Rima Abboud
Aswat
Palestina
Resumen – En atención a que este número de la revista versa sobre la inclusión y la diversidad, me complace compartir con ustedes mi modesta experiencia de trabajo de más de una década con “Aswat, lesbianas palestinas”. Si bien es difícil sintetizar la riqueza de la experiencia, intentaré destacar algunas de las estrategias empleadas y exponer los problemas afrontados por las comunidades LGBTQI+ (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, queer e intersexuales y otros) palestinas y árabes.
Aswat (en árabe “voces”) fue fundada por un grupo de mujeres palestinas que se sintieron decepcionadas por los círculos de activismo en los cuales participaban. Consideraban que no podían hacer valer todas sus identidades: como feministas, palestinas y lesbianas. Así por ejemplo, en los círculos de activismo LGBTQI+ se sentían acogidas en lo relativo a su orientación sexual, pero debían renegar de su identidad palestina. Al mismo tiempo, al interior de los grupos activistas palestinos notaban que, en su lucha por la justicia y la liberación, sus miembros solían privilegiar la justicia para todo el pueblo palestino por sobre la campaña en favor de la libertad sexual y de género. Por añadidura, dentro de los grupos feministas ellas estimaban que la lucha por los derechos de la mujer se centraba en la igualdad de género y no consideraba la igualdad de derechos para parejas de un mismo sexo. En consecuencia, la necesidad de disponer de un espacio ade-cuado para aunar todas las identidades oprimidas y denunciar todas las injusticias era una necesidad imperiosa. Aswat fue fundada para amparar al menos tres de estas identidades: la identidad palestina, las orientaciones sexuales inconformistas y la identidad femenina.
Uno de los mayores problemas que afrontaban las lesbianas palestinas era la sensación de soledad. El pensamiento de que una podría ser la única lesbiana palestina o incluso la única lesbiana árabe era muy común. Una de las razones para experimentar esta sensación era la falta de información y bibliografía en árabe sobre sexualidad entre personas de un mismo género. Por otra parte, ante la ausencia de una educación sexual en las escuelas árabes, internet se había transformado en el único espacio anónimo y accesible donde buscar información en ese entonces. Lamentablemente, la mayor parte de la información “fiable” (en la medida de lo posible) se encontraba en hebreo o inglés. Por consiguiente, a raíz de la falta de experiencias y relatos personales en árabe, las lesbianas palestinas se sentían aisladas. Además, en los casos en que se lograba encontrar alguna referencia a relaciones sexuales o afectivas entre personas de un mismo sexo en lengua árabe, estaba llena de estereotipos negativos y términos despectivos. Así pues, muchos palestinos LGBTQI+ debían vivir con la sensación de que su identidad sexual era algo extraño, antinatural, ya que se los acusaba de poco auténticos —occidentalizados o israelizados— y se los trataba como a tales. Con ambas acusaciones se separaba su identidad LGBTQI+ de su identidad como originarios de Palestina.
Este desajuste entre el idioma con que uno se identifica, el contexto en que se vive, y la nula o negativa representación de los árabes LGBTQI+, o bien la imagen negativa de ellos, junto con las actitudes hegemónicas y prejuiciosas y las muestras de discriminación dentro de la propia comunidad y de las comunidades externas, distanciaban y marginaban a las personas LGBTQI+ dentro de sus propias familias y comunidades.
"Mi derecho a vivir, a escoger, a ser": el eslogan de Aswat,
© Aswat – Palestinian Gay Women
Los proyectos Aswat nacieron a partir de las necesidades de la comunidad. Una de ellas era el deseo de tratar en lengua árabe el tema de las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo. Este fue el punto de partida del "Proyecto de información y publicación". El proyecto reivindicaba el árabe como la lengua en que las personas LGBTQI+ pudieran hablar sobre su sexualidad, su identidad de género y su orientación sexual en términos neutros. Ello incluía iniciativas como acuñar nuevos términos, rescatar algunos antiguos, e indagar en la historia árabe en busca de representaciones de relaciones sexuales y afectivas entre personas de un mismo género que hubieran sido intencionalmente ocultadas y marginadas. Otro objetivo del proyecto fue documentar historias personales como un intento de escribir y movilizar la historia oral que hasta entonces había sido transmitida de boca en boca sólo entre mujeres que se conocían personalmente. Al documentarse las experiencias y los testimonios personales se derribó el muro de silencio y soledad que rodeaba a las lesbianas palestinas y árabes. Con el paso de los años, la información recopilada permitió elaborar un glosario de términos en árabe, dos libros con testimonios personales de miembros de comunidades LGBTQI+ árabes y palestinas (véase Waqfet Banat, en inglés), una guía sobre orientación sexual e identidad de género para maestros y consejeros escolares, al igual que más de 20 folletos y manuales en árabe en los que se tratan todos los aspectos de la vida.1
Póster de Kooz: Segundo festival de cine queer organizado por Aswat,
© Aswat – Palestinian Gay Women
¿Cómo logró Aswat alcanzar sus objetivos pese a que sus fundadoras y las comunidades en que estaba inmersa no creían que la única manera de lograr un cambio fuera revelando la propia identidad? Esta asociación fue creada como un medio para hacer oír la voz de las lesbianas palestinas. Por consiguiente, todas las publicaciones fueron presentadas de manera anónima, ya que el propósito principal fue movilizar los conocimientos y transmitirlos a otras personas. El equipo a cargo de la información y la publicación trabajó de manera clandestina, pues el objetivo central era dar a conocer la mayor cantidad posible de experiencias y testimonios personales.
Aswat publicó también una revista feminista clandestina que promovía la diversidad, y que a primera vista parecía una revista convencional. Pero una vez abierta, se podía encontrar una enorme variedad de contenidos que incluían información, conocimientos y experiencias relacionados con la diversidad y la inclusión. La revista de Aswat estaba dirigida a un amplio círculo de lectoras, desde jóvenes escolares hasta mujeres adultas, que expresaban su entusiasmo y su interés por contribuir a la publicación. También recibimos un comentario en el que se señalaba que, gracias a la apariencia inofensiva de la revista, las muchachas podían llevarla a casa sin despertar las sospechas de los padres. Con el correr de los años, nuestras publicaciones en árabe ayudaron a cerrar la brecha entre el aislamiento y la inclusión que existía entre personas LGBTQI+ árabes y palestinas y el resto de la sociedad y de las comunidades. Al brindarles la posibilidad de hablar sobre su propia sexualidad en la lengua materna, las personas LGBTQI+ palestinas estrecharon sus lazos con sus círculos sociales, donde se sintieron más a gusto. Al difundir y dar a conocer los testimonios de vida en lengua árabe, las personas LGBTQI+ no solo adquirieron una dimensión más humana dentro de la sociedad sino que además se refutaron los estereotipos deshumanizantes con respecto a los grupos LGBTQI+ palestinos en general, y al interior de sus propias comunidades.
Portada de la "Waqfet Banat", publicación de Aswat en la que se comparten testimonios personales de mujeres palestinas LGBTQI+,
© Aswat – Palestinian Gay Women
Otra necesidad identificada por las integrantes de Aswat se refería a la falta de educación en materia de orientaciones sexuales e identidades de género. Como respuesta a esta inquietud, Aswat puso en marcha un proyecto educativo destinado a corregir esta deficiencia. El proyecto se centró en historias personales, partiendo del supuesto de que un testimonio personal compartido incorpora experiencias y puntos de vista complejos y fuera de lo común que tendrían el poder de desvirtuar los estigmas y modificar las conciencias.
El empleo de los testimonios personales en nuestros talleres supuso un desafío para las integrantes de Aswat, ya que implicaba revelar la propia identidad de género. De hecho, esta divulgación fue motivo de debates al interior de Aswat. Varias participantes plantearon la siguiente pregunta: “¿Por qué tengo que exponer mi historia privada ante personas extrañas?”. Pero hubo otras que sí creían en el poder de un testimonio personal y percibieron un cambio de conciencia de manera casi inmediata. En definitiva, formar parte del grupo que dio a conocer su testimonio en nuestras sesiones educativas fue una decisión opcional para las integrantes que creían en la estrategia sin que les incomodaran las revelaciones. Al mismo tiempo se publicaron otros testimonios anónimos, de modo que cada colaboradora pudo decidir qué aspectos iba a revelar.
Cabe mencionar que algunas integrantes que sí estuvieron dispuestos a compartir su historia personal no pusieron mayores reparos con respecto a dónde o con quién iban a hacerlo, en tanto que otras no se sintieron muy cómodas al tener que revelar su identidad de género en un entorno familiar. A fin de lograr que esta experiencia resultara tan agradable y fortalecedora como fuera posible, las integrantes asistían a talleres en sedes alejadas de su lugar de residencia para así reducir las probabilidades de encontrarse con algún conocido. Cada vez que Aswat participaba en una sesión sobre orientación sexual e identidad de género, el colectivo se informaba sobre la composición de la audiencia y determinaba qué integrante del equipo se sentiría más cómoda al asistir a esa actividad. De esta manera, las integrantes de Aswat gozaban de autonomía y libertad de acción, pudiendo decidir en cada oportunidad cuándo y dónde iban a exponerse y cuándo y dónde iban a mantenerse en el anonimato. El hecho de poder optar permitió que nuestras integrantes experimentaran el cambio que deseábamos producir, y al mismo tiempo logramos satisfacer nuestras necesidades respetando ciertas restricciones.
La fundación de Aswat fue una medida muy audaz, en la que un grupo de valientes mujeres decidió iniciar una transformación que consideraban necesaria, sin dejar de admitir, al mismo tiempo, sus temores e inquietudes. Su espíritu de cohesión y su liderazgo compartido lograron poner de manifiesto los diversos problemas transversales relativos a la opresión. Al percibir los aspectos en que coincidían, lograron apreciar sus puntos en común con otros grupos, entre ellos las organizaciones de cambio social. Desde sus inicios, Aswat ha procurado crear un espacio que acoja a las personas y les proporcione el marco de apoyo necesario para poner en marcha sus actividades. Afortunadamente, Aswat encontró dicho espacio dentro de las organizaciones feministas de Haifa.
Al establecer asociaciones con otras organizaciones, Aswat logró ampliar la cantidad de destinatarios de su programa educativo. Entre ellos se incluyen feministas, jóvenes activistas, educadores, consultores, diseñadores de políticas, defensores de los derechos humanos, académicos, asistentes sociales, jóvenes, etc. Además, Aswat ha emprendido un trabajo en red con otros grupos árabes y no árabes de la región. Pese a las restricciones y amenazas geopolíticas que han afrontado cuando se reúnen con otros activistas de países vecinos u hostiles, estos encuentros han resultado ser eficaces impulsores del cambio. Permitieron que los grupos intercambiaran ideas y experiencias y discurrieran conjuntamente soluciones para determinados problemas, y al mismo tiempo generaron oportunidades para que distintos grupos de la región realizaran esfuerzos simultáneos a fin de alcanzar objetivos similares, tales como promover una terminología y un nuevo vocabulario en árabe. Mientras mayor sea el contacto con la terminología, mejor será su asimilación.
La pequeña comunidad de Aswat fue siempre la fuente de nuestros proyectos. Era tanto lo que había que hacer, eran tantas las necesidades y tan pocas las organizaciones que se ocuparan de ellas. Hoy en día, transcurrida más de una década desde su fundación, hay más grupos y personas dedicados a promover los derechos de las personas LGBTQI+ en las sociedades palestina y árabe. Aswat continúa observando y explorando las necesidades de las comunidades. Así por ejemplo, en 2015 organizamos el primer festival palestino de cine queer. Apoyamos y alentamos a los artistas, aportando nuestros modestos recursos para que pudiesen realizar sus proyectos. Nuestra experiencia nos ha señalado la necesidad de recurrir a la investigación comunitaria participativa, de manera que este año hemos estado trabajando para emprender nuestra primera iniciativa basada en este método. Una y otra vez la realidad nos ha demostrado que los conocimientos están a nuestro alcance y que es nuestro deber propiciar la recopilación de esa información para compartirla con el mundo, pues estamos convencidas de que las víctimas de la discriminación y el aislamiento son capaces de inspirar las soluciones.
Para concluir, resulta de suma importancia subrayar la interconexión entre los problemas locales y mundiales relativos a la justicia y la equidad. Desde nuestra perspectiva, la inclusión no consiste meramente en formar asociaciones con grupos o individuos que tengan identidades similares. Creemos más bien que se debe promover la justicia y la equidad en las distintas esferas de la vida donde percibamos posibilidades factibles de colaboración, como por ejemplo grupos que se oponen al militarismo; grupos feministas; grupos que combaten la pornografía, la violencia y el acoso; y grupos que promueven los derechos de los pueblos indígenas. Consideramos que la justicia y la libertad son valores consustanciales a nuestro trabajo y al de nuestros socios. Creemos que no podemos defender la causa de las personas LGBTQI+ si no adoptamos una postura abiertamente contraria a la opresión, la ocupación y la discriminación de otros grupos y personas, o si nos hacemos cómplices de medidas que perpetúan mecanismos opresivos y discriminatorios. Así pues, estimamos que la inclusión y la diversidad se basan en valores y prácticas que nuestros socios adoptan al relacionarse con sus comunidades y con el mundo. Al crear conciencia en nuestras comunidades con respecto a las orientaciones sexuales y las identidades de género estamos también asumiendo la responsabilidad de sensibilizar a todo el mundo frente a actos de injusticia y desigualdad que acrecientan nuestro sufrimiento y aislamiento.
Rima Abboud es una activista lesbiana y feminista palestina, al igual que defensora de los derechos humanos. Es educadora especializada en asuntos relativos al género y a la sexualidad no conformista, diseñadora gráfica y recientemente madre de mellizos que ahora tienen dos años de edad. Rima Abboud ha encabezado por más de una década el “Proyecto de información y publicación” de Aswat.
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