En este artículo se describe la cooperación Sur-Sur en el Programa de Comunicaciones Populares para el Asia Sudoriental (South East Asia Popular Communications Program – SEAPCP). El objetivo de este programa es fortalecer las organizaciones de base de una serie de países de Asia Sudoriental en cuanto a sus aptitudes de organización comunitaria. Al compartir sus experiencias y al debatir sobre varios enfoques aplicados en su labor, las comunidades de varios países vecinos aprenden unas de otras y perfeccionan sus herramientas y enfoques. Aparte de desempeñar varias otras funciones, Tan Jo Hann está a cargo de la coordinación de la red SEAPCP. Se especializa en organización comunitaria y organización de campañas, promoción a nivel de comunidades de base, medios impresos creativos, periodismo en comunidades de base, gráficos visuales creativos y fotoperiodismo.
Hace casi dos décadas, un grupo de personas provenientes de varios países del Asia Sudoriental se reunieron para compartir una visión. Deseaban combinar sus experiencias, talentos y aptitudes como capacitadores y monitores de organizadores comunitarios, y compartir ese bagaje con las comunidades de base. En la actualidad el sueño ha dejado de ser un proyecto y ya constituye una realidad. A continuación se entrega una breve reseña de la labor del Programa de Comunicaciones Populares para el Asia Sudoriental (SEAPCP).
El objetivo principal del SEAPCP consiste en fortalecer y respaldar las organizaciones de base, a fin de desarrollar su perspectiva y sus aptitudes con respecto a la organización comunitaria (OC), incluidos el aprendizaje sobre medios creativos, el diseño de estrategias y tácticas, como también la configuración de sistemas. Otra área de interés tiene que ver con ayudar a los socios del SEAPCP a desarrollar su capacidad para generar un respaldo financiero que permita sufragar las iniciativas de los programas locales.
El grupo de socios del SEAPCP está formado por dirigentes y organizadores identificados en forma selectiva como personas clave dentro del sector de los pueblos aborígenes, de los pobres que habitan en zonas urbanas, de las mujeres dirigentes de comunidades de base, de los jóvenes, y de las ONG que prestan servicios de apoyo y trabajan con las comunidades de base en la región del Asia Sudoriental.
Establecer una red en toda la región del Asia Sudoriental no es tarea fácil, ya que supone congregar a personas de diferentes culturas, religiones y medios sociales. Así pues, se necesita contar con una fuerza unificadora muy poderosa, y en el caso del SEAPCP todos compartimos el mismo sueño y la misma visión de lo que queremos para nuestros respectivos países, esto es, que los miembros de las comunidades de base se organicen con miras a lograr una sociedad más justa y una mejor calidad de vida.
Por eso es que las características propias del SEAPCP se basan principalmente en una estrecha colaboración con los movimientos asociados a las bases, en lo referente a compartir e intercambiar conocimientos, ofrecer capacitación, publicar documentos, y otros aspectos de nuestra labor. Sin embargo, para construir un poderoso movimiento regional hay que comenzar por fortalecer a los componentes, es decir a sus miembros. Esto se explica porque, a nuestro juicio, el movimiento no es nada sin sus miembros, y durante los últimos 13 años el SEAPCP nunca ha dejado de consultar con aquellos para cerciorarse de que sus necesidades estén siendo satisfechas por la red. De lo contrario, el SEAPCP habrá perdido su razón de existir.
La clave para poner en marcha una red eficaz es contar con un grupo básico de personas activas y comprometidas con la aspiración de continuar la tarea de la red de atender a las necesidades de sus miembros, independientemente de su país. Los miembros del grupo deben ser competentes en diversas áreas de trabajo, y desde luego que en él deben estar representados equitativamente ambos géneros.
Aldeanos indonesios de distintas comunidades aprenden unos de otros Fuente: Jo Hann Tan
En el SEAPCP poseemos un comité de 7 personas que cumple las funciones de un equipo básico, compuesto por representantes de diversos países del Asia Sudoriental, cada uno con su propia especialidad, incluidas las aptitudes y las experiencias en cuestiones de género, pobreza urbana, derechos humanos y pueblos aborígenes, al igual que en administración y actividades económicas basadas en la comunidad.
Ahora bien, según nuestra experiencia en el SEAPCP, una de las piedras angulares, aparte del hecho de compartir la misma visión, es la amistad y la camaradería. En la red del SEAPCP nos prestamos asistencia mutua en toda la región cuando se trata de intercambiar aptitudes, compartir información e impartir capacitación. Aun así, ha habido ocasiones en que nos hemos brindado ayuda recíproca en lo relativo a cuestiones familiares o problemas personales, y también hemos compartido acontecimientos no vinculados al trabajo como el nacimiento de un nuevo bebé, cumpleaños, bodas, celebraciones e incluso funerales.
Me imagino que a lo largo de los años este interesante equilibrio entre trabajo y relaciones personales ha contribuido a desarrollar una sólida y profunda red de contactos entre los miembros de la «familia» del SEAPCP.
La labor en red del SEAPCP se centra en el uso de las comunicaciones populares para la organización comunitaria. La palabra «comunidad» adquiere un sentido más amplio, por cuanto se refiere a un grupo de personas que comparten la misma situación, el mismo estilo de vida o contexto cultural. En el sentido tradicional, el término se refiere, desde luego, a una comunidad geográfica física, por ejemplo una aldea, una determinada área o zona en el ámbito urbano o rural.
Los miembros de la red del SEAPCP trabajan codo con codo junto a diferentes comunidades como los pueblos aborígenes, los agricultores, los pescadores, los habitantes pobres de zonas urbanas, los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, la comunidad de portadores del VIH/SIDA, la comunidad estudiantil, etc.
Nos parece importante que los movimientos sociales trabajen en directo contacto con las comunidades de base, pues son ellas las que sufren en carne propia las consecuencias de cualquier dificultad o problema que aqueje a la sociedad. Son, asimismo, quienes menos opciones y oportunidades tienen en la vida, debido a su posición social y a su condición de marginados.
Así pues, nuestra intención era que el SEAPCP ofreciera estas oportunidades y recursos a las comunidades de base marginadas, de modo que pudieran superar su situación y llegar a empoderarse para provocar algún cambio en su vida.
No se trata de una nueva ciencia o metodología de aprendizaje. Se basa en experiencias sobre organización comunitaria adquiridas en Latinoamérica, África y Asia. El proceso demostró su máxima eficacia especialmente en las comunidades pobres, donde la tasa de alfabetismo suele ser muy baja. Tras años de experimentación, adaptación y reflexión, estos procesos creativos y participativos han llegado a transformarse en el idioma de los monitores que forman a los organizadores de comunidades de base.
La finalidad de los métodos de CP no consiste únicamente en agregar un toque de color a las sesiones, sino además en contribuir efectivamente al proceso de aprendizaje de las comunidades de base, el cual por lo general está orientado primordialmente a la acción, basándose en el ensayo y error y en experiencias de primera mano.
Todos son considerados especialistas, al menos en su propia área de trabajo y experiencia de vida. Los procesos de CP se emplean para extraer esa sabiduría de la gente, y ayudan a transmitirla junto con los participantes, con miras a formular una percepción de su propia situación. Solo entonces ellos podrán proceder a encontrar maneras de superar o resolver las situaciones que afrontan. Esta metodología creativa y participativa tiene en cuenta la cultura local, como también los recursos y materiales disponibles para cada situación
El sistema escolar convencional, que utiliza las teorías y los conceptos como puntos de partida, tiende a confundir los problemas en lugar de aclarárselos a los miembros de las comunidades de base. En él siempre interviene un maestro, y las demás personas son los alumnos. El maestro enseña y los alumnos escuchan y asimilan todos los conocimientos impartidos de manera mecánica. Hay pocas oportunidades para que los receptores formulen comentarios y opiniones y participen en el proceso y en el contenido de la interacción.
En casi todas las situaciones de organización, cuando la gente empieza a participar holísticamente en su lucha, realmente puede «mover montañas». Pero ello no ocurrirá si solo el «líder» o el «maestro» se encarga de toda la tarea de dirigir y planificar, y las personas se limitan a seguirlo. Eso no es organización comunitaria, sino meramente un juego de «Simón dice».
Cuando se trata de preparar y cultivar este espíritu comunitario de trabajo democrático en equipo y acción participativa, la metodología empleada en el proceso organizativo reviste especial importancia. La comunidad debe participar de manera significativa en los asuntos que le conciernen.
En su condición de tal, un monitor de OC debe estar adecuadamente dotado de estas «herramientas del oficio» de CP y dominar el idioma de las comunidades de base, a fin de lograr motivar a sus miembros para que participen significativamente en la organización de la colectividad. Su papel consiste en echar mano de las herramientas adecuadas para facilitar este proceso y así obtener respuestas de la gente, en orden a iniciar un debate participativo y fluido. Luego, de común acuerdo con la gente, se llegará a una percepción colectiva de estos problemas que conducirá a la formulación de planes de acción conjuntos para organizarse y abogar en favor de soluciones.
1. Fortalecer a las organizaciones basadas en la comunidad y a los organizadores locales
La principal desventaja de los actuales programas de desarrollo, tanto los emprendidos por organismos estatales como por ONG, es que tratan al grupo beneficiario como objeto y no como sujeto que puede cumplir los papeles más importantes. La comunidad suele ser marginada de los procesos de planificación, implementación y supervisión de los programas y sus actividades asociadas. La aplicación de un enfoque organizativo orientado a la comunidad contribuye efectivamente a la activa participación de la comunidad en los programas de desarrollo.
A menudo se da por supuesto que las personas con un nivel educativo limitado y falta de aptitudes carecen de la capacidad y del potencial para resolver sus problemas y gestionar sus propios programas o actividades a nivel comunitario. Como tales, los actores externos (ONG y especialistas extranjeros, consultores y otras entidades) suelen ser invitados a cumplir este papel en vez de los habitantes locales.
Hemos ayudado a los socios a desarrollar sus perspectivas, sus aptitudes y sus enfoques en la organización comunitaria, y paralelamente a fortalecer su base, sus estrategias y sus capacidades organizativas, de manera que puedan llevar a cabo actividades de ese tipo en sus respectivas comunidades de base.
2. Ayudar a los socios a desarrollar la gestión de recursos basada en la comunidad
La región de Asia Sudoriental cuenta, en efecto, con una enorme variedad de métodos tradicionales para la gestión y conservación de recursos naturales. Sin embargo, en la era de la modernización y la globalización estos modos de vida han ido quedando paulatinamente en el olvido.
Por lo general, las actuales tendencias de desarrollo se concentran en el crecimiento económico de un país o zona, al tiempo que se explotan los recursos naturales de otra región. Con frecuencia, al aplicarse esta práctica los habitantes locales son despojados de su derecho a aprovechar los recursos de su hábitat y acaban siendo víctimas de esas tendencias de desarrollo en lugar de convertirse en custodios locales que exploran y gestionan sus propios recursos. Como consecuencia de lo anterior, la población local sufre daños y cambios ecológicos en su ecosistema, atribuibles a la sobreexplotación de sus recursos naturales.
Así pues, se requiere con urgencia crear las condiciones que permitan a las comunidades desarrollar técnicas para la gestión de recursos naturales basadas en la comunidad, evitándose así una mayor destrucción ambiental. Ello se puede lograr capacitando y preparando a dirigentes, organizadores y miembros de la comunidad local para que lleven a cabo su propio levantamiento cartográfico de zonas terrestres y marítimas, utilizando aptitudes básicas de participación (estableciendo las fronteras de su hábitat para proteger la tierra de sus ancestros, y efectuando un inventario de recursos).
También nos hemos concentrado en la revitalización y la exploración de los conocimientos, la sabiduría y las prácticas de conservación tradicionales a nivel local para proteger los recursos de la región.
3. Desarrollar medios de subsistencia sostenibles a nivel comunitario
Hasta cierto punto, los programas de desarrollo han marginado a los habitantes de las comunidades de base, y los han vuelto dependientes con respecto a las instituciones y los recursos externos, lo que ha llevado a cuestionar la sostenibilidad de estos esfuerzos. Pero al mismo tiempo, es preciso ocuparse de las apremiantes necesidades de los pobres. Por tanto, como medida a largo plazo y para ayudar a las comunidades pobres a satisfacer sus necesidades básicas y a alcanzar la sostenibilidad, es importante dotarlas de aptitudes de subsistencia viables y perdurables.
Hemos capacitado a socios de distintos países para que exploren, inventaríen, conserven y promuevan las terapias tradicionales y las basadas en hierbas medicinales para tratar las enfermedades locales y conservar la salud. Asimismo, se les ha ayudado a crear instituciones financieras basadas en la comunidad, por ejemplo cooperativas y asociaciones de crédito, como fuentes para micropréstamos y para el desarrollo de programas de vivienda a nivel comunitario.
4. Empoderamiento de mujeres como dirigentes, organizadoras y miembros de la comunidad
La condición y el papel de la mujer se definen y se configuran sobre la base de la diferenciación entre géneros que se les impone a los hombres y mujeres de una sociedad. Por lo general, las mujeres son dejadas de lado en el proceso de toma de decisiones en casi todos los niveles. Sus inquietudes no son resueltas de manera apropiada, porque los patrones de desarrollo tienen un sesgo de género.
Si bien las mujeres cumplen un importante papel en los ámbitos reproductivo y productivo, esa función ha sido subestimada y casi olvidada al momento de adoptarse importantes decisiones en la familia, la comunidad y la sociedad en general. Su variada experiencia como educadoras, administradoras y líderes en su familia y en su comunidad no ha sido analizada ni aprovechada como recurso potencial para forjar una sociedad mejor. Por consiguiente, en todas las iniciativas de desarrollo será necesario dar prioridad al proceso de empoderamiento de la mujer.
Organizadores comunitarios de 10 países asiáticos participando en un taller regional para el intercambio de aptitudes
Fuente: Jo Hann Tan
Para tal fin nos hemos concentrado en la tarea de generar confianza e inculcar aptitudes de liderazgo en las mujeres que cumplen el papel de dirigentes, organizadoras y miembros. Entre las iniciativas se incluyen programas que las capacitan para desenvolverse en actividades económicas y de subsistencia, gracias a las cuales adquieren independencia económica. También dedicamos nuestra atención a la capacitación y preparación de las mujeres para que mejoren sus aptitudes como organizadoras comunitarias y asuman papeles de liderazgo y de toma de decisiones en sus comunidades.
5. Promoción y trabajo en red
Los habitantes de las comunidades de base suelen ser marginados de los procesos de promoción y trabajo en red, estigmatizados por el tópico de que cuentan con un nivel limitado de educación, conocimientos y aptitudes. Pero ocurre que los esfuerzos de promoción tienen que basarse en las necesidades y las opiniones de la gente, de modo que las causas por las que se abogue reflejen efectivamente el sentir de las personas. Así pues, la solución más eficaz consiste en que ellas desarrollen las capacidades de los dirigentes, organizadores y miembros de la comunidad, para que cuenten con las herramientas que les permitan promover sus propias causas en diferentes niveles: local, regional, nacional e incluso internacional.
Cuando las comunidades de los países vecinos pueden compartir experiencias o incluso debatir entre sí sobre temas y enfoques propios de su labor, se trata de una experiencia positiva y educativa para las partes interesadas. Esta oportunidad proporciona una suerte de plataforma para que exhiban sus logros y reciban una valoración afirmativa de su trabajo. Por otra parte, también se les ofrece la ocasión para compartir entre sí lecciones sobre la labor de desarrollo social.
SEAPCP se ha concentrado en medidas estratégicas que favorecen a los miembros de su red, por ejemplo capacitarlos para emprender campañas y misiones de promoción y negociación con autoridades, entidades públicas y el sector empresarial. Los organizadores de comunidades de base adquieren aptitudes para recopilar, sistematizar y difundir datos e informaciones, como también para promover y proyectar inquietudes locales en instancias nacionales e internacionales. Por cierto que un componente importante de este esfuerzo es la adquisición de aptitudes para organizar y movilizar a la gente con miras a actividades masivas tales como manifestaciones, diálogos, eventos publicitarios, ruedas de prensa, etc.