Elizabeth King
Banco Mundial, USA
RESUMEN – La educación es una de las herramientas más importantes para acabar con la pobreza y fomentar la prosperidad común. Desde 1990, se ha logrado reducir a la mitad la cantidad de niños y niñas no escolarizados en todo el mundo. Sin embargo, hoy en día 61 millones de niños y niñas no asisten a la escuela, y demasiados jóvenes están finalizando sus estudios escolares sin poseer los conocimientos y aptitudes necesarios para conseguir un empleo productivo en el mercado laboral del siglo XXI.
La Estrategia de Educación 2020 del Grupo del Banco Mundial, que abarca un período de 10 años, se concentra en el aprendizaje para todos, haciendo hincapié en la necesidad de:
La educación es una de las herramientas más importantes para acabar con la pobreza y fomentar la prosperidad común. Desde 1990, diversos países y sus socios para el desarrollo han adoptado medidas focalizadas que han ayudado a reducir a la mitad la cantidad de niños y niñas no escolarizados en todo el mundo. Sin embargo, 61 millones de niños y niñas siguen sin poder asistir a la escuela, y existen numerosas evidencias de que los resultados de aprendizaje en muchos países en desarrollo son alarmantemente bajos, especialmente en los grupos desfavorecidos.
Debido a que el crecimiento, el desarrollo y la reducción de la pobreza dependen de los conocimientos y las aptitudes que las personas adquieren, y no de la cantidad de años que pasan en un aula, debemos modificar nuestro llamamiento a la acción basado en la “educación para todos” y en adelante hablar de “aprendizaje para todos”.
Aprendizaje para todos significa garantizar que todos los niños, niñas y jóvenes, —no solo los más privilegiados y los más brillantes— puedan, además de asistir a la escuela, adquirir también los conocimientos y las aptitudes que requieren para llevar una vida saludable y productiva, conseguir un empleo satisfactorio, y contribuir a la sociedad.
El aprendizaje para todos es precisamente el objetivo en el cual pone el acento la Estrategia de Educación 2020 del Grupo del Banco Mundial (Grupo del Banco Mundial 2011), que abarca un período de diez años.
Alumnas de la Escuela Pública Secundaria para Niñas Najeeb Memorial, en Gujranwala, Pakistán.
En 2010, el Grupo del Banco Mundial se embarcó durante todo un año en un exhaustivo proceso de consultas y de trabajo técnico a nivel mundial, a fin de diseñar la Estrategia de Educación 2020 del Banco. Desde Argentina hasta Mongolia se realizaron amplias consultas con grupos de interés de más de 100 países. En el contexto de estas conversaciones, representantes de gobiernos, socios para el desarrollo, alumnos, maestros, investigadores, como también representantes de la sociedad civil y del mundo empresarial, compartieron sus visiones sobre los nuevos desafíos en materia de educación que deberán afrontar en el futuro los países en desarrollo, y sobre la manera en que el Banco puede contribuir más eficazmente a que los países mejoren el acceso a la educación y la calidad de la misma.
¿Qué aprendimos de dicho proceso?
En primer lugar, que las capacidades fundamentales adquiridas durante la primera infancia hacen posible el aprendizaje a lo largo de toda la vida. La visión tradicional, según la cual la educación comienza en la escuela primaria, encara el desafío en una etapa demasiado tardía. Las investigaciones sobre el desarrollo del cerebro han demostrado la necesidad de fomentar el aprendizaje a una edad temprana y de manera recurrente, tanto dentro como fuera del sistema escolar formal. Los programas de salud prenatal y de desarrollo de la primera infancia que comprenden aspectos relativos tanto a la educación como a la salud son, en consecuencia, importantes para desarrollar este potencial. Impartir una enseñanza de calidad a los alumnos de primaria es fundamental para entregarles las aptitudes básicas de lectura, escritura y aritmética de las cuales depende el aprendizaje a lo largo de toda la vida. También la adolescencia es una fase de enorme potencial para el aprendizaje, pero muchos jóvenes abandonan la escuela en esa etapa de la vida seducidos por la perspectiva de conseguir un empleo, urgidos por la necesidad de ayudar a sus familias, o disuadidos por el alto costo de la educación escolar. Para quienes dejan los estudios demasiado temprano, las alternativas de educación de segunda oportunidad y de aprendizaje no formal resultan esenciales para garantizar que todos los jóvenes puedan adquirir las habilidades exigidas por el mercado laboral.
Un joven alumno muestra su trabajo escolar en una escuela comunitaria de Macaci, un suburbio de Abiyán. Centro de Acción Comunitaria, Costa de Marfil.
En segundo lugar, que para obtener resultados se necesitan inversiones inteligentes, es decir, inversiones que privilegien y supervisen el aprendizaje más allá de los parámetros tradicionales, como por ejemplo la cantidad de maestros capacitados o el número de alumnos matriculados. La calidad debe ser la preocupación central de las inversiones en el campo de la educación, y el criterio básico para medirla dependerá de los avances en el aprendizaje. Los recursos son demasiado limitados y los desafíos demasiado grandes como para permitir que las políticas y los programas sean diseñados a ciegas. Necesitamos disponer de evidencias sobre iniciativas exitosas para así invertir de manera inteligente.
Y, en tercer lugar, el aprendizaje para todos supone garantizar que todos los alumnos, y no solo los más privilegiados o aventajados, adquieran los conocimientos y las habilidades que necesitan. Aún persisten las principales barreras que dificultan el acceso de sectores desfavorecidos de la población a la educación primaria, secundaria y terciaria. Debemos reducir los obstáculos que impiden que las niñas, los niños y niñas con discapacidades y las minorías etnolingüísticas reciban el mismo grado de educación que otros sectores de la población. El aprendizaje para todos fomenta los objetivos centrados en la equidad sobre los que se sustentan la Educación para Todos (EPT) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Si no nos ocupamos de los problemas relativos a la equidad, será imposible alcanzar el objetivo del aprendizaje para todos.
Desde la puesta en marcha de la Estrategia Mundial de Educación en abril de 2011, los programas apoyados por el Banco Mundial han obtenido los siguientes logros:
Si bien nuestra estrategia se extiende hasta 2020, ¿quién sabe cómo será la situación mundial de aquí a diez años?
Debemos preparar desde ya a nuestra juventud para que el mundo al que aspiramos llegue a hacerse realidad. Un mundo donde las personas puedan romper las cadenas de la privación y la desventaja para transformarse en sus propios agentes promotores de desarrollo y prosperidad. Como bien sabemos, para llegar a esa meta las inversiones en educación deben concentrarse no solo en insumos como nuevas aulas, capacitación de maestros, textos de estudio y computadoras, sino además en la totalidad de las políticas, los incentivos y los mecanismos de financiación que mantienen en funcionamiento los sistemas educativos.
A fin de garantizar que los países en desarrollo se encuentren en condiciones de competir en el actual mercado mundial, debemos dotar a la próxima generación de las habilidades cognitivas necesarias, al igual de aptitudes para el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la innovación. Los conocimientos y las aptitudes pueden ampliar los horizontes de nuestros jóvenes y capacitarlos para aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo. Debemos, igualmente, evaluar lo aprendido por los alumnos y responsabilizar a los gobiernos y a los educadores si los resultados son negativos.
Nota
1 / Información disponible en http://bit.ly/12cM1IV
Referencias:
Grupo del Banco Mundial (2011): World Bank Group Education Strategy 2020: Learning for All: Investing in People’s Knowledge and Skills to Promote Development. Disponible en http://bit.ly/hTiJbA
Para información más detallada sobre los progresos en la Estrategia de Educación 2020 del Grupo del Banco Mundial, sírvanse visitar: http://bit.ly/ fSCttF
La Dra. Elizabeth King es Directora de Educación en la Red de Desarrollo Humano del Banco Mundial. En ese cargo actúa como portavoz principal del Banco en asuntos relativos a políticas y estrategias mundiales en materia de educación en países en desarrollo. Hasta enero de 2009 ocupó un cargo administrativo en el Departamento de Investigación del Banco, encabezando un equipo dedicado al estudio de asuntos relativos al desarrollo humano. Ha publicado trabajos sobre temas como la inversión de los hogares en capital humano; los vínculos entre educación, pobreza y desarrollo económico; cuestiones relativas al género en el contexto del desarrollo, en especial la educación femenina; la financiación de la educación y el impacto de las reformas de descentralización.
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