Ella Mindja Ga Muderhwa (República Democrática del Congo) es cabildera y oficial de promoción de SOS Information Juridique Multisectorielle.
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llmindja6@gmail.com
Las mujeres congolesas son víctimas de múltiples formas de discriminación, las que son el resultado de costumbres retrógradas, tradiciones, prejuicios y, en algunos casos, de su propio desconocimiento y de la ignorancia de los miembros de su comunidad. Percibidas como objetos, como propiedad de sus esposos, a las mujeres se les niega el acceso a la educación, y de esta manera pierden su derecho a heredar y a poseer bienes, entre otras cosas. Si bien esta práctica se ve favorecida por las costumbres y tradiciones, también se encuentra consagrada en la legislación nacional. El Código de la Familia no le reconocía a la mujer la capacidad jurídica, circunstancia que sólo fue revisada en julio de 2016.
Son los vientos de cambio hacia la igualdad de género los que han permitido que las mujeres de la República Democrática del Congo tomen las riendas de su vida, e incluso provoquen cambios en su comunidad. Ahora se les abre una oportunidad para afianzar su posición y quitarse la etiqueta de seres sumisos que les había marcado durante generaciones. Los numerosos conflictos y guerras que han azotado el país han dificultado aún más este proceso, ya que las mujeres han sido víctimas de violaciones y violencia sexual o han quedado viudas a muy temprana edad, debiendo hacerse cargo de los hijos.
Trabajo para SOS Información Jurídica Multisectorial (SOS Information Juridique Multisectorielle – SOS IJM), una asociación sin ánimo de lucro comprometida con la tarea de mejorar el nivel de información sobre los derechos humanos, las libertades fundamentales y su implementación eficaz. Orientamos y acompañamos a las mujeres en su camino hacia la emancipación y la autonomía. Logramos que tomen conciencia de sus derechos, que muchas de ellas desconocen. A veces, incluso cuando se enteran de la existencia de estos derechos suelen negarse a reivindicarlos por temor a ser excluidas de su comunidad. El próximo paso es desarrollar una cultura empresarial, la cual nosotros procuramos inculcarles. Se trata de una importante herramienta para permitir su integración social, en particular si han sido víctimas de violación o de violencia sexual.
De manera gradual e informal les enseñamos a leer y escribir. Estas clases les ayudan a emprender sus propias actividades para generar ingresos. También se les entregan conocimientos y se les inculcan habilidades y cualificaciones para que reivindiquen el lugar que les corresponde en su comunidad. Gracias a esta capacitación adquieren confianza en sí mismas, lo que les permite dedicarse a una actividad regular y sobreponerse a las perjudiciales limitaciones sociales que determinan su esfera de acción en la comunidad. Este proceso logra motivarlas para enviar a sus hijos —sean niños o niñas— a la escuela.
La educación de adultos cumple un papel determinante, pues capacita a las mujeres para que recuperen terreno y se dediquen a actividades que nunca antes habían podido realizar; además les garantiza la posibilidad de labrarse un futuro y, al mismo tiempo, luchar contra las desigualdades entre hombres y mujeres. Esta batalla redundará en beneficio del desarrollo del país.