De la izquierda a la derecha:
Daniel L. Mpolomoka
Universidad Abierta de Zambia
Zambia
Selina Banda
Universidad Abierta de Zambia
Zambia
Resumen – El teatro para el desarrollo (TPD) propicia el entendimiento y contribuye a transformar la vida de las personas al incentivarlas para que compartan ideas y actúen de manera conjunta. La idea es que sea inclusivo, con independencia de la raza, la edad, el color y la discapacidad. Pese a lo anterior, los grupos de teatro para el desarrollo de Zambia tienden a aplicar enfoques verticalistas que ponen en riesgo los principios en que se basa el TPD. En este artículo se analiza la manera en que se pone en práctica el TPD y se ofrecen sugerencias respecto de cómo podría redefinirse esta técnica sobre la base de sus principios fundacionales.
El teatro africano cumple una función social, ya que se emplea para crear conciencia y para movilizar a las personas (Eyoh 1987). El teatro para el desarrollo incluye un proceso que obtiene excelentes resultados si se aplica de manera adecuada. Para que surta efecto, debe comenzar por tener en cuenta las necesidades de la comunidad; debe involucrar al público y entablar un diálogo.
El teatro para el desarrollo (TPD) cumple un papel fundamental en Zambia cuando se trata de fomentar el desarrollo de las comunidades. Existen muchos grupos de teatro que transmiten diversos mensajes sociales a miembros de distintas comunidades mediante el TPD. Ello explica el que sea una herramienta ampliamente utilizada por numerosas organizaciones (a las que denominaremos patrocinadores) que procuran tomar contacto con la gente. El TPD utiliza diversos códigos o estrategias para comunicarse con la gente a través del teatro, las canciones, la danza, la poesía y la escultura. Para hacer llegar sus mensajes, estos grupos visitan las comunidades o se valen de los medios de comunicación. Muchas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (ONG) de Zambia emplean el TPD en programas y proyectos orientados al desarrollo en las comunidades. Estas organizaciones contratan a grupos teatrales para que ayuden a entregar importantes mensajes a las comunidades. Una revisión de la bibliografía sobre el tema revela que existe una notable sinergia entre el TPD y el mejoramiento de los medios de subsistencia de los destinatarios de estas iniciativas en muchas comunidades (Akashoro, Kayode y Husseini 2010; Mwansa 2006; Mwansa y Bergman 2003). Es preciso implementar este método de manera adecuada a fin de transformar positivamente la vida de las personas.
No todos los miembros de los grupos teatrales de Zambia han recibido una capacitación formal para practicar el TPD. Los conocimientos y las aptitudes se adquieren mediante un proceso de ensayo y error, observación y experiencia. Los participantes en un debate basado en grupos focales que organizamos recientemente dieron a conocer las diversas estrategias que ocupan para llevar a cabo actividades teatrales. A veces emplean la imaginación para lograr concebir las obras adecuadas, y en otras ocasiones evalúan las necesidades de las comunidades.
“Trabajamos en función de lo que somos capaces de hacer. Verás, hay algunas cosas que ya sabemos, por lo que nos basta con imaginar una situación para luego escenificarla. A veces, cuando ninguno de nosotros está familiarizado con el ambiente al que vamos a trasladarnos para representar una obra, hacemos un sondeo en la comunidad para averiguar qué contenidos debemos incluir y cómo transmitir los mensajes”. (Miembro de una agrupación teatral).
Por lo general, a los grupos se les asigna la tarea de trabajar en torno a un determinado tema empleando su imaginación. Por lo tanto, no se preocupan de la manera en que los mensajes son recibidos por la audiencia y aprovechados posteriormente.
Asimismo, algunas organizaciones carecen de conocimientos y aptitudes, por lo que su aspiración es formar artistas capaces de representar obras de nivel profesional. Por ejemplo, tras lograr poner en marcha una escuela de bellas artes, la Universidad Abierta de Zambia ha progresado bastante en sus esfuerzos por fundar una compañía teatral y crear un centro de formación.
Normalmente, en Zambia las obras de teatro se crean por encargo y su contenido está determinado por instituciones patrocinadoras, como gobiernos y ONG, pero también por auspiciadores individuales.
“Como grupo tenemos que hacer lo que nos piden las organizaciones. Nuestro papel consiste en crear obras y representarlas ajustándonos a determinados criterios”. (Miembro de una agrupación teatral).
“Trabajamos con las organizaciones, y a veces nos desplazamos a las comunidades en cuestión para investigar sus formas de vida. Luego procedemos a crear obras o a componer canciones que incorporamos al repertorio que vamos a representar”. (Miembro de una agrupación teatral).
“Nos interesa desempeñar las tareas que nos asignan las organizaciones financiadoras. Nuestra función consiste en transmitir los mensajes que ellas nos entregan a los habitantes de esas comunidades”. (Miembro de una agrupación teatral).
De las percepciones de estos participantes se deduce que lo que pareciera revestir importancia tanto para los patrocinadores como para los grupos es la transmisión de los mensajes. Los temas que se abordan son determinados de manera externa por las organizaciones que cuentan con el poder financiero.
Curiosamente, algunos integrantes de las agrupaciones teatrales ignoran en qué consiste el TPD.
“No sé lo que es el TPD. Lo que tenemos es un grupo que representa obras de teatro para comunicar mensajes a la gente”. (Miembro de una agrupación teatral).
“Nuestro grupo trabaja por contrato. Las agencias del Gobierno o las organizaciones no gubernamentales nos dicen lo que tenemos que hacer. Luego recorremos las comunidades representando las obras y las danzas como una manera de comunicar mensajes”. (Miembro de una agrupación teatral).
La gente no sabe cómo aplicar la técnica del TPD porque desconocen el concepto o no lo comprenden del todo. Participan en el proceso porque es entretenido, cautivador y permite pasar un buen rato.
Daremos a conocer las experiencias de tres agrupaciones teatrales localizadas en dos áreas: dos se encuentran en Lusaka, mientras que la otra proviene de la localidad rural de Mpongwe: en Lusaka nos concentraremos en el Teatro Selvático de Chipata y Artistas Comunitarios de Kamoto; en Mpongwe analizaremos el caso del Teatro Cood Upraising.
El Teatro Selvático de Chipata fue creado en 1984 por 5 jóvenes de la ciudad de Chipata. En ese entonces, algunos de ellos todavía estaban cursando la enseñanza primaria. El grupo ha crecido y hoy cuenta con 10 integrantes (3 mujeres y 7 hombres al momento de realizarse el estudio). El grupo pertenece desde 1990 a la Alianza Zambiana de Teatro Popular (Zambia Popular Theatre Alliance – ZAPOTA). Sus principales objetivos se relacionan con el entretenimiento y la educación.
Los miembros de esta agrupación teatral no recibieron inicialmente una capacitación formal sobre TPD, sino que adquirieron sus aptitudes mediante la práctica, bajo la guía de su líder. En ocasiones, el grupo incorpora al público en la última parte de su actuación (el debate), permitiéndole formular preguntas o contribuir al espectáculo. Sin embargo, el grado de participación de los asistentes no es motivo de especial preocupación para esta compañía.
Los miembros de la agrupación se quejan de falta de recursos financieros. Para sobrevivir, han recurrido a la búsqueda de apoyo y han ofrecido funciones de su espectáculo a cambio de dinero. Las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales suelen encomendarle al grupo trabajos por contrato. La mayoría de las veces representan obras cuya temática ha sido especificada por los patrocinadores, en las cuales éstos identifican mensajes que desean que el grupo retransmita a las comunidades. Dichos mensajes abarcan temas como el VIH/SIDA, la educación cívica, la transmisión maternoinfantil de enfermedades y el maltrato infantil. El teatro Selvático de Chipata firmó un contrato por un año con el Centro para Enfermedades Infecciosas de Zambia. Entre otras organizaciones con las que ha trabajado el grupo se incluyen la Unión Europea, USAID, Zambian Breweries, Family Health Trust y el Ministerio de Salud.
El grupo de Artistas Comunitarios de Kamoto tiene su sede en la localidad de Ngombre, en Lusaka. Compuesto inicialmente por 5 miembros, cifra que luego se elevó a 16, comenzó a funcionar y a representar obras a fines de la década de 1980. Tres de los miembros recibieron en Sudáfrica capacitación sobre técnicas de TPD, adquiriendo conocimientos y aptitudes que luego transfirieron a los demás integrantes de la compañía.
El grupo recibe frecuentemente el patrocinio de ciertas organizaciones para practicar el TPD en las comunidades. Estas actividades constituyen la fuente de ingresos para la mayoría de los artistas. Como trabajan a tiempo completo en iniciativas de TPD, se esmeran por conseguir financiación de las entidades que desean comunicar mensajes a la gente.
Entre las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que recurren al grupo para difundir información se
incluyen el Ministerio de Salud (a través de las clínicas de salud locales), Keppa Zambia, el Programa Contra la Malnutrición (Program Against Malnutrition – PAM) y la Sociedad para la Salud Familiar (Society for Family Health – SFH). El grupo trabaja con tal dedicación que se ha granjeado un merecido prestigio. El hecho de comercializar sus servicios de esta manera ha inducido a las organizaciones a contratar a la compañía Artistas Comunitarios de Kamoto siempre que surge la necesidad de tomar contacto con los miembros de en las comunidades de base.
Un detalle que resulta interesante es que el grupo realiza actividades de TPD en cualquier parte de Zambia donde sus patrocinadores detecten la necesidad de comunicar un mensaje. A fin de adaptarse a las exigencias de una amplia gama de audiencias, entre sus integrantes ha incluido a personas familiarizadas con los modos de vida de diversos grupos étnicos. Siempre que la compañía debe cumplir con una obligación en algún lugar del país, el miembro que mejor conozca las prácticas culturales de las comunidades destinatarias es el que asume la responsabilidad de elaborar los mensajes en el “idioma” local, y se ocupa de todo lo relacionado con los aspectos culturales del área. Ello le permite al grupo acometer misiones de TPD en cualquier lugar de Zambia.
El Grupo Teatral Cood Uprising fue fundado en Mpongwe, en un distrito rural de la provincia de Copperbelt. Comenzó a trabajar el año 2000 con 10 miembros. El grupo suele ser contratado por instituciones que cuentan con información que desean comunicar a nivel masivo. En su etapa inicial, esta compañía representó obras y danzas a pedido de cualquier institución que requiriera sus servicios. Los ministerios de salud, de desarrollo comunitario y de servicios sociales han contratado al grupo principalmente para que difunda importantes mensajes en distintas comunidades.
Los temas tratados en las obras montadas son determinados por las instituciones. Una vez que le dan a conocer la idea central, el grupo se dedica a diseñar los contenidos de las actividades sin solicitar la colaboración de los miembros de la comunidad en cuestión. Rara vez comprometen la participación del público (la comunidad).
Las actividades de TPD realizadas por grupos teatrales patrocinados no siempre respetan los principios fundamentales de participación del público y de empleo del entorno local. Por el contrario, los patrocinadores a menudo controlan unilateralmente las actividades, como una manera de resguardar sus propios intereses. Ello les deja un escaso margen a los difusores —y un espacio aún menor a los receptores— de los mensajes para participar en el proceso. Las investigaciones confirman que este sistema impone una relación en la que una de las partes pasa a empuñar las riendas y a impartir órdenes a los demás sobre lo que se supone que deben hacer (Kamlongera y Kalipeni 1996; Mwansa 2006; Butterwick y Selma 2006).
Cuando los temas empleados en las actividades de TPD son determinados por miembros de comunidades externas, adquieren la forma de una imposición. Kasoma (1974) es partidario de involucrar a los habitantes locales en el diseño y la puesta en práctica de las actividades de TPD. Este enfoque permite ofrecer un “teatro hecho por la gente”, en contraposición a un “teatro destinado a la gente”. La comunidad suele recibir con sentimientos contradictorios los mensajes que provienen de patrocinadores, lo cual obedece en parte a que éstos no comprenden adecuadamente la realidad, y en parte a que la percepción de los forasteros sobre los problemas que aquejan a la comunidad difiere de la visión de los propios miembros. Así pues, las personas ajenas a la realidad local no pueden estar en mejores condiciones para distinguir los problemas que realmente afectan a los habitantes de una comunidad. Ello explica por qué es preciso que los patrocinadores se limiten a financiar el TPD que aborde temas identificados por integrantes de la propia comunidad.
La agrupación teatral Africa Directions representa “Shades of my Village” (“Sombras de mi aldea”), obra escrita y dirigida por Eric Kasomo Jr. Lusaka, abril de 2017, © Chanda Mwenya
El hecho de poner en práctica el TPD sin tener en cuenta las experiencias vividas por la gente origina un distanciamiento del público objetivo. Cuando a las personas no se les entrega ningún contenido con el que logren identificarse, no llegan a involucrarse plenamente y se transforman en receptores pasivos de conocimientos y aptitudes. Butterwick y Selma (2006) coinciden en que la falta de participación de la gente la obliga a imitar nuevas formas de hacer las cosas que resultan ser incompatibles con los hábitos que prevalecen en la vida real. Las comunidades se estancan cuando a sus miembros se les niega el acceso a los conocimientos y las aptitudes que requieren para mejorar sus medios de subsistencia.
Este enfoque verticalista tiende en cierto modo a promover un síndrome de dependencia, e inhibe la transferencia de cocimientos y aptitudes. Siempre que una organización se traslada a una comunidad, los miembros de ésta esperan recibir donativos. El TPD que se practica de esta manera se siente distante y no estimula los procesos de pensamiento necesarios para alcanzar la autonomía. Cuando no existe un sentimiento compartido por los transmisores y los receptores del TPD, no se genera ningún entusiasmo por el ejercicio en su conjunto. Si se ejecuta de manera adecuada, la técnica del TPD permite establecer vínculos con la comunidad y actúa como herramienta para promover un cambio de enfoque que propicie la innovación.
La esencia misma de las actividades de TPD radica en la capacidad de empoderar a las personas inculcándoles los conocimientos (la información), las herramientas y las aptitudes que les permitan mejorar sus medios de subsistencia (O’Connor, O’Connor y Welsh-Morris 2006; Osterland 2008; Chinyowa 2007). El TPD prepara a las personas para alcanzar su propio desarrollo al averiguar, gracias al contacto con el público objetivo, cuál es el tipo de desarrollo al que aspiran y qué opinan sobre el particular.
El hecho de pedirles a las personas que den a conocer su experiencia constituye el punto de partida para que salgan a relucir los problemas que afectan sus medios de subsistencia. Esta técnica ayuda a despertar el interés de la gente por participar en la búsqueda de soluciones a las dificultades que afectan su vida, y les permite desarrollar un espíritu de pertenencia y de identificación con el TPD que se ofrece en sus comunidades.
Ha llegado el momento de emplazar a los patrocinadores del TPD para que contraten a grupos teatrales que cuenten con los conocimientos y aptitudes pertinentes para llevar a cabo los procesos de rigor. Kid (1984) subraya la necesidad de que la gente se involucre en las obras teatrales y así se familiarice con el método para aplicar adecuadamente estas competencias. Cuando se trata de apoyar a quienes no poseen la preparación necesaria, los patrocinadores deberían asociarse con instituciones de formación y facilitar la capacitación de esos grupos teatrales antes de encomendarles cualquier trabajo. Esta medida permitirá empoderar no sólo a estos grupos teatrales sino también a las comunidades a las que está destinada su labor. Este efecto de empoderamiento es el que debe transferirse a la gente siempre que se practica el TPD en las comunidades.
El objetivo del TPD es el de identificar y debatir los problemas que dificultan la vida. Los factores que afectan los medios de subsistencia de las personas son analizados detenidamente con el fin de descubrir los escollos que entorpecen un desarrollo constructivo. Entre ellos se incluyen obstáculos que impiden que las personas se concentren en las señales y los síntomas, por lo que tienden a culpar a la víctima de las circunstancias (Kidd 1984). El TPD ayuda a evitar el desperdicio de recursos, procurando ocuparse de los asuntos realmente importantes, que son los planteados por las personas afectadas. De esta manera ellas se sienten motivadas para adoptar medidas que les permitan resolver sus propios problemas con tal entusiasmo que no dejen piedra por mover. Ese es el efecto empoderador del TPD.
Con todo, resulta imposible mejorar la vida de las personas cuando el proceso no se ejecuta como es debido. Ello ocurre cuando se presta mayor atención a algunas etapas que a otras. Sucede cuandola escenografía de la obra se transforma en una preocupación más importante que los esfuerzos por involucrar a las personas en todo el proceso. O bien cuando se emplean enfoques verticalistas que consideran problemas identificados desde fuera por personas ajenas al entorno. También percibimos esta situación cuando los integrantes de la agrupación teatral están más preocupados de complacer a sus patrocinadores que de hacer llegar los beneficios del proceso del TPD en su conjunto a las personas, para así ayudarles a encontrar soluciones a los problemas que afectan su vida. Butterwick y Selma (2006: 44) sostienen que “las personas deben expresar sus opiniones y nosotros tenerlas tener en cuenta, en lugar de limitarnos a entregar soluciones predeterminadas a sus problemas”.
Cuando los actores dedicados al TPD carecen de conocimientos y aptitudes, y por tanto no logran tomarse en serio el bienestar de la gente, toda la actividad estará condenada a tomar un rumbo equivocado y a ser empleada para el provecho personal. Si los programas de desarrollo no incorporan adecuadamente el TPD, el síndrome de dependencia se perpetuará en la vida de las personas.
El TPD requiere comprender a fondo las comunidades donde se llevan a cabo las actividades. Es una experiencia enriquecedora que comporta investigación, educación y acción. Puesto que las comunidades poseen distintas experiencias, las actividades teatrales emprendidas por cualquiera de ellas no pueden ser reproducidas ni aplicadas en otro entorno. El criterio del “modelo único para todos” no es aplicable al TPD.
No obstante, la situación de Zambia es distinta porque en este país el TPD depende de cierto grado de patrocinio. Como consecuencia de lo anterior, la atención se centra en el entretenimiento y no en la educación. Cuando se gastan recursos en el espectáculo, las actividades de TPD ya no resultan tan motivadoras. Por este motivo, es preciso cambiar nuestro centro de atención hacia la organización de actividades de TPD que beneficien a la gente.
Referencias
Akashoro, G.O.; Kayode, J. y Husseini, S. (2010): Theatre for Development: Opportunities and challenges in a developing world. En: J Communication, 1 (2), 107-112.
Butterwick, S.; Selma, J. (2006): Embodied metaphors: Telling feminist coalition stories through popular theatre. En: New Zealand journal of adult learning, 34 (2), 42-57.
Chinyowa, K. C. (2007): Helping them to help themselves: case study of an integrated popular theatre approach in Africa. En: Research in Drama Education: The Journal of Applied Theatre and Performance, 12:2, 133-147.
Eyoh, N. (1987): Theatre and community education: the African experience. En: African Media Review, 1 (3).
Kalipeni, E.; Kamlongera, C. (1996): The role of theatre for development in mobilising rural communities for primary health care: The case of Liwonde PHC unit in Southern Malawi. En: Journal of Social Development in Africa, 11 (1), 53-78.
Kasoma, K. (1974): Theatre and Development Media in PSC. Lusaka: UNZA Press.
Kidd, R. (1984): Popular theatre and political action in Canada. Toronto, ON: Participatory Research Group.
Mwansa, D.M. (2006): Theatre for development and empowerment in the African context: An historical-contemporary analysis. En: New Zealand Journal of Adult Learning, 34 (2), 71-86.
Mwansa, D.; Bergman, P. (2003): Drama in HIV/AIDS prevention: Some strengths and weaknesses: A study in Botswana, Tanzania, South Africa, Kenya, Ethiopia and Uganda. Stockholm: Swedish International Development Aid.
O’Connor, P.; O’Connor, B. y Welsh-Morris, M. (2006): Making the everyday extraordinary: a theatre in education project to prevent child abuse, neglect and family violence. En: Research in Drama Education: The Journal of Applied Theatre and Performance, 11:2, 235-245.
Osterland, E. (2008): Acting out of habits – can Theatre of the Oppressed promote change? Boal’s theatre methods in relation to Bourdieu’s concept of habitus. En: Research in Drama Education: The Journal of Applied Theatre and Performance, 13:1, 71-82.
Daniel L. Mpolomoka es profesor de la Escuela de Educación de la Universidad Abierta de Zambia (Zambian Open University – ZAOU), y posee el grado de PhD en alfabetización y desarrollo. Entre sus áreas de interés en la investigación se incluyen la alfabetización, la educación de la primera infancia, la educación especial, la educación de adultos, la tecnología educativa, y el VIH/SIDA.
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Selina Banda es profesora del Departamento de Educación de Adultos de la Universidad Abierta de Zambia (Zambian Open University – ZAOU), donde imparte cursos sobre alfabetización de de adultos, teatro para el desarrollo y economía doméstica. Antes de incorporarse a la ZAOU en 2010, ella enseñó durante 19 años en escuelas públicas. Posee el grado de PhD en alfabetización y desarrollo.
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