Carmen Campero Cuenca
Universidad Pedagógica Nacional
México
Resumen – La educación de personas jóvenes y adultas (EPJA) es un campo amplio y complejo que se entrecruza con múltiples realidades sociales y educativas. En este artículo se señalan los roles fundamentales que la EPJA puede cumplir en Latinoamérica en beneficio de las personas, sus familias y sus comunidades. También se exponen algunas de las razones que explican el limitado impacto que la EPJA tiene actualmente en la región.
La educación de personas jóvenes y adultas (EPJA) es un derecho humano y es la puerta al ejercicio de otros derechos. Las respuestas a problemas cruciales del mundo actual, que se expresan de manera global e interconectada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), están completamente ligadas a la educación y al aprendizaje permanente de calidad de toda la población. La EPJA es la clave para garantizar el desarrollo individual, comunitario y la construcción de sociedades más justas (GIPE 2018).
La EPJA cumple un papel relevante en diversos aspectos de la vida individual y comunitaria, tales como: salud y bienestar; empleo y mercado de trabajo (incluidos los medios de vida sostenibles); justicia y democracia; asuntos sociales, ciudadanos y comunitarios; arte y cultura; nuevas tecnologías y redes sociales.
Pese a su importancia y potencial, la EPJA ocupa un lugar secundario en las agendas con relación a la educación que se dirige a la niñez y a la juventud, condición que se puede apreciar en diferentes niveles y situaciones. Por ejemplo, la EPJA no es mencionada de manera explícita el ODS 4 y sus indicadores globales. Los organismos financiadores tampoco tienen en cuenta el importante papel que cumple la EPJA. Esta falta de prioridad se refleja en la mayoría de los presupuestos nacionales, en los que la EPJA tiene escasas asignaciones de fondos. La limitada o nula profesionalización de los educadores y educadoras, al igual que los enfoques compensatorios que prevalecen en muchos programas, con poca relevancia para los grupos a los que se dirigen, son dos expresiones más de la insuficiente importancia que se otorga a este campo educativo (Campero 2017). Todo lo anterior contrasta abiertamente con la demanda potencial y debilita el impacto que eventualmente podría producirse.
Los educadores y educadoras de personas jóvenes y adultas advertimos ciertos cambios en las personas que participan en los procesos socioeducativos, que ocurren en su vida cotidiana o a mediano o largo plazo. Dichos cambios pueden producirse en sus familias y/o entornos. En proyectos más amplios, se pueden valorar en los diferentes niveles de intervención territorial, sea nacional, regional o local. Es así como podemos afirmar que la educación de adultos produce un impacto1 múltiple que se puede apreciar y es importante mostrar, reconociendo que es resultado de relaciones causales complejas. Algunos impactos pueden ser anticipados, y otros son inesperados (Gómez y Sainz 2008 y Bhola 2000).
Es frecuente que a las experiencias que tienen impactos se les nombren buenas prácticas, prácticas relevantes o exitosas. En la mayoría de los casos2 que analizaremos, la sociedad civil ha jugado un papel central, al igual que organizaciones e instituciones locales de diversa índole. En conjunto, dan cuenta de la importancia y potencial de la EPJA:
La amplia gama de proyectos y programas que se mencionaron en el apartado anterior dan cuenta de lo vasto de este campo educativo; al analizarlos, podemos identificar rasgos comunes a varios, otros presentes en menor número de programas, y unos más específicos.
Entre los rasgos que se identificaron se encuentran:
Estos rasgos de proyectos y programas respaldan propuestas de políticas que han sido expresadas con mucha fuerza en los últimos cinco años por la sociedad civil latinoamericana, de cara a la definición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a la Reunión de Seguimiento de Medio Término de la CONFINTEA VI, en las que se consideran las precarias condiciones que prevalecen en la EPJA, las cuales se expusieron anteriormente.
También existen coincidencias con las políticas internacionales de la EPJA, como son la CONFINTEA V, la CONFINTEA VI y la Recomendación del Aprendizaje y la Educación de Adultos, cuyos planteamientos aún distan de ser concretados en la mayoría de los países.
En síntesis, se plantea promover y consolidar políticas integrales, incluyentes e integradas —intersectoriales e interdisciplinares— desde un enfoque de derechos humanos en el que la educación sea holística e integral. Estamos hablando de políticas que se concreten en programas y proyectos específicos con suficiente presupuesto; que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres, incluyendo acciones afirmativas para los grupos más desfavorecidos; que estén centradas en los contextos, intereses y necesidades de la población a la que se dirigen y en las que se promueva la participación de todos los sectores de la sociedad involucrados; que surjan de decisiones participativas en las que el Estado cumpla su papel como garante.
Una política adicional y fundamental para avanzar es que los gobiernos dediquen el 6 % del PIB al sector educativo y que paulatinamente vaya en aumento la inversión en campos desfavorecidos históricamente como la EPJA. Además, se requiere que la definición de las políticas sea no solo desde la educación sino en articulación con políticas económicas y sociales para mitigar las desigualdades existentes y la pobreza, que ha ido en aumento (Declaración de la Sociedad Civil 2013; ICAE 2015; Carta de Brasilia 2016; UNESCO 2009, 2015 y 2017; CLADE 2017; FISC 2017).
Las prácticas de la EPJA en Latinoamérica que se describen en este artículo contribuyen al desarrollo. Han producido un cambio en la vida de las personas y sus familias, en sus entornos y en distintos niveles territoriales. Sin embargo, la situación marginal que ocupa la EPJA en comparación con la educación de la niñez y la juventud es un factor estructural que impide ampliar sus impactos, al generar condiciones precarias para su desarrollo, dando lugar a un nudo crítico.
Por otra parte, vivimos en un mundo en el que, por lo general, solo cuenta lo que se puede medir. Si bien los impactos de la EPJA se pueden identificar, valorar, apreciar y mostrar, muchos de ellos difícilmente pueden ser medidos en el sentido estricto del término. La realidad es compleja.
De ahí la importancia —para las personas que promovemos y estamos comprometidas con el derecho a la educación de las personas jóvenes y adultas y con la construcción de un mundo más justo— de sistematizar nuestras experiencias, destacando quiénes son las y los participantes, los factores que intervienen en los procesos, los resultados e impactos, así como los problemas enfrentados en el camino, todo ello con la finalidad de valorar nuestra labor, socializarla y reivindicar otras lógicas de reflexión y acción. Mediante las sistematizaciones se genera información que visibiliza y posiciona tanto a la EPJA como a las personas jóvenes y adultas que participan.
1 / Entendemos por impacto las modificaciones de la realidad que se producen por un conjunto de relaciones causales; en este caso, la EPJA es una de éstas.
2 / Estas experiencias fueron aportadas, por integrantes y amigos/as del Consejo Internacional de Educación de Adultos (ICAE por sus siglas en inglés) de América Latina, para ser incluidas en trabajos presentados en diversos foros internacionales, realizados el año 2017.
Schmelkes, S. (Coord.): Antología Lecturas para la Educación de Adultos. Conceptos, políticas, Planeación y evaluación en educación de adultos, Aportes para el Fin de Siglo, Tomo II, 554- 555. México: INEA – Noriega Editores.
Campero, C. (2017): Reflexiones y aportaciones para avanzar en el derecho de las personas jóvenes y adultas a una educación a lo largo de la vida. Revista Educación de adultos y procesos formativos, 4, 127-140. Chile: Universidad de Playa Ancha. https://bit.ly/2LYrsOx
Carta de Brasilia (2016): Seminario Internacional de Educación a lo largo de la Vida y Balance Intermedio de la VI CONFINTEA en Brasil. https://bit.ly/2BpP7Ds
CLADE (2017): Llamado a la Acción por el Derecho a la Educación de las Personas Jóvenes y Adultas: Hacia la Revisión de Medio Término de CONFINTEA VI, Lima, Perú, 17 de agosto del 2017. https://bit.ly/2KoDvQu
Declaración Conjunta de la Sociedad Civil sobre el Derecho Humano a la Educación en la Agenda de Desarrollo Post 15. El derecho humano a la educación en la agenda de desarrollo post-2015. Septiembre del 2013. https://bit.ly/2n70zKn
Gómez, M. y Sainz, H. (2008): El ciclo del proyecto de cooperación al desarrollo (7ª Ed.), 98-99. Madrid: CIDEAL.
Grupo de Incidencia en Políticas Educativas con Personas Jóvenes y Adultas (GIPE) (2018): La sociedad civil por la promoción y defensa del derecho a la educación con las personas jóvenes y adultas. Propuesta de agenda a las coaliciones políticas y candidatos. México: GIPE.
ICAE (Consejo Internacional de Educación de Adultos) (2015): Declaración de la IX Asamblea Mundial del ICAE. Montreal, 14 de junio de 2015.
ICAE (2017): Educación 2030: Del Compromiso a la Acción. Declaración del Foro de la Sociedad Civil para la Revisión de Medio Término de CONFINTEA 6, 24 de octubre 2017, Ciudad de Suwon. https://bit.ly/2O91Mwe
UNESCO (2009): Aprovechar el poder y el potencial del aprendizaje y la educación de adultos para un futuro viable. Marco de Acción de Belém. VI Conferencia Internacional de Educación de Adultos. Belem, Brasil.
UNESCO (2015): Recomendación sobre el aprendizaje y la educación de adultos. Paris, 18 de noviembre, 24-36.
UNESCO (2017): El poder del aprendizaje y la educación de adultos: una visión hacia el 2030. Declaración de Suwon-Osan sobre la Revisión de Medio Término de la CONFINTEA VI. Suwon-Osan.
Sobre la autora
Carmen Campero Cuenca es una antropóloga social y maestra de educación de adultos mexicana que ha dedicado más de 45 años a la educación de personas jóvenes y adultas, 36 de ellos en la Universidad Pedagógica Nacional. Es coautora y profesora de programas de formación que aplican diversos enfoques, y ha publicado numerosos trabajos.
Contacto
ccampero2@gmail.com