Etiopía es uno de los países donde un importante porcentaje de la población vive de la ganadería y se desplaza junto a sus animales en busca de pastizales y de agua para mantener a sus rebaños. Las comunidades de pastores suelen poseer antecedentes culturales y étnicos que las distinguen y, en muchos casos, las marginan de la población mayoritaria. Las necesidades de las comunidades de pastores difieren claramente de las de otros grupos de la población en cuanto a los temas abordados o a la organización de sus actividades de aprendizaje. Ziyn Engdasew, profesor auxiliar de la Universidad de Adama, en Etiopía, analiza la manera en que un currículum especial y la existencia de condiciones de aprendizaje apropiadas pueden ayudar a las comunidades de pastores a superar los actuales obstáculos que les impone la exclusión social.
En la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (1990) se manifestó claramente que todas las personas deberían tener acceso a oportunidades de educación. Se trató de una respuesta directa, inspirada en la política y los derechos humanos, frente a presiones originadas en organizaciones de la sociedad civil y organizaciones humanitarias internacionales, entre otras entidades, que comprendieron el papel que le corresponde a la educación en la tarea de promover el establecimiento de una adecuada gobernanza, de la democracia y del respeto de los derechos humanos y la dignidad de las personas. La Declaración ha conseguido que se preste la debida atención a la necesidad de eliminar la disparidad educativa al interior de los países, y ha permitido garantizar que «determinados grupos no sufran ningún tipo de discriminación en el acceso a oportunidades de aprendizaje» (Artículo 3). También ha fomentado «el aprendizaje a través de una diversidad de sistemas de instrucción, y la adopción de programas alternativos complementarios» (Artículo 5).
Por tanto, se considera acertadamente que el acceso igualitario y equitativo a la educación es un requisito fundamental para que los diversos grupos sociales de las naciones en desarrollo puedan abandonar la marginación socioeconómica y política. De lo contrario, la represión y la marginación de los grupos desfavorecidos de la sociedad seguirá siendo un problema sin resolver. Al reconocerse que la educación es una herramienta indispensable para el desarrollo humano y nacional, ha sido posible presionar a la comunidad nacional e internacional para que la consideren un derecho humano. Ha sido gracias a esta argumentación como se ha logrado que se reconozca la necesidad de poner la educación al alcance de cada uno de los ciudadanos.
Las comunidades de pastores están formadas por personas para quienes la cría de ganado doméstico constituye la principal fuente de alimentación e ingresos para subsistir. Carecen de un lugar de residencia conocido, y se desplazan de un sitio a otro en busca de pastizales y agua. Las comunidades de pastores, que corresponden a uno de los grupos marginados, constituyen una enorme proporción de la población africana. Según un estudio de la UNESCO a cargo de R. Carr-Hill, «Education for Nomads in Eastern Africa» («Educación para pueblos nómadas en África Oriental»), que data de 2002, la población de personas dedicadas al pastoreo en todo el mundo se estima en 36 millones, la mayoría de las cuales habitan en 17 países africanos.
En muchos países de África, las comunidades de pastores viven en zonas que albergan un potencial de desarrollo. Pese a su extrema pobreza y vulnerabilidad, las comunidades de pastores, junto con sus animales y las tierras que controlan, constituyen un recurso potencial para la nación, y al mismo tiempo aportan importantes y viables recursos naturales. Contribuyen de diversas maneras al desarrollo de las comunidades y las naciones en que viven, prestando servicios sociales y económicos.
La relación de las comunidades de pastores con su nación no es solo de carácter económico y social, sino además político. Sin embargo, en muchos países africanos no se considera su participación en los procesos de formulación de políticas, y en la toma de decisiones vinculadas a la política y el desarrollo. En consecuencia, el grupo sedentario predominante no les permite el acceso a servicios sociales adecuados, como la educación y la capacitación, el abastecimiento de agua, escuelas, o programas de educación de adultos. Es así como estos grupos marginales son los más gravemente desfavorecidos en lo relativo a la disponibilidad de educación y de otros servicios sociales. De hecho, la tasa de analfabetismo entre las comunidades de pastores es muy alta. Con todo, si se acelera el desarrollo de este sector de la sociedad mediante la educación y la capacitación, será posible reducir la pobreza y aumentar el empleo en este y en otros grupos, con el consiguiente mejoramiento de su calidad de vida.
En la época contemporánea, desde la década de 1950 los gobiernos y los planificadores de desarrollo se han estado esforzando cada vez más por ofrecer educación a comunidades de pastores. Hoy en día, los programas para la educación de dichas comunidades han sido cuidadosamente diseñados por muchos de los gobiernos donde ellas viven, al igual que por agencias y organizaciones comprometidas con esta causa, pues se le considera un problema económico, ético y político de enorme importancia que merece especial atención. Estas iniciativas están vinculadas a las concepciones de la educación como derecho humano fundamental de los ciudadanos de un país, y como un requisito básico para la plena realización de los individuos como personas, al igual que para su supervivencia y su desarrollo a lo largo de toda la vida.
La importancia de la educación en general, y de la educación de adultos en particular, para las comunidades de pastores, ha quedado suficientemente documentada en diversas publicaciones. La educación les sirve como trampolín para lograr cambios sociales y económicos. También se la considera un elemento indispensable en la forja de una nación. Como parte integrante del proceso de modernización, tiene que ver con la alteración del modo de vida conservador de las comunidades de pastores, para familiarizarlos con conocimientos y aptitudes que les permitan experimentar una transformación social, económica y política. Les proporciona a los pastores instrumentos para luchar contra el empobrecimiento y, en último término, erradicar la miseria al permitirles el acceso a otras opciones de subsistencia. Es una herramienta apropiada para modificar la percepción y el sistema de valores de los pastores, a fin de integrarlos en un contexto socioeconómico y político más amplio, y aprovechar la tecnología y la información en esta era de la globalización.
Además, la educación de adultos contribuiría a que las comunidades de pastores se encuentren mejor preparadas cuando su hábitat y su medio de subsistencia se encuentren amenazados por el calentamiento global y el cambio climático. También les proporcionaría las herramientas para adoptar decisiones. Así pues, si una nación pretende obtener logros económicos perdurables, debe elevar el nivel de alfabetización de todos sus ciudadanos, incluidas las comunidades de pastores. No obstante, la prestación de servicios de educación adecuados a las comunidades de pastores parece ser una tarea compleja y problemática. En los enfoques descendentes que aplican los gobiernos en los programas de educación para comunidades de pastores nómadas se suelen pasar por alto los puntos de vista, las opiniones, las condiciones de vida y los intereses de estas personas.
Por otra parte, la falta de consenso y de nociones comunes con respecto al valor y al significado de la enseñanza lleva a los pastores a considerar la educación moderna como una amenaza a su cultura y a su modo de vida. El currículum establecido para la educación de adultos refleja más que nada los valores y las tradiciones del grupo predominante de habitantes urbanos sedentarizados, e ignora la tradición y la cultura ancestrales de los grupos de pastores.
En muchos de estos países, sin exceptuar a Etiopía, las estadísticas indican que los programas de educación no han logrado llegar a estos sectores de la comunidad. De manera que, impartir educación a las comunidades de pastores se ha transformado en uno de los desafíos más complejos y urgentes que afrontan tanto los encargados de formular políticas en esta área como los profesionales del sistema educativo de las naciones africanas.
Etiopía es un país donde una población de 78 millones de personas, que pertenecen a diversas naciones y nacionalidades, convive dentro de una superficie total de
1.100.000 km2. Cerca del 84 % de los etíopes habitan en áreas rurales, y 65 millones viven en la zona templada de las tierras altas, mientras que aproximadamente 12 millones pueblan las tierras bajas, que abarcan el 60 % de la masa territorial del país. La principal ocupación en las tierras altas es la agricultura, en tanto que en las tierras bajas prevalecen las comunidades de pastores. Históricamente, los pastores han experimentado una exclusión económica, política y social de la vida etíope, y sus intereses han sido ignorados. Pese a las numerosas variedades de etnias de pastores que existen en el país, se advierten cuatro principales categorías de marginación de estas comunidades en Etiopía.
Al igual que en los casos de marginación de aborígenes en África, las comunidades de pastores etíopes son marginadas políticamente. Ellas habitan principalmente en la periferia del país. La mayor parte del tiempo, su relación con la administración central se ha caracterizado, en el mejor de los casos, por una mezcla de buenas y malas rachas, y en el peor, por una abierta hostilidad.
Por añadidura, la actitud general de los responsables de las políticas etíopes con respecto a estas zonas ha sido, cuando menos, ambivalente, y con frecuencia los pastores han sido considerados como una fuente problemática de descontentos en las áreas fronterizas habitadas por tribus tradicionales cuya contribución a la economía del país es muy exigua. De igual manera, la actitud de las comunidades de pastores respecto de la administración central es también de suspicacia y hostilidad, pues consideran que el gobierno central no es una instancia representativa de sus intereses y preocupaciones.
En la actualidad, si bien el sistema estadual etíope ha experimentado notorios cambios, aún persisten los problemas de los pastores en el país. El sistema estadual vigente en Etiopía es el de la federación entre gobiernos regionales con base étnica en lo relativo a asuntos internos tales como la planificación del desarrollo. Así y todo, esta situación ha agravado la marginación política de los pastores, por cuanto los problemas que afectan a sus comunidades se dejan enteramente en manos de los respectivos gobiernos regionales. Por otra parte, muchos pastores sugieren que en el último tiempo han observado un notorio cambio en la actitud del Gobierno y de sectores más amplios de la sociedad con respecto a ellos, pues han reconocido sus necesidades y han comenzado a aceptar esa actividad como una estrategia válida para procurarse el sustento.
Las comunidades de pastores de Etiopía habitan en la periferia de las tierras bajas, la cual circunda las tierras altas. Debido a su lejanía de la población mayoritaria de la zona central, la infraestructura y las comunicaciones suelen presentar un escaso nivel de desarrollo. Estos ambientes de Etiopía se caracterizan por una extrema variabilidad y poca fiabilidad de las precipitaciones, tanto entre distintos años como entre diferentes lugares durante el mismo año, como consecuencia de la escasez y la variabilidad estacional de la vegetación, y de la vulnerabilidad a las sequías. La actitud de los sucesivos regímenes ha oscilado entre desatender a las comunidades de pastores del país e intentar explotarlas junto con las tierras que habitan siempre que se presenta la oportunidad.
En esos ambientes, la residencia permanente siempre ha tenido un efecto nocivo en el ecosistema local. Así, la ganadería extensiva es la única manera de aprovechar los recursos fluctuantes. Además, la naturaleza marginal del ambiente de pastoreo ha impuesto algunos tipos de restricciones a las actividades económicas y a los asentamientos humanos basados en la ganadería, lo que ha llevado a desarrollar ciertas estrategias adaptativas básicas. Una de las estrategias habituales es el nomadismo o la movilidad frecuente.
Las comunidades de pastores son marginadas económicamente debido a la escasa atención que se presta a la contribución económica de la ganadería a la economía nacional. Asimismo, la producción pecuaria no es considerada un elemento importante de la actividad económico-agrícola.
Como señala Melakou Tegegn en su trabajo sobre «Pastoreo y acumulación» (Pastoral Forum Ethiopia. Adís Abeba: PFE Publications)
«Etiopía cuenta con la mayor cantidad de cabezas de ganado de África, pero la producción ganadera de los pastores no ha sido reconocida como un importante componente de la economía nacional. Por tanto, la sociedad de pastores, al igual que la sociedad en su conjunto, no están en condiciones de obtener el máximo provecho de la producción ganadera.»
Por otro lado, el desarrollo de la agricultura mecanizada en las dehesas ancestrales va conduciendo a los pastores al empobrecimiento. Esa política ha contribuido a la erosión de los sistemas tradicionales de tenencia de la tierra, por lo que las comunidades de pastores se han visto obligadas a desplazarse hacia territorios que han perdido su productividad para sustentar la actividad ganadera. La alta concentración de habitantes y de ganado en áreas reducidas disminuyó rápidamente la capacidad del ambiente para sostenerlos. Otra forma de marginación económica de las comunidades de pastores ocurre en la esfera de la orientación del mercado. Su aislamiento de los centros urbanos y de la infraestructura de mercado suele acarrearles la obligación de pagar altos precios por los cereales y otros artículos de importación, obteniendo precios mínimos por productos de exportación asociados a la ganadería.
La marginación y la falta de control sobre las condiciones de intercambio al interior del sistema los vuelve más vulnerables frente a crisis de todo tipo. Lo peor ocurre durante las estaciones secas, cuando los precios del ganado disminuyen, al tiempo que sube el precio de los cereales y otros alimentos estables.
Muchos gobiernos no confían en las comunidades de pastores y en su modo de vida. Consideran que, en vista de la dificultad para controlarlos, de su poca fiabilidad política y sus cambios estacionales de domicilio, resulta complicado tenerlos a raya. Por lo general son percibidos como grupos primitivos y no viables, renuentes a las innovaciones y refractarios a los agentes de cambio.
De igual manera, existe la concepción de que el modo de vida de los pastores en Etiopía es incivilizado e incluso bárbaro. Esta opinión se transmitió de una generación a otra hasta transformarse en un estereotipo. Por ejemplo, la palabra amhárica «Zelan», que significa «nómada», es literalmente un insulto para referirse a un individuo inculto, carente de modales y anárquico, que vaga sin rumbo fijo. Esta idea, que resulta perjudicial para la identidad cultural de las comunidades de pastores, es compartida por la casi mayoría de los habitantes de las tierras altas, que ejercieron y continúan ejerciendo un predominio político.
El pastoreo es la principal actividad económica de estas comunidades
Fuente: World Changing
En general, el anterior gobierno central marginó a las comunidades de pastores y faltó a su deber de brindarles un apoyo significativo, argumentando que resulta difícil y costoso prestar servicios a comunidades errantes. Más recientemente, sin embargo, a medida que los gobiernos han ido tomando nota de la situación de los grupos marginados y vulnerables al interior del país, ha ido cobrando fuerza la idea de que la educación puede favorecer el empoderamiento de las comunidades de pastores.
El empoderamiento de las comunidades de pastores puede lograrse al eliminar un factor incapacitante, como es el analfabetismo. Existe la necesidad de erradicar el analfabetismo en las comunidades de pastores, tal como se «erradica una epidemia». De esta manera sería posible reducir a un mínimo razonable las causas de la marginación de estas personas.
No obstante, la tasa de analfabetismo entre las comunidades de pastores de Etiopía es muy alta, pero si se acelera el desarrollo de este sector de la sociedad por medio de la educación funcional de adultos, sería posible reducir la pobreza y aumentar los niveles de empleo de este y de otros grupos, con el consiguiente mejoramiento de su calidad de vida.
Además, con la globalización ha aumentado la necesidad de que todos los sectores de la sociedad, incluidos los pastores, sepan leer, comunicarse, y aprovechar la tecnología y la información. A menos que el problema de impartir educación a las comunidades de pastores sea considerado como parte de un enfoque de desarrollo integrado de las naciones afectadas, la calidad de vida de esas personas, al igual que la de la sociedad, difícilmente va a mejorar, y no serán capaces de contribuir al desarrollo nacional y a los esfuerzos de transformación del país. Resulta imperioso impartir educación funcional de adultos a las comunidades de pastores, de manera de capacitarlos y así ampliar y diversificar sus opciones para ganarse la vida, empoderándolos para que tanto ellos como sus comunidades y sus naciones continúen progresando y desarrollándose.
Hoy en día, el gobierno etíope cuenta con un régimen democrático, y ha suscrito convenciones internacionales en las que se compromete a entregar una educación de calidad a todas las personas, independientemente de su raza, religión y ubicación geográfica, para el año 2015. Esta es, asimismo, la principal prioridad de la política de educación y capacitación (PEC), en general, y del Cuarto Programa de Desarrollo del Sector Educativo en Etiopía (Fourth Educational Sector Development Program – ESDP-IV), en particular. Si se pretende alcanzar la Educación para Todos (EPT) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), es necesario impartir alfabetización funcional de adultos (AFA) a las comunidades de pastores de Etiopía.
El gobierno etíope reconoció que la educación constituye un elemento clave para el desarrollo. En ese país se ha organizado un movimiento masivo a través de la implementación sucesiva de Programas de Desarrollo del Sector Educativo (ESDP), puestos en marcha de conformidad con la Política de Educación y Capacitación (PEC). El principal objetivo de dicha política es generar una mano de obra calificada en distintos niveles, la que participará de manera competente en las diversas iniciativas económicas, políticas y sociales del país. A fin de lograr ese propósito, es menester realizar esfuerzos sostenidos de modo de mitigar inveterados problemas relativos a la calidad, la accesibilidad y la utilidad práctica del sistema educativo.
Como consecuencia de la implementación de sucesivos programas de desarrollo del sector educativo, el acceso a la enseñanza formal ha aumentado considerablemente desde el exiguo nivel anterior. Sin embargo, en 2008 el propio Ministerio de Educación señaló que la situación de la educación de adultos ha mantenido su bajo nivel en cuanto a accesibilidad y aplicabilidad. Los programas de educación de adultos aplicados hasta la fecha no han estado orientados a la solución de problemas y carecen de utilidad práctica para la vida cotidiana de la población adulta, que es la que interviene directamente en las actividades productivas.
Con el objeto de mitigar los problemas de la educación de adultos, en el Tercer Programa de Desarrollo del Sector Educativo en Etiopía (ESDP-III) se subraya la necesidad de ampliar los programas comunitarios de educación de adultos basados en las habilidades para la vida y orientados al ámbito laboral. La preocupación central de la educación de adultos era impartir conocimientos y aptitudes a los adultos, y facilitar las condiciones para ofrecer programas de alfabetización funcional de adultos. Asimismo, fue diseñada para enseñarles a los adultos a leer y escribir, capacitándolos para adquirir conocimientos y aptitudes en áreas tales como agricultura, salud, educación cívica, educación cultural, etc. En consecuencia, la estrategia para la educación de adultos ha sido desarrollada en 2008 con la activa participación de todos los actores involucrados del país. No obstante, la educación de adultos sigue estando dedicada a resolver problemas que se han ido acumulando a lo largo de los años. El ESDP-IV reveló que la cantidad de analfabetos adultos ha seguido siendo alta, por lo que este problema se ha transformado en su principal desafío y en su programa prioritario.
EL ESDP-IV también prevé la implementación de un programa de educación de adultos en gran escala, cuyo objetivo será permitir que todos los analfabetos adultos participen en cursos de alfabetización funcional que duren dos años. En el contexto del ESDP-IV, el Gobierno redoblará sus esfuerzos tendientes a movilizar los recursos y crear las asociaciones necesarias para emprender una campaña sostenida de alfabetización de adultos. El punto de interés se traslada hacia la alfabetización funcional de adultos (AFA) para garantizar la participación activa de la población alfabetizada en el desarrollo socioeconómico de la nación. Se ha elaborado un Plan Maestro para la Educación de Adultos que, según se espera, debería orientar los esfuerzos en este subsector durante la implementación del ESDP-IV.
Uno de los siete objetivos del ESDP-III consiste en permitir un mayor acceso a la educación no formal (ENF) y de adultos, para así combatir el problema del analfabetismo en ese sector de la sociedad. Con su componente de alfabetización funcional, el programa de educación de adultos y de ENF ha sido concebido para beneficiar a 5,2 millones de personas adultas durante su período de duración, una meta bastante ambiciosa. Además, planea capacitar a 143.500 adultos en diferentes habilidades en los 287 centros comunitarios para el desarrollo de aptitudes. El ESDP III reconoce que el Gobierno por sí solo no puede proporcionar suficientes recursos financieros o humanos para respaldar el programa, de modo que solicitará el apoyo de otras partes interesadas: socios para el desarrollo laterales y multilaterales, ONG, gobiernos locales y comunidades. Los objetivos requieren contar con una estrategia adecuadamente diseñada e implementada de manera profesional, para así asegurarse de que sean alcanzados.
Entre los elementos de estrategia propuestos en el documento para la educación de adultos se incluye la manera de ampliar los programas de alfabetización funcional de adultos, debiendo cada región organizar programas de alfabetización de adultos que involucren la elaboración de materiales en la lengua materna de los alumnos, y abarquen diversas áreas de habilidades para la vida. Las áreas destinadas a permitir que la población en su conjunto participe en el proceso de desarrollo son: atención primaria de salud; prevención de enfermedades como malaria, VIH/SIDA, etc.; planificación familiar; medio ambiente, agricultura, comercialización, operaciones bancarias, y cuestiones de género. En cuanto a las disposiciones en materia pedagógica, el ESPD-III establece que la enseñanza será una actividad voluntaria organizada a nivel de escuelas, de cursos de educación básica para adultos (CEBA), y de aldeas. Según se explica más adelante, en el programa trabajarán maestros, monitores de CEBA, adultos alfabetizados, y alumnos de nivel secundario y postsecundario, en tanto que los fondos se ocuparán principalmente en el suministro de cartillas de alfabetización, manuales de capacitación, como asimismo en la capacitación de alfabetizadores voluntarios.
Recientes evidencias estadísticas del Ministerio Federal de Educación han revelado que no fue posible alcanzar la meta de alfabetización, fijada por el ESDP-III en 5,2 millones de personas, debido a que no se contaba con fondos, se carecía de estructuras en todos los niveles para respaldar las actividades, la coordinación era deficiente, no existían directrices ni manuales de capacitación, y no se disponía de recursos humanos a nivel de las bases. En cuanto al ESPD-IV, entre los principales desafíos que afronta el sector de la educación de adultos pueden mencionarse:
Se ha dicho que la calidad de una nación depende de la calidad de las aptitudes, las habilidades y los ideales de sus habitantes. La alfabetización permite mejorar la calidad de vida de la gente, ofrece una herramienta para que los individuos lleguen a realizarse y a alcanzar su desarrollo personal. El hecho de ser analfabeto supone una extrema desventaja de tipo intelectual, político y económico. Teniendo en cuenta esta situación, la constitución de Etiopía estipula la prestación de una asistencia especial a los sectores marginados de la sociedad, y la compensación de los desequilibrios en el acceso a la educación. El gobierno etíope cuenta, asimismo, con una política y una estrategia integrales en materia de educación de adultos para todo el país. Lo anterior, sin embargo, no obsta para que se formulen políticas en contextos regionales específicos. «El qué y el cómo» de la educación de adultos para comunidades de pastores no ha sido abordado con la suficiente profundidad en las recientes políticas y estrategias nacionales de educación de adultos.
Pastores desplazándose junto a su ganado
Fuente: World Changing
Las comunidades de pastores tienen un modo de vida distinto, al igual que características socioculturales y socioeconómicas diferentes que las distinguen del resto de la sociedad de la nación. Estos grupos marginados cuentan con costumbres, valores, normas y tradiciones peculiares que tienen su propio efecto al momento de impartirse la alfabetización funcional de adultos. Ello implica que las meras estrategias y políticas basadas en un modelo de iniciativas que funcionan en una sociedad urbana y agrícola no bastan para garantizar que la alfabetización y la educación funcional de adultos estén realmente al alcance de las comunidades de pastores.
Las intervenciones de educación en favor de las comunidades de pastores requieren comprender apropiadamente las situaciones sociales, culturales y económicas que afectan directamente a estas comunidades, lo mismo que sus necesidades y circunstancias características. Sobre la base del marco nacional para la educación de adultos, el Ministro de Educación debería crear un departamento o una comisión independiente con su propio organismo supervisor a nivel nacional. Esta entidad debería contar con personería jurídica y dedicarse con ahínco a abordar los problemas de la educación de adultos para comunidades de pastores. Asimismo, se le deberían conferir facultades para formular y coordinar programas de educación de adultos, como también para supervisar y evaluar la implementación de políticas y programas aplicables a la educación de adultos pertenecientes a comunidades de pastores en distintas regiones.
Los gobiernos regionales de los territorios donde viven las comunidades de pastores deberían contar con sus propias normas y estrategias específicas para poner en práctica la política nacional de educación de adultos. Es menester sensibilizar a las comunidades de pastores, con la ayuda de instituciones indígenas y dirigentes locales, respecto del valor de la educación de adultos. Es preciso diseñar modalidades adecuadas para impartir educación funcional de adultos a las comunidades de pastores. Las experiencias más exitosas de otros países (Nigeria, Irán, Sudán, etc.) indican que las escuelas de campaña ambulantes representan una estrategia útil para entregar educación a las comunidades de pastores, que se encuentran en permanente desplazamiento. El anterior puede ser un mecanismo más recomendable para Etiopía, ya que sus costos estructurales son muy reducidos, y las escuelas pueden ser levantadas por gobiernos regionales y comunidades locales. Las escuelas de campaña ambulantes deberían ser introducidas en una modalidad que incluya salas de clases plegables que puedan ser armadas y desarmadas en muy breve tiempo y transportadas cómodamente en camellos y burros. La escuela ambulante debería contar con un horario flexible que se ajuste al patrón de desplazamiento de la comunidad de pastores.
Los maestros de la escuela de campaña ambulante han de ser escogidos entre miembros de las propias comunidades de pastores nómadas. Se considera que, por el hecho de pertenecer al mismo ambiente, al maestro le resultará más fácil llevar un estilo de vida errante, adaptarse a las costumbres y ganarse la confianza de los miembros de la comunidad de pastores. Se recomienda capacitar a los maestros en áreas tales como primeros auxilios; habilidades para la vida a nivel familiar y comunitario; nutrición y medios de subsistencia; cría de ganado; técnicas de comercialización para la venta de animales y de productos de origen animal; técnicas modernas para gestión de los rebaños; inmunización; enfermedades más comunes que afectan a los animales y cómo curarlas. Tales conocimientos son, por lo general, sumamente apreciados por las comunidades de pastores.
El programa de enseñanza de la escuela de campaña ambulante debería estar bajo la estricta supervisión y orientación los jefes de los clanes. Las decisiones con respecto al calendario de clases, el contenido del currículum, los emplazamientos temporales de las escuelas ambulantes, los cronogramas de desplazamiento estacional, y el reclutamiento de maestros para las escuelas ambulantes, deberían basarse en consultas y acuerdos comunes entre jefes de clanes y de tribus de las comunidades de pastores.
El objetivo de la educación funcional de adultos no debería ser únicamente permitir que los pastores aprendan a leer, escribir y a manejar los números para realizar cálculos sencillos, sino además inculcarles aptitudes básicas que puedan aplicar en su vida cotidiana. El currículum debería elaborarse sobre la base de una percepción adecuada y detallada del modo de vida de los pastores, de su entorno social y físico. Ello les permitiría prepararse para los desafíos diarios y contribuir a la diversificación económica y a la reducción de la pobreza en la comunidad y la nación.
Fuente: Jo Hann Tan