprendizaje que se implementan como cursos virtuales en todo el mundo. Este programa de 3 meses de duración, conocido como Cursos de Diplomado, abarca la formación en áreas como:
Al sintetizar y organizar en paquetes este amplio caudal de conocimientos y sabiduría para crear programas de educación permanente orientados al desarrollo social, la PIALL se esfuerza por ampliar los conocimientos y las aptitudes de los alumnos, y por aumentar su competencia profesional.
Una característica única de los programas de educación a lo largo de la vida ofrecidos en la PIALL es que en ellos se conjugan armónicamente la teoría y la práctica. Al crear programas de aprendizaje se combina la teoría, que se obtiene de los conocimientos especializados de académicos e intelectuales, con el propio bagaje de la PRIA, que se encuentra en su vasto repertorio de investigación y práctica, formado gracias a las perspectivas y diversas experiencias aportadas por intervenciones sobre el terreno de la PRIA y sus socios. Estos contenidos de cursos cuidadosamente elaborados han permitido derribar el constructo unidimensional de conocimientos, a fin de sintonizar con los intereses del académico y del activista de organizaciones de base, recreando un aprendizaje para cada uno de ellos y considerando la dimensión adicional asociada a la creación de un nuevo acervo de conocimientos.
En este trabajo se destacan las estrategias de la PIALL orientadas al desarrollo de un curso virtual para comunidades de alumnos adultos.
La preocupación primordial al desarrollar un programa virtual consiste en comprender la necesidad de crear un curso determinado con sus contenidos respectivos. Cuando finalmente adoptamos la decisión de crear y poner en marcha el curso, comenzamos por responder a las preguntas específicas sobre el particular. Por ejemplo:
Por nuestra parte nos preguntamos lo siguiente:
Las intenciones de la PIALL al poner en marcha diplomados virtuales con nivel de posgrado eran múltiples. Procuraba atender a las necesidades de alumnos de ámbitos multidisciplinarios, por ejemplo profesionales (organizaciones de la sociedad civil); funcionarios públicos; personal de instituciones donantes bilaterales y multilaterales; responsables de formular políticas; educadores y académicos de países de los hemisferios Norte y Sur. Los cursos abarcaban una amplia gama de conceptos y teorías, lo mismo que problemas prácticos que afrontan en diversos contextos los profesionales, los educadores de adultos, los investigadores, los proveedores de recursos y los diseñadores de políticas. Entre ellos pueden mencionarse: supervisión y evaluación participativas; fortalecimiento de la ciudadanía; democracia y responsabilidad de los actos propios; comprensión del papel del género en la sociedad; construcción de la sociedad civil; perspectivas internacionales sobre investigación participativa; y dimensiones internacionales de la educación de adultos y el aprendizaje a lo largo de la vida.
El objetivo de los cursos era propiciar el análisis crítico y desarrollar nuevas perspectivas sobre estos temas, como también fomentar el desarrollo de prácticas innovadoras en el área. Al completar el curso de diplomado los alumnos llegarían a comprender los conceptos, junto con los enfoques empíricos para fortalecer las prácticas a nivel de las bases. Los prototipos internacionales, como componentes integrales del material didáctico de cada curso, tenían como fin preparar a los alumnos para aplicar lo aprendido a diversos contextos.
Un currículum virtual tiende a ser más abierto, pues ofrece a los alumnos un margen para explorar. Incluye encabezamientos con una idea general de los temas de discusión, amén de expectativas de participación y modalidades para evaluar a los alumnos. Los encabezamientos les dan a los alumnos una noción de lo que se tratará y debatirá en los cursos. Se definen con precisión los objetivos de aprendizaje para todo el curso, así como el esquema de cada unidad didáctica, a fin de preparar a los alumnos para lo que viene más adelante.
El desarrollo del currículum es fundamental para la elaboración del material del curso. Puesto que se trata de cursos virtuales, es preciso asegurarse de que se abordarán todos los conceptos básicos de un tema, ya que los alumnos pueden provenir de distintos ambientes culturales y poseer un limitado conocimiento de un tema específico. Por añadidura, el modelo de enseñanza también influirá en el flujo de materia y en la andragogía que se adoptará para un determinado tópico.
La PIALL decidió prestar suficiente atención al desarrollo del currículum para sus cursos. Como primer paso, elaboró un anteproyecto de currículum tras realizar previamente una intensiva investigación sobre los temas, además de sesiones para aportación de ideas y discusiones con sus propios especialistas en la materia. Se creó un Comité Consultivo para cada curso, constituido por miembros nacionales e internacionales provenientes del profesorado de instituciones de educación superior, como asimismo del personal de organizaciones de la sociedad civil.
Se llevó a cabo un debate —que duró todo un día— sobre el anteproyecto, en el cual se analizaron los contenidos de los cursos, la manera de impartirlos, el material de lectura, la evaluación y otras numerosas dimensiones del programa.
En casos en que los cursos tenían un carácter «mundial», se prepararon dos o tres materiales de lectura de referencia en los que se delineaban aspectos y debates esenciales en torno a conceptos escogidos, para entregarles a los alumnos una idea de la diversidad de significados y enfoques respecto de nociones como «derechos», «democracia», «ciudadanía inclusiva», «responsabilidad de los actos propios», «sociedad civil», «supervisión y evaluación», «género», etc. Se elaboró una lista de la terminología empleada en el curso, de modo que los diseñadores fueran conscientes de las diversas connotaciones de los conceptos usados por los alumnos de los hemisferios Norte y Sur. Asimismo, se recurrió a estudios de casos seleccionados para explorar los conceptos y debates fundamentales, lo cual permitió que los estudiantes se familiarizaran con el material conceptual inspirándose en trabajos con fundamento empírico.
El contenido de cada curso se dividió en seis unidades. Cada una de ellas tenía objetivos de aprendizaje específicos e interconectados, que otorgaban continuidad al flujo de pensamientos y permitían un claro encadenamiento de los temas. Además, antes de iniciarse cada nueva unidad de estudio, el instructor resumía los aspectos más destacados de los debates sostenidos en la unidad previa y los yuxtaponía con los nuevos contenidos, añadiendo preguntas o elementos de reflexión para la unidad bajo estudio.
El material para cada unidad del curso fue desarrollado en forma de folletos impresos, del tipo usado en la autoinstrucción, que incluían varias técnicas para ofrecer una perspectiva más amplia de los distintos aspectos del tema que estaba siendo abordado. Por ejemplo, Grupo de Reflexión incluía declaraciones, preguntas y comentarios destinados a reforzar aspectos esenciales. Banco de Notas consistía en ejercicios de aprendizaje que orientaban a los alumnos para reflexionar y poner por escrito sus impresiones a medida que avanzaban en el estudio de cada unidad. Lecturas obligatorias, constaba de capítulos escogidos del libro de texto y de otros artículos, o de capítulos reproducidos específicamente para unidades de este curso.
Una serie de CD-ROM (facilitados como parte del paquete de aprendizaje) en los que se presentaban charlas ofrecidas por oradores invitados en la PRIA o en otros programas organizados por esta entidad, aportaron una dimensión más vívida a los temas en discusión. Los debates y exámenes virtuales para grupos reducidos, basados en tópicos asociados al curso, permitieron que los alumnos entablaran entre sí discusiones más detenidas y profundas. A los estudiantes también se les hicieron llegar vídeos que contenían cortometrajes realizados por la PRIA, por otras organizaciones, o por ambos, destinados a profundizar en aspectos relativos al curso. Los formatos de multimedia del curso permitieron que los estudiantes discurrieran nuevas ideas, ejercieran el pensamiento crítico y las aptitudes analíticas. En diversas ocasiones se dio también la oportunidad para que alumnos de todos los cursos se interpelaran mutuamente (por medio de sus instructores), de modo de obtener una perspectiva que aportara una dimensión adicional a su propia área de estudio. Por ejemplo, alumnos del curso sobre Género formularon una pregunta a sus contrapartes de la clase sobre Ciudadanía en relación con los desafíos que afrontaban las dirigentes políticas en su labor y cómo estaba siendo abordada la situación. Luego vinculaban esa realidad a su propia percepción de las relaciones de género en el lugar de trabajo.
Los cursos virtuales adoptaron la modalidad del aprendizaje a distancia para así permitir que grupos de alumnos geográficamente dispersos, tanto nacional como internacionalmente, participaran en el horario y el lugar que más les acomodara. Entre los elementos ofrecidos en el curso se incluían materiales impresos de autoinstrucción, tales como guías instructivas para desenvolverse en cada etapa del curso, al igual que seis folletos, libros de texto y, cuando resultaba pertinente, un CD-ROM con charlas dictadas por oradores invitados, documentales u otras películas educativas. «Los servicios de tablones de anuncios electrónicos» (bulletin board services – BBS) basados en la Web, que permitían participar en los cursos virtuales, fueron la herramienta fundamental para la interacción alumnos-instructores mientras de impartían los contenidos del curso.
Como una manera de reconocer la imposibilidad de interactuar personalmente durante este corto período de 3 meses, se adoptaron algunas medidas para tomar contacto con cada alumno y así añadir un toque humano a todo el proceso de aprendizaje.
Como parte de cada paquete de aprendizaje, se hizo entrega de un CD que contenía un discurso de bienvenida a cargo del instructor, más una breve sinopsis introductoria para cada curso. En los casos en que transcurrida una semana un estudiante no se hubiera conectado al BBS, se enviaba una carta personalizada a su correo electrónico pidiéndole que se presentara al grupo. Si un alumno anunciaba que tenía dificultades técnicas, se intentaba contactarlo por teléfono a fin de ayudarle a ensayar paso por paso el procedimiento para conectarse al BBS, lo que a veces requería coordinarse con el huso horario de otro país. En los contados casos en que los alumnos carecían de dirección electrónica, el equipo les presto asesoramiento para crear una y los adiestró en su uso y aplicaciones.
El centro neurálgico del curso virtual es el «Servicio de Tablones de Anuncios Electrónicos» (BBS), que podría definirse como un sitio personalizado para impartir cursos virtuales, en el que los alumnos interactúan con el material del curso y sus instructores, con docentes invitados, y con sus condiscípulos. Mientras mejor organizado esté el sitio del curso, más fácil les resultará a los alumnos utilizar la tecnología.
La principal ventaja de los cursos ofrecidos por la PIALL reside en la estructura y la organización de su espacio virtual, que actúa como punto de reunión entre instructores, alumnos y especialistas en la materia. El BBS les ofreció a los estudiantes la oportunidad de postear sus preguntas, y de analizar las inquietudes y perspectivas de otros alumnos que participaban en el curso. Por su parte, los instructores respondieron a consultas, aclararon dudas, aportaron información adicional y atendieron a las necesidades específicas de los alumnos.
Cuando resultaba pertinente, el instructor proporcionaba, en forma de hipervínculo, información actualizada que provenía de artículos de diarios y revistas. Algunas veces, los propios alumnos enviaban un hipervínculo con datos adicionales, o un documento con información basada en textos, a los instructores, quienes a su vez preparaban un enlace para hacer accesibles esos antecedentes a los demás participantes.
Por añadidura, en el BBS se generaban interesantes conversaciones y diálogos entre los propios estudiantes, quienes expresaban sus opiniones y buscaban información complementaria para el posteo específico de un condiscípulo. (Véase el Anexo 1 para los debates que tuvieron lugar en los BBS).
Los académicos invitados, quienes son prestigiosos especialistas en la materia, acuden una o dos veces durante el desarrollo del curso y permanecen durante una semana dedicados a abordar temas específicos o a sostener diálogos con los alumnos. En algunas oportunidades estos expertos pueden ser los mismos autores cuyas obras están siendo empleadas por los alumnos como material de enseñanza, por lo que es un privilegio poder interactuar con ellos personalmente.
En la pantalla del BBS se exhibe una lista de encabezamientos de temas, denominados foros, que responden a las diversas necesidades del curso. Ellos incluyen, pero no se limitan a:
La evaluación de los alumnos tiene lugar en diferentes niveles, y el criterio para apreciar su rendimiento se basa en las tareas escritas, en la calidad del contenido y en la frecuencia de la participación en línea al dialogar con el profesor invitado, el instructor del curso y los demás estudiantes.
La eficacia del material del curso, así como el papel de los instructores en la labor de impartirlo, quedan más claramente de manifiesto en las tareas que se exige que los alumnos preparen como condición previa para completar con éxito el curso. Entre ellas pueden mencionarse (a) un documento de reflexión, destinado a medir el actual nivel de comprensión del tema, en su aplicación práctica, por parte de los alumnos; y (b) el diseño de un proyecto, para evaluar la aplicación de conceptos y métodos el contexto de un proyecto o de una organización. Con miras a alcanzar los objetivos de las tareas encomendadas, cada estudiante plantea, explora y analiza diversos temas dentro de su contexto, y además sugiere estrategias para superar los problemas en su entorno local, o reflexiona sobre ellas. El desafío consiste en asegurarse de que tanto los alumnos como los instructores del curso demuestren la capacidad para aplicar un enfoque crítico, para así evitar reproducir jerarquías desiguales a nivel mundial.
Incluso en un curso de corta duración, es fundamental variar las actividades de aprendizaje en una clase virtual. Ellas pueden ser orientadas a cada alumno en particular, o integrarse en procesos de aprendizaje en grupos pequeños. Algunas de dichas actividades también pueden diseñarse para garantizar que un alumno se vea forzado a analizar cuidadosamente el tenor de algunos aspectos fundamentales del contenido del curso. La programación de estas actividades tiene gran importancia, ya que deben permitir alcanzar el objetivo y facilitar la máxima colaboración por parte de los estudiantes, amén de proporcionar una concepción holística del tema fundamental sometido a análisis.
El BBS es la piedra angular en la labor de impartir los cursos y de entregar conocimientos a todos los miembros del grupo. Sin embargo, el examen escrito es una herramienta de uso generalizado en la enseñanza, como una manera de estimular a los alumnos a recordar los contenidos más importantes, pero también como un instrumento que permite que el estudiante eleve sus calificaciones en la evaluación final. Fuera de ser un ejercicio individual, tiene un límite de tiempo.
El análisis de estudios de casos también se usa como técnica para que los alumnos discutan sobre un tema con un número menor de condiscípulos en un espacio más restringido. El instructor forma los pequeños grupos y designa a los líderes de los equipos basándose en diversos criterios, como:
La evaluación tiene en cuenta la participación en debates, como también la calidad los trabajos escritos que presenten los alumnos. Aquellos cuya intervención es nula no reciben ninguna calificación, mientras que todos los estudiantes participativos reciben la misma puntuación.
Según el concepto de R.M. Palloff y K. Pratt, quienes en 1999 analizaron estrategias eficaces para el aula virtual, las tareas y los roles que deben cumplir los instructores virtuales podrían clasificarse en cuatro áreas generales: pedagógica, social, administrativa y técnica. El rol pedagógico gira en torno a la facilitación educativa. El rol social consiste en la promoción de un ambiente social acogedor, condición fundamental para el aprendizaje virtual. El rol administrativo incluye los preceptos para la elaboración de la agenda, la creación de reglas y la toma de decisiones. El rol técnico depende, en primer lugar, de que el instructor llegue a sentirse cómodo y competente en el manejo de la tecnología aplicada, y luego de que sea capaz de transferir ese nivel de confianza a los alumnos.
En el contexto de los cursos que se ofrecen a través de la PIALL, los instructores pueden cumplir funciones multidimensionales.
Los instructores de los cursos son facilitadores que mejoran el aprendizaje de los alumnos al incentivar su participación en discusiones. También son especialistas en la materia que aportan ideas y conceptos esenciales, amén de fomentar los debates.
El instructor del curso promueve la creación de comunidades en el espacio abierto de los foros de debate. Con este fin en mente, en los BBS se crea un espacio —por ejemplo, el foro sobre Introducción— donde los alumnos y los instructores de los cursos comienzan a conocerse y a sentirse más cómodos ante la mutua presencia virtual durante todo el curso.
Los instructores de los cursos también ejercen su autoridad estableciendo límites de enseñanza y aprendizaje, incluidas la conducta apropiada durante la clase virtual, la participación en debates, la presentación a tiempo de las tareas, etc.
Tal como ocurre en cualquier aula presencial, los instructores virtuales deben tomar la iniciativa, invitando a determinados alumnos a conversar «fuera de la sala» para aconsejarles que participen en el aprendizaje. En el contexto de un espacio virtual, esto se hace enviándoles un e-mail personalizado, y no mediante anuncios en el BBS. En otras ocasiones se emplea el mismo procedimiento para pedirles también a los estudiantes que no saturen y/o monopolicen el espacio de aprendizaje posteando largas y verbosas disquisiciones.
La amplia variedad de los alumnos que participan en el curso —en cuanto a antecedentes profesionales, edad, experiencia, actual descripción de funciones, ubicación geográfica, nivel de comprensión de la materia—, influye de manera decisiva en el método de enseñanza. Es posible que los estudiantes aludan a ejemplos internacionales o citen información con la que los instructores tal vez no estén familiarizados. De ahí que éstos se vean en la necesidad de realizar algunas investigaciones adicionales para comprender el aspecto específico al que se hace mención y así entroncarlo con el debate virtual. De este modo, los instructores del curso se convierten en coinvestigadores y cocreadores de conocimiento junto con los alumnos.
Los alumnos con mejor rendimiento en los cursos de educación virtual eran participantes activos e integrados en la generación del conocimiento, que buscaban soluciones y percepciones más claras respecto de los problemas analizados. Apreciaban los asuntos desde distintos puntos de vista, incluido el de sus condiscípulos y el del académico invitado.
Al proceder de esta manera, estaban generando los resultados de aprendizaje previstos para el curso, y además estaban desarrollando nuevas perspectivas acerca de temas como ciudadanía, democracia y responsabilidad de los actos propios. Estaban aprendiendo nuevos conceptos, fuera de adquirir aptitudes de investigación y de pensamiento crítico. Estaban colaborando con los demás en un nivel de comprensión más profundo de la materia estudiada.
En el ámbito del aprendizaje virtual se da por supuesto que los alumnos asumen la responsabilidad de su propio aprendizaje, crecimiento y desarrollo. En este proceso, ellos adquieren una nueva imagen de sí mismos y una sensación de confianza en su capacidad para interactuar con nuevos conocimientos. Los comentarios y sugerencias de los alumnos constituyen un importante indicador para evaluar el material del curso, la andragogía, las capacidades del instructor, la utilidad práctica de las tareas, el uso de la tecnología, los beneficios de una clase virtual. Para la mayoría de los casos, la evaluación de un curso revela que los estudiantes obtuvieron un enorme beneficio del proceso de aprendizaje. Los conceptos enseñados agudizan sus conocimientos, y por ende su elocuencia, y les permiten aplicar el saber adquirido a un contexto comunitario. El uso de los BBS ha demostrado ser una estrategia particularmente eficaz para el aprendizaje de los alumnos.
El aprendizaje autodirigido en un ambiente virtual se basa en la creencia fundamental de que los instructores no enseñan, sino que facilitan la adquisición de conocimientos. Así y todo, impartir un curso virtual no es tarea fácil. Los programas están colmados de desafíos, que pueden clasificarse según si se relacionan con el desarrollo de los cursos, con la enseñanza, con la evaluación, con el idioma o con la retención de alumnos. A continuación se entrega una descripción detallada de cada uno de ellos.
Al elaborar un currículum, se les pide a especialistas en la materia que formulen comentarios y den los últimos toques al anteproyecto de un curso específico. Sin embargo, la mayoría de estos expertos no están familiarizados con los conceptos y la andragogía propios de la enseñanza virtual, o con los principios de la educación de adultos, de modo que es probable que los debates tiendan a desviarse hacia temas relacionados con la manera de impartir el contenido del curso y no con el contenido propiamente tal.
Los derechos de autor de los artículos y estudios de casos que se emplean en la preparación de cada curso siempre plantean un problema. Puesto que el material está siendo usado en un formato de acceso público, es preciso conseguir autorizaciones de los editores, lo que podría suponer un desembolso adicional que debe renovarse cada vez que se vaya a ofrecer un curso. En vista de estos obstáculos, es posible que los alumnos solo tengan acceso a algunas partes de las publicaciones, con lo que se restringiría su comprensión del tema en cuestión. Además, es importante comprender la necesidad de poner todas las lecturas obligatorias al alcance de los estudiantes, en un formato en línea de fácil acceso, como parte del material basado en textos.
Un aspecto fundamental del proceso de aprendizaje tiene que ver con el nivel y el tono del material seleccionado, al igual que con el texto específico que se utiliza para transmitir los conceptos que se enseñan. Cada estudiante debe ser capaz de comprender el estilo, el idioma, el flujo y la secuencia del contenido, y de acomodarse a ellos, en especial porque no se dispone de apoyo inmediato en forma de explicaciones o ilustraciones adicionales, como ocurre en las clases presenciales.
El currículum habrá de dividirse en paquetes didácticos cortos, que el alumno debería ser capaz de leer completamente en el espacio de una a dos horas. La materia tiene que ser presentada en forma nítida y concisa, con una diagramación interesante, intercalando cuadros, gráficos, ilustraciones, en lugar de ofrecer un flujo uniforme de páginas con densas lecturas. El texto del material puede disponerse de tal manera que incluya una columna que permita a los lectores hacer sus propias anotaciones con miras a posteriores debates o consultas. Puesto que los alumnos pueden llevarse material didáctico para leer durante el largo trayecto desde y hacia la oficina, durante la pausa para el almuerzo o cualquier otro rato libre, los textos deben ser de formato compacto y fáciles de manejar.
Pese a que los BBS aumentaron el sentido comunitario entre los alumnos y proporcionaron un ambiente común de reflexión, las dificultades propias de la comunicación virtual quedaron de manifiesto.
Algunos alumnos participaron y plantearon sus inquietudes de manera bastante activa, mientras que otros se abstuvieron de intervenir, pese a haber sido motivados por sus instructores. El silencio en que permanecieron algunos estudiantes resultaba incomprensible, ya que su falta de interacción les impedía formarse un juicio acerca del tema central. Era difícil determinar si la falta de respuesta obedecía a compromisos laborales, a un mero descuido o acto de negligencia, a la falta de confianza en sí mismos, a problemas idiomáticos, a la indiferencia
o a algún otro motivo. Otro desafío que se afrontó en la enseñanza virtual fue la aparente disminución en el nivel de seriedad y compromiso con los cronogramas y las fechas límite, en comparación con los programas de enseñanza regulares. Muchas veces las tareas eran entregadas bastante después del plazo final, sin enviar un aviso previo ni dar explicaciones por la demora. Existe, al parecer, la presunción errónea de que los cursos virtuales no tienen principio ni final, y no se logra comprender que ningún aprendizaje puede basarse únicamente en las necesidades de las personas. En vista de que los alumnos están asociados a una amplia variedad de situaciones y contextos, los métodos para abordar los temas deben ser innovadores y satisfacer las necesidades de las personas, pero sin afectar los procedimientos de la institución.
La evaluación de las tareas ha resultado ser una labor compleja. Existen diversos casos de interpretación errónea de las mismas. A veces se vuelve difícil determinar si se trata de un caso de verdadera falta de comprensión o si el alumno entendió que se le asignarían algunas calificaciones, independientemente de cuál fuera el contenido de la tarea.
La copia fraudulenta en las tareas (por ejemplo el plagio) es otro de los problemas que afrontan los maestros, y en situaciones como estas es preciso actuar con energía. Un instructor alerta será capaz de percatarse de que los alumnos están utilizando un lenguaje y un estilo distintos a los de la interacción habitual en el BBS. Se dio el caso de un estudiante que, al solicitársele que realizara una auditoría de género y preparara un informe sobre la misma, presentó un trabajo tan perfecto que la propia instructora, una «auditora» experimentada, se dio cuenta de que era obra de un equipo profesional de especialistas en la materia. Puesto que el alumno pertenecía a una agencia de la ONU, la maestra consultó los archivos en línea, ¡y en cosa de segundos localizó la fuente del artículo plagiado! Se decidió no entregarle un diploma al alumno.
El hecho de que se integre a alumnos de diversos ambientes comportará diferencias en cuanto a edad, nivel de instrucción, capacidad idiomática y país de origen. Puesto que el contenido del curso puede a veces hacer hincapié en aspectos complejos, pueden presentarse dificultades de comunicación. A aquellos alumnos que no dominan adecuadamente el idioma de instrucción les cuesta más transmitir sus ideas de manera eficaz. Por añadidura, existe el riesgo de que sus mensajes sean malinterpretados, de modo que el instructor debe tomar la iniciativa escogiendo conceptos clave para replantearlos, y procurando aclarar dudas durante los debates, de modo que estos adquieran sentido y posibiliten un aprendizaje profundo a partir de las potentes percepciones y experiencias pertinentes de todos los miembros de la clase.
Retener a los alumnos en el curso constituye otro desafío. Ocurre que algunos estudiantes toman más de un curso sin darse cuenta de la intensidad del proceso de aprendizaje, por lo que no logran rendir a la altura de sus capacidades en todas las asignaturas. Hay otros alumnos cuya situación personal y profesional experimenta un cambio imprevisto que les impide cumplir con esas exigencias y completar el curso. Esas circunstancias deben ser evaluadas y resueltas caso por caso. Sean cual fueren los motivos para abandonar los estudios, o la solución ofrecida, lo importante es que el instructor tiene que mantenerse en permanente contacto con todos los alumnos y crear un ambiente en el que estos puedan compartir sus dificultades personales, lo cual influye enormemente en su participación y en la calidad de su aprendizaje.
Pese a que la generación de alumnos más jóvenes demuestra una gran disposición para comprender y aprovechar al máximo las ventajas de la tecnología, esa misma situación puede entrañar un enorme desafío para un estudiante mayor, como fue el caso de un activista que trabajaba en organizaciones de base. Asimismo, el acceso a la tecnología puede representar un obstáculo para el aprendizaje de una persona más joven que posea una experiencia práctica limitada con el manejo de computadoras e Internet.
Es menester prestar un apoyo adicional a estos alumnos para que estén en condiciones de desenvolverse en el BBS y adquieran la confianza en que son capaces de superar esos desafíos, y para que otros estudiantes lleguen a percibir el valor de su experiencia práctica y de sus percepciones.
Si bien esas intervenciones son muy eficaces en lo que respecta a asegurar la inclusión de todos y cada uno de los alumnos, también deben aprovechar los recursos de las instituciones. Habrá que considerar seriamente innovaciones tales como el uso del programa Skype, o de una página cuidadosamente diseñada con hipervínculos que permitan que el alumno se vaya abriendo camino durante el proceso de aprendizaje.
Los instructores al interior de la PIALL también cumplen una serie de otras funciones institucionales, como organizar programas de investigación, dictar cursos de formación sobre temas específicos, actuar como oradores o panelistas en sus áreas de especialidad, etc. Ello podría requerir su destinación a misiones en zonas remotas del país, o en regiones del mundo que carezcan de acceso a Internet. También pueden ausentarse del cargo durante algo más que unos pocos días para ocuparse de asuntos personales. Como lo anterior puede influir negativamente en el proceso de aprendizaje del alumno, es necesario tener preparado algún plan alternativo para hacer frente a esas situaciones. La rotación del personal docente también es causa de inquietud al impartirse el curso.
En la PIALL hemos discurrido un método relativamente sencillo que puede aplicarse en estas circunstancias. Tiene la ventaja de garantizar que los cursos se impartirán sin interrupciones y de que cada alumno será atendido a tiempo completo por al menos un instructor.
Cada curso es gestionado e impartido por un equipo de dos personas, un profesor de nivel superior y un profesor auxiliar. Como parte de la iniciación en el proceso de la docencia, el profesor auxiliar tendrá que participar en el curso como oyente antes de dictar clases. Dicho equipo vela por la adecuada orientación del curso y garantiza que uno de los instructores se ocupará de otras tareas propias de la organización o atenderá a compromisos personales inesperados.
La inclusión de ex alumnos constituye una poderosa herramienta para el desarrollo y la percepción de todos los medios de instrucción, incluidos los virtuales, y la innovación es la clave para cualquier programa que contemple la inclusión de los alumnos. En la PIALL hemos desarrollado algunos métodos de interacción permanente, y siempre estamos en busca de nuevos enfoques para potenciar a nuestros alumnos y su red. Entre ellos pueden mencionarse:
El aprendizaje con miras al desarrollo profesional se basa en objetivos vinculados a una visión más amplia del progreso en la profesión. El AAD en un ambiente de aprendizaje virtual tiene el potencial de promover a alumnos empoderados que son capaces de cumplir con las exigencias que imponen los conocimientos en permanente cambio dentro de la sociedad.
Les ofrece la oportunidad de interactuar con el instructor y los condiscípulos a medida que aplican nuevos conocimientos en contextos auténticos. Ese aprendizaje cooperativo y transformativo podría contribuir a obtener mejores resultados de aprendizaje, incluido el desarrollo del pensamiento crítico y de las aptitudes analíticas.
La educación en línea es el paso que sigue a la educación a distancia. Va también más allá de la educación basada en computadoras, en la cual el educando recibe el material en forma digital y lo elabora mediante la computadora. La educación en línea requiere una comunicación basada en Internet, así como interactividad y colaboración. Al Centro de Educación Permanente de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología (NUST) de Zimbabue se le ha encomendado la misión de ofrecer posibilidades educativas de este tipo. En el artículo que sigue a continuación se abordan las perspectivas y los desafíos correspondientes.