En este estudio los autores presentan un caso en el que una organización cooperativa de Suazilandia (la Asociación Zenzele) que consta de varios grupos de mujeres, como también de mujeres individuales, reciben préstamos para poner en marcha diferentes actividades de generación de ingresos. Se identifica los problemas que plantea el pago de los créditos, y se sugiere soluciones. En colaboración con el Ministerio de Agricultura y Cooperativas (Departamento de Economía del Hogar) los autores diseñaron un sistema de apoyo a las mujeres mediante el aval simple de créditos para los proyectos de Zenzele. El sistema diseñado no sólo proporciona oportunidades para asegurar los créditos sino que además incorpora vías para la recuperación de los préstamos (sistema de pagos) y para el seguimiento de cómo se utiliza los créditos. Se presenta una breve introducción sobre las actividades de generación de ingresos, a la vez que se hace también una reseña bibliográfica sobre los sistemas de crédito para mujeres. Peles Biswalo es profesor del Departamento de Educación de Adultos de la Universidad de Suazilandia y dicta la cátedra Diseño en Educación y Comunicación. La señora Zodwa Baartjes es una alta funcionaria del área de Desarrollo Comunitario en el Ministerio de Agricultura y Cooperativas – Sección Economía Doméstica; actualmente está siguiendo una carrera a distancia de bachiller en educación de adultos, ofrecido por la Universidad de Suazilandia.
La participación en actividades de generación de ingresos es de vital interés para las mujeres a lo largo y ancho del mundo en vías de desarrollo. Las mujeres participan en aquellas actividades que ellas sienten les van a proporcionar un incremento de ingresos que podrán utilizar para complementar lo que aportan sus esposos o está disponible a través de ellos. Sin embargo, hay casos en que son las mujeres las que ganan el pan de la familia.
En Suazilandia, por ejemplo, las actividades de generación de ingresos son realizadas en la mayor parte de los casos por mujeres. Éste fue el caso que se dio cuando estudiantes de la universidad de Suazilandia, que estaban cursando el programa de educación de adultos y eran supervisados/as mientras realizaban sus prácticas, tuvieron que dirigir un programa de capacitación para comunidades que ellos/as mismos escogían. La mayor parte de los grupos a los que se llegó resultaron ser grupos de mujeres. Eran muy pocos los varones involucrados. De hecho, la experiencia ha demostrado que la participación de las mujeres rurales en actividades de generación de ingresos es un fenómeno común del Tercer Mundo. A lo largo de Asia, África y América Latina son las mujeres de las áreas rurales las que se dedican al comercio y a los pequeños negocios.
También son las mujeres las que contribuyen en gran medida a las economías de muchos países en vías de desarrollo con la producción de alimentos y cultivos agrícolas. En Tanzania, por ejemplo, las mujeres son la columna vertebral de las comunidades rurales. Ellas trabajan los campos y mantienen el hogar, recibiendo por ello escasas recompensas. Las mujeres, que constituyen más de la mitad de una población nacional que suma más de 30 millones de personas, se encuentran con que la primera dificultad a la hora de instalar un negocio es el acceso al crédito. Conseguir un préstamo de un banco comercial es una pesadilla de formularios llenos de preguntas indiscretas.
Un esquema establecido recientemente en algunas partes de Tanzania, y que ya existe en otros muchos lugares, es intentar ayudarles a invertir algo del poco dinero que tienen ahorrado en proyectos de generación de ingresos. La idea es sencilla: apoyar planes de crédito para mujeres que son miembros de cooperativas. La organización no tiene fines de lucro y se la conoce como la Alianza Cooperativa Internacional (International Co-operative Alliance – ICA). A las mujeres que se adhieren a este plan se les otorga préstamos para que pongan en marcha sus proyectos.
Las mujeres necesitan préstamos para estar en condiciones de conducir y/o participar en actividades de generación de ingresos. Por ejemplo, las necesidades crediticias de las mujeres fueron registradas hace ya tiempo por Huston en sus entrevistas con mujeres de seis países (1979) y por la Agencia Internacional de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), mediante su Oficina Regional de Servicios para el Desarrollo Económico de África Occidental, en entrevistas con mujeres de Alto Volta (USAID, 1978). Éste sigue siendo todavía el caso.
El presente artículo analiza por qué las mujeres participan en actividades de generación de ingresos, así como la necesidad que tienen de acceder a créditos y, finalmente, presenta —haciendo referencia a un caso concreto de Suazilandia— el diseño de un sistema de acceso a préstamos, de pago de los mismos y de seguimiento del uso que se da a los préstamos.
Una actividad encaminada a la generación de ingresos puede ser vista como c ierta forma de «empleo», en la medida en que los/as participantes se encuentran involucrados/as en actividades que tienen el objetivo de incrementar sus ingresos. Una actividad generadora de ingresos incluye algún tipo de proyecto de autoayuda en el que los/as participantes reciben los beneficios procedentes de la venta de artículos a cambio de dinero, o del trabajo a cambio de un salario, o del incremento de los mismos productos. Los tipos de proyectos que se lleva a cabo en diferentes países pueden variar según sea la situación propia de cada lugar. Por ejemplo, un proyecto puede incluir la plantación de árboles para incrementar el combustible o para complementar el forraje, o para conservar los suelos al mismo tiempo que se mejora la producción en los jardines y en las chacras. En Suazilandia un gran número de grupos de mujeres está comprometido en actividades como la costura, la jardinería, la fabricación de velas, el lustrado de pisos, la limpieza de ropa, la fabricación de suavizantes para la ropa, o la producción de vaselina y vicks, para mencionar sólo algunas. Otros productos y/o actividades considerados como trabajo de «varones» incluyen la fabricación de ladrillos (bloques), de reservorios de agua (pequeñas represas) y de enormes vasijas para recoger agua.
Mientras el principal empeño en estos esfuerzos es la generación de mayores ingresos, un importante aspecto concomitante es el del control de beneficios. Esto ha ocurrido por ejemplo en un proyecto de cría de pollos, en el que siendo las mujeres las que realizan la mayor parte de las tareas (como acarrear agua a grandes distancias) son los varones los que sacan el mayor provecho de la cooperativa, ya que las mujeres no tienen nada que decir a la hora de escoger o dirigir el proyecto, o de utilizar las ganancias. Es con frecue ncia el caso cuando una mujer aporta ingresos a la economía doméstica pero es el marido quien decide cómo gastar el dinero, a veces sin incluir en ello un beneficio para la familia o para la mujer. Se puede aliviar este tipo de problemas allí donde las opciones del proyecto establecen el derecho de los/as participantes (en este caso las mujeres) a recibir y seleccionar bienes comunitarios o privados en lugar de dinero, si es que se les niega el control del dinero.
Las mujeres, estén o no involucradas en actividades generadoras de ingresos, necesitan créditos por las mismas razones que los varones. Uno de los motivos principales es el incremento de los ingresos familiares mediante la expansión de la producción y de la inversión, así como el mejoramiento del bienestar familiar en términos de un mayor consumo. Las mujeres han estado, y siguen estando, seriamente involucradas en la producción rural. Necesitan créditos para aumentar su productividad y sus ingresos, de la misma manera que los modelos de desarrollo rural requieren incrementar la productividad de las mujeres.
Se sabe perfectamente que las mujeres participan en los mercados informales de crédito en la mayoría de los países del Tercer Mundo. Algunas han tomado créditos formales. En todo caso no son muchas las mujeres que sacan préstamos o invierten en modernos sistemas bancarios. Son dos los factores principales que restringen el acceso de las mujeres, más que el de los varones, al crédito formal. Suele ser el caso en la mayor parte de los países del Tercer Mundo. Una gran barrera para las mujeres es la garantía hipotecaria, cuando ésta e s requerida. Tal garantía suele consistir en casas, terrenos y otras propiedades. Pero suele ocurrir que los bienes mencionados (en particular la tierra) están a nombre del varón que es la cabeza de la familia. Las mujeres requieren de la autorización del varón (es decir su firma) para poder recibir un préstamo. Un segundo obstáculo importante es que muchas de las instituciones crediticias no tienen programas que contemplen los tipos de trabajo que realizan las mujeres. Y éstos incluyen las actividades generadoras de ingresos.
Los problemas mencionados, además de muchos otros que limitan la capacidad de endeudamiento de las mujeres, han llevado a éstas a encontrar otros medios de prestarse dinero. Entre ellos están los sistemas autóctonos de crédito donde las mujeres obtienen préstamos informales de parientes, prestamistas y usureros, comerciantes mayoristas e intermediarios, y asociaciones autónomas de préstamos rotativos (ICRW, 1979). La asociación autónoma de préstamos rotativos es una de las más interesantes. En este caso se trata de un grupo de personas que se ponen de acuerdo en hacer aportes periódicos a un fondo común, de manera que los recursos así obtenidos, de forma rotativa, pasan a ser propiedad de cada uno/a de los/as contribuyentes (Lewis, 1976).
Un ejemplo práctico es aquél en que un grupo, que podría estar organizado bajo la conducción de una mujer que goza de prestigio, forma este tipo de asociación. Las mujeres miembros depositan pequeñas sumas, ya sea semanal o quincenalmente. Esto es importante para las mujeres en la medida en que, para poder hacer contribuciones frecuentes a la asociación, no gastan el dinero en otras cosas. Por turno, cada una de las personas asociadas puede disponer de toda la suma de dinero que el grupo ha recogido. En caso de emergencia, o de una necesidad especial, una de las mujeres miembros puede acceder al dinero antes de que haya llegado su turno. El grupo está abierto a todas las mujeres excepto a aquellas que tienen malos antecedentes crediticios. Cada una de las mujeres asociadas tiene a otra persona que actúa como garante; si la primera no está en condiciones de pagar, es la segunda la que asume esta obligación. Sin embargo, hay casos en que sistemas de crédito como este no funcionan, ya sea porque algunas de las mujeres asociadas no están en condiciones de hacer los aportes requeridos o porque cuando le toca a una recibir el dinero no hay nada para darle.
En Tanzania hay una organización sin fines de lucro, conocida como la Alianza Cooperativa Internacional (International Co-operative Alliance – ICA) que apoya a las mujeres para que accedan a créditos. La ICA se fundó en 1895 con el fin de unificar, representar y prestar servicios a las cooperativas de todo el mundo. El trabajo regional de la ICA incluye investigación y planificación, y las oficinas regionales y oficinas de proyectos actúan como consultoras para el desarrollo cooperativo en las diferentes regiones. En la región del Kilimanjaro, al norte de Tanzania, la ICA les está ayudando a cerca de 30.000 mujeres a que constituyan asociaciones de ahorro y crédito con el fin de reunir pequeños capitales para sus negocios. La ICA ofrece capacitación para mujeres en contabilidad y en gestión de ahorro y crédito dentro del marco del desarrollo cooperativo, que es el área prioritaria de la ICA.
En Suazilandia hay algunas organizaciones que ofrecen préstamos para mujeres. Un ejemplo es IMBITA. Esta organización es un consorcio financiero de mujeres. Es una organización con membresía que proporciona servicios prácticos para res ponder a las necesidades de las mujeres en términos de asistencia técnica y financiera. Esta organización está abierta a todas las mujeres que viven en Suazilandia. Cualquier mujer que se adhiera pasa a ser miembro de la asociación y paga una cuota de afiliación. Las socias depositan una determinada suma en una cuenta de ahorros y pueden (después de algún tiempo) sacar una parte de sus ahorros. Las mujeres asociadas pueden solicitar préstamos de la organización, pero tiene que haber estado ahorrando por un período de por lo menos tres (3) meses antes de que se la pueda seleccionar para la asignación de un préstamo. En este caso los ahorros deben equivaler por lo menos al 20 % del monto del préstamo. Entonces se elabora un detallado plan de pagos. A petición de una de las mujeres miembros de la organización se puede organizar a las mujeres que necesiten capacitación en gestión comercial de empresas.
Si bien en todo el mundo hay restricciones para que las mujeres accedan a préstamos, se dan casos en que algunos grupos disfrutan de un acceso a créditos con menos problemas. A continuación se enumera ejemplos de los rasgos característicos de los servicios financieros que pretenden responder a las necesidades de las mujeres:
En esta sección presentamos un caso en que se conformó una asociación con el fin de apoyar a mujeres en la obtención de préstamos para sus actividades. En la gestión del sistema se pudo identificar algunas dificultades, por lo que se buscó las correspondientes soluciones, que ahora son presentadas aquí.
La Asociación Shiselweni Zenzele está constituida por varias asociaciones Zenzele de diferentes áreas de la región. Shiselweni es una de las regiones de Suazilandia. Es en ella donde está ubicada la Asociación Zenzele. Zenzele significa «hazlo tú misma». El noventa por ciento de los grupos que conforman la asociación pertenecen a áreas rurales, mientras el diez por ciento pertenecen a áreas periurbanas.
La región cubre un área de aproximadamente 5.000 kilómetros cuadrados y está dividida en seis grandes asentamientos poblacionales, a saber: Lavumisa, Hluthi, Gege, Nhlangano, Maloma y Hlathikhulu. Las condiciones climáticas se caracterizan principalmente por las precipitaciones pluviales regulares en algunas áreas, mientras en otras las lluvias son escasas y las temperaturas elevadas.
La mayor parte de las carreteras ni tienen asfalto ni están bien mantenidas, con excepción de la carretera principal que va de Manzini (la segunda ciudad más grande de Suazilandia) a Mahamba, vía que es considerada la principal línea interna que lleva a Sudáfrica a través de Piet Relief. Esto dificulta en gran manera la vida de la comunidad a la hora de trasladarse de una ciudad a otra, especialmente en días de lluvia. La mayor parte de los miembros de la comunidad se dedican a la agricultura de subsistencia, salvo quienes residen en áreas como Maloma, Hluthi y Lavumisa, que producen algodón como cultivo comercial, dado que en tales áreas no se da el maíz a causa de las elevadas temperaturas y la escasez de lluvia.
Hay dos ríos principales que cruzan la región desde Sudáfrica hasta Maputo, Mozambique. Son los ríos Mkhondvo y Ngwavuma. Algunos de los ríos pequeños no ti enen agua durante la estación invernal. La mayor parte de las áreas cuentan con represas que les proporcionan agua.
La mayoría de la gente cultiva maíz, legumbres, frutas y verduras que en ocasiones llegan a vender, pero la mayor parte de los alimentos producidos es utilizada para el consumo de las familias. En las áreas que están situadas en el Lowveld, como Hluthi, Maloma y Lavomisa, las comunidades producen algodón y crían vacas y cabras, productos que en su mayoría son vendidos para con ese dinero comprar alimentos, ya que en tales condiciones climáticas no conviene producir maíz, legumbres, frutas o verduras.
La mayor parte del trabajo agrícola es realizado por mujeres y niños/as, ya que más del ochenta por ciento de los varones han emigrado para trabajar en las minas de Johannesburgo, otros en las plantas industriales de Suazilandia, como la Big Bend Sugar Company o la Shiselweni Forestry Company, y en los enclaves industriales de Matsapha. Es por estos problemas que más de la mitad de los varones rara vez llegan a sus casas y no sostienen a sus familias de manera regular. La mayoría de las mujeres consiguen dinero en forma de regalos de sus maridos, que no consideran una obligación el mantener a sus familias. El resultado es que algunos niños/as tienen que trabajar en los campos de algodón mientras las mujeres venden ropa y artesanías que compran en Sudáfrica.
Servicios básicos con los que se puede contar
En la región hay un hospital que está ubicado en Hlathikulu. Hay dos centros de salud, uno en Nhlangano, que es la ciudad más importante, y el otro en Matsanjeni, que se encuentra entre Lavumisa y Hluthi. Todas las demás ciudades cuentan con clínicas privadas. En las ciudades principales hay servicio de agua potable. Las ci udades tienen electricidad. Se cuenta con tiendas, escuelas e iglesias. La mayor parte de las ciudades dispone de con transporte público aunque no de manera regular, debido a que el lamentable estado de los caminos hace difícil que los transportistas puedan mantener en buen estado sus autobuses. En la región hay dos instituciones dedicadas a la capacitación: la Escuela Normal para Maestros de Ngwane y el Centro de Capacitación Agrícola de Nhlangano.
Servicios con los que no se puede contar
En la región no hay industrias, de manera que la tasa de desempleo es muy elevada. En la mayor parte de las áreas, la población no puede acceder a servicios de salud y tiene que caminar largas distancias para llegar a los centros de salud más cercanos. En algunas áreas el agua potable es muy escasa y la gente se ve obligada a utilizar burros para recoger agua de las represas, que se encuentran a distancias que no se puede recorrer a pie.
Estructura familiar
Más del ochenta por ciento de las familias tienen como cabeza a una mujer, ya que los varones han emigrado a ciudades industriales y algunos han muerto en las minas de Sudáfrica. Los pocos varones que se mantienen en sus hogares gastan la mayor parte de su tiempo en sheebens (cantinas), bebiendo la cerveza local.
Religión
La comunidad de Shiselweni es una comunidad cristiana, principalmente a causa de que la mayor parte de los misioneros se asentaron en la región. La mayoría de las escuelas son escuelas misionales. Hay una gran variedad de orientaciones religiosas tales como metodistas, católicos, evangelistas, sionistas y luteranos.
Nivel educativo
El ochenta por ciento de las mujeres miembros de las asociaciones Zenzele han asistido a la escuela a lo largo del nivel primario; dos por ciento tienen educación secundaria; tres por ciento tienen educación superior, y el resto son analfabetas.
Distribución de los ingresos familiares
La distribución de los ingresos familiares no es uniforme ya que la mayor parte de las comunidades gastan mucho dinero en alimentación y combustible y no pueden permitirse gastar en otros rubros como educación y vestimenta. Mediante la técnica de Evaluación Rural Participativa, algunas mujeres llegaron a los siguientes resultados en lo que se refiere a la distribución del ingreso:
Necesidades básicas | Porcentaje de ingresos invertidos |
Alimentación | 50% |
Combustible | 15% |
Transporte | 10% |
Insumos agrícolas | 10% |
Mejoras de la casa | 5% |
Educación | 3% |
Ropa | 3% |
Otros | 4% |
La mayor parte de las comunidades se encuentra comprometida en proyectos de generación de ingresos tales como artesanía, confección de uniformes escolares y producción de verduras, como también en la cría de gallinas y cerdos, la producción de fruta, la construcción de tanques de agua y la cría de abejas y venta de sus productos. Algunas mujeres trabajan en empresas urbanas y forestales y cobran salarios inferiores a E 500 por mes (6 E equivalen aproximadamente a 1 dólar). La mayoría de las mujeres se dedican a vender lo que hacen aprovechando su tiempo libre. Algunas mujeres que tienen acceso a cierto tipo de pasto se dedican a la producción artesanal, pero venden sus productos a precios muy bajos porque no tienen un mercado seguro para ellos y son los clientes los que fijan el precio.
Varios ministerios de gobierno, como los ministerios de Salud y Bienestar Social, de Agricultura, de Educación y de Thinkundla (gobiernos tradicionales), elaboran programas de desarrollo con el fin de mejorar la calidad de vida de las familias. También hay organizaciones no gubernamentales que proporcionan servicios especialmente en aquellas áreas que durante los últimos cinco años han est ado padeciendo sequía.
En la mayor parte de las áreas no hay servicios ni proyectos sociales y la mayoría de la gente frecuenta bares y sheebens como espacios de vida social. En las ciudades principales hay clubes de fútbol, pero mayoritariamente para varones. La mayoría de las mujeres están involucradas en actividades de tipo religioso, como pueden ser reuniones en las iglesias, conferencias y otras.
Las tasas de morbilidad son altas entre las mujeres embarazadas y lactantes, ya que en algunas áreas las mujeres, aun cuando tengan dinero, no pueden acceder a la alimentación necesaria. Los niños padecen enfermedades originadas por la desnutrición a causa del mismo problema que padecen las mujeres. Algunas comunidades padecen enfermedades diarreicas durante la estación lluviosa porque no utilizan letrinas para hacer sus necesidades. Enfermedades de la piel, como la sarna, afectan a los miembros de las comunidades debido a la escasez de agua. La tuberculosis es predominante en la mayoría de las áreas por el hecho de que la gente vive aglomerada en casas muy pequeñas y acaban contagiándose unas a otras.
La región está padeciendo una tasa de criminalidad muy elevada porque la mayor parte de los jóvenes se encuentran desempleados y sobreviven robando ganado y vehículos para venderlos en Sudáfrica.
El Proyecto de la Asociación Zenzele (Zenzele Association Project – ZAP) es un programa que opera dentro del Ministerio de Agricultura y Cooperativas (de Suazilandia) que otorga préstamos a los grupos Zenzele con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las familias. Tras una evaluación de necesidades se llegó a la conclusión de que el programa de créditos no estaba trabajando muy bien. Es necesario averiguar por qué las mujeres miembros de la asociación vienen fallando a la hora de pagar sus préstamos, y desarrollar en consecuencia una estrategia para cambiar su comportamiento en lo que se refiere al pago de los préstamos.
El Proyecto de la Asociación Zenzele es una organización no gubernamental que está afiliada al Ministerio de Agricultura y Cooperativas, Departamento de Economía del Hogar (Home Economics Section). El Departamento de Economía del Hogar tiene como objetivo el mejoramiento de la calidad de vida de las familias, lo que se lleva a cabo a través de las siguientes áreas programáticas principales:
El Departamento de Economía del Hogar pretende motivar a la población a través de una variedad de métodos de extensión que hacen énfasis en el valor de «Hazlo tú misma» o «Zenzele». Para alcanzar sus metas con mayor facilidad, el Departamento alienta a las mujeres a que conformen asociaciones Zenzele. El Departamento trabaja mayormente con las mujeres de las áreas rurales por cuanto la mayoría de las mismas no han asistido nunca a la escuela y en consecuencia se encuentran desempleadas. Se capacita a las asociaciones de mujeres para que evalúen sus necesidades y recursos con la idea de que después puedan tomar decisiones acerca de actividades y proyectos apropiados para ellas.
El número de grupos que han recibido préstamos ZAP se ha incrementado, pero la tasa de amortización de los préstamos ha disminuido a niveles alarmantes. Uno de los autores del presente artículo es uno de los capacitadores, a la vez que miembro del Consejo del ZAP, y el resto de los miembros de dicho Consejo le ha pedido que ayude a alentar a las mujeres a que paguen sus préstamos.
Culturalmente, en la mayor parte de los países africanos no está permitido que las mujeres soliciten préstamos sin el consentimiento del marido, por lo que los planes de crédito que ofrecen los bancos no sirven de ayuda a muchas mujeres, en especial a las de las áreas rurales.
En 1989, con el nombre de Proyecto de la Asociación Zenzele (ZAP), el Departamento de Economía del Hogar, con el apoyo del Fondo para el Desarrollo del Barclays Bank, puso en marcha un proyecto de préstamos rotativos para las asociaciones Zenzele, con un capital de E10,000.
El objetivo principal de la organización es poner recursos crediticios a disposición de las asociaciones Zenzele a través de un proceso que haga énfasis en una sólida capacitación comercial al mismo tiempo que en el acceso de las mujeres al crédito. Por consiguiente, la solicitud va acompañada de un estudio de factibilidad, en formato de un manual de capacitación, gracias al cual las mujeres están en condiciones de identificar sobre la marcha cuáles son los puntos débiles de su plan de negocios, así como de ir haciendo correcciones antes de acceder al crédito, prestando de esta manera un servicio educa tivo incluso en el caso de que no se conceda el crédito.
La gestión de la organización está en manos de un equipo de seis personas al que se denomina Consejo de Administración del ZAP. El Consejo está compuesto por dos miembros que son parte del equipo que trabaja en las oficinas del Ministerio, más un miembro por cada una de las regiones. Los miembros del Consejo actúan como personas de apoyo y también supervisan la administración general de la organización de acuerdo con las políticas y procedimientos que están establecidos en el manual administrativo del ZAP.
Más recientemente (en 1999), la organización sintió la necesidad de revisar sus fines y objetivos en forma de un examen. Se llevó a cabo una evaluación de necesidades, utilizando para ello cuestionarios. Éstos fueron distribuidos a los miembros del Consejo, al personal del departamento de Economía del Hogar que trabajan en la región de Shiselweni, y también a las mujeres que tienen responsabilidades ejecutivas en algunas de las asociaciones Zenzele en cada una de las cinco áreas de desarrollo rural.
Las necesidades identificadas fueron las siguientes:
El Consejo de Administración priorizó las necesidades organizacionales de la manera siguiente:
Después de analizar las necesidades, se llegó a un acuerdo respecto de los siguientes recursos requeridos:
Para resolver los problemas de desempeño se seleccionó las siguientes posibles soluciones para ayudar a cambiar el comportamiento de las mujeres respecto de la adquisición de préstamos y su pago oportuno.
La innovación fue presentada a más de cien mujeres Zenzele, a las que se invitó al Centro de Capacitación Agrícola de Nhlangano para una reunión de un día de duración. Se aconsejó a las mujeres que regresaran a sus RDA y eligieran comités de RDA a los que se invitaría al Centro de Capacitación Agrícola de Nhlangano para una semana de capacitación sobre el ejercicio de la seguridad y el seguimiento.
El seguimiento y la evaluación de los resultados será llevado a cabo por las mujeres miembros del Zenzele en el nivel de RDA, que hará el informe correspondiente al Comité Regional. El Comité Regional hará una retroalimentación por medio de los registros bancarios que presentará el miembro del Consejo, que a su vez obtiene información del tesorero de la organización nacional. Los resultados serán presentados en una asamblea general anual que será convocada 12 meses después de que las mujeres hayan empezado a poner en práctica las soluciones.
El proceso de evaluación tendrá lugar junto con el proceso de seguimiento, que será continuo. Esto permite que cada una pueda apreciar los méritos de la actividad, y mejorarla si fuera necesario. En esta actividad las participantes pondrán en práctica las actividades planificadas y medirán el impacto de cada actividad. Si el impacto es negativo, las participantes, miembros del Consejo y personal del departamento de Economía del Hogar, habrán de preparar otra estrategia y aplicarla con el fin de lograr los objetivos. Reuniones mensuales de todas las partes ayudarán al seguimiento y evaluación de la actividad.
El seguimiento y la evaluación deberán reflejar los logros obtenidos respecto de los siguientes objetivos programáticos:
La organización ZAP quiere
La evaluación sumarial ayudará a encarar los siguientes asuntos:
En este caso la evaluación sumarial se realizará al cabo de un año, ya que el programa supone unos préstamos de dinero que no pueden realizarse en un espacio de tiempo más corto.