Entrevista realizada por la princesa Arita Anim
© Kobina Graham
Ama Ata Aidoo (nacida el 1942 en Ghana) es una escritora y feminista africana. Sus protagonistas son generalmente mujeres que se rebelan contra los estereotipos femeninos que les impone su época, como por ejemplo en “Anowa”. Su novela “Changes” obtuvo en 1992 el Premio de Escritores de la Mancomunidad de Naciones (África). Su poemario “Someone Talking to Sometime” fue distinguido con el Premio de Poesía Nelson Mandela en 1987. Entre 1982 y 1983 ocupó el cargo de ministra de educación de Ghana. El año 2000 creó la Fundación Mbaasem, una organización no gubernamental con sede en Ghana, cuya misión es apoyar el desarrollo y la sostenibilidad de escritoras africanas y fomentar su producción artística.
Comencé a escribir a muy temprana edad. En aquel entonces no me imaginaba que llegaría a ser escritora. Sólo sé que leía todo el tiempo. La casa estaba llena de libros y recuerdo haber hurgado en estantes y cajones en busca de libros para leer. Siempre había uno a mano. Crecí en una aldea, una pequeña localidad en la región central llamada Abiadze. Mi padre era el jefe de la aldea, que en aquel entonces se llamaba Kyiakor. De hecho, él inauguró la escuela de la aldea, que al principio sólo contaba con nuestra clase y algunos profesores excelentes. Mi madre y otro hombre de la aldea nos narraban cuentos todas las noches. Me imagino que todas esas actividades me prepararon para convertirme en una buena escritora.
Uno de los aspectos que, al educar a sus hijos, los padres de hoy aparentemente no tienen en claro es que para ayudarles a los jóvenes a desarrollarse es preciso brindarles estímulos positivos, como por ejemplo interactuar con ellos en buenos términos, darles amor, preocuparse de sus necesidades, hablarles personalmente y corregirlos cuando sea necesario.
Sí, estoy escribiendo un libro. Trata de un grupo de personas que han escapado de una terrible epidemia similar al SIDA. Pensaban que la única manera de poder salvarse era abandonando su actual entorno y construyendo en algún otro lugar un nuevo poblado donde establecerse. Debían adoptar algunas medidas que les permitieran mantenerse a salvo del resto del mundo, posiblemente lejos de los demás seres humanos. Al interior de ese nuevo país implantaron algunos reglamentos y normas que pensaron que les podrían ser de utilidad, incluida la decisión de construir un muro de acero más alto que la Gran Muralla china. Puesto que no sé cómo termina la historia, tampoco puedo decir qué será de ellos. Si esta estrategia les va a ayudar, si se salvarán o no.
Bueno, pienso que, en primer lugar, suponen que feminismo es equiparable al lesbianismo, lo cual no es cierto. El feminismo es una orientación ideológica y una perspectiva del mundo y la vida. Lo otro es una orientación sexual, pero ambas posturas no deberían estar en conflicto ya que pertenecen a distintas esferas de la vida humana. Una es un estado mental, y la otra una opción sexual. En un ensayo que escribí en la década de 1980, titulado African Women at century’s end (“La mujer africana al finalizar el siglo”), sostuve que todos deberían ser feministas, incluso los hombres. El feminismo no es un “ismo” que concierna exclusivamente a las mujeres, sino que además corresponde a una manera de percibir el mundo. El feminismo insiste en que en este mundo las jóvenes contemporáneas merecemos tener acceso a los mejores servicios disponibles que garanticen nuestro desarrollo, nuestra salud, nuestro bienestar y nuestro empleo, de manera que cuando lleguemos a la vejez recibamos los mismos cuidados que se les brindan a los hombres de edad avanzada.
Sobreviví como mujer en un entorno dominado por hombres, pues en mi pueblo se apoyaba a las mujeres. En muchos lugares del mundo existe la creencia de que las mujeres africanas son las más oprimidas, lo cual no es cierto: ¡No lo somos! Por lo menos no todas. Como mujer fante-akan crecí en una sociedad donde la discriminación contra las niñas no era tan marcada. Por eso logré llegar a convertirme en escritora y nadie me pudo decir que escribir era una ocupación masculina. Tuve que asistir a la universidad para que alguien me dijera que yo hablaba y hacía otras cosas como un hombre. Lo que lamento es que las niñas ghanesas no aprovechen la libertad que hemos heredado y que sean los hombres los que estén invadiendo este espacio para colonizarnos
Ama Ata Aidoo durante la celebración de "Africa Writes" (África Escribe), el festival anual de literatura de la Real Sociedad Africana. Londres, 2014, © Africa Writes
Bueno, mi padre era el jefe de la aldea y nunca había ido a la escuela, pero lo inspiró el Dr. Kwegyir Aggrey.1 Cuando yo era una niña, la escuela más cercana en nuestra región tradicional se encontraba en Ahenkuro, la sede del Jefe Supremo, en Abiadze Dominase. Nuestra aldea, que hoy en día es un pequeño pueblo, se encontraba completamente rodeada de agua. En la temporada de lluvias, a los habitantes, especialmente a los jóvenes, les resultaba imposible cruzar el río sin dificultades. De modo que mi padre literalmente organizó una campaña en favor de la construcción de una escuela tomando contacto con la oficina distrital de educación en Salt-
pond. Los funcionarios acudieron y pusieron en marcha la escuela del Ayuntamiento de Abiadze-Kyiakor. Recuerdo el día de su inauguración, cuando mi padre les dijo a todos los presentes que si le preguntaban por qué algunas niñas también asistían a la escuela, él citaría al Dr. Kwegyir Aggrey: “Si educas a un hombre, educas sólo a una persona, pero si educas a una mujer, educas a una nación”, expresando esto último en el idioma local, el fante. Cuando tenía seis años de edad, escuché a mi padre citar una reflexión del Dr. Aggrey sobre la importancia de la educación femenina.
Porque me di cuenta de que en mi condición de escritora y ministra no estaba logrando ningún progreso en la defensa de mis ideas sobre educación. Todos prestaban atención cuando mis colegas masculinos tomaban la palabra en las reuniones de gabinete. Pero a mí, por el hecho de ser mujer, cuando planteaba un tema de debate nadie me hacía caso. En consecuencia, me pareció que nadie estaba dispuesto a escuchar mis aportaciones.
Algunas de mis ideas fueron simplemente ridiculizadas y me sentí desalentada por el comportamiento de estas personas. Redacté una carta de renuncia y se la presenté. Como reacción a esta carta, dieron a conocer mi destitución del cargo por radio. No creo que a nadie le haya sorprendido. Ellos consideraban que yo era una persona demasiado complicada, que hablaba en exceso y hacía comentarios incómodos.
En este país, los niños y niñas prácticamente no reciben educación. Incluso en las así llamadas escuelas privadas, donde se pagan elevados derechos de matrícula, los niños aprenden contenidos que les son ajenos y, en definitiva, no reciben una buena educación. La relación entre maestros y alumnos no es cercana, lo cual perjudica la enseñanza y el aprendizaje.
La religión y las prácticas religiosas obstaculizan en gran medida la educación. En las escuelas subvencionadas por el Estado, tanto las remuneraciones como otras formas de apoyo dejan mucho que desear. El sistema de internado en las escuelas secundarias de segundo ciclo plantea graves problemas. En un país avanzado, ningún sistema educativo centra su educación secundaria en un sistema de internado. Éste fue traído de Inglaterra, los amos coloniales. En Inglaterra, todos esos internados públicos se encuentran actualmente en manos privadas. Las escuelas públicas tienen régimen diurno. ¿Cómo es posible mantener a todos los adolescentes de un país viviendo en internados? A menos que adoptemos alguna medida al respecto, no será posible observar progresos significativos en el sistema educativo del país.
La exclusión de la mujer no es algo que hayamos heredado en Ghana. Por lo menos en la mayor parte de Ghana, e incluso en las regiones tribales “patrilineales”, las niñas reciben el mismo trato que los niños. De manera que esta situación en que las mujeres no pueden hacer esto o aquello es de alguna manera bastante nueva. No me crié en un hogar donde se me obligara a aprender a cocinar. Probablemente mi familia era demasiado singular. Nunca nadie me dijo que no hiciera algo determinado porque era una niña.
Debemos educar a las niñas. Es preciso implantar en la sociedad una educación en la que no se las menosprecie. Debemos abrir nuestra mente, dialogar y escribir, interrumpir estas tendencias negativas y someterlas a análisis y discusión, y contemplar su abolición, e incluso su prohibición. A mi modo de ver, lo que se necesita es un cambio de actitud de la sociedad.
¡Concuerdo con usted! En nuestro contexto, la educación de adultos es un complemento muy necesario para la educación. La educación de adultos como institución debe ser revitalizada y reorganizada, logrando que la opinión pública vuelva a adquirir conciencia de su importancia. En una sociedad como la nuestra, donde tantos adultos literalmente no han recibido ningún tipo de educación formal, la educación de adultos debería ser lo suficientemente dinámica para llenar algunos de estos vacíos. El hecho de que la educación de adultos parezca haberse deteriorado de manera tan drástica es también un síntoma de lo que nos ha ocurrido como pueblo y como país, tanto en lo referente a la educación propiamente tal como a la aplicación general de los conocimientos.
Ama Ata Aidoo es la protagonista de un documental titulado "El arte de Ama Ata Aidoo",
realizado en 2014 por Yaba Badoe, © Fadoa Films
Creo que ha sido extraordinario, pero que ahora se está transformando en la causa del problema. Nuestros gobiernos nunca han sabido aplicar herramientas que fueran de utilidad en nuestro propio idioma, por lo que, en ese sentido, el uso de un idioma europeo como principal vehículo de instrucción ha tenido un efecto negativo en nuestra cultura. Con respecto a las ventajas, el inglés es el idioma de Estados Unidos, Canadá y otros países. Puesto que se trata de que una lengua predominante, el que hayamos sido educados en inglés supone una ventaja, pues significa que el ghanés promedio es capaz de desenvolverse al interior del país o en el extranjero si cuenta con un mínimo nivel de educación.
Desgraciadamente, también significa que como nuestro propio idioma no se ha transformado en el principal vehículo de instrucción y en fuente de sabiduría, pareciera que hubiésemos perdido nuestro patrimonio cultural y que continuáramos perdiéndolo. Hablar inglés nos permite el acceso a un vasto mundo y a los conocimientos, lo cual parece positivo. El único inconveniente es que nos ha privado de algunas tradiciones que podrían haber sido beneficiosas para nuestra educación con raíces ghanesas.
Nota
1 / El Dr. J.E. Kwegyir Aggrey (1875-1927) es una de las personalidades destacadas en la historia de la educación en África.