ASPBAE

Estas notas son resultado de una evaluación participativa del período 1977–80. El Secretariado envió circulares a sus principales interlocutores nacionales en la Región 3 y también a algunos otros individuos. Es una apreciación cualitativa y una evaluación de políticas, no un análisis cuantitativo. Al mirar retrospectivamente, desde 1981, lo acontecido en 1977–78, el informe intenta identificar tendencias y evoluciones que representan el camino recorrido por el aprendizaje. Este artículo es una reproduccion de neuestra revista n° 19, 1982, pp. 319-330.  

Reseña evaluativa de la asociación entre la DVV y la ASPBAE entre 1977 y 1980

Algunas características clave de la ASPBAE y la asociación

Una característica clave de la ASPBAE es su carácter no gubernamental, cosa que Sin Límites para el Aprendizaje (No Limits to Learning), el reciente informe del Club de Roma, identifica como algo que tiene cualidades esenciales que les faltan a los gobiernos y a las agencias intergubernamentales: «Son las ONGs las que parecen tener las perspectivas de más largo plazo, flexibles e interdisciplinarias, y donde están emergiendo la anticipación y la participación». Este informe utiliza el término red, haciendo notar que algunas nuevas redes y ONGs «insisten en que son no-organizaciones». La ASPBAE prefiere el término de red al de organización, y ha empleado también el término no-organización para hacer referencia a su carácter distintivo.

Coombs identifica tres factores importantes en la elaboración de un plan de contingencia para que puedan tener éxito los esfuerzos realizados para responder a las necesidades básicas de la población rural desfavorecida: «el costo eventual de mantener dicho plan en marcha y de replicarlo con recursos indígenas; la medida en que el Gobierno y la población local lo ven como su proyecto y le adscriben alta prioridad; y si es el tipo de actividad que se podría esperar que absorba y administre eficientemente el aparato burocrático propio del país, dadas sus fortalezas y debilidades y su estilo operativo».

La ASPBAE y el trabajo de la asociación entre la DVV y la ASPBAE, tienen un saldo positivo en términos de esos tres factores. Los costos son bajos en términos del número de actividades y de la proporción de infraestructura en comparación con la provisión directa anual de servicios. La forma de planificación participativa significa que el programa pertenece en gran medida a los países asociados y a la población local. En un buen número de casos hay participación directa del gobierno a través de su propio aparato, de manera que la actividad es proseguida y en parte absorbida por el trabajo regular del gobierno (de manera específica en Indonesia, Tailandia y las Filipinas).

Un rasgo distintivo del trabajo ha sido la forma de asociación tanto entre la DVV y la ASPBAE como entre éstas y la población de los países participantes. Si bien ya no es la única forma de asociación que prescinde de un experto alemán en el lugar y puede haber creado ciertas dificultades y vacilaciones en el lado alemán, con seguridad se ha justificado suficientemente en el evento. Pese a las dificultades de administrar informes financieros de una docena de países diferentes, y de algunos retrasos en la finalización, en distintos programas y en diferentes países se ha gastado una proporción realmente elevada de los recursos asignados, y se ha rendido satisfactoriamente cuentas de los mismos, y todo ello a cargo de técnicos altamente profesionalizados de los propios países que habían tomado las correspondientes decisiones y realizado la respectiva gestión. Ha sido igualmente importante, y ha valido la pena, el principio y la práctica de confiar en los socios locales, cosa que había sido demostrada por los alemanes y la DVV, y de la que se hizo eco la ASPBAE con su énfasis en la continua devolución de la toma de decisiones y de la gestión:

a) en términos de la adquisición de experiencia y confianza de parte de los educadores/as de adultos en muchos países;
b) en términos de la valoración de la actitud que en este caso mostraron los alemanes, y de la ausencia de todo paternalismo y colonialismo, cosa que podría haber sido muy ofensiva.

A juicio de la ASPBAE la asociación ha resultado sumamente exitosa, y los cuatro años deben considerarse como un gran éxito en un sentido general y primordial.

La Red y el Secretariado

Un rasgo distintivo de la ASPBAE es que casi no tiene infraestructura ni activos fijos, ni tampoco personal asalariado. Tiene una pesada dependencia, que podría llamarse ‹parasitaria›, de la infraestructura y los recursos existentes, y del tiempo que dan voluntariamente educadores/as de adultos, no pagados, en diferentes lugares. El programa de la DVV incluía (en 1979–80) un pequeño ítem para ‹bomberos› que puedan lograr la solución de algunas dificultades profesionales y algunas necesidades de desarrollo que no pueden ser manejadas dentro de un país, pero la mayor parte del desarrollo y gestión del programa ha tenido lugar sobre bases internas de cada país. Conjuntamente con la idea de los ‹bomberos› ha ido creciendo (en parte mediante el mecanismo de compañeros itinerantes) el concepto de ‹miembro itinerante›, según el cual expertos senior con un alto nivel de competencia (tales como Dutta, Udagama, Kowit, Santiago) sirven como recursos humanos en situaciones de particular necesidad, o particular potencialidad, y juegan un rol en cierto sentido análogo al de los ‹bomberos›, pero con menos énfasis en aspectos administrativo-financieros.

Estas disposiciones vienen a reforzar la definición de que la ASBPAE es una red y una ‹no-organización›. Mientras el Secretariado lleva necesariamente una gran carga de responsabilidad, especialmente en su calidad de contraparte contractual de la DVV, parece haber entrado en exitosa armonía con los fines y necesidades profesionales y con la voluntad de los miembros de la red, tal como se expresó

a) a través de la reunión anual principal,
b) a través de otras actividades en que se encuentra involucrado el Secretariado,
c) a través de la correspondencia escrita, telefónica y por télex con miembros de la red, incluyendo hasta cierto punto 
d) los servicios de estafeta y de boletines informativos, y principalmente la correspondencia a que éstos dan lugar.

Se ha intentado una evaluación no cuantitativa de esta red. Sin embargo es claro que ahora existe una fuerte comunidad de educadores/as de adultos en todos los países en que el programa ha sido activamente conducido, y en menor grado en otros países más marginalmente comprometidos, cosa que no existía cinco años atrás. Éste es un vehículo para el intercambio profesional, para el aprendizaje y para el desarrollo mediante una lista de contactos, visitas y otras actividades que en total superan con mucho el número de aquellas que son directamente canalizadas y apoyadas por la oficina y el programa de la DVV. A la hora de evaluar el papel de dicha oficina, la reunión anual de 1980 verificó un destacado rol en el reconocimiento y fortalecimiento de ‹los fuertes rasgos distintivos de la educación de adultos en cada país como una protección contra cierto sentido de inferioridad y contra cierta tendencia a introducir modelos foráneos inapropiados›.

Un principio importante de la Oficina, que está implícito en las afirmaciones anteriores, es el énfasis en la cooperación técnica entre países en desarrollo (technical cooperation between developing countries – TCDC). Esto no excluye el aprovechamiento de expertos y experiencias occidentales, pero sí pone el énfasis principal en la ayuda mutua y compartida entre los países de Asia y el Pacífico. A este tipo de trabajo en equipo, interpersonal y entre países, se puede añadir otras características y valores clave: el acento en los programas de pequeña escala antes que en enfoques masivos; el acento en una educación de adultos que se inscribe en el contexto del desarrollo, antes que definida por su propia finalidad; el sentido amplio y humano en que se utiliza el término ‹desarrollo› para abarcar temas sociales y culturales, en lugar de circunscribirse al progreso meramente económico; la valoración de los propósitos y enfoques a los que ahora se suele hacer referencia con el concepto de concientización.

Estrategias y tácticas

Los principios centrales para la ejecución del programa han sido la participación (referida a lo dicho anteriormente) y la flexibilidad, o dicho de otra manera la capacidad, dentro de objetivos previamente concertados, de adaptarse y responder a nuevas necesidades y oportunidades. El convenio entre la DVV y la ASPBAE ha demostrado en los hechos ser satisfactorio en la medida en que, con un presupuesto concertado, con la división entre tres modalidades y líneas presupuestarias (talleres, publicaciones, asociaciones) y con líneas maestras y programas tentativos aproximadamente anuales, ha posibilitado la supresión de algunas actividades, o su reducción a una escala adecuada, o también la introducción de otras allí donde a lo largo del año se ha presentado por sí misma una necesidad a la que la Oficina puede responder de manera eficiente. Ningún país ha expresado su desacuerdo o algún tipo de resentimiento por alguno de estos cambios a lo largo de tres años. Tampoco se ha experimentado dificultad alguna con la DVV a raíz de estos ajustes y adaptaciones. Esto sugiere que la característica de flexibilidad y adaptación ha constituido una estrategia concertada y compartida que ha demostrado ser beneficiosa para el programa.

Otros rasgos o tácticas característicos, que parece se han justificado, tienen que ver con un enfoque que reúne el trabajo en niveles superiores con el de niveles de base. La intención es que los administradores de edad muy avanzada entiendan que la educación de adultos suele contribuir al desarrollo de la gente y al mejoramiento de su calidad de vida o nivel de vida, a la vez que mediante los programas de educación de adultos se asegura el actual proceso de cambios en el nivel local. La expectativa no es que directamente se produzca un cambio social a gran escala por medio de la educación, p. ej. en los niveles nacional y provincial. Sin embargo, si se logra asegurar la comprensión y la ayuda en el nivel superior, se podrá reorientar programas de mucho mayor envergadura (ya sean gubernamentales o de agencias intergubernamentales) y hacer que sean más eficientes.

Esto apunta a otros dos énfasis: por una parte a la innovación y experimentación encaminadas a la elaboración de nuevos enfoques y métodos para el desarrollo de la educación de adultos, lo cual, si tiene éxito, puede ser replicado por otros actores en mayor escala; y por otra parte a la búsqueda de vías adecuadas para la multiplicación y difusión de actividades y enfoques exitosos. En aquellos países en que la participación gubernamental es considerable, el trabajo ha sido muy exitoso en los aspectos mencionados, como es el caso de Tailandia y en cierta medida también de Indonesia y las Filipinas. En otros países la asociación se ha dado principalmente con agencias no gubernamentales.

También se ha desplegado todos los esfuerzos posibles para emprender actividades allá donde el socio local está en condiciones de hacer una contribución significativa, en términos de esfuerzo y a veces también en términos de recursos directos. Ejemplos de esto pueden encontrarse en los informes anuales; por lo general el éxito ha sido mayor en Tailandia, Hong Kong, Corea y Singapur, pero en todos los casos la parte de las actividades programáticas (talleres) que actualmente se financia gracias al apoyo de la DVV/ASPBAE, ha significado la menor parte del costo total real. Este criterio puede relacionarse con el ya mencionado anteriormente, el efecto multiplicador, es decir de expansión y difusión. Tanto como influencias directas, p. ej. un incremento de talleres en Corea a partir de uno que estaba previsto en el programa de la DVV y la ASPBAE, hay también muchos efectos indirectos o ‹sub-productos› que de cuando en cuando llegan a oídos del Secretariado, tales como el cambio de comportamiento en un departamento u organización, o el incremento de visitas a un país vecino por parte de equipos de investigación a partir de un contacto o actividad de la ASPBAE pero sin que sean financiados por la ASPBAE.

Modalidades de operación

Hay tres modalidades dominantes en el programa 1987-80. La principal es la de los talleres y otras actividades relacionadas con ellos (conferencias y capacitación). Una preocupación ha sido la de establecer un buen equilibrio entre talleres de carácter nacional (o más local) y talleres de carácter regional (es decir internacional, con dos o más países). Ha habido una tendencia a darle más valor al trabajo local/na cional, lamentando no poder darles importancia a las actividades regionales; así es como se decidió celebrar conferencias regionales sólo una vez al año a partir de 1980.

En este período las actividades regionales han sido primeramente conferencias regionales anuales. Cada una de ellas jugó un papel importante en el desarrollo de la red y de sus propósitos, como lo muestran las actas de dichos encuentros. El encuentro de Chiangmai (1977) contó con un sistema elaborado y cuidadoso para la definición de criterios, la fijación de prioridades y la toma de decisiones acerca del programa 1978-80. Ulteriores conferencias estuvieron en condiciones de trabajar más rápida e intuitivamente en la medida en que desarrollaron una comprensión compartida y un objetivo común en torno a la educación de adultos, como también en torno a la particular contribución que podrían hacer la DVV y la ASPBAE. Dentro de estas evaluaciones anuales ha sido posible proceder con toda confianza respecto de lo que es el trabajo en los niveles nacional y local. Al mismo tiempo estos encuentros estuvieron diseñados de tal manera que permitían un aprendizaje directo del trabajo que se venía realizando en los países anfitriones, por lo que han resultado muy importantes para la moral y la experiencia de quienes estaban haciendo el trabajo localmente. En algunos casos han tenido también un significativo valor político para los trabajadores en el país anfitrión (Corea, Indonesia).

Talleres internos en cada país fue la gran consecuencia que se sacó de las recomendaciones y directrices generales de Chiangmai y de los siguientes encuentros anuales, si bien con algunas variaciones debidas ya sea a consultas y decisiones deliberadas o a la necesidad. Según todas las evidencias Tailandia se benefició considerablemente de su activa participación en los asuntos de la Oficina, y ha invertido considerables esfuerzos y recursos en programas vinculados con la ASPBAE y también en aquellos que tienen un apoyo directo de dicha instancia. Los progresos de Indonesia, en términos de las actividades de la ASPBAE, han sido bastante más rápidos de lo que se esperaba, a tiempo que en otros países asociados, como Hong Kong, Singapur, Corea y las Filipinas, el nivel y el tipo de actividades han superado en mucho lo que se había planificado, pese a que algunas actividades no contaban con el apoyo de la ASPBAE por cuanto parecía que podían salir adelante sin ayuda (de manera notable en Singapur).

El área de publicaciones ha asumido tres formas: el servicio de estafeta y boletines informativos (éstos en 1980); otras publicaciones del Secretariado; y materiales preparados en diferentes países participantes. El servicio de estafeta es el principal instrumento para ayudar a la educación de adultos en todos los lugares de la amplia región (téngase en cuenta que el programa de talleres está efectivamente concentrado en siete países de la Región 3, sin contar a otros que participan de manera marginal). La retroalimentación sigue dando a entender que el servicio de estafeta responde a una importante necesidad de los lectores. Hay dificultades periódicas en la distribución (tales como la acreditación de los clientes, y también una efectiva distribución desde los puntos de contacto dentro de algunos países), pero por lo general la distribución ha sido rápida y eficiente. En 1980 se produjo un cambio consistente en que se trataba tres temas y se dedicaba un componente íntegro, tipo periódico, a cada uno de ellos, juntamente con tres boletines informativos para una comunicación interna más rápida. Una evaluación provisional, realizada en esta etapa, es positiva.

El Secretariado ha producido dos series de documentos relacionados con la investigación participativa (poniendo incidentalmente de manifiesto, en el proceso, una colaboración con el ICAE), pero la mayor parte de sus publicaciones tienen lugar a través del servicio de estafeta, de manera que del resto del esfuerzo realizado en publicaciones la mayor parte se ha realizado a través de países asociados, lo que ha dado como resultado una variedad de documentos prácticos tanto en inglés como en idiomas nacionales. Adicionalmente algunos países asociados han producido un buen número de otras publicaciones sin el apoyo de la Oficina, pero con su estímulo y con su correspondiente reconocimiento. Una vez más la parte visible del programa de la DVV y la ASPBAE se vio incrementada por estas consecuencias indirectas. Digna de especial mención es la traducción, tanto al coreano como al tailandés, del manual de capacitación del participante, llamado Rompiendo Barreras (Breaking Barriers) y elaborado por Kamia Bashin; y también el nuevo apoyo (de 1980) que se ha dado en Filipinas a la elaboración de materiales en gran escala. Tanto las traducciones como la elaboración de materiales son áreas en las que se podría hacer mucho más, pero se presentan problemas a la hora de hacer una buena selección entre las muchas posibilidades existentes.

La tercera modalidad, la de compañeros itinerantes, fue origen de la mayor incertidumbre en 1978. A fines de ese año se había decidido modificar los objetivos y criterios y poner el énfasis en la capacidad tanto de contribuir como de aprender. El resultado fue un significativo fortalecimiento del programa. Aunque difícil de medir, el efecto ‹colateral›, tanto en las organizaciónes de la que provenían los compañeros como en los países visitado por ellos, parece haber alcanzado gran magnitud (por lo general una cosa o la otra, más que ambas a la vez, salvo en algún caso particular). En 1978 tres personas constituían fundamentalmente recursos, y tres eran principalmente estudiantes, mientras que en 1980 los números eran seis de cada categoría. La gran cantidad de socios que en 1978 se concentraron en Australia y países vecinos fue un paso calculado para construir más rápidamente en el primer año una red de sólidos contactos. Mirando hacia atrás parece que la idea se justifica; a partir de ese período no hubo que financiar a ningún socio para que fuera a Australia o Nueva Zelanda.

Relaciones con otras agencias

A lo largo del tiempo de duración del programa, la Oficina ha buscado tanto la cooperación con otras agencias que trabajan en pos de propósitos similares, como evitar al mismo tiempo cualquier posibilidad de competencia o duplicación. Sus principales socios regionales e internacionales han sido la UNESCO y el ICAE, juntamente con la SEAMEO dentro del Asia Sud-Oriental. También ha mantenido contactos e intercambios menos regulares con otras agencias intergubernamentales y sus instituciones. En ningún momento se ha presentado un tipo de dificultades en estas relaciones. Por el contrario la cooperación ha sido por regla general excelente, y la Oficina, con la continua evidencia de su capacidad de proporcionar apoyo a programas y actividades viables de educación de adultos, ha visto aumentar su capacidad de información y de influencia ideológica en otras áreas, de manera especial en organizaciones intergubernamentales. Así la Oficina ha colaborado estrechamente con la UNESCO a lo largo del período, a partir del seminario de Chiangmai al que UNESCO había llevado un equipo regional de expertos en alfabetización para que participaran los primeros dos días. El año siguiente la Oficina (al margen de la parte de su programa que le compete a la DVV) condujo un estudio piloto de directorios nacionales (que estableció vínculos con algunos trabajos internos del programa). La Unesco estuvo representada en la mayor parte de los encuentros regionales de la Oficina y, a continuación de la participación de su Subdirector en la reunión de 1979 en Corea, la Oficina estuvo representada y presentó contribuciones en varios encuentros de la Unesco, especialmente en el gran encuentro de Ministros de Educación y de Desarrollo Económico en Colombo. Los miembros de la ASPBAE hicieron contribuciones individuales al pensamiento y al trabajo de la Oficina Regional. De esta manera el programa de la DVV y la ASPBAE jugó indirectamente un papel conductor a la hora de desarrollar el pensamiento y la práctica por medio de las principales agencias intergubernamentales en el campo de la educación.

Las relaciones con la SEAMEO han sido también cercanas y cordiales, y la Oficina, a través de su relacionamiento con la DVV, jugó un rol clave al apoyar el SNEP de la SEAMEO colaborando con ella mediante los seminarios regionales de 1978 y 1979 (y mediante el convenio de 1980 para prolongar el apoyo en 1981). Estas actividades se manejaron sin causar desequilibrios entre el trabajo regional y el trabajo interno dentro de cada país. Hubo también una estrecha cooperación con el Instituto de Desarrollo Radial para el Pacífico Asiático, de la Unesco, en relación con educación de adultos y medios de comunicación para el desarrollo, como también cooperación con la Comisión del Pacífico Sur, principalmente a través del encuentro regional de febrero de 1978.

Es claro que el programa de la DVV y la ASPBAE se relacionó bien con el trabajo de las agencias regionales e internacionales, sin duplicaciones. Por lo general la Oficina identificó y jugó un papel solamente complementario y de apoyo.

Dentro de los países participantes se estableció relaciones principalmente con departamentos gubernamentales, en algunos países (Tailandia, Indonesia, Filipinas), y en otros principalmente con organizaciones nacionales no gubernamentales (caso de Corea, Hong Kong y —desde el momento que se dejaron ver— Singapur y Malasia). La tenue relación con Birmania se dio concretamente con su gobierno. En algunos países (Tailandia, Filipinas) ha habido también una importante asociación de ONGs con organizaciones individuales más que con asociaciones (principalmente) nacionales, como ha habido asimismo asociaciones de trabajo con algunas universidades privadas y también con individuos. En algunos países (Tailandia, Filipinas) la Oficina ha contribuido al desarrollo de roles y relaciones de ONGs con su gobierno mediante modalidades de apoyo recíproco.

En la planificación inicial se le reconoció alta prioridad al desarrollo de asociaciones nacionales. En cierta medida este acento se fue perdiendo hacia el final del período, por cuanto se hizo más claro que las diferencias imperantes en cada país hacían que dicho desarrollo fuera más o menos oportuno. Sin embargo los progresos realizados durante el período de evaluación no fueron decepcionantes. Las asociaciones de Corea y Hong Kong, recientemente formadas, se vieron ampliamente fortalecidas con su participación en el programa, y ambos países parecen haber sido capaces de aprovechar este hecho para modificar políticas gubernamentales en relación con la educación de adultos. Se fundó una asociación en Singapur y otra en Sri Lanka, con apoyo directo de la ASPBAE, y en Malasia una asociación provisional ha llegado a ser efectiva. En las Filipinas se fundó una segunda asociación nacional para el sector privado, y tanto en Tailandia como en Nepal se mantuvieron continuas conversaciones, como resultado directo de las propuestas y estímulos de la ASPBAE, sobre la posibilidad de conformar asociaciones.

Conclusiones e implicaciones

La evaluación de los informes y rendiciones de cuentas del período 1977–80, así como los comentarios de los colegas a lo largo y ancho de la región hacia el final del período, dan a entender que en todas partes el programa ha demostrado ser beneficioso en varios sentidos, y de manera particular en el desarrollo de una fuerte y confiable red regional de educadores de adultos que trabajan en muchos y diferentes escenarios, tanto gubernamentales como no gubernamentales, con una amplia comunidad de valores y objetivos, y dedicados al crecimiento y desarrollo humano a través de la educación de adultos, con una claro componente de ‹concientización›. Se ha establecido y mantenido buenas relaciones con individuos y organizaciones como universidades y asociaciones nacionales, instancias gubernamentales y agencias regionales e internacionales de muchos tipos. Pequeños montos de dinero, gastados con mucho cuidado y de manera poco generosa, han producido resultados grandes y dispersos (por lo mismo difíciles de medir), a menudo en niveles muy locales, de diferentes tipos, en la mayor parte de los países que han tomado parte. No es posible dar cifras actuales, pero ha habido grandes contribuciones a los programas, en efectivo y en especie, desde dentro de los países participantes, al mismo tiempo que, con este trabajo, los países (a veces incluso en niveles muy locales) se han beneficiado con importantes contribuciones provenientes de otras agencias extranjeras.

La experiencia de comienzos de 1981 sugiere que el programa debería continuar, con los mismos objetivos y directrices generales, y con aproximadamente la misma combinación y el mismo equilibrio entre diferentes modalidades y diferentes países, como también entre los niveles de trabajo local, nacional y regional. En el futuro se deberá dedicar más esfuerzos, si es posible, al trabajo ‹más allá de las fronteras› en el Sur de Asia y en el Pacífico y también, si es posible, en las sociedades de economía socialista o planificada de Indochina, China, Corea del Norte y Birmania. Con esta última es cuestión de buscar oportunidades y de responder cuando se presente una oportunidad y/o necesidad.

Los próximos tres años deberán hacer posible un juicio sobre las fortalezas y debilidades de los dos programas por países que han arrancado en 1980. Puede ser que el mismo parezca contradecir el estilo y las preferencias de pequeña escala de la Oficina, y que no atraiga una atención de perfil más alto que la que desearía una ‹no-organización› con muy escasos recursos. Por otra parte, si el programa demuestra haber sido bien concebido y bien llevado a cabo, los potenciales buenos resultados relacionados con los objetivos generales y con el sistema de evaluación que parecen compartir la DVV y la Oficina, podrían apuntar a un incremento de este tipo de trabajo en el futuro.

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