Celita Eccher cuenta con una larga trayectoria en el ámbito del aprendizaje de adultos y la educación popular. Cuando en este campo de trabajo comenzó a experimentar progresos, pero también numerosos retrocesos, al organizar en su país de origen, Uruguay, una exitosa cooperativa en gran escala de tejedoras e hilanderas, ella no tardó en percatarse de las ventajas del trabajo en red, modalidad que profundizó en la Red de Educación Popular entre Mujeres de América Latina y el Caribe (REPEM), desde donde pasó a trabajar en el Consejo Internacional de Educación de Adultos (CIEA), la red mundial de aprendizaje de adultos, donde desde hace varios años ha ocupado el cargo de Secretaria General. En esta reflexión ella comparte su experiencia y su visión personal con respecto al trabajo en red.
Hay veces en las cuales se nos brinda una oportunidad que nos permite mirar hacia adentro y poder compartir parte de nuestra experiencia de vida. cuando vi la propuesta hecha para la nueva edición de la revista Educación de Adultos y Desarrollo sobre una reflexión sobre las redes, sentí que era una oportunidad para compartir los aprendizajes de tantos y tantos años de vivir y trabajar en redes.
Hace muchos años comencé a trabajar con mujeres rurales en una de las más increíbles experiencias de trabajo en red a nivel nacional en el cual, con la contribución de otras redes educativas como las escuelas rurales y productores rurales, se promovio la formación de mujeres rurales a través de la creación y gestión de cooperativas artesanales. a través de espacios de aprendizajes en la gestión del trabajo y otros espacios más formales se llegó a tener 18 cooperativas con más de 1000 mujeres trabajando y gestionándolas. Hoy, muchas de esas mujeres son líderes de las mujeres rurales, alcaldesas, periodistas. tuvimos de todo: control de la dictadura, sacrificios, anécdotas, momentos de celebración, lloramos y reímos juntas, hasta me tocó ir presa por unas horas en un calabozo de un metro, pero fue el espacio de aprendizaje más completo que he tenido en mi vida.
Ahí descubrí la necesidad que tenemos como seres humanos de vencer la soledad, pero esto no solo porque las mujeres rurales en mi país viven muy aisladas, por cientos de kilómetros a veces. también necesitábamos vencer la soledad como grupos de educadoras y educadores aislados por las crueles dictaduras del cono Sur. no solo aprendíamos nosotras que la red nos ayudaba a vencer la soledad, también los represores sabían esto muy bien y hacían todo lo posible por dificultar este tipo de trabajo en red.
La democracia trajo consigo muchas cosas, y entre otras la ampliación de nuestros intercambios, experiencias y saberes, ahora mas allá de las fronteras nacionales. recuerdo con emoción las cuotas de adrenalina, entusiasmos y aprendizajes, todas al mismo tiempo, que significaron la reunión de rePeM del cono Sur en el marco de la asamblea del icae en buenos aires con el presidente electo democráticamente en 1985. en ese momento soplaban vientos de apertura en el cono Sur con el proceso de democratización en argentina, brasil y uruguay. realmente momentos inolvidables: reconocernos en las prácticas de educación Popular de México tan lejano y tan cercano o de brasil, Perú o chile tan diferentes y tan iguales. reconocernos entre nosotras y disputar duramente entre feministas y educadoras populares para abrir un proceso riquísimo de una propuesta metodológica de educación popular y feminismo. Que años más tarde y con mucha gracia, una querida compañera de brasil llamó el EncontronazoŸ en aquel año del 86 en el marco del encuentro para profundizar la democracia organizado por el ceaaL en Montevideo.
Y esto es una de las más preciosas riquezas de las redes: en lugar de generar separaciones y conflictos irreparables, fue el comienzo de un proceso de búsqueda, reflexión e investigación-acción que nos permitió ir elaborando sobre nuestras prácticas y con el aporte de las educadoras populares, las activistas feministas, las académicas, y las mujeres de los sectores populares, una apuesta educativa con una metodología fruto básicamente de la teoría y práctica feminista y de la educación popular.
Cuando participas en un proceso tan vigoroso y comprometido, la red es casi como el aire que respiras, y todo el tiempo es la referencia que te permite aprender, reaprender, desaprender y descubrir no sin sorpresa y a veces dolorosamente de la diferencia. cuando tienes la posibilidad de reflexionar sobre ese proceso tan rico en el que estas participando con otros y otras, con conflictos, con encuentros y desencuentros, con discusiones intelectuales y otras no tanto, con luchas por los liderazgos, comienza ese acumulado que solo las redes te dan: no estás sola frente a las dificultades: detrás tienes a muchas compañeras y compañeros, que están en lo mismo, no importa si cercanos o lejanos geográficamente. estamos pavimentando caminos con empalmes de idas y vueltas tanto para explorar nuevos caminos como para retornar y aliarse detrás de las metas comunes.
Toda esa masa genera algo que va más allá que la capacidad de elaboración de contenidos e intercambio de experiencias o influencia a nivel de políticas públicas, es algo más que la suma del todo, es aquello que nos permite usar nuestras diferentes inteligencias y no solo la tradicionalmente considerada.
Carrera de observación-Pistas Fuente: Imelda Arana Sáenz
El entusiasmo y los recuerdos me permiten tomarme una pausa para calibrar la riqueza y las oportunidades que he tenido en este largo recorrido, no sin obstáculos, y he tratado de destacar algunos puntos esenciales de las redes de acuerdo a mi experiencia: Ser partícipe de una red:
Las redes son diversas, se organizan y funcionan en forma diferente dependiendo de su creación, sus intereses comunes, el nivel de compromiso de sus miembros, el objeto de su creación; por ejemplo redes cuyo objetivo es visibilizar la discriminación de cualquier tipo, o de educadores. Podemos alcanzar muchas cosas trabajando en red; todo dependerá de la clase de compromiso que tengamos con el objetivo de la red. es posible desarrollar una serie de acciones que van mucho más allá de nuestra vida local o regional, y podemos aplicar el trabajo de las redes a todos los niveles posibles y conseguir sinergias a partir de un trabajo en equipo.
Para eso es necesario desarrollar una serie de saberes que nos permitirán ser más eficientes en nuestro trabajo.
No solo es un espacio de aprendizaje irrepetible, es un lugar para abrir las cabezas y para generar alianzas con otras personas y redes que no son de educación y de las que tenemos tanto que aprender.
Participante en un taller Fuente: Imelda Arana Sáenz
La fortaleza de las redes depende del interés real de los miembros por la red y por el enfoque de trabajo de la red.
Muchas veces sentimos la pregunta sobre los beneficios que reporta ser parte de una red, en el sentido de qué servicios presta la red a sus asociados, pero esto va en el sentido contrario a la razón de una red que es sumar esfuerzos para lograr algo que en forma separada sería muy difícil de alcanzar.
También he aprendido que las redes tienen ciclos, altos y bajos, que pasan por buenos momentos y por crisis a veces tan importantes que desaparecen, el individualismo, la mercantilización de la vida, las luchas por el poder, la búsqueda de la fama o el éxito de algunos de sus integrantes a través de lugares de liderazgo en la red, los sentimientos de pertenecer a alguna elite son obstáculos al funcionamiento participativo de la red.
También son obstáculos la incapacidad de entender el significado de traducción cultural, las rigideces en las miradas regionales o locales, los liderazgos autorreferidos y tantos y tantos obstáculos que se enfrentan igual que en otras organizaciones, muchas veces agravados por la naturaleza del trabajo en red que generalmente es realizado voluntariamente con un pequeño grupo, cuya tarea principal es interconectar y servir a la red y motivar el trabajo en equipo.
Entre otras cosas hay algunas reglas que es necesario cuidar para que una red tenga salud:
Creo que a pesar de los malos momentos y dolores de cabeza, vale la pena generar y sostener el trabajo en red, ya que nos permite ser más humanos y sentirnos parte de un grupo que en muchos lados comparte y trabaja por los mismos ideales.